¿Luchas con tus sentimientos? Parte 1

Mientras nuestra familia permanece en confinamiento desde hace un mes, una ola de emociones me atrapó desprevenida y me hizo preguntarme ¿realmente está todo bien? Por un instante me encuentro limpiando la casa o leyendo un libro o hablando con mi esposo sintiéndome bien y, minutos más tarde, me encuentro llorando y sollozando de tristeza en el sofá sintiéndome de muchas maneras, excepto «bien».

Aun así, llorar se siente bien. Es purificante. Sin embargo, algo me detiene y no puedo evitar pensar: ¿Será correcto sentirse así? ¿Es de cristianos?

Sé que no soy la única. Muchos cristianos, incluso esposas de líderes y pastores, piensan que de todas las personas somos los que menos deberíamos de tener luchas o sentimientos (o por lo menos, no deberíamos sentir cierto tipo de cosas).

Considero que existen algunas razones para esto. A continuación, te comparto tres razones equivocadas por las que muchos cristianos piensan que los sentimientos y la fe son dos caminos que no se deben cruzar.

¿Sentimientos «cristianos»?

  1. La debilidad (y la expresión de esa debilidad) va en contra de nuestra naturaleza pecaminosa. Aquellos arrogantes «pequeños yo» en nosotros quieren ser auto suficientes, poderosos y estar en control, así que naturalmente nos resistimos a cualquier cosa que nos desafía y nos hace parecer débiles, exponiéndonos a una gran verdad: no somos Dios.
  2. La psicología del occidente ha sobrevaluado y enfatizando los sentimientos y las expresiones humanas convirtiéndolos en reyes; es por eso que a los cristianos les parece correcto y bíblico resistirse a esta corriente cultural.  Sin embargo, debemos saber que nuestros sentimientos no reinan, Cristo reina; y Él nos da la fortaleza y la sabiduría para guiar nuestros sentimientos por fe. Aun así, en nuestra buena intención de resistir el señorio de aquellos sentimientos, tendemos a inclinarnos demasiado a la dirección opuesta.
  3. Nuestra molestia con las emociones revelan un entendimiento incorrecto de quien es Dios. A medida que aprendemos acerca de nuestro Padre a través de su Hijo y por su Espíritu, aprendemos a acercarnos más abiertamente, honestamente y sí, emocionalmente a Él. Para muchas de nosotras una fe que carece de sentimientos, o que batalla para expresarlos, es por lo general una fe que no conoce a Dios como realmente es. 

Siente por fe

Amigas, sentir es realmente de cristianos. Tener fe no significa que tenemos todas las respuestas ni, por supuesto, que confiamos en Dios; pues confiamos en Él incluso cuando no tenemos todas las respuestas. Màs bien, significa que sentimos mientras confiamos en este Dios digno de confianza que nos ha dado acceso a sí mismo a través de su Hijo, que puede manejar cualquier cosa y todo lo que estamos procesando, y que es capaz de usarlo para nuestro bien y para su gloria, hasta que nuestra fe se convierte en todo lo que veamos.

No te vayas, pues en la parte 2 de este artículo encontrarás tres perspectivas (opuestas a las de arriba) que te animarán a sentir de una manera bíblica. 

Ayúdanos a llegar a otras

Como ministerio nos esforzamos por hacer publicaciones de calidad que te ayuden a caminar con Cristo. Si hoy la autora te ha ayudado o motivado, ¿considerarías hacer una donación para apoyar nuestro blog de Maestra Verdadera?

Donar $3

Únete a la conversación