Transcripción

«Así ha obrado el Señor conmigo en los días en que se dignó mirarme para quitar mi afrenta entre los hombres» (v. 25). Mientras esperaba para ver a su Salvador cara a cara, ella dijo: «¿Por qué me ha acontecido esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí?» (v. 43).

Esa es la imagen que vemos de Elisabet en su espera, ella hablaba de Dios y su enfoque era Dios.

Estas no son las palabras de una mujer enojada, a pesar de que su esposo había quedado mudo como resultado de su incredulidad. Estas son las palabras de una mujer anclada en la esperanza.

A medida que la historia de Elisabet continúa desarrollándose, encontramos que en el sexto mes de su embarazo, el mismo ángel que visitó a Zacarías visita a una virgen llamada María. Parece que los anuncios dramáticos de un nacimiento son la especialidad de Gabriel, porque esta vez él da la noticia de que María será la madre de Jesús.

Cuando estudiamos la vida de Elisabet, vemos su accionar y cómo recibe a María, entre otras cosas, no me cabe la menor duda que ella se aferró a la esperanza de que Dios obraría en cada angustia. Ellos siguieron sirviendo en el rol que Dios les había dado en medio de su dolor, como ya hemos visto.

Dios es bueno, y eso lo sabemos por qué su carácter nos es revelado en Su palabra. Entonces cuando las desilusiones siguen llegando, ¿por qué debemos …