Día 268 | Zacarías 1 – 4
El libro de Zacarías es conocido como el «Apocalipsis del Antiguo Testamento» debido a sus revelaciones y visiones, y al simbolismo con que las describe; además de los temas escatológicos que contiene. Como ya hemos dicho anteriormente, escatología significa lo referente a las últimas cosas que sucederán al final de los tiempos. Dichos temas abarcan la primera venida del Mesías y cosas que acontecieron a lo largo de Su vida, Su regreso en gloria y el reino de Dios. Después de Isaías, Zacarías es el libro con más profecías mesiánicas.
Zacarías, cuyo nombre significa «Dios recuerda» o «Dios ha recordado», además de profeta, era sacerdote, y fue contemporáneo de Hageo y Malaquías. Su mensaje iba dirigido al grupo de exiliados de Judá luego del cautiverio, los cuales debían continuar con la construcción del templo que había sido detenida debido a …
El libro de Zacarías es conocido como el «Apocalipsis del Antiguo Testamento» debido a sus revelaciones y visiones, y al simbolismo con que las describe; además de los temas escatológicos que contiene. Como ya hemos dicho anteriormente, escatología significa lo referente a las últimas cosas que sucederán al final de los tiempos. Dichos temas abarcan la primera venida del Mesías y cosas que acontecieron a lo largo de Su vida, Su regreso en gloria y el reino de Dios. Después de Isaías, Zacarías es el libro con más profecías mesiánicas.
Zacarías, cuyo nombre significa «Dios recuerda» o «Dios ha recordado», además de profeta, era sacerdote, y fue contemporáneo de Hageo y Malaquías. Su mensaje iba dirigido al grupo de exiliados de Judá luego del cautiverio, los cuales debían continuar con la construcción del templo que había sido detenida debido a la oposición de sus enemigos (ver Esdras 4:5). Para ese entonces reinaba Asuero de Persia, conocido también con el nombre griego de Jerjes, y quien desposó a Ester.
El mensaje inicia con un llamado a que el pueblo se volviera al Señor de los Ejércitos, nombre mencionado 51 veces, para que no repitieran los errores y desobediencia de sus antepasados, los cuales no oyeron Su voz por medio de Sus profetas. Al no oírla, el destierro vino como funesta consecuencia; sin embargo, si obedecían a Su llamado, Él se volvería a ellos.
Palabras de consuelo
Por medio de la visión de «un hombre entre los mirtos», es decir, un ángel, Dios responde a la pregunta de «¿por qué?». Aún Su pueblo seguía en cautiverio, y quienes habían agravado este mal contra ellos, parecían reposados y quietos. En Su misericordia, Dios les alienta diciendo: «Y el Señor respondió palabras buenas, palabras consoladoras».
Ahora bien, ¿qué implicaban esas palabras?
- Que otra vez las ciudades de Sión rebosarían de bienes, Jerusalén sería reedificada y todos recibirían Su consolación (ver Jeremías 29:1). Dios recordaba que Sión era la tierra prometida y Jerusalén era la ciudad escogida de entre todas las tribus de Israel para que allí habitara Su Nombre (ver 1 Reyes 14:21).
- Que los enemigos serían destruidos. La visión de los cuatro cuernos representaba a: Egipto, Asiria, Babilonia y Medo-Persia. Dichas naciones, aunque fueron instrumentos en Sus manos, recibirían el justo castigo por sus abusos y atropellos.
Futuro esperanzador
En el 2:1-13 vemos la visión de «un varón con un cordel de medir». Esta visión nos detalla la futura Sión o Jerusalén, la cual, ya sin murallas, tendrá por muro a Dios mismo con Su gloriosa presencia.
En aquel día, cuando Él venga a morar en medio de dicha ciudad, muchas naciones se unirán, y le serán por pueblo. Así que, querida hermana, que hoy lees esto, no importa nuestra nacionalidad, idioma o cultura, ¡allá estaremos todas juntas, viendo hecha realidad la promesa dada a Abraham de que «¡en él serían benditas todas las naciones de la tierra!».
Por otro lado, quizás, al igual que muchos hijos de Dios en todo el mundo, hoy estás sufriendo por causa de otros o por tu fe; pero si de algo podemos estar seguras, es de que Él nos librará de todas las aflicciones, y los que han perpetrado mal contra nosotras serán castigados. ¿Sabes por qué? Porque «el que los toca, toca la niña de Su ojo».Esta expresión significa que el amor de Dios por nosotras es un amor con predilección, con un cariño muy especial y lleno de delicado cuidado.
No merecemos ser amadas así, pero de pura gracia decidió hacerlo. Por tal razón, nuestra gratitud debe ser una expresión exuberante en nuestra adoración. ¿No es maravilloso y estimulante saber que nuestro Padre nos ama de esta forma, a pesar de que quizás otros no nos amen?
Por esto y mucho más, cuando estemos en la Sión celestial por toda la eternidad, cantaremos de júbilo y alegría, porque Él estará en medio nuestro.¿No son estas palabras buenas y consoladoras?
Sacerdocio restablecido
En el capítulo tres vemos la visión del sumo sacerdote Josué, quien llegó en el primer grupo de deportados a Jerusalén bajo el liderazgo de Zorobabel. Este es acusado por Satanás, quien a la vez es reprendido por el Señor. Al enemigo, Dios le recordó que había escogido a Jerusalén, lo que implicaba que seguía siendo fiel a Su Pacto.
Cuando leemos que estaba vestido con vestiduras sucias, se hace referencia al estado espiritual, tanto de la casta sacerdotal como del pueblo; recordemos que el Sumo Sacerdote era quién entraba al Lugar Santísimo una vez al año para expiar su propio pecado y los del pueblo, él representaba al pueblo ante Dios. Israel había pecado severamente contra el Señor, pero en Su grande misericordia fue «vestido con ropas de gala».
¡Cómo me gusta este pasaje! Lo que hizo con Josué, lo ha hecho con nosotras: Él nos escogió cuando andábamos sucias de pecado, nos lo quitó y nos vistió de gala. ¿Leíste bien? ¡Estamos vestidas de gala! Cuando nos vestimos de esta forma, significa que vamos a un evento importante o a una fiesta. Todo cuanto Dios hizo, hace y hará por nosotras, ¿no es para saltar de júbilo y alegría? Amadas, ¡gocemos nuestra salvación y el alto privilegio de tener comunión con el gran Yo Soy!
No sé si notaste, toda la acción recae sobre Dios: Él escogió, quitó y vistió. Nosotras simplemente somos los recipientes de todas esas acciones. ¿Cuál habrá de ser nuestra respuesta? Lo que nos enseña el v. 7: «Andar en Sus caminos y guardar Sus ordenanzas».
Para que esto fuera posible, envió a Su Siervo, el renuevo, retoño o vástago. En Isaías 4:2 vemos una referencia a este nombre «hermoso y lleno de gloria». En Isaías 11:1-10 leemos que el Retoño brotaría del tronco de Isaí, el cual reinará con justicia, equidad y fidelidad, y entonces: «la tierra estará llena del conocimiento del Señor como las aguas cubren el mar». ¡Gloria al Señor!
El versículo 9 hace referencia a una piedra, la cual fue puesta delante de Josué, que es única y tiene siete ojos. Esta era la piedra principal con la que se reconstruiría el templo. El Salmo 118 y otros pasajes del A.T. se refieren al Mesías como la Roca o Piedra. En el N.T., Cristo mismo cita este salmo para dar a conocer que Él era esa Piedra que sería rechazada por los judíos, y también la Piedra del ángulo en el plan redentor de Dios. Sobre quien cayera dicha piedra sería desmenuzado (Mt.21:42). ¿Está tu vida cimentada en la Roca?
Este capítulo termina con el hecho de que en «aquel día» cada uno convidará a su prójimo bajo su parra e higuera. En Israel, ambos árboles transmiten la idea de seguridad y prosperidad. Precisamente de eso se trata vivir por siempre en la presencia del Señor. ¡Cuántas glorias nos esperan! ¿Emociona esto tu corazón?
En Sus fuerzas y no en las nuestras
Llegamos a la visión descrita en el capítulo cuatro. El profeta ve un candelero de oro con su depósito, siete lámparas y siete tubos. También ve dos olivos, uno a la derecha y otro a la izquierda. El aceite de oliva tenía muchos usos; en este caso, servía para enviar el aceite continuamente hacia el depósito, de modo que, al subir por los tubos, las lámparas siempre estaban encendidas. Pero, ¿qué significaba esto? Se preguntó Zacarías.
Veamos los significados que los eruditos dan a cada uno:
- La luz representaba la presencia de Dios en medio de Su pueblo.
- Los tubos y olivos hacían referencia a la provisión constante e inagotable del aceite para que las lámparas hicieran su función. Los olivos representaban a Zorobabel (de la tribu de Judá) y a Josué (de la tribu de Leví), quienes fueron ungidos con poder del Espíritu tanto para gobernar, como para ejercer el oficio sacerdotal. El versículo 14 del mismo capítulo corrobora ambos ungimientos.
- El aceite representa al Espíritu.
Por la respuesta que da el ángel en el versículo 10, nos parece muy lógica la explicación anterior. Ni Zorobabel ni Josué podrían llevar a cabo sus encomiendas si el Espíritu del Señor no les ayudaba. A la vez, con Su ayuda, no existirían obstáculos invencibles. En este caso, los opositores u obstáculos para la reconstrucción del templo y las murallas no pudieron impedirla.
Aunque la reconstrucción del templo era mucho menor que la del original, y esto desalentó a algunos, el Dios Omnisciente sí quedó satisfecho con la misma. Ante Sus ojos nada es pequeño si se hace con fidelidad.
¿Y tú? ¿Qué más observaste?
- ¿Cómo hablan a tu vida hoy estas verdades?
- ¿Eres fiel en tus encomiendas, aun si son pequeñas? ¿Pides que el Espíritu te capacite o te apoyas en tus fuerzas?
«“Quítenle las ropas sucias”. Y a él le dijo: “Mira, he quitado de ti tu iniquidad y te vestiré con ropas de gala». -Zacarías 3:4
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