Donde hay fe, hay legado: madres que marcan generaciones

Ser madre es un llamado divino, uno de los mayores retos que una mujer puede asumir. Es una misión dada por Dios, que a menudo nos lleva al límite de nosotras mismas. Un trabajo que dura toda la vida, en el que tarde o temprano nos damos cuenta de cuán desesperadamente necesitamos a Cristo.

Para poder cumplir con este precioso privilegio, también es esencial contar con la ayuda de otros, como la iglesia y la familia. Necesitamos una tribu de apoyo que no solo nos acompañe durante los primeros 40 días del posparto, sino siempre. Necesitamos el amor de Dios, expresado a través de otras mujeres, que nos sirvan de aliento e inspiración para caminar con fe en este llamado tan especial.

¿Eres tú una mujer que alienta e inspira a las madres, tanto dentro como fuera de la iglesia local? ¿Hay alguna mujer que sea fuente de inspiración para ti en tu rol de madre?

Hace algunos meses, en un «día malo» como madre, una hermana se acercó a mí y me preguntó cómo iba con los niños. Mientras le respondía, mi mirada se perdía en mi hijo mayor, que buscaba las formas más creativas y peligrosas de subirse a todo. Ella me miró a los ojos y me dijo: «¡Lo estás haciendo bien! ¡Yo te entiendo!». Increíblemente, esas palabras fueron como medicina para mi alma. Ella no estaba tratando de hacerme sentir bien solo por salir del paso, tampoco alimentaba mi orgullo al decirme que soy una gran madre. Ella me ayudó a comprender que no soy la única madre que experimenta tristeza o frustración, y que, aunque no pueda ver lo que quisiera ver de la obra de Dios en la vida de mis hijos en este momento, estoy en el camino correcto. Me animó e inspiró.

Tal vez te preguntes: ¿qué tiene de nuevo esto? Quizá tú has contado con muchas mujeres que te dan palabras de aliento de forma frecuente. Sin embargo, para muchas madres, escuchar palabras de ánimo es algo raro, y a veces resulta difícil encontrar un ejemplo bíblico cercano de maternidad piadosa que sirva de inspiración.

Este evento permaneció mucho tiempo en mi mente, y me hizo pensar en cómo una mujer puede animar e inspirar a otra madre de maneras prácticas y sencillas. Recordé lo bendecidas que somos al contar con mujeres que nos hablan al corazón con sabiduría, amor y verdad; que nos inspiran y nos enfocan cada lunes a través del pódcast «QueAmen a Sus Hijos». ¡Te lo recomiendo!

Dios también trajo a mi mente algo que leí recientemente acerca de la suficiencia de las Escrituras, en las que encontramos todo lo necesario para caminar piadosamente (2 Pd. 1:3; 2 Ti. 3:16-17). En ellas podemos hallar la provisión necesaria para vivir según el llamado que Dios nos ha dado, hasta encontrarnos con Cristo.

Dios, en Su amor, nos dejó en la Biblia historias reales de madres piadosas que pueden ser fuente de inspiración para nosotras y que, con la ayuda del Espíritu Santo, nos orientan y nos ayudan a centrarnos mejor en nuestro rol de madre. Quiero presentarte algunos ejemplos a continuación: 

Jocabed: Fe que vence el temor (Lee Éxodo 2:1-10)

Jocabed fue la mamá de Moisés (Ex. 6:20), una madre piadosa que, con fe, venció el temor que pudo haber surgido del edicto del rey de Egipto, que ordenaba arrojar al río Nilo a todo hijo varón hebreo. Ella es un ejemplo de valentía en tiempos difíciles. 

¿Te imaginas el temor de ver nacer a tu hijo varón mientras el edicto del faraón llega a tu mente? Tal vez no podamos comprenderlo por completo, pero sí podemos imaginarnos lo que es vivir en un mundo hostil que amenaza la vida de nuestros hijos. Es en ese tipo de mundo en el que vivimos hoy.

Hebreos 11:23 dice: «Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres durante tres meses, porque vieron que era un niño hermoso y no temieron el edicto del rey».

¿De quién era esa fe? De su padre y su madre.

Jocabed nos inspira a:

  • Tomar decisiones valientes cuando las autoridades civiles intentan decidir sobre la vida de nuestros hijos.
  • Confiar el futuro de nuestros hijos a Dios cuando nos toque enfrentar decisiones difíciles.
  • Recordar la mano soberana de Dios, que obra providencialmente en nuestras vidas para cumplir Sus propósitos.
  • Aprovechar el tiempo que Dios nos regala, criando a nuestros hijos e instruyéndolos diligentemente en Su Palabra.

Aunque no podemos evitar sentir temor, la fe y confianza en Dios nos ayudarán a no quedarnos paralizadas, sino que nos impulsarán a actuar con valentía, tal como lo hizo Jocabed en su momento.

Ana: Una oración contestada (Lee 1 Samuel 1 y 2)

Ana fue la mamá del profeta Samuel; una mujer piadosa que, debido a su infertilidad, vivió momentos de gran tristeza y aflicción. A pesar de su dolor, mostró ser una mujer de oración ferviente, derramando su corazón en la presencia del Señor. Con humildad, presentó ante Él su deseo más profundo: tener un hijo. Su oración reflejaba un reconocimiento de la soberanía y del poder de Dios, sabiendo que solo Dios podía formar vida en su vientre (Sal. 139:13).

Ana fue una mujer que supo llevar su dolor y angustia a la fuente de toda consolación, al Único que no es ajeno a nuestras aflicciones. Ella oró con fe y humildad al Dios que todo lo puede. Su oración revela su corazón; no buscaba llenar un vacío, sino más bien experimentar el privilegio de ser madre. Una madre que entendió que los hijos que Dios nos da no nos pertenecen por completo. No nos son dados para que vivan nuestras aspiraciones o para que cumplan lo que no pudimos ser, sino para que vivan el propósito que Dios tiene para ellos, desde antes de su concepción.

Cuando oras por tus hijos, ¿qué le pides a Dios? ¿Qué se cumplan tus planes o que se cumplan los Suyos? ¿Estás descansando en que el propósito de Dios se cumplirá en la vida de tus hijos?

«Por este niño oraba, y el Señor me ha concedido la petición que le hice. Por lo cual, yo también lo he dedicado al Señor. Todos los días de su vida estará dedicado al Señor. Y adoró allí al Señor. (1 Samuel 1:27-28)».

Ana nos inspira a:

  • Cultivar una relación genuina con Dios. Conocer a Dios a través de Su Palabra nos ayudará a encontrar la sabiduría y fortaleza que necesitamos. 
  • Orar con fe y humildad ennuestras angustias y dificultades; en lugar de exigirle a Dios lo que creemos merecer, debemos descansar en Su voluntad, sabiendo que Él siempre tiene un plan perfecto para nosotros.
  • Criar a hijos piadosos. Nuestra mayor meta como madres debe ser formar a nuestros hijos con un corazón dispuesto a servir al Señor.
  • Esperar con gozo en el Señor después de derramar nuestro corazón en oración; debemos esperar con gozo y confianza, sabiendo que Dios responderá en Su tiempo perfecto y de acuerdo con Su voluntad.
  • Alabar a Dios con gratitud. Incluso en los momentos difíciles de la maternidad, siempre hay razones para alabar y dar gracias a Dios.
  • Ser mujeres dedicadas a nuestros hijos en lugar de quejarnos por las exigencias de la maternidad (como la lactancia, por ejemplo); debemos ver cada momento con nuestros hijos como un regalo de Dios y aprovecharlo al máximo.
  • Ser madres comprometidas con la crianza aunque nuestros hijos crezcan y se vayan muy lejos a servir al Señor; nuestra labor como madres nunca termina. Siempre estaremos orando por ellos, guiándolos y amándolos incondicionalmente.

Loida y Eunice: Una abuela y una madre de influencia (Lee Hechos 16:1-3)

Loida y Eunice fueron la abuela y la madre de Timoteo, dos mujeres piadosas que tuvieron una influencia profunda en su vida. El apóstol Pablo las alaba por su fe sincera, una fe que no solo profesaron, sino que vivieron al criar e instruir a Timoteo desde temprana edad. Su ejemplo de dedicación y enseñanza de las Escrituras dejó una huella perdurable en la vida de Timoteo, ayudándole a convertirse en un hombre de fe sólida a pesar de no contar con un padre judío, que quizás no contaba con el conocimiento de la Palabra. 

¿Es evidente para tus hijos que amas la Palabra de Dios? ¿Estás instruyendo a tus hijos con la Palabra de Dios?

«Porque tengo presentela fe sincera que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también». -2 Timoteo 1:5

«Tú, sin embargo, persiste en las cosas que has aprendido y de las cuales te convenciste, sabiendo de quiénes las has aprendido. Desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden dar la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Cristo Jesús». -2 Timoteo 3:14-15

Loida y Eunice nos inspiran a:

  • Amar la Palabra de Dios. Debemos ser mujeres comprometidas con el estudio y meditación de la Palabra. 
  • Enseñar a nuestros hijos a amar la Palabra. Es nuestra responsabilidad enseñar con diligencia las Escrituras a nuestros hijos desde muy temprana edad, pidiendo sabiduría a Dios para saber cómo hacerlo según la etapa de su vida y sus necesidades particulares.
  • Creer en el poder transformador de las Escrituras. Exponer a nuestros hijos a la Palabra puede hacer florecer en ellos una fe sincera (a través de devocionales familiares, enseñanzas en la iglesia local, memorización de versículos, etc.). Aunque no logren comprender todo de inmediato, confiamos en que, si es la voluntad de Dios, Él puede cambiar sus corazones y salvarlos por la fe en Cristo Jesús.

Tim Challies en su libro «Mujeres Piadosas (grandes hombres y sus madres)» dice: «Timoteo era un hombre de la Palabra porque había sido criado por una mujer de la Palabra».

Recordemos siempre lo que Dios dice de Su Palabra en 2 Timoteo 3:16-17: «Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra».
 

Así como la Escritura fue un instrumento para salvar y equipar a Timoteo para el servicio al Señor, también lo puede ser para nuestros hijos.

Querida hermana,¿estás agradecida por el legado de tu madre piadosa? Y si no tienes una, ¿estás orando por ella para que llegue a conocer al Señor?

Hermana que deseas ser mamá,acércate a una mujer piadosa en tu iglesia local y aprende de ella. Comparte su sabiduría y experiencia, y permite que te inspire a vivir de acuerdo con el llamado de Dios.


Que la gracia de Dios nos ayude para que seamos madres cuya vida de piedad inspire a otras mujeres a abrazar este hermoso ministerio de la maternidad.

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Sobre el autor

Yuliana Fragozo Bermúdez

La gracia y la misericordia de Dios la alcanzó cuando se encontraba sedienta buscando agua en un pozo. Esa misma gracia inmerecida le permitió casarse con Andrés Aguilar, quien es uno de los pastores fundadores de la Iglesia Cristiana Vida … leer más …


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