Dando gracias por cada nombre de Dios

En esta temporada, ideal para ser agradecida, tengo una confesión qué hacer. Para mí es más fácil ser agradecida por algunos atributos y nombres de Dios, que por otros.

No me toma ningún esfuerzo regocijarme en los atributos del amor y fidelidad de Dios. Disfruto Su perdón y provisión. Para mí resulta fácil ser agradecida porque Él es mi Salvador y Sanador.

Sin embargo, no me deleito tan fácilmente en algunas de las otras características de Dios. ¿Cómo puedo entender un Dios cuya naturaleza es incomprensible? ¿Dónde está el gozarme por descripciones de Dios el Padre como Fuego Consumidor y de Jesús, como Varón de Dolores? Y batallo en ser agradecida de que Dios sea Santo y Celoso.

Todo lo que Él es

Pero ser selectivas sobre por cuáles nombres y atributos alabaremos a Dios nos crea un problema. De hecho, creamos nuestro propio ‘dios’ al alabar los atributos que queremos que tenga, en lugar de alabar todo lo que Él es.

Por ejemplo, hay quienes se enfocan solamente en las características de Dios de amor y misericordia. No quieren pensar en Su santidad, justicia y juicio. El problema es que terminan con un ‘dios’ que tolera el pecado.

Otros pueden enfocarse en la santidad y juicio de Dios excluyendo todas Sus otras características. Crean así un ‘dios’ de fuego y azufre que no es amoroso, sino inmisericorde y sin compasión.

Dios es amor y Él es santo. Él es misericordioso y Él es recto. Él es justo y Él es compasivo. Él es todas estas cosas y más. Para conocerlo verdaderamente debemos aprender todo lo que Él es –no solo aquellas características que nos atraigan a lo que queremos que Él sea.

Piensa en cómo las superficies de un diamante se combinan para reflejar su brillo. Los nombres y atributos de Dios se combinan de una manera similar para revelar la trascendencia de Su naturaleza y la gloria de Sus caminos.

En un espíritu de agradecimiento, pasemos algunos minutos leyendo varios nombres y atributos que no parecen atraer mucho nuestra atención…

Incomprensible

Isaías 40:28 nos dice que nadie puede entender la profundidad de Dios. El mundo trata de explicarlo. Cuando no pueden, lo descartan. Incluso como cristianos, queremos entenderlo. Pero Dios no nos debe ninguna explicación.

¿Por qué deberíamos sentirnos agradecidas por este atributo? Porque si pudiéramos entender todo lo que tiene que ver con Dios, Él no sería Dios. Yo no quiero un ‘dios’ que no es más complejo de lo que mi mente puede comprender. Quiero que Dios esté más allá de mi completo entendimiento, porque eso significa que Su naturaleza y caminos son más grandes y más altos que nosotros mismos.

Nuestro Estandarte

Este nombre de Dios, originalmente encontrado en Éxodo 17:15, a menudo es malentendido. En tiempos del Antiguo Testamento, un estandarte mostraba el nivel del rey. Algunas veces era una bandera o algún adorno metálico sobre una asta alta. El rey marchaba bajo este estandarte. En la guerra, sus soldados lo verían levantado en alto para animarles en la batalla.

¿Por qué deberíamos estar agradecidas por este atributo? El Señor es fiel para dirigirnos en toda circunstancia. Nuestro enemigo, Satanás, batalla para derrotarnos. Pero al marchar bajo el Señor nuestro Estandarte, estamos seguras y seremos victoriosas porque nuestro estandarte es la cruz de Cristo.

Celoso

La Biblia nos dice que el nombre de Dios es Celoso (Éxodo 34:14) “(pues no adorarás a ningún otro dios, ya que el SEÑOR, cuyo nombre es Celoso, es Dios celoso)”. En nuestra cultura, la palabra celoso tiene una connotación negativa. Las personas celosas son irrazonables y con frecuencia mezquinas. Protegen agresivamente lo que ellos tienen y sospechan de la fidelidad de los demás.

¿Por qué debemos ser agradecidas por este atributo divino? Cuando Dios dice que Él es Celoso, Él no está celoso de nosotras; Él es celoso por nosotras. Él sabe lo que es mejor para nosotras. Cuando escogemos nuestro propio camino, persiguiendo personas y cosas en lugar de Él, Él sabe que sufriremos. El celo de Dios no es lo mismo que los celos humanos. Él es celoso por nuestro bien eterno.

Juez Imparcial

Romanos 2:11 nos dice que Dios es imparcial, e Isaías 30:18 que Él es justo. Cuando se nos ha tratado mal, demandamos la justicia de Dios: “¡Castígalos!” Pero cuando nosotros hemos hecho mal, apelamos a Su misericordia y compasión.

¿Por qué deberíamos estar agradecidas por este atributo? Dios es un juez imparcial, pero Él nos da a escoger dónde será juzgado nuestro pecado –en la Cruz o en Su trono. Su imparcialidad significa que no importa lo que hayamos hecho, no importa lo grave del pecado, Cristo pagó por él. Su sangre lo cubre todo. No hay excepciones.

Un Fuego Consumidor

Hebreos 12:29 nos dice que “nuestro Dios es un fuego consumidor.” Puede sonar severo, pero Su nombre describe la santidad de Dios. Porque Él es santo, Él toma el pecado seriamente… y también nosotras deberíamos hacerlo. El pecado más pequeño es una afrenta a Su santidad. Esto puede hacernos sentir incómodas, porque sabemos que somos pecadoras. ¿Cuántas veces hemos escuchado o usado la frase, “Solo soy una simple mortal”?

¿Por qué debemos estar agradecidas por este atributo? Este fuego que consumirá a Sus enemigos, también es un fuego refinador para ti y para mí. Así como el calor extremo quita la escoria en los metales preciosos, el fuego consumidor de Dios nos purifica. Su Espíritu Santo trabaja para santificarnos –para apartarnos de un mundo de pecado y llevarnos a un Dios santo.

Varón de Dolores

Isaías profetizó este nombre cientos de años antes del nacimiento de Cristo (Isa. 53:3). Considera lo que Jesucristo experimentó cuando llevó nuestro pecado en la cruz. Traición, tortura. Muerte atroz. Separación de Su Padre. Solo pensarlo resulta doloroso.

¿Por qué debemos estar agradecidas por este atributo? Cristo sufrió todo esto –incluso que el Padre se apartara de Él- para que tú y yo nunca tuviéramos el dolor de ver al Padre volviendo Su rostro de nosotras.

Que todo nombre y atributo de Dios nos motive a una alabanza gozosa y nos lleve al agradecimiento. Todo nombre. Todo atributo. Porque unidos, ¡son la gloria de quien es nuestro admirable, maravilloso Dios!

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