
Admite que eres débil
Débora: Mary Kassian dice que leer verdades sobre Dios en Su Palabra es importante, pero también necesitamos vivirlas.
Mary Kassian: Ser inteligente intelectualmente no significa ser inteligente en la vida.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Escoge agradecer», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 17 de junio de 2025.
Nancy: El apóstol Pablo advierte contra convertirse en lo que él llama «mujeres débiles». Ahora, es posible que a algunas personas les moleste la frase porque ninguna de nosotras quiere que nos llamen débiles. De hecho, mi amiga Mary Kassian se enojó cuando de niña su hermano le dijo esto:
Mary: «¿Y tú qué sabes? No eres más que una chica débil».
Nancy: Y Mary se molestó tanto después de escuchar eso que se lanzó al ataque.
Mary: ¡Uf! Fue una pelea donde se …
Débora: Mary Kassian dice que leer verdades sobre Dios en Su Palabra es importante, pero también necesitamos vivirlas.
Mary Kassian: Ser inteligente intelectualmente no significa ser inteligente en la vida.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Escoge agradecer», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 17 de junio de 2025.
Nancy: El apóstol Pablo advierte contra convertirse en lo que él llama «mujeres débiles». Ahora, es posible que a algunas personas les moleste la frase porque ninguna de nosotras quiere que nos llamen débiles. De hecho, mi amiga Mary Kassian se enojó cuando de niña su hermano le dijo esto:
Mary: «¿Y tú qué sabes? No eres más que una chica débil».
Nancy: Y Mary se molestó tanto después de escuchar eso que se lanzó al ataque.
Mary: ¡Uf! Fue una pelea donde se usaron puños, golpes en la cara y tirones de cabello.
Nancy: Mary nos contó el principio de esa historia ayer. Escuchamos la primera parte de un mensaje titulado «Destruye los hábitos que te hacen una mujer débil».
A Mary no le gustaba que la llamaran «débil». Pero tuvo que aceptar lo que el apóstol Pablo escribió en 2.ª Timoteo capítulo 3. Permíteme leerte el pasaje, comenzando en el versículo 1:
«Ahora bien, ten en cuenta que en los últimos días vendrán tiempos difíciles.La gente estará llena de egoísmo y avaricia; serán jactanciosos, arrogantes, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos,insensibles, implacables, calumniadores, libertinos, despiadados, enemigos de todo lo bueno, traicioneros, impetuosos, vanidosos y más amigos del placer que de Dios. Aparentarán ser devotos, pero su conducta desmentirá el poder de la devoción. ¡Con esa gente ni te metas!
Así son los que van de casa en casa cautivando a mujeres débiles cargadas de pecados, que se dejan llevar por toda clase de pasiones. Ellas siempre están aprendiendo, pero nunca logran conocer la verdad» (NTV).
Ayer Mary nos dio dos puntos de este pasaje. Número 1: una mujer débil permite que el pecado se infiltre en su vida, y número 2: una mujer débil no vigila su mente.
Y ahora escucharás la segunda parte del mensaje que Mary Kassian compartió en la conferencia True Woman’14. Ella nos hablará sobre la tercera característica de una mujer débil. Escuchemos.
Mary: El tercer hábito de una mujer débil es: permitir que las cosas se acumulen.
El pasaje dice que está cargada de pecados, y el verbo que se usa aquí hace referencia a algo que se amontona o se acumula o se apila uno encima de otro. Como si fuera equipaje. Hay cada vez más equipaje. Uno encima del otro.
Una mujer débil tiene mucho equipaje porque deja que las cosas se acumulen: problemas sin resolver, heridas, resentimientos, alguien la ha lastimado y no puede dejarlo pasar, pecados no confesados. Este es el punto: los pecados pasados no resueltos te hacen susceptible a nuevos pecados.
Siempre les digo a mis hijos: «El pecado te vuelve estúpido», porque si dejas que se arraigue en tu vida, te vuelves estúpido, y pecas más y más, y lo acumulas, lo acumulas y lo acumulas, y luego te preguntas: «¿Cómo he podido ser tan estúpido?». Bueno, el pecado te vuelve estúpido, así de simple.
Quizá fue la curiosidad lo que te llevó a ello. Quizá fue un sitio de Internet que despertó tu curiosidad. Caíste en el pecado, pero luego empezó a acumularse uno sobre otro.
El pecado, luego la culpa y más pecado, y entonces el peso se vuelve tan pesado que apenas puedes moverte. Te paraliza.
Hace unos años, en Corea del Sur, un transbordador de pasajeros se sobrecargó de equipaje y la noticia salió publicada en los periódicos. Fue una tragedia. En la bodega de carga se amontonó todo; había tres veces la cantidad de carga autorizada.
Este transbordador apenas flotaba en el agua. Y luego, cuando el capitán giró el barco de forma regular para desplazarse por el agua, el peso de la bodega de carga se desplazó y todo se volcó. Cientos y cientos de alumnos adolescentes que estaban de excursión murieron, perecieron, se ahogaron en ese desastre.
Amigas, hay cargas que debemos soportar y que Dios nos da fuerzas para soportar, pero también hay cargas que no debemos soportar. El pecado y la culpa entran en esta última categoría.
Pecado y culpa. No debemos soportarlos. Cristo los soportó por nosotras. Él soportó todo en la cruz cuando murió, y ahora Él te dice: «No dejes que se acumulen en tu vida. Tráelos a mí y despójate de ellos».
Si dejas que el pecado se acumule, serás como ese transbordador, y será imposible navegar por las aguas de la vida. Si tienes que girar o doblar una esquina, y tienes que navegar, de repente te vas a volcar. Será demasiado pesado para ti.
Pero el increíble mensaje de gracia es que no tienes que soportar ese pecado y esa culpa. No tienes que dejar que te agobien. Puedes llevarlo a la cruz y liberarte de él. Esto es lo que sucede: los pecados se acumulan cuando los mantenemos ocultos.
Siempre les digo a mis hijos: «Cuando ese pecado está en la oscuridad, cuando lo encubres, lo guardas, y no se lo cuentas a nadie, y no eres honesto ni franco al respecto, y tampoco eres lo suficientemente humilde para confesarlo, es entonces cuando la oscuridad tiene poder sobre ti. Pero si sacas ese pecado a la luz y lo expones, si se lo cuentas a alguien para que luche y ore contigo, si lo confiesas, entonces el poder que antes tenía sobre ti se debilitará».
Muchas de las mujeres que me están escuchando hoy, están lidiando con pecados que se han acumulado en sus vidas, porque no los han confesado y no se han arrepentido. Están pensando: Bueno, no es para tanto. No hay que darle tanta importancia.
Algunos de esos pecados pueden ser: un espíritu crítico, amargura, resentimiento, falta de perdón, calumnia, envidia, orgullo.
Hay un versículo en Santiago capítulo 5 que me encanta y que con frecuencia lo cito. Dice: «Por tanto, confiésense sus pecados unos a otros, y oren unos por otros para que sean sanados. La oración eficaz del justo puede lograr mucho».
Este es mi consejo para ti con respecto a tu pecado: dilo. Identifícalo. Di lo que es. Y si puedes, díselo a alguien más.
El pasaje dice: confiesen sus pecados unos a otros. En mis muchos años de ministerio he visto que cuando alguien viene y habla de sus pecados y se confiesa, yo no tengo poder para perdonar ese pecado. Pero hay poder de Cristo en la comunidad de la Iglesia. Y cuando lo hacemos unos por otros, estamos sacándolo a la luz y liberándonos de él. Así que te animo a que lo hagas hoy mismo.
Me gustaría animarte incluso a que lo hagas esta mañana. Ve a la sala de oración y hazlo. Llama a tu amiga y dile: «Nunca le he contado esto a nadie, y me da mucho miedo contártelo a ti, pero necesito desahogarme. Necesito ser libre. Necesito que esa carga desaparezca, y necesito a alguien que ore conmigo y luche conmigo y con quien pueda rendir cuentas».
Cuando lo hagas, experimentarás la asombrosa gracia de Dios, porque no hay pecado lo suficientemente grande que la cruz no pueda perdonar. Ninguno.
El aborto del que nunca le contaste a nadie, o esa relación ilícita con alguien que no es tu esposo, incluso las pequeñas mentiras. Cualquier pecado es una carga demasiada pesada y no estamos hechas para soportarlo, así que deshazte de él, sácalo a la luz y déjalo a los pies de la cruz para que Cristo se encargue de él.
«Confiésense sus pecados unos a otros, y oren unos por otros para que sean sanados. La oración eficaz del justo puede lograr mucho».
No seas débil. Una mujer débil esconde el pecado en la oscuridad, pero una mujer fuerte lo saca a la luz. Y el Señor sabe que hay tantos pecados en mi corazón que necesito sacarlos a la luz continuamente para no estar agobiada por ellos.
Pasemos al número cuatro: una mujer débil toma malas decisiones. Se deja llevar. Se deja influenciar. Ahora, este es un verbo pasivo que hace referencia a ser llevado como una oveja al matadero. Esta es una mujer que da pasos en falso y empieza a tomar malas decisiones.
Como mencioné antes: el pecado nos vuelve estúpidos. Nos volvemos estúpidas cuando dejamos que el pecado se acumule en nuestras vidas y empezamos a rehuir los consejos sabios. Entonces, cuando no escuchamos los buenos consejos, estamos elevando nuestra propia opinión por encima de la de nuestros amigos cristianos, o si pensamos que nuestros padres son anticuados, en lugar de escucharlos a ellos, escuchamos a gente impía y acudimos a la sabiduría popular en busca de consejo.
¿Cuántas veces has visto eso? Yo lo he visto más veces de las que pueda contar. Este es uno de los escenarios que he visto: una chica se enamora de un chico, o que se ve atrapada en una relación y no escucha a las personas que le advierten y le dicen: «Esto no es bueno. Hay algunas señales de alarma. Estamos preocupados por ti».
Ahora mismo estoy pensando en mi amiga Sarah. Ella empezó a salir con un chico y yo le dije: «No te cases con él. Tiene problemas de ira y mucha falta de dominio propio. Es arrogante, te menosprecia y no está desarrollando un carácter cristiano. También tiene problemas de impulsividad, problemas con el dinero, y tiene un historial sexual».
Mi amiga no escuchó. Hoy, han pasado cinco años, y ella está en una relación emocionalmente abusiva. Se ha convertido en una sombra de lo que era, debilitada, insegura y en una situación muy difícil. Realmente está en una situación terrible. Ahora ella dice: «Debí haber escuchado. Debí haber escuchado».
Proverbios capítulo 12, versículo 15, dice: «El camino del necio es recto a sus propios ojos, pero el que escucha consejos es sabio»; y no cualquier consejo, sino que tiene que ser el consejo correcto. Tiene que ser un consejo piadoso. El salmo 1 dice: «¡Cuán bienaventurado es el hombre que no anda en el consejo de los impíos!…».
Dios nos da buenos consejos, así que este es un buen consejo. Alguien que camina con Cristo puede decir: «Estos son algunos problemas que me preocupan»; hay que escuchar buenos consejos. Proverbios capítulo 8, los versículos 12 y 14, dicen:
«Yo, la sabiduría, habito con la prudencia, y he hallado conocimiento y discreción…Mío es el consejo y la prudencia, Yo soy la inteligencia, el poder es mío».
No seas una mujer débil. Una mujer débil se desvía del camino, pero una mujer fuerte considera cuidadosamente sus pasos.
Ahora veamos el punto número cinco: una mujer débil es controlada por sus emociones. Y en nuestro pasaje de 2 Timoteo capítulo 3, dice: «por toda clase de pasiones». Es como si esta mujer tuviera el síndrome premenstrual eterno. Tiene pasiones variadas como: deseos profundos, antojos, lujurias e impulsos.
Ahora, hay matices sexuales en esto, pero hay algo más grande que la simple sexualidad. Existen estos deseos de necesidad, de querer atención y de anhelar ser amada. Todas tenemos esos deseos y pasiones que son legítimas. Pero, en el caso de una mujer débil, sus anhelos están desordenados y fuera de lugar.
La palabra «variados» significa que sus anhelos son diversos y de muchos colores, pero esos colores están alterados, porque chocan con el verdadero color.
Escucha, Cristo es quien satisface todos tus anhelos. El Salmo 107, versículo 9, nos recuerda que:
«Él ha saciado al alma sedienta, y ha llenado de bienes al alma hambrienta».
Pero a veces nuestros anhelos están fuera de lugar y buscamos medios ilegítimos para tratar de satisfacer esos anhelos de maneras que no deberíamos. Hacer eso solo hará que nos desviemos aún más.
Una mujer débil se deja gobernar por sus emociones. Pone su mente en pausa y deja que sus sentimientos la controlen; racionaliza su comportamiento, busca excusas y justificaciones. Todas lo hemos hecho. Yo lo he hecho. Es el síndrome del «Lo sé, pero…».
- Sé que no debería estar soñando despierta con ese chico, pero mi esposo es tan poco cariñoso.
- Sé que no debería estar viendo esa película, pero me muero de ganas de tener un romance.
- Sé que no debería tomarme otra copa, pero me ayuda a mitigar la decepción.
- Sé que no debería coquetear con mi jefe, pero me gusta que se fijen en mí.
- Sé que no debería navegar por esas páginas de internet con contenido pornográfico, pero necesito una válvula de escape. Estoy soltera. Necesito una válvula de escape para esos deseos.
- Sé que no debería salir con este chico no cristiano, pero ¿sabes qué? Me trata mejor que la mayoría de los chicos cristianos.
- Sé que no debería chismear ni exagerar la verdad, pero quiero que la gente me valore y me afirme.
- Sé que no debería endeudarme más, pero esos zapatos fabulosos me llaman.
Entonces, esos son los «Lo sé, pero…». Rellena el espacio en blanco. «Lo sé, pero…bla, bla, bla, mis emociones me llevarán por este camino simplemente porque quiero».
Amigas, no sean débiles. ¡No sean débiles! Una mujer débil deja que sus emociones dirijan su mente, pero una mujer fuerte hace que su mente dirija sus emociones.
Puedes escoger gozo, puedes escoger paz, puedes escoger creer en las cosas que son buenas, correctas, verdaderas, hermosas, excelentes y dignas de confianza. Puedes elegir esas cosas, y si eliges caminar en gozo, tus emociones te seguirán.
Ahora pasemos al punto número seis: una mujer débil se esconde detrás de una máscara religiosa. El contexto en 2.ª de Timoteo 3, nos dice que estas mujeres estaban siempre aprendiendo, y eso puede traducirse en que siempre se les enseñaba. Ellas asistían a todas las conferencias de Mujer Verdadera.
Estas mujeres son inteligentes y saben todas las cosas cristianas, incluso fueron a la escuela dominical, al grupo de jóvenes y han estudiado la Palabra. Puede que tal vez se vean a sí mismas como parte de la intelectualidad religiosa.
Estas mujeres saben la diferencia entre el arminianismo y el calvinismo; saben si son tres, cuatro o cinco puntos y conocen el contraste entre el egalitarianismo y el complementarianismo. Se conocen todos los nombres de todos los líderes cristianos. Siguen a John Piper, Tim Keller, a Albert Mohler, Matt Chandler y Mary Kassian y leen todos los blogs de Coalición por el evangelio. Siguen a Justin Taylor, Tim Challies y al Consejo de la masculinidad y la feminidad bíblica. Incluso también dan algunas opiniones alternativas: «Quiero estar bien informada; voy a leer algo sobre Rachel Held Evans; voy a tomar todos los cursos…».
Estas mujeres también pueden distinguir entre cristología, escatología, soteriología y eclesiología, y han hecho todos los estudios bíblicos que se han publicado. Leen todos los libros cristianos populares. Han escuchado a los últimos y mejores conferencistas cristianos… siempre están aprendiendo, aprendiendo, aprendiendo, aprendiendo y aprendiendo.
En Éfeso el problema era que estas mujeres incluso se habían adentrado en el gnosticismo, que básicamente consistía en que se sentían como si fueran una especie de pocas privilegiadas que tenían este conocimiento especial. Eran inteligentes.
¿Pero sabes qué? Serinteligente intelectualmente no significa ser inteligente en la vida. Ella es una oyente de la Palabra, pero no permite que transforme su vida.
Ese era el problema con las mujeres de Éfeso, y ese es el problema de muchas mujeres hoy. Cuando ves que eso sucede, ya sabes que se trata de una mujer débil. Pablo afirma que, en la vida cristiana, el conocimiento y el comportamiento van de la mano. ¿Es bueno el conocimiento? Sí, lo es, pero no sirve de nada sin el comportamiento. Decir y hacer, creer y ser discípulo, estas cosas no pueden separarse.
No seas una mujer débil. Una mujer débil solo quiere recibir más conocimiento, pero una mujer fuerte lo quiere poner en práctica.
Oh Cristo, transfórmame. Hazme diferente. Ayúdame a cambiar.
Tu oración como mujer fuerte debe ser: «Que sea sacudida hasta la médula, y que Cristo lleve Su luz a mi corazón para que lo examine y me muestre lo que debo cambiar».
Lo último que vemos en la vida de una mujer débil es que se queda estancada.
Ahora vivo en Edmonton, Alberta, Canadá. Tenemos mucha nieve. ¿Sabes lo que es la nieve? En invierno, las ruedas del carro resbalan tanto, que giran sin parar, no puedes avanzar. Entonces cuando llega la nieve, te quedas atascado y es como «zrzrzrzrz» y tú estás como «whrrrrr». Todos los vecinos salen de sus casas y se empujan unos a otros, y luego, tres casas más abajo, también escuchas «zrzrzrzr».
Y eso es característico de la vida de una mujer débil. Estas mujeres nunca son capaces de reconocer la verdad. Hacen girar las ruedas. No hay progreso. No hay cambio. No hay victoria. Se enfrentan a los mismos problemas año tras año, sin que haya cambios sustanciales. Pueden mirar atrás cinco o diez años y decir: «Hmm, las cosas no han cambiado tanto». No hay crecimiento espiritual. Es la misma que la última vez que vino a una conferencia.
No seas una mujer débil. Una mujer débil se estanca, pero una mujer fuerte crece y da fruto.
Ahora voy a contarte el final de la historia sobre mi pelea con mi hermano. Fuimos a la sala de nuestra casa, apartamos los muebles porque sabíamos que si los dañábamos, estaríamos en problemas. Tengo que decir que mi hermano se divirtió bastante con esto. Él es tres años y medio mayor que yo y yo estaba con mi espíritu de luchadora. Iba a enfrentarme a él.
Empecé a balancearme y golpear, di puñetazos y patadas. Realmente creo que mi hermano se divirtió. Me empujó un poco, pero luego le di un golpe en la cara, se enojó y empezó a golpearme de verdad. Eso no me gustó para nada. Comencé a llorar porque me estaba golpeando, estaba perdiendo la pelea y me estaba inmovilizando.
La conmoción debió haber sido tan grande porque mi hermano mayor lo escuchó desde abajo y subió. Nos separó, puso a mi hermano contra el suelo, lo inmovilizó, lo regaño y le dijo: «¡Cómo te atreves! ¡Cómo te atreves a hacer eso! ¡Cómo te atreves a golpearla!».
Yo solo lo miré, y cuando terminó de ocuparse de él, él se acercó a mí y sollozando le dije: «Me llamó débil». Mi hermano mayor me miró y me dijo: «Eres una chica. Si te peleas con él, te dará una paliza. La próxima vez que tengas un problema, llámame y yo me encargaré». Me encanta mi hermano, él fue un buen hermano. Yo dije: «Si me meto en problemas, él vendrá a ocuparse de ello».
Quizás, mientras escuchabas esto, has identificado áreas en las que eres débil, y la verdad es que todas lo somos. Todas lo somos. Tú lo eres. Todas necesitamos a alguien más fuerte.
Sin embargo, aquí está la ironía: una mujer débil intenta actuar con fuerza, y la cultura nos dice que actuemos con fuerza y control, y que nos hagamos cargo y seamos dominantes como mujeres. Pero una mujer fuerte reconoce que es débil y que necesita un Salvador, que está en una lucha de toda la vida contra el pecado y que no va a ganar a menos que ese Salvador venga y se encargue de eso por ella.
Nuestra propia fuerza es insuficiente. Para convertirme en una mujer que se vista de fuerza, necesito identificar mi debilidad y recurrir a la fuerza de Cristo. Efesios capítulo 6, versículo 10, dice: «fortalézcanse…», ¿en qué?, «En el Señor y en el poder de Su fuerza».
Es su poder. Es su fuerza. Es Él. Y si no te aferras a eso, puedes actuar tan imponente, duro y mezquino como quieras, pero solo recibirás golpes porque eres débil. Somos débiles, y sin Cristo como nuestra fuerza, vamos a recibir los golpes.
Busca al Señor y su fuerza. Busca su presencia. Busca su fuerza continuamente.
Nancy: Mary Kassian no ha terminado. Ella volverá enseguida para ayudarnos a dar seguimiento a esas áreas de nuestras vidas que lo necesitan y a orar.
Cuando escuché por primera vez este mensaje de Mary en la Conferencia True Woman ‘14, me hizo evaluar mi corazón. ¿He estado teniendo actitudes o pensamientos que me llevarían a ser una mujer de voluntad débil?
En Aviva Nuestros Corazones, queremos ayudarte a caminar en la fuerza de Dios y a tomar decisiones sabias y piadosas. Mary y yo escribimos juntas un libro titulado Mujer Verdadera 201: Diseño divino. Este estudio te llevará a través del capítulo 2 de Tito y te ayudará a estudiar diez elementos bíblicos de la verdadera feminidad, y también te ayudará a crecer en el tipo de carácter que Dios dice que es verdaderamente hermoso.
Débora: Hoy hemos escuchado muchas cosas que son muy útiles. Pero antes de que continúes con tu día, dedícale un minuto a hacer un seguimiento en oración y preguntarle al Señor: «¿Qué quieres que recuerde y haga ahora que he escuchado este mensaje?». Aquí está Mary para concluir el programa de hoy.
Mary: Quiero que esta reunión termine contigo habiendo sido tocada por el Espíritu de Dios. Así que, inclina tu cabeza en oración.
Padre Celestial, oro por este ejército de mujeres. Oh, que seamos mujeres fuertes. Pero no mujeres de voluntad fuerte, sino mujeres que se revistan de la fuerza de Cristo. Mujeres con fuego en el vientre, valor en el corazón y acero en la columna vertebral para decir «no» a lo que está mal y «sí» a lo que está bien. Te pido estas cosas en el nombre de Jesús, amén.
Débora: Escudriñando las Escrituras juntas, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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