Día 299 | Lucas 15 – 16
«El que es fiel en lo muy poco, es fiel también en lo mucho; y el que es injusto en lo muy poco, también es injusto en lo mucho. Por tanto, si no han sido fieles en el uso de las riquezas injustas, ¿quién les confiará las riquezas verdaderas?». - Lucas 16:10-11
Vamos a la mitad del evangelio de Lucas, ¿no es increíble todo lo que seguimos aprendiendo de quién es Jesús? Continuemos.
Lucas 15 – 16
¿Has perdido algo de gran valor? ¿Recuerdas la alegría que sentiste al recuperarlo? Considero que uno de los versículos clave del Evangelio de Lucas es el 19:10: «Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar lo que se había perdido».En esta porción de la Palabra leemos algunos ejemplos de cómo Dios se regocija al encontrar lo que estaba perdido. Y es de esto que Jesús …
«El que es fiel en lo muy poco, es fiel también en lo mucho; y el que es injusto en lo muy poco, también es injusto en lo mucho. Por tanto, si no han sido fieles en el uso de las riquezas injustas, ¿quién les confiará las riquezas verdaderas?». - Lucas 16:10-11
Vamos a la mitad del evangelio de Lucas, ¿no es increíble todo lo que seguimos aprendiendo de quién es Jesús? Continuemos.
Lucas 15 – 16
¿Has perdido algo de gran valor? ¿Recuerdas la alegría que sentiste al recuperarlo? Considero que uno de los versículos clave del Evangelio de Lucas es el 19:10: «Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar lo que se había perdido».En esta porción de la Palabra leemos algunos ejemplos de cómo Dios se regocija al encontrar lo que estaba perdido. Y es de esto que Jesús enseña a través de las parábolas en estos capítulos. Jesús les hablaba del corazón de Su Padre, que estaba dispuesto a reconciliar y buscar a los que se habían desviado de la Verdad (nota que en la audiencia había fariseos, escribas y los discípulos de Jesús).
Las primeras parábolas en estos capítulos hablan precisamente de una oveja y una moneda perdida, que al encontrarlas traen gozo. Pocas veces reflexionamos acerca de que, al salvar a Sus hijos, Dios se goza. Claro, ahora que hemos recibido la salvación, puede ser fácil de entender, pero creo que no siempre meditamos lo suficiente en ello para responder en amor y constante búsqueda. ¿Dios gozándose por mí? Claro, Dios se goza de que Su Hijo cumpla Su obra reconciliadora en nosotras y también se goza en nuestro arrepentimiento. «Hay gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente».
¡Que traer gozo al corazón de Dios nos aliente a cumplir nuestra tarea de compartir el evangelio y orar para que más pecadores se arrepientan y encuentren el camino a la salvación! Todo sea por la gloria y el gozo de nuestro Dios.
También leímos la más conocida de las parábolas: la parábola del hijo pródigo. A veces, por ser tan conocida, obviamos muchas cosas. Casi siempre nos centramos en el hijo menor, aquel que despreció a su padre y malgastó la herencia; pero también está el hijo mayor, quien a pesar de permanecer en casa de su padre, no muestra un corazón agradecido por ser heredero y disfrutar de sus riquezas, sobre todo, de la presencia de su padre. Tampoco lo vemos gozoso por el regreso de su hermano; al contrario, lo que muestra es enojo.
- ¿No habría de estar alegre, agradecido y ser misericordioso al ver a su hermano arrepentirse? ¿Acaso era mejor hijo que su hermano menor? ¿Amaba sinceramente a su padre, disfrutaba alegremente de los bienes que su padre le compartía? ¿Le servía con amor y corazón dispuesto, o solo se consideraba mejor que su hermano por permanecer ahí, sin reconocer realmente que él estaba también malgastando su vida, viviendo sin gozo y sin devoción a su padre?
- ¿No es cierto que a veces vivimos así, sin disfrutar, sin alegrarnos, sirviendo sin gozo y equivocadamente comparándonos con otros y no con Cristo a quien debemos imitar?
Estas y más preguntas vienen a la mente, ¿qué otras preguntas podrías plantearte?
Si quieres profundizar en esta parábola, te recomiendo el Libro de Tim Keller, «El Dios Pródigo».
Jesús apunta a Dios como el padre de esta historia, quien lo dio todo, ¡aun a Su propio Hijo! El significado de pródigo es: «Aquel que consume y malgasta su herencia en gastos inútiles». ¿Y no lo dio Dios todo por nosotros? ¿No es gracias a eso que tenemos el privilegio de llamarnos Sus hijas? De ahí ese nombre del Dios pródigo.
Podemos decir que, igual que estos hijos, el mayordomo de la siguiente parábola también fue «un pródigo» al malgastar los bienes de su amo. Aunque este hombre no hizo buen uso de los bienes, actuó con astucia ante el mal venidero, algo que deberíamos aprender en el buen sentido.
Otras enseñanzas que da Jesús con estas parábolas son respecto a la importancia de la mayordomía, es decir la buena administración de los bienes recibidos, pero parece que ninguno de estos fariseos recordó lo que decía la ley acerca del cuidado a los pobres, viudas y huérfanos; al contrario, los fariseos avaros se burlaban de Jesús y su llamado a la integridad al servir solamente a Dios con devoción sincera, y no al dinero (no se puede servir a Dios y a las riquezas). Si escogemos servir al dinero, no podemos servir a Dios, y recuerda, llegará el tiempo de dar cuentas.
¿Te alienta de alguna manera saber que tú puedes traer gozo al corazón de Dios?
¿Qué tan fieles hemos sido con lo que Dios nos ha dado, ya sean bienes, tiempo, dones?
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