Día 255 | Oseas 1 – 4
Este libro nos muestra el pecado del pueblo, su apostasía y el juicio que enfrentará por su desobediencia; pero también resalta el amor fiel e inquebrantable de Dios por Su pueblo de pacto y el llamado de volverse a Él.
Oseas es el nombre del autor, su nombre significa «salvación», lo mismo que Josué y Jesús. En este libro los nombres cobran importancia, cada uno de ellos tiene un significado relevante en el mensaje que Dios pide a Oseas dar a Su pueblo.
Oseas profetizó por lo menos durante 40 años para el reino del norte. Lo que Jeremías era para el reino del sur, Oseas fue para este reino. Al igual que Jeremías, Oseas era un hombre de corazón quebrantado. Jeremías fue llamado a permanecer sin casarse, pero Oseas fue llamado a contraer matrimonio con una mujer adúltera. …
Este libro nos muestra el pecado del pueblo, su apostasía y el juicio que enfrentará por su desobediencia; pero también resalta el amor fiel e inquebrantable de Dios por Su pueblo de pacto y el llamado de volverse a Él.
Oseas es el nombre del autor, su nombre significa «salvación», lo mismo que Josué y Jesús. En este libro los nombres cobran importancia, cada uno de ellos tiene un significado relevante en el mensaje que Dios pide a Oseas dar a Su pueblo.
Oseas profetizó por lo menos durante 40 años para el reino del norte. Lo que Jeremías era para el reino del sur, Oseas fue para este reino. Al igual que Jeremías, Oseas era un hombre de corazón quebrantado. Jeremías fue llamado a permanecer sin casarse, pero Oseas fue llamado a contraer matrimonio con una mujer adúltera. ¡Tremendo llamado para un hombre de Dios!
Oseas nos enseñará cuán sagrado es el matrimonio como un pacto delante de Dios. El matrimonio representa la intimidad, fidelidad, amor y cuidado que Dios ha prometido tener con Su pueblo, Su novia.
La historia de Oseas y Gomer representa el pacto que Israel ha quebrantado. Oseas ilustra cómo Dios es fiel a Su pacto a pesar de la esposa adúltera. Así como dice Oseas 2:20: «Te desposaré conmigo en fidelidad, y tú conocerás al Señor». Así amó Dios a Israel e hizo pacto con ellos siendo después afligido por su abandono e idolatría.
Gomer ejemplifica a Israel como un pueblo pecador, necio, infiel y obstinado, que se ha olvidado de su Esposo, de Su fidelidad y de haber sido escogidos como el pueblo de Su pacto.
El matrimonio de Oseas y Gomer tiene tres hijos, símbolos proféticos que cuentan la historia de la relación de Dios con Israel:
- Jezreel, porque Dios castigaría la dinastía del rey Jehú para vengar los asesinatos que cometió en Jezreel y pondría fin a la independencia de Israel y acabaría con su poderío militar.
- Lo Ruhamá, una niña cuyo nombre quiere decir «no amada» (que nunca conoció la compasión de su padre), porque Dios los juzgaría y dejaría de demostrarles Su amor y perdón a causa de sus infidelidades.
- Lo Ammi, que significa «no es mi pueblo» pues dijo Dios: «Israel no es mi pueblo y Yo no soy su Dios» por la infidelidad e idolatría de ellos.
Todo esto suena desesperanzador, sin embargo, el Señor les hace saber que llegará el día en que Israel crecerá y volverán a ser llamados «hijos del Dios viviente» y reunirá a Judá e Israel, y Dios los plantará de nuevo como Su pueblo, en Su tierra. Ellos volverán a ser Su pueblo y Él será su Dios, los conquistará como un novio a su novia y les mostrará ese amor inagotable.
Así como Oseas fue enviado a humillarse y comprar a su esposa de vuelta cuando había sido vendida como esclava, aun después de entregarse a sus amantes, así Dios permitiría que Su pueblo estuviera sin rey, sin príncipe, sin sacerdotes y aun sin ídolos, desperdigados, pero después Él volvería a ser su Dios e Israel se dedicaría a alabarle a Él y al descendiente de David, su rey.
Mira las promesas que Dios les da y que Él mismo cumplirá:
- Los atraerá.
- Hablará a su corazón para que se vuelvan a Él.
- Él les dará Sus viñas, es decir, los regresará a Su tierra y los restaurará a Su tiempo.
- Él hará que dejen a sus ídolos y no regresarán a ellos jamás.
- Él hará un nuevo pacto con ellos y los llamará Su pueblo.
¡Cuánta seguridad nos puede dar el amor y la fidelidad de Dios para con Su pueblo!
El Señor, mientras tanto, presentaría cargos contra Israel por su falta de bondad, su ignorancia, su infidelidad al pacto, robo, adulterio, violencia, su obstinación y sobre todo por su idolatría. Sin embargo, es claro que nunca dejaría de amarlos, nunca dejaría de ser Su Dios.
Con ese mismo amor, Dios nos amó desde antes de la fundación del mundo a ti y a mí. A través de Cristo nos compró a gran precio, sufriendo la mayor humillación, la muerte en una cruz, dándonos redención en Cristo a pesar de ser infieles, idólatras, amadoras de nuestra propia voluntad y de nosotras mismas más que de Él. A pesar de ello, Él sigue amándonos con un amor compasivo e inagotable con el cual solo Él puede amar.
Esa es la verdad que hoy debe alentarnos. ¡Su amor es inagotable! Si lo fue cuando aún éramos esclavas de nuestros delitos y pecados, cuánto más ahora que somos Suyas, Su pueblo, Su novia, Su iglesia. Vivamos hoy recordando esta verdad y regocijándonos en Su amor.
Nuestro corazón, al igual que el de Israel, no anhela a Dios de la manera en que merece ser anhelado. Revisa bien esta historia mientras piensas cuántas veces has visto la fidelidad de Dios en tu vida, a pesar de que tu primera respuesta no ha sido el amar a Dios primero.
Aun así, sin importar cuántas veces tú y yo hemos fallado, Él permanece fiel. Él no rompe Su pacto, Él quiere que nos volvamos a Él. Aun usará la disciplina como una herramienta para que regresemos a Él y le amemos. ¿Y sabes? Lo podemos hacer, podemos amarlo, porque Él nos amó primero entregando a Su Hijo por nosotras.
¿Cómo aplicarás las enseñanzas de estos capítulos?
«Te desposaré conmigo para siempre; sí, te desposaré conmigo en justicia y en derecho, en misericordia y en compasión; te desposaré conmigo en fidelidad y conocerás al Señor». -Oseas 2:19-20
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