Cómo luce la santidad en una joven

¿Te has puesto a pensar en las rutinas de higiene que realizas frecuentemente? Nos bañamos, nos cortamos las uñas, nos cepillamos los dientes, lavamos nuestra ropa, lavamos los platos, limpiamos nuestras habitaciones, y la lista pudiera seguir. En realidad, hacemos todo esto porque lo necesitamos, la suciedad puede traer implicaciones serias a nuestras vidas. 

¿Rechazamos la suciedad de la misma forma en la que rechazamos el pecado? ¿Anhelamos estar limpias espiritualmente con la misma intensidad con la que deseamos estarlo en nuestro cuerpo y entorno? No leas estas preguntas rápidamente, detente a considerar si en la dinámica diaria de tu vida haces un espacio para pensar en la importancia de cultivar la santidad. 

Quiero mostrarte algunas marcas distintivas en la vida de una joven santa, pero antes, es importante que sepas que este concepto tiene dos vertientes. Los teólogos (estudiosos de Dios) han clasificado la santidad en dos: posicional y progresiva. La primera tiene que ver con la posición de justicia que tenemos en Cristo y la segunda con el crecimiento en pureza, a imagen de nuestro Señor Jesús.

Somos santas porque estamos unidas a Jesús

Podemos ver esto en algunas de las cartas del Nuevo Testamento, pues están dirigidas «a los santos», es decir a los creyentes. De manera que las que ya hemos puesto nuestra esperanza en Cristo somos santas posicionalmente. Se nos han perdonado nuestros pecados y se nos ha vestido con la justicia y santidad del Señor. «Y esto eran algunos de ustedes; pero fueron lavados, pero fueron santificados, pero fueron justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios». —1 Corintios‬ ‭6‬:‭11‬ ‭

Somos llamadas a crecer progresivamente en santidad

Ya que Dios nos ha hecho nacer de nuevo en Cristo (santas en posición), ahora se nos demanda crecer en pureza en nuestra cotidianidad, esforzándonos por imitar más y más a Jesús (santas en la práctica). 

El Dios santo se nos presenta como ejemplo para que lo imitemos y nos ordena ser santas en todo aspecto de nuestro vivir. «…sino que así como Aquel que los llamó es Santo, así también sean ustedes santos en toda su manera de vivir. Porque escrito está: «Sean santos, porque Yo soy santo» (1 Pedro‬ ‭1‬:‭15‬-‭16).‬ 

Con esto en mente, veamos algunas marcas distintivas de la santidad en esa joven que anhela crecer a la imagen de Cristo:

  1. Atesora la Palabra de Dios en su corazón. (Sal. 119:11)
  2. Irradia gozo y se deleita en Dios. (Is. 61:10)
  3. Rinde cuentas sobre su caminar. (Stg. 5:16)
  4. Tiene una vida de arrepentimiento continuo. (1 Jn. 1:9)
  5. Perdona y pide perdón a otros. (Col. 3:13)
  6. Refrena su lengua cuando es necesario. (Sal. 34:13)
  7. Tiene cuidado respecto al tipo de entretenimiento que disfruta. (1 Co. 10:23)
  8. Procura no entristecer al Espíritu Santo, sino más bien obedecer a Su guía. (Ef. 4:30)
  9. Las Escrituras son su marco de referencia. (2 Ti. 3:16-17) 
  10. Huye de la sensualidad. (2 Ti. 2:22)
  11. Renuncia a la extravagancia y se adorna con modestia. (1 Pd. 3:3-4)
  12. Está determinada a vivir con integridad. (Prov. 20:7)
  13. Hablar la verdad es su estilo de vida. (Ef. 4:15)
  14. Se aparta del pecado movida por su amor y deleite en Dios. (Jn 14:15)

Ahora bien, si al leer estas marcas notaste que una o varias no te caracterizan, no te desanimes porque hay esperanza.

  1. Escoge el camino del arrepentimiento. Sé sincera con Dios y arrepiéntete de todo corazón. «El que encubre sus pecados no prosperará, pero el que los confiesa y los abandona hallará misericordia» (Prov.‬ ‭28‬:‭13‬).
  2. Usa la ayuda del Espíritu Santo. ¡No estás sola, dentro de ti vive el Espíritu de Dios! Por tanto, depende de Él en oración: «De la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad. No sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles» ‭‭(Ro.‬ ‭8:26).

Ser santa no significa ser perfecta, ni mucho menos vestirse de farisea; significa procurar intencionalmente parecerse a Jesús con la asistencia del Espíritu Santo. Así que, no tenemos excusas para descuidarnos y ensuciarnos con el pecado; seamos diligentes en recordar que hemos sido apartadas por y para Dios. ¿De qué manera te vas a apartar del pecado hoy para caminar en pos de la santidad?

Recurso recomendado: Pódcast | ¿En realidad puedo ser santa?

 

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Sobre el autor

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Masi Meyer

Discípula de Cristo, dominicana, esposa de Leo y mamá de Mia. Con un corazón para servir al Señor comunicando Su Palabra especialmente a mujeres, a través de la mentoría, la consejería y la exposición bíblica. Sirve junto a su esposo … leer más …

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