Lo que el mundo ofrece es tentador

Las tentaciones son tan viejas como la caída misma del hombre en el huerto del Edén. El pastor John MacArthur, en su comentario del evangelio de Mateo, dice: «Las tentaciones son constantes e implacables en la vida humana. La raza humana tratando de huirles y resistirles, ha intentado prácticamente todo: desde auto infligirse dolor, aislarse de otras personas y de las comodidades físicas; pero ninguna ha encontrado jamás un lugar o una circunstancia que pueda salvarle de la tentación».

¡Oh, esas son malas noticias para nosotras! ¿De verdad no hay lugar o circunstancia que nos mantenga a salvo de la tentación? Acompáñenme por medio de estas líneas a descubrir juntas cómo ser victoriosas a pesar de las tentaciones.

  • La apariencia de una tentación

Las tentaciones tienen la capacidad de tomar diferentes apariencias. Para algunas de nosotras lucirán como el puesto de trabajo que siempre hemos soñado, el chico ideal, una beca para estudiar en una prestigiosa universidad, una novela en la televisión, una adicción, … y la lista sería interminable. Lo que sí es constante en una tentación, es mi deseo. La Palabra de Dios nos enseña en Santiago 1:13-15 que las tentaciones no provienen de Dios, sino más bien de nuestros propios deseos. Entonces, ¿está mal tener deseos? Definitivamente no. El problema no es el deseo, el problema es usar un camino ilegítimo para alcanzar un deseo legítimo.

  • Deseo legítimo, camino legítimo 

Lucas 4:1-13 nos muestra a Jesús siendo tentado. Contextualicemos la tentación de Jesús. Él tiene 40 días en ayunas, es normal que con esa cantidad de tiempo uno tenga tremenda hambre (¿has estado en ayunas por lo menos 12 horas?). En medio de esto, llega Satanás y lo tienta. Primero, lo reta a demostrar que es el Hijo de Dios, y segundo, sabiendo la necesidad que experimentaba, lo invita a autosatisfacerse. La respuesta de Cristo no se hace esperar y le responde: «No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios» (Lc. 4:4). Cristo no le dice: ¡Te voy a demostrar quién soy! O, ¡yo no tengo hambre! En esencia, le dice: Todas mis necesidades genuinas serán cubiertas y satisfechas por mi Padre, yo no necesito hacerlo a través de caminos no legítimos.

Amada, el problema no es que tengas el deseo genuino de casarte, por ejemplo; el problema es que uses métodos no prescritos por las Escrituras para satisfacerlos. Cualquier necesidad que puedas tener, Dios tiene cuidado de ella, y en Su tiempo, Él proveerá para satisfacerla. Dios siempre responde a las necesidades de Sus hijos, ya sea de la forma en que tú creas, o la que en realidad te conviene.

  • El modelo de Cristo para la victoria sobre la tentación

Depende totalmente del Espíritu Santo 

El concepto de «lleno del Espíritu Santo», según el estudioso del idioma griego Kennet Wuest, implica estar en dependencia. El enfoque está en el control ejercido por el Espíritu Santo que empoderó a Jesús para vencer la tentación que se aproximaba. Amada, si no rendimos nuestra vida por completo al dominio de nuestro trino Dios, es imposible que podamos luchar con las tentaciones con las que vamos a lidiar, porque lo que nos mueve a correr a la tentación es nuestro propio deseo. Si estás batallando con alguna tentación, no lo hagas en tus propias fuerzas, el Espíritu Santo te va a ayudar a salir victoriosa.

Vive en la Palabra

Efesios 6:17 nos invita a tomar la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios. Ya sea para defenderte o contraatacar, necesitas la Palabra. No sé si te identificas conmigo en situaciones como cuando estás a punto de decir o hacer algo, y en tu mente pasa de forma rápida un pasaje de las Escrituras que te advierte, previene, amonesta o te ayuda a presentar defensa. Esto me ha ocurrido en muchas ocasiones. Imagina ahora que nuestro equipaje bíblico esté vacío, ¡no hay versos, no hay citas! ¿Qué espada tenemos al alcance? ¡Necesitamos desesperadamente vivir en Su Palabra!

Ama a Dios por encima de todo

Pablo, en su carta a los Filipenses, después de citar una especie de currículo que lo hacía merecedor de «honor» a los ojos humanos, dice: «Estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús» (3:8).

Amada hermana, en la medida en la que mi amor y estima por Él crece, todo lo demás tiende a palidecer; y ahora ese deseo que me hacía correr hacia cisternas agrietadas, me va a impulsar a solo deleitarme en Él. 

Yo te animo hoy a que te deleites en el Señor. Recuerda esa gloriosa promesa presente en el Salmo 37:4 donde se establece que, si tu corazón se deleita en Él, Él concederá las peticiones que le hagas. ¿Por qué? Porque tu corazón estará alineado al suyo. Sus deseos serán los tuyos también.

No sucumbamos a dejar seducir nuestros sentidos por lo tentador.

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Sobre el autor

Yanoret Genao

Yanoret Genao

Hija redimida, sierva por amor. Esposa y madre de tres tesoros hermosos. Con una pasión por enseñar y guiar a las adolescentes y jóvenes a atender el llamado de Dios para el cual fueron creadas.

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