Respondiendo las preguntas de nuestros niños acerca de las políticas transgénero

Por: Jeanne Harrison

“Mami, hay una niña en mi clase que dice que es niño, y todos debemos tratarla como un niño. Le decimos nombre de niño y todo. ¿Es ella un niño, mami?”

¿Un nuevo mundo mejor?

Mi sobrino tenía nueve años de edad cuando le hizo esta pregunta a su madre. ¿Cómo responderías? Lista o no, la pregunta vendrá. Con la legalización de los matrimonios gay y la reciente resolución de Obama de que todas las escuelas públicas provean baños transgénero o se arriesguen a perder los fondos federales, los padres están oficialmente nadando en territorio desconocido.

Es un océano de relativismo, en donde la verdad absoluta es anticuada en el mejor  de los casos, y ofensiva en los peores. La única “realidad” en nuestra sociedad es que la gente determina  su propia realidad. Dar a los individuos la libertad para formular su propia “verdad” es visto como tolerante, mientras que negar tal libertad es a menudo visto como arrogante y mezquino.

Pero no siempre fue de esta forma. Hubo un tiempo cuando la sociedad en general mantuvo ciertas verdades absolutas, como la verdad biológica y científica de que Dios creó dos géneros: masculino y femenino (Gn. 1:27). Las leyes básicas de la sociedad respecto al matrimonio, baños, dormitorios de universidad, deporte organizado y otros similares, apoyaban esta verdad absoluta.

Ya no.

¿Cómo criamos niños en este “nuevo mundo mejor”? Cada vez más, escucho a los padres cristianos haciendo declaraciones como: “Yo no quiero imponerle mis creencias a mis hijos. Yo quiero permitirles encontrar su propio camino. Quiero criarlos con espiritualidad neutral”. Esto suena humilde y la sociedad lo aplaude. “¡Deja a Johnny encontrar su propia realidad! Si resulta que él realmente es Jenny, bien por  él”.

Pero la Biblia llama locura a esta “sabiduría” humana.

De hecho, la Biblia urge a los padres a tomar exactamente el enfoque opuesto, intencionalmente a criar a sus hijos en la disciplina e instrucción del Señor. En Deuteronomio 6:6-7, después de exhortar a los Israelitas a amar al Único Dios verdadero con todo su corazón, Moisés  les hace un encargo poderoso:

Y estas palabras…estarán sobre tu corazón; y diligentemente las enseñarás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes”. (Énfasis añadido)

Eso es entrenamiento espiritual a toda hora. Es un estilo de vida de inculcar la verdad profundamente en los corazones y en las mentes de nuestros hijos. Proverbios 22:6 reitera: Enseña al niño el camino en que debe andar, y aun cuando sea viejo no se apartará de él”. El libro de Proverbios va aún más lejos y nos dice que si retenemos la disciplina espiritual y la corrección a nuestros hijos, nuestra alma se apresura a destruirlos (Pro. 19:18). ¡Así es! ¿de acuerdo?

Llegando al meollo del asunto

Así que: ¿qué deberíamos estar enseñando a nuestros niños cuando se trata de las políticas transgénero? ¿Cómo podemos usar la Biblia para responder las preguntas más difíciles de nuestros hijos? Podría escribir un documento teológico, pero muchos blogueros más inteligentes ya lo hicieron. En su lugar, quiero escribir de madre a madre con palabras prácticas y sencillas, las cuales usaría en realidad con mis propios hijos cuando llegue el momento.

En primer lugar, abordemos la pregunta de mi sobrino:

¿Las niñas que piensan que son niños, son niños de verdad? (o viceversa)

No hijo, la pequeña niña en tu clase no es un niño. Ser un niño o una niña no se trata de cómo te sientes, o cómo tú luces, de cómo te vistes o los juguetes con que juegas. La Biblia dice que Dios escogió que naciéramos niños o niñas. Nuestro género es precioso  y parte de Su bello plan para nuestras vidas. No lo podemos escoger, sin importar lo que hagamos. Aunque alguien crea que es un mono,  esto no lo convertirá en un mono. Los sentimientos no cambian la verdad. La Biblia dice que Jesús es la verdad. (Gn. 1:27, Jn. 14:6)

¿Por qué algunas personas quieren ser (o dicen ser) de un género diferente?

Debido a que somos pecadores y vivimos en un mundo caído, algunas personas no aceptan el género que Dios les ha dado. El pecado hace que la gente esté triste, sea rebelde y esté confundida. Tú y yo somos iguales. No queremos seguir el plan de Dios. En su lugar, queremos ser el jefe de nuestras propias vidas. Pero solo Dios merece ser el Jefe. Él es el más fuerte, el más sabio y el más amoroso. Seguirle a Él es la mejor decisión que jamás podamos hacer. (Ro. 3:23, Sal. 51:5, 1Co. 1:25, Sal. 62:11)

¿Cómo debería tratar a un niño en mi escuela que dice que es una niña?

Debes recordar que Dios ama mucho a este pequeño niño. Jesús murió para salvarlo de su pecado. Una forma en la que tú puedes amar y honrar a Dios es amar a este niño. Trátalo amablemente. No te rías de Él ni hables de él a sus espaldas. En cambio, ora que Dios pueda enseñarle quien Dios quiere que ese niño sea realmente. Siempre recuerda que al igual que tú, él es muy valioso para Dios (Jn. 13:35, 3:16, Col. 4:6)

¿Si los niños me preguntan que creo acerca de esto, qué debería decir?

¡No temas decir la verdad! La Biblia dice que hablemos la verdad en amor. Tú puedes decirles a tus compañeros que tú crees que es Dios quien decide que seamos niños o niñas, no nosotros. Diles que Dios nos ama aun si estamos confundidos acerca de nuestro género. Diles que Él murió para rescatarlos de sus pecados y condición caída. Si te metes en problemas por compartir lo que crees, tu padre y yo hablaremos por ti. Según las leyes de nuestro país, está permitido que creas en la Biblia y que hables de ella. ¡Nunca te avergüences de seguir a Jesús!  En una ocasión, Jesús dijo que si nos avergonzamos de Él delante de los hombres, Él se avergonzará de nosotros delante del Padre. (Ef. 4:14-15, Mc. 8:38)

¿Debería llamar a un niño con nombre femenino si el maestro me  lo pide?

La Biblia dice que debemos obedecer a las personas en autoridad, como maestros y directores, siempre y cuando no violen las reglas de Dios. Está bien llamar a un niño con nombre femenino si tu maestro te pide que lo hagas. No es pecado llamar a alguien con el nombre que quiere ser llamado. Un nombre no es más que un nombre. Esto no hace a alguien masculino o femenino. Pero aunque llames a este niño con un nuevo nombre recuerda en tu corazón que él sigue siendo un niño, y ora que Dios le ayude a reconocer esto también. (Ro. 13:1, Sal. 103:19)

¿Qué debo hacer si el maestro dice que una niña puede ir al baño y vestidores de los niños? (¿O viceversa?)

Dile a tu maestro que no te sientes cómodo cambiándote en el vestidor  con una niña presente. Pregúntale si puedes usar un baño privado y cuando tú llegues a casa tu padre y yo llamaremos a la escuela para hablar más sobre esto. Si el maestro no te deja usar un baño privado, respetuosamente dile que no irás al vestidor y que tu mamá estará contenta de recogerte y llevarte a casa. A este punto, tu padre y yo manejaremos la situación por ti. Recuerda, tú no tienes que obedecer  a alguien en autoridad si sus reglas violan las de Dios. Dios dice que seamos puros y apartados. Parte de la pureza  significa que los niños y las niñas no deberían verse sin vestir el uno  al otro. (1ª Co. 6:19-20, 1ª Ts. 4:7)

Un punto de partida

Siempre, el reto en los blogs, es tratar un asunto grande en una pequeña cantidad de espacio sin dejar fuera alguna convicción importante. Dicho esto, obviamente estas respuestas son sólo un punto de partida. Obviamente, nos van a lanzar hacia discusiones más profundas. Obviamente, nuestras respuestas variarán dependiendo de la edad de nuestro hijo y su madurez espiritual. Mi esperanza en este artículo no es ofrecer respuestas de "solución rápida" para preguntas espirituales profundas. Mi esperanza es ofrecer un vistazo de teología aplicada. Mi esperanza es desafiar a los padres a pensar con cuidado sobre cómo estamos influyendo en la cosmovisión de nuestros hijos.

Ya sea que nos demos cuenta o no, siempre criamos a nuestros hijos con alguna cosmovisión específica. Al decirle a Johnny que puede creer lo que quiera sobre Dios sin que esto tenga consecuencias eternas, no es criarlo con una "espiritualidad neutral". Es adoctrinarlo con una cosmovisión muy particular y parcializada.

Padres, esto significa que tenemos que tomar una decisión. Podemos montarnos en las tumultuosas olas de la cultura, o podemos cimentar a nuestros hijos en el Dios de la Luz, cuya enseñanza y carácter no cambian ni hay sombra de variación (Santiago 1:17). De cualquier manera, la neutralidad simplemente no es una opción.

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