¿Cómo ayudar a mi esposo con las cargas del ministerio?

Ser esposa es un privilegio y una gran responsabilidad. Ser la esposa de un ingeniero, un abogado, un profesor o un médico trae consigo diferentes retos porque la profesión de la cabeza del hogar siempre tendrá repercusiones para su familia. 

Cada esposa cristiana que desea vivir en obediencia a la Palabra y glorificar a Dios en su unión matrimonial debe tener el deseo de ayudar a su esposo con las cargas propias que él tiene al querer servir y glorificar a Dios en su profesión. 

Pero ¿qué tal la esposa del pastor de una congregación local? El pastorado es un llamado al cual su esposo ha respondido, y ella tiene el privilegio y gran responsabilidad de ser su ayuda adecuada, una contraparte ideal con quien él puede caminar y cumplir mejor su llamado. 

Si tú eres esposa de pastor, muchas de las maneras en las que vas a ayudar a tu esposo serán las mismas que para cualquier esposa cristiana. Sin embargo, tu ayuda tiene su tinte especial porque los retos que tu esposo enfrenta son diferentes; él está tratando con las vidas y corazones de las ovejas del Señor, y la vulnerabilidad a la que él está expuesto frente al enemigo también tiene matices diferentes. 

Así que, como hermana en Cristo y esposa de pastor, quiero ofrecerte varias sugerencias: 

  1. Primero, déjate pastorear por el gran Pastor.

Ningún pastor humano es suficiente ni perfecto. Ningún esposo es suficiente ni perfecto. Ningún padre es suficiente ni perfecto. Pero, ¿qué suele suceder? Que eso es exactamente lo que se espera de él. Su «profesión» es pastorear, pero ese pastoreo solo será eficaz si fluye de su propia dependencia de Dios hacia personas que también dependen de Dios. Como esposa de pastor, puedes evitar poner cargas y expectativas demasiadas pesadas sobre tu esposo cuando te sacias en tu Pastor todo suficiente, de esa manera será más fácil responder también al pastoreo que tu esposo ejerce en tu hogar. 

  1. Vigila cuidadosamente el bienestar espiritual de tu familia.

Uno de los requisitos que un hombre debe cumplir para ejercer el pastorado bíblicamente es que su familia ande bien en el Señor. Como esposa de un pastor, tienes el privilegio de advertirle sobre una necesidad, animarle en áreas débiles, y vigilar junto a él este aspecto de su ministerio. Imagínate como el asistente valioso del jefe, quien no puede ver y supervisar todo al mismo tiempo. Puedes ser los ojos y oídos de tu esposo para tomar la temperatura del hogar y los corazones que lo conforman. Sé el complemento adecuado que le facilita la tarea de tener su casa en orden y sus hijos en sujeción. 

  1. Busca ser la persona en quien más puede confiar el corazón de tu esposo.

Tu esposo necesita un lugar de descanso, no solo físicamente (aunque es importante), sino también emocional y espiritualmente. La esposa de un pastor debe ser su «zona segura», donde él sabe que puede encontrar amor incondicional, comprensión, un oído atento que guarda completa confidencialidad, y una hermana en Cristo que busca su santidad y crecimiento al hablar la verdad en amor. El amor de su esposa debe echar fuera el temor en su relación. Para una esposa de pastor, ser digna de confianza implica que ella nunca usará su relación con el pastor para conseguir lo que ella quiere. 

  1. Guárdate del celo por una identidad propia ministerial.

El oficio de pastor trae consigo un honor inherente, una autoridad espiritual sobre los miembros de la congregación, y un poder de influencia. Ninguna de estas cosas debe inflar de orgullo al pastor ni a su esposa quien comparte de cierta manera la honra de poder pasar la vida sirviendo al pueblo de Dios. 

He visto a esposas de pastor luchar con diferentes tentaciones relacionadas con la posición y el reconocimiento que su esposo recibe. Algunas creen, erróneamente, que ellas también tienen autoridad y control sobre otros, a veces provocadas por un celo de tener poder. Otras rechazan ser conocidas como la esposa del pastor y preferirían tener una «identidad propia» que incluye muchas veces un ministerio propio. No caigas en la trampa de olvidar tu identidad en Cristo y el privilegio que es servir al Reino dondequiera que Dios te ha colocado. No olvides que imitas a Cristo quien es el Siervo manso y humilde.

  1. Sé una ayuda a tu esposo en su ministerio.

No existe una descripción de puesto universal para la esposa de un hombre que sirve en el ministerio. Las cargas del ministerio en la vida de cada pastor o misionero varían en su peso, cantidad, tiempos y temas. Los recursos que cada siervo tiene a su disposición, la composición numérica, socioeconómica y espiritual de su congregación, los retos físicos, familiares y laborales que él tiene de manera personal… todo varía. Por esto, la ayuda idónea luce diferente para cada esposa. 

Puede que una de las cargas con las que más puedes ayudar a tu esposo es administrativa. Tú eres buena para manejar finanzas, organizada para manejar agendas, emprendedora en casa para generar algo de ingresos adicionales. Estas son maneras en las que tú y tu esposo, juntos, deciden cómo puedes apoyarlo. 

O puede que él desee que tú enseñes a los niños o a las mujeres, que toques el piano en la alabanza, que organices eventos en la iglesia. Quizá por tus dones e intereses, o por pura necesidad en la congregación, estas van a ser las maneras en las que más puedes ayudarlo. Lo importante es que cada esposa deje de compararse con otras y mejor se dedique a apoyar a su esposo con sus cargas particulares y pidiendo sabiduría del Señor. 

Habiendo dicho todo eso, quiero enfatizar que, como nuestras necesidades espirituales son las más importantes, cada esposa de pastor o de un líder ministerial debe y puede ayudar con las cargas espirituales que su esposo tiene. Él es pecador en necesidad de perdón y misericordia. Él es un hombre débil en necesidad de ánimo espiritual. Él es un ser humano limitado en necesidad de instrucción y crecimiento. 

Una esposa piadosa que busca su suficiencia en el Gran Pastor, vigila por el bienestar espiritual de su hogar, cuida el corazón de su esposo siendo ella completamente confiable y cuida su propio corazón de celos y resentimientos, podrá, en las fuerzas que el Espíritu le da, ayudar las cargas ministeriales de su esposo. 

«Entonces el Señor Dios dijo: “No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda adecuada”». -Génesis 2:18

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Sobre el autor

Susi Bixby

Tiene 21 años de casada con Mateo, y ama a sus tres regalos de Dios: Aaron, Ana y David. Deseando vivir el diseño de Dios para su vida, dedica la mayor parte de su energía a su familia. Es esposa … leer más …


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