Ama tu iglesia

Regularmente al escuchar o decir la frase ¡vamos a la Iglesia! Nos viene a la mente una imagen de un lugar físico, de un edificio en el cual se ofician ceremonias religiosas. Este es el concepto cultural de la iglesia; sin embargo, el concepto bíblico de iglesia está muy distante de esa idea, veamos:

“Iglesia” es una traducción de la palabra griega “ekklesia” que significa “lo que es llamado”. En términos generales esta palabra era utilizada para referirse a una asamblea o convocatoria, que no era exclusivamente entre creyentes. De hecho, en el capítulo 19 del libro de Hechos, encontramos una demostración en contra de Pablo que sucedió en Éfeso, en donde el término es utilizado en 3 ocasiones. Pero la gracia recibida a través de nuestro Salvador Jesucristo, hace que este término tenga otra connotación. Aunque sigue significando asamblea, ahora es una asamblea específica, ahora los convocados son todos aquellos que depositaron de forma exclusiva su fe en Jesús. Ahora la Iglesia asume la forma del cuerpo de Cristo. ¡WAO!

La iglesia es el cuerpo de Cristo

Al cerrar nuestros ojos y decir iglesia ahora no vemos una estructura física, vemos el cuerpo de Cristo y a los que creyeron en Él siendo añadidos a ese cuerpo. “Iglesia” y “cuerpo de Cristo” son términos equivalentes, todos se usan para denotar a los creyentes de Cristo en su totalidad y esto es evidente en varios pasajes de la Palabra de Dios. (1 Corintios 12:27, Colosenses 1:18, Efesios 1:22-23).

Esto no solo debe cambiar nuestra idea de cómo luce la iglesia, sino también nuestra percepción de nuestro rol dentro de la ella. La idea es clara, somos parte de su cuerpo, somos miembros (órganos o partes) de él, eso quiere decir que todos tenemos funciones que realizar para que el cuerpo sea funcional y saludable.

Ejemplo de Cristo

En la carta a Efesios, Pablo les dice (en el contexto del matrimonio) que Cristo es la cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo y su Salvador. Que esa salvación costó su entrega total y desinteresada. Así como Jesús nos dejó ejemplo, de esta forma debemos servir a su cuerpo: rendidas a su Señorío, estimando a los demás miembros por encima de nosotras y gastándonos a por amor de Su nombre y amor a los hermanos.

Sí, joven verdadera, tu iglesia (el cuerpo de Cristo) necesita que la ames y que te gastes en ella, y no me refiero solo al grupo de amigos en Cristo que Dios te ha regalado, con quienes compartes y te diviertes, sino al cuerpo completo.

Entonces, ¿por dónde empezar? A continuación deseo compartirte un listado de ideas que pueden motivarte a mostrar amor a tu iglesia:

  1. Capacítate con la Palabra de Dios, su estudio y meditación. Prepárate para toda buena obra.
  2. Ora por tus pastores, pregúntales por cuales motivos orar. (Salud, santidad, sabiduría, provisión, fortaleza...)
  3. Identifica una joven nueva creyente, ora e interésate semanalmente por ella.
  4. Contribuye a hacer discípulas, comparte con ellas la obra de Cristo en tu vida.
  5. Visita a los enfermos, llévales flores, lee un salmo y alaben juntos.
  6. Anima a las viudas a que pongan su esperanza en Cristo.
  7. Estamos en verano, ¿qué te parece preparar tardes bíblicas para niños en tu comunidad?
  8. Acércate a una pareja de padres jóvenes y ofrécete en cuidar a sus niños para que ellos tengan una cita. ¡Por favor!
  9. ¿Sabes hornear, cocer o cocinar? Invita a unas cuantas niñas y haz una tarde divertida. Háblales de la mujer de Proverbios 31 o de lo que estés estudiando en tu Biblia.
  10. Ten un espíritu enseñable, busca una mentora que te ayude en tu caminar espiritual.
  11. Limpia tu closet, hay chicas que le puede servir esa prenda de vestir que tú no usas.
  12. Regala una tarde libre de niños a esa madre que necesita un descanso.
  13. ¡Predica el evangelio de Cristo!
  14. Usa tus dones y talentos para la gloria de Dios y bendición de otros.
  15. No prestes tus oídos al chisme, ni tus labios a calumniar.

Joven verdadera, gozas de un tiempo y edad propicios para invertirte en amor por la iglesia. Los hermanos que Dios te ha dado son tu familia por medio de la sangre de Cristo.

Esta lista busca motivarte a comenzar, añade tus propias ideas en la sección de comentarios.

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Sobre el autor

Yanoret Genao

Yanoret Genao

Hija redimida, sierva por amor. Esposa y madre de tres tesoros hermosos. Con una pasión por enseñar y guiar a las adolescentes y jóvenes a atender el llamado de Dios para el cual fueron creadas.

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