$241,080.00
De acuerdo al Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, conocido por sus siglas en inglés como «USDA», criar a un niño cuesta $241,080.00 dólares sin incluir los gastos de educación. En mi caso particular, no tengo disponible un cuarto de millón de dólares; ¿y tú? Los niños son costosos y a la cultura le encanta recordarnos esta realidad. La llegada de un bebé generalmente viene acompañada de la melodía del alto costo de casi todas las cosas.
Si Dios llama a los hijos una «bendición»: ¿Será posible que Él bendiga esa bendición?
La Biblia es bastante clara en pasajes como Proverbios 21:5 y Mateo 6:19-21, donde se nos dice que a Dios le importa tu cuenta bancaria y que Él quiere que seas buena administradora de los recursos que ha puesto en tus manos. Así que, si Dios quiere que seamos administradoras sabias de nuestros recursos, seguramente Él nos hará esperar hasta que tengamos el dinero en el banco para cubrir todos esos gastos de pañales antes de tener niños, ¿cierto? Para quienes ya son padres, sin duda alguna Dios no quiere que añadas otro miembro a tu familia hasta que tu cuenta bancaria esté llena y tu casa tenga más metros cuadrados, ¿verdad?
Quizás sí, pero tal vez no. Cuando se trata de planificar los hijos, debes considerar estos cuatro puntos, que van más allá del balance de tu cuenta bancaria:
Dios nos dice que los hijos son una bendición
«Un don del Señor son los hijos, y recompensa es el fruto del vientre». -Salmo 127:3
Ciertamente, esto es una simple verdad que a veces podemos perder de vista. Los hijos son una bendición. Sí, ellos resultan costosos. Sí, los pañales, los zapatos para el colegio y la educación universitaria cuestan muchísimo, pero nada de eso cambia el hecho de que Dios ve a los niños como una bendición. ¿Acaso afirma la Biblia que una jugosa cuenta de ahorro o la seguridad financiera son bendiciones? La respuesta es no, pero sí nos dice que los niños son una bendición. Quizás estamos persiguiendo el regalo equivocado.
Dios es tu Proveedor
Mi tercer hijo acaba de cumplir su primer año de edad y recién compré su primera caja de pañales. Esto es así porque mis amigas hicieron un inesperado baby shower y me abastecieron bastante. Como regalo de Navidad y para su cumpleaños, mis familiares le compraron pañales (porque a decir verdad, ¿qué bebé necesita juguetes?). Otras madres cuyos bebés ya no usaban pañales me los obsequiaron sin que yo los pidiera. El año pasado me regalaron bolsas de ropa de bebé sin que las estuviera buscando. También alimentos frescos para preparar su comida, calzados nuevos y otros artículos para bebés con poco uso, recibidos justo en el momento en que los necesitábamos.
Yo sé lo que debes estar pensando: «¡No tengo amigas así que me regalen todo lo que necesito!».
Francamente, pude haber dicho esas mismas palabras antes de empezar a tener hijos, pero Dios ha usado a las personas que me rodean, una y otra vez, para cubrir las necesidades básicas de mi familia.
No existe fórmula económica que pueda explicar la generosidad de Dios y Su pueblo
No soy la única que ha podido ver la provisión de Dios. Tengo unos amigos que recientemente recibieron en su hogar a dos niñas que necesitaban un hogar estable. Dios ha provisto todo lo económicamente necesario en medio de esa transición hacia una familia más numerosa, desde muebles hasta dinero extra en efectivo. Tengo otro amigo que recibió miles de dólares debido a un error del Departamento de Impuestos del gobierno, conocido en inglés por sus siglas «IRS» con motivo de su adopción internacional ¡Si, Dios puede usar el «IRS» como medio de provisión!
En Filipenses 4:19 tenemos la promesa: «Y mi Dios proveerá a todas sus necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús».
Es bueno hacer nuestro presupuesto y planear. Es sabio vivir dentro de tus posibilidades, pero no podemos quedar atrapados pensando que la responsabilidad es tuya. Dios es, en última instancia, tu proveedor; y Él será el proveedor para tus hijos. Puede que esto no haga sentido en el papel, pero si Dios te está pidiendo iniciar o hacer crecer tu familia, puedes estar seguro de que Él proveerá.
El miedo no es nuestro amigo
«No temas, porque Yo estoy contigo; no te desalientes, porque Yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la diestra de Mi justicia». -Isaías 41:10
No temas. Este es un mandamiento que se encuentra a lo largo de la Palabra de Dios.
Para aquellos que no conocen a Cristo, tiene sentido que tomen decisiones bajo temor al encontrarse en medio de la escasez. Ellos no saben lo que les espera al doblar de la esquina, así que acumulan, se preocupan y hacen todo lo posible para evitar las potenciales «minas explosivas» del camino.
Cualquier decisión que se toma por miedo está fuera del plan de cómo Dios nos ha llamado a vivir.
Pero sabemos que Dios, quien es el Alfa y la Omega (Ap. 1:8), nos ordena no preocuparnos (ver Mt. 6: 25-34), no porque no exista nada de qué preocuparnos, sino porque Él nos sostiene.
Cualquier decisión que se toma por miedo está fuera del plan dentro del cual Dios nos llama a vivir. La elección de no tener hijos o tener más hijos basada en el miedo de lo que pueda o no pasar, o lo que puedas o no pagar, no corresponde con el llamado de Dios a no temer.
La economía de Dios no se desenvuelve de la misma manera que la de nuestro país. En Su provisión no existen las recesiones ni los mercados en baja. Él posee el ganado sobre mil colinas (Sal. 50:10); seguramente Él puede manejar los gastos que vienen junto al crecimiento de tu familia.
Recuerda el objetivo
Algunas veces evitamos tener hijos porque perdemos de vista el objetivo de la paternidad.
El Salmo 127:4-5 nos dice: «Como flechas en la mano del guerrero, así son los hijos tenidos en la juventud. Bienaventurado el hombre que de ellos tiene llena su aljaba; no será avergonzado cuando hable con sus enemigos en la puerta».
Jim Elliot aplicó este versículo de la siguiente manera: «¿Recuerdas cómo el salmista describió a los niños?, él dijo que ellos son herencia del Señor, y que todo hombre que ha llenado su aljaba de ellos debe estar feliz. ¿Y de qué está llena una aljaba sino de flechas? ¿Para qué son las flechas sino para lanzarlas? Entonces, con los brazos fortalecidos por la oración, sostén la cuerda del arco hacia atrás y deja que las flechas vuelen, todas ellas, directamente a los ejércitos del enemigo».
Dios no nos hace un llamado a criar hijos bien vestidos o con la sala de juegos mejor equipada. El objetivo final no es solo poder enviarlos a la universidad en un vehículo que podamos pagarle. El objetivo de la paternidad es criar hijos que sean peligrosos para el enemigo. ¿Qué recursos se necesitan para este llamado? Oración, discipulado, estudio de la Biblia, más oración. Llevar a cabo la voluntad de Dios frente a sus pequeñas miradas para que puedan ver arrepentimiento, toneladas de oración, constante predicación del evangelio a esas cabecitas y corazoncitos.
Claro, estas cosas son costosas, pero no van a vaciar nuestra cuenta bancaria. Es muy bueno comprarles a nuestros hijos las cosas que necesitan, también está bien ahorrar para su futuro; pero en última instancia, estas no son las herramientas que más necesitas para criar hijos maravillosos. Dios es capaz de proveer para tus necesidades más profundas en la crianza.
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