
Los opuestos del miedo
Débora: ¿Cómo respondes al miedo? Aquí está Steve Canfield.
Steve Canfield: La pregunta no es: «¿Tienes miedo?», ni tampoco se trata de decir: «No tengas miedo». Se trata de afirmar: «Cuando tengo miedo, tengo una solución: voy a temer a Dios más de lo que voy a temer a la cultura, a mi circunstancia, o a lo que sea que esté pasando». No está mal temer algunas cosas.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Mentiras que las mujeres creen y la verdad que las hace libres», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 18 de junio de 2025.
En el episodio de hoy consideraremos cómo respondemos al miedo mientras escuchamos a Steve Canfield.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Steve y su esposa Debby son amigos de Aviva Nuestros Corazones desde hace mucho tiempo. Hemos servido juntos durante muchos …
Débora: ¿Cómo respondes al miedo? Aquí está Steve Canfield.
Steve Canfield: La pregunta no es: «¿Tienes miedo?», ni tampoco se trata de decir: «No tengas miedo». Se trata de afirmar: «Cuando tengo miedo, tengo una solución: voy a temer a Dios más de lo que voy a temer a la cultura, a mi circunstancia, o a lo que sea que esté pasando». No está mal temer algunas cosas.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Mentiras que las mujeres creen y la verdad que las hace libres», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 18 de junio de 2025.
En el episodio de hoy consideraremos cómo respondemos al miedo mientras escuchamos a Steve Canfield.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Steve y su esposa Debby son amigos de Aviva Nuestros Corazones desde hace mucho tiempo. Hemos servido juntos durante muchos años en el ministerio de avivamiento. Y durante los últimos cincuenta años, Steve y Debby han recorrido el país en una casa rodante y han dirigido equipos que visitan iglesias en todo el país, acompañándolas en un tiempo de búsqueda del Señor para un avivamiento personal y colectivo.
Steve y yo conversamos en un evento que incluía al personal de Aviva Nuestros Corazones, y su mensaje de ese día sobre el miedo fue tan significativo que uno de nuestros productores me envió un mensaje de texto diciendo: «Creo que tenemos que compartir este mensaje con la audiencia de Aviva Nuestros Corazones». Y yo estuve de acuerdo. Así que estoy muy contenta de poder compartirlo con ustedes hoy.
Débora: El tema de «superar nuestros miedos a través de la fe» es un mensaje que necesitamos escuchar una y otra vez, porque los miedos siguen apareciendo en nuestras vidas. Steve Canfield hace referencia a una frase que tú dices a menudo, Nancy: «El cielo gobierna». Aquí está Steve Canfield.
Steve: La premisa de lo que quiero compartir con ustedes esta mañana es que, porque el Cielo gobierna, podemos vencer el miedo. Es por eso que he titulado este mensaje: «Vive más allá del miedo».
Vivimos en una cultura donde el miedo nos abruma, y el problema es que no lo hemos enfrentado a la manera de Dios. ¿Sabes cuál es el mandamiento que más se repite en la Biblia?
Ahora, si no sabes la respuesta a esa pregunta, puede que estés pensando: ¿Qué será lo que Dios dice en Su Palabra más que cualquier otra cosa? ¿Cuál es ese mandamiento?
- ¿Sería orar? Vemos todo tipo de instrucciones sobre la oración.
- ¿Sería que Dios nos dice que debemos perdonar? Eso es importante.
- ¿Sería que Dios nos dice que debemos amar? La Biblia dice: «El mayor de todos es el amor».
- ¿Sería dar gracias? ¿Testificar? ¿Ofrendar?
¿Qué es lo que Dios dice una y otra y otra vez?
«Este es Mi mandamiento para ti», el mandamiento que más veces se repite en toda la Palabra de Dios, ¿cuál es? ¿Lo sabes? Es: «No temas». Ahora, eso debe tener un algún significado muy importante. ¿Por qué Dios escogió decir una y otra vez «No tengas temor; no temas»?
La belleza de predicar sobre el temor es que hay una gran cantidad de versículos que hablan sobre el tema. Quiero que escuchen solo algunos de ellos mientras el equipo los comparte, por favor escuchen estos versículos acerca del temor.
Hombre 1: «¿No te lo he ordenado Yo? ¡Sé fuerte y valiente! No temas ni te acobardes, porque el Señor tu Dios estará contigo dondequiera que vayas» (Jos. 1:9).
Mujer 1: «Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos aunque la tierra sufra cambios, y aunque los montes se deslicen al fondo de los mares; aunque bramen y se agiten sus aguas, aunque tiemblen los montes con creciente enojo» (Sal. 46:1-3).
Hombre 2: «La paz les dejo, Mi paz les doy; no se la doy a ustedes como el mundo la da. No se turbe su corazón ni tenga miedo» (Jn. 14:27).
Mujer 2: «En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor involucracastigo, y el que teme no es hecho perfecto en el amor.Nosotros amamos porque Él nos amó primero» (1 Jn. 4:18-19).
Hombre 3: «Entonces andarás con seguridad por tu camino, y tu pie no tropezará. Cuando te acuestes no tendrás temor, sí, te acostarás y será dulce tu sueño» (Prov. 3:23-24).
Mujer 3: «El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El Señor es la fortaleza de mi vida; ¿de quién tendré temor?» (Sal. 27:1).
Hombre 4: «El día en que temo, yo en Ti confío. En Dios, cuya palabra alabo, en Dios he confiado, no temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre?» (Sal. 56:3-4).
Steve: Y podríamos seguir, y seguir, y seguir, porque la Biblia está llena de promesas, mandamientos e instrucciones sobre el miedo.
Y mientras reflexionaba acerca de este tema, me pregunté: ¿Quién es la persona más valiente de la Biblia? Al hacer una lista de personas valientes, que no tuvieron miedo en momentos específicos, nos encontramos con varios personajes. Voy a darte algunos nombres de mi lista.
¿Recuerdas a Jael? Ella fue la mujer cananea que clavó una daga a Sísara, en Jueces capítulo 4. Ella fue muy valiente.
Ester fue otra mujer muy valiente. Ella cometió desobediencia civil cuando entró a la presencia del rey sin ser llamada. En aquellos tiempos, hacer eso era una sentencia de muerte, a menos que el rey le diera su aprobación extendiendo su cetro, ella podría haber muerto. Ese fue un acto de valentía.
Daniel también cometió desobediencia civil, ya que él se mantuvo orando a Dios cuando se le dijo que no lo hiciera.
Los compañeros de Daniel: Sadrac, Mesac y Abed Nego, defendieron lo que sabían que era correcto. Eso requirió mucho valor. Ellos no tuvieron miedo.
¿Y qué de Gedeón? Ante la abrumadora adversidad, atacó al enemigo.
También tenemos a Josué. Podríamos pensar que el plan de batalla que Dios le dio fue ridículo cuando le dijo: «Marchen alrededor de la ciudad y luego toquen las trompetas». ¿Qué clase de plan de guerra era ese? ¿Qué nivel de valor había que tener para hacer eso?
Continuando con la lista, están Pablo y sus compañeros de viaje. Ellos tuvieron mucho valor en medio de todas las cosas que hicieron en las ciudades.
Ahora, tanto en tu lista de personas valientes como en la mía, no puede faltar David, pues él fue un gran ejemplo de valentía. Siendo muy joven, enfrentó al gigante Goliat. Escucha lo que David escribió en el Salmo 27:
«El Señor es mi luz y mi salvación; ¿A quién temeré? El Señor es la fortaleza de mi vida; ¿De quién tendré temor?» (v. 1)
¿De qué podía David tener miedo? Bueno, déjame decirte de qué tenía miedo: ¡el mundo entero estaba en su contra! En nuestra cultura actual, no puedes pasar el día sin que la mitad de las personas que conoces estén en desacuerdo contigo en todo, por lo menos la mitad.
David estaba en una situación en la que todo el mundo estaba en desacuerdo con él. Y con eso me refiero a que todas las naciones odiaban a Israel, que era como la superpotencia del mundo. Incluso, poco después, David fue expulsado de su propio país.
Saúl trató de clavarlo a la pared con una lanza, así que David huyó. Corrió hacia sus enemigos y luego huyó de ellos, para terminar en una cueva en algún lugar con un puñado de marginados. Este era un hombre que tenía al mundo en su contra. Realmente tenía todo tipo de cosas a las cuales temer. Entonces, «¿a quién temeré?» ¡Al mundo entero! Pero en lugar de eso, él dijo: «No tengo que temer a nadie, solo a Dios».
Y puede que ahora te encuentres en medio de una situación en la que digas: «Bueno…pero es que estoy en medio de circunstancias realmente difíciles».
En estos tiempos, nuestro país está tan dividido, la gente está en desacuerdo aquí y allá. Tal vez David tenía temor, pero aun en medio de su difícil situación, él no dijo: «¡No tengo miedo!», sino que él dijo: «En el día en que temo…». La realidad es que David sí tenía miedo.
Entonces, la pregunta no es: «¿Tienes miedo?», ni tampoco se trata de decir: «¡No tengas miedo!». Se trata de afirmar: «Cuando tengo miedo, tengo una solución. Voy a temer a Dios más de lo que temo a la cultura, a mis circunstancias, o a lo que sea que esté pasando». No está mal temer a algunas cosas. De hecho, hay temores saludables. Es totalmente normal tener miedo de situaciones que van a ser peligrosas.
Así que, la pregunta tampoco es: «¿Vas a tener miedo?», sino: «¿A quién vas a temer? ¿Cómo vas a responder a ese temor?».
Hoy quiero hacerte dos preguntas: número uno: ¿A quién o a qué vas a elegir temer? Y en segundo lugar: ¿Qué vas a hacer cuando tengas temor? Consideremos estas dos preguntas.
Hoy mi suegro será operado de los riñones. Él se siente preocupado al respecto, y eso es normal. Sin embargo, él no tiene miedo porque conoce a Dios y confía en Dios. Así que él escogió ir con temor a la cirugía, lo cual es comprensible, pero tiene puesta su armadura espiritual porque sabe que tiene un Dios que está en control de su situación.
¿Vas a responder al temor con valentía o con cobardía? La Biblia no dice: «No sientas miedo». Dios nunca nos condena por tener emociones, porque Él nos creó con esas emociones. Todos tenemos cosas que nos dan temor.
En una ocasión, escuché hablar de un niño al cual su madre lo estaba acostando en su cama por la noche, mientras afuera había una gran tormenta. Él estaba un poco tenso por eso, y cuando su madre se dirigió a apagar la luz, cayó un gran trueno, el ruido retumbó y las ventanas temblaron, y el niño dijo: «¡Mami! ¡Mami! ¿Podrías pasar la noche en mi habitación, por favor?».
Su mamá encendió la luz y se acercó a él, lo consoló y le dijo: «Cariño, esta noche tengo que dormir en la habitación con papá».
Y este niño pensó: «¿Por qué papá es tan miedoso?».
Todos tenemos miedo. Y puede que el tuyo no sea a las tormentas eléctricas, o a los truenos. Pero el hecho es que todos tenemos miedo, y no hay nada de malo en ello. Ahora, cuando miramos cuáles son nuestros miedos, la pregunta para nosotros debe ser: «¿Vamos a verlos desde la perspectiva de Dios o desde la nuestra?».
Yo no le temo al clima, pero tengo otros miedos. Por ejemplo, tengo miedo de ser asfixiado por todas las almohadas que mi esposa pone en nuestra cama. Ese es uno de mis mayores temores.
Le digo: «Cariño, ¿por qué tenemos todas estas almohadas?».
Y ella me dice: «Son para decorar la cama».
Espera… ¿Qué estás diciendo?, ¿Nos hemos convertido en guías turísticos de nuestra propia casa? ¿O de nuestro dormitorio para que la gente pueda decir: «¡Mira todas esas almohadas! Se ven bastante bien»? Supongo que las está guardando para la pelea apocalíptica de almohadas del fin del mundo… o lo que sea.
Hay ciertos miedos, ciertas cosas con las que todos batallamos, y eso no es malo. Sin embargo, el miedo es una emoción que puede controlarnos, y ahí es donde el miedo se convierte en un problema.
El problema con el miedo es su capacidad de control; su capacidad de hacernos prisioneros. Así que necesitamos asegurarnos de que si estamos temiendo sea hacia la Persona correcta.
Si temes a Dios, será tu motivación para que vivas en un avivamiento personal y para vivir piadosamente en Su Reino. Pero, si temes a lo incorrecto, solo te llevará a la preocupación y a la ansiedad.
Ahora, ¿qué es lo contrario al temor? ¿Cuál sería tu respuesta? Algunas personas dicen: «Lo contrario al miedo es la paz». Esa sería una buena respuesta. Incluso, una de las evidencias de que se está viviendo en novedad de vida es vivir en paz. Jesús dijo en Juan capítulo 14: «La paz les dejo, Mi paz les doy; no se la doy a ustedes como el mundo la da. No se turbe su corazón ni tenga miedo» (v. 27).
¿Cómo se ve eso? ¿Qué se supone que es una vida avivada? Estamos en un ministerio de avivamiento. Estamos llamando a la nación, al mundo, a las iglesias, y a las personas a un avivamiento. Y esto comienza con decir: «Dios, empieza en mí».
Queremos ver un mundo renovado, pero no estamos cuidando de nuestras propias vidas. Estamos viviendo vidas sin avivamiento, pero sí le pedimos al mundo que haga algo que nosotros mismos no estamos dispuestos a hacer.
Esto es lo que está pasando en las iglesias, donde hay tantas personas cuyas vidas no están ni siquiera cerca de los caminos del Señor. No conocen a Cristo. Solo conocen un círculo social del que han sido parte toda su vida.
Cuando vamos a las iglesias y le decimos a nuestra nación y al mundo: «Queremos que tengan una vida renovada», es mejor que primero lo demostremos con nuestras propias vidas. Ahora, ¿cómo hacemos eso?
Por favor, acompáñame en tu Biblia a 2.ª de Timoteo, capítulo 1. Segunda de Timoteo forma parte de lo que llamamos «las epístolas pastorales». Timoteo era pastor y Pablo era su mentor. En esta epístola. Pablo le escribe a Timoteo dándole algunos consejos sobre los días venideros. Pablo lo comisionó para vivir la vida cristiana normal, es decir, una vida avivada.
Si viviéramos la vida cristiana normal, entonces estaríamos viviendo una vida avivada. Entonces, ¿cómo esperaba Pablo que fuera la vida de Timoteo? Esto es lo que dice en 2 de Timoteo capítulo 1, verso 3:
«Doy gracias a Dios, a quien sirvo con limpia conciencia como lo hicieron mis antepasados, de que sin cesar, noche y día, me acuerdo de ti en mis oraciones,deseando verte, al acordarme de tus lágrimas, para llenarme de alegría… Por lo cual te recuerdo que avives el fuego del don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos». (vv. 3-4, 6)
Ahora, no podemos andar imponiendo manos sobre cualquier persona. Pero en los tiempos de Pablo, usualmente se imponían las manos sobre las personas como una forma de comisionarlas para el ministerio.
Mira lo que dice en el versículo 7:
«Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio».
Así es como Pablo esperaba que se viera la vida de Timoteo. Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino de valentía, de poder y de dominio propio.
Ahora, este es un mensaje de cuatro puntos. Pero no tenemos tiempo para hablar sobre los cuatro, así que solamente hablaremos sobre uno. Pero miremos rápidamente estos cuatro puntos.
Si quieres saber cómo luce una vida avivada, lo que Pablo pidió a Timoteo, es lo que te pedimos que reflejes, porque así es como queremos que sea y se vea la iglesia: queremos que las personas vean en nosotros la valentía, el poder, el amor y el dominio propio que hacen evidentes que: «Estamos viviendo en este mismo sentir».
Ahora bien, en las Escrituras, cuando nos referimos al Espíritu Santo, verás que está escrito con letras mayúsculas, porque es el Espíritu de Dios. Y cuando las Escrituras se refieren a espíritus malignos o a nuestro espíritu, lo verás con letra minúscula. Entonces hablemos de nuestro espíritu.
Cuando hablamos de nuestro espíritu, estamos hablando de nuestra actitud. ¿Has escuchado alguna vez la frase: «¡Esa persona tiene un mal espíritu!»? A lo que esa frase se refiere es a que esa persona tiene una mala actitud.
Cuando nos convertimos por la fe en Cristo, Dios viene a morar en nosotros y algo cambia en nuestro interior: el nuevo hombre, el nuevo espíritu que tenemos, viene a ser uno de valentía, de poder, de amor, y de dominio propio.
Entonces lo que Pablo le dice a Timoteo es: «Aviva a ese nuevo hombre dentro de ti; aviva la valentía, el poder, el amor y el dominio propio para que el mundo, así como tu iglesia, pueda ver cómo se ve una vida avivada».
Si no estamos modelando ese ejemplo y solo nos la pasamos hablando de principios y hechos sin vivirlo, entonces realmente no tenemos nada que decirle a nuestra iglesia. Y creo que eso nos ha debilitado. La iglesia y muchos creyentes, nos hemos quedado paralizados por la cobardía y el miedo porque nos preocupamos por todo. Pero, ¿por qué? Probablemente porque vemos las noticias.
La gente dice: «Tengo que ver lo que pasa en el mundo». Ahí fuera, las noticias van a ser negativas, van a ser malas noticias; lo fueron anoche, y lo serán mañana por la noche. Creo que todos sabemos eso.
Las personas viven pegadas a sus redes sociales. Si obtienes tu visión del mundo a través de las redes sociales, eres una persona necia. Vivimos en las redes sociales, y dejamos que eso forme y moldee nuestra actitud y nuestra respuesta a la vida.
Una vida avivada no se caracteriza por la preocupación, ni por la cobardía, ni por el miedo. Entonces, dicho de una manera positiva, necesitamos vivir con audacia, coraje y valentía.
El segundo nombre de uno de nuestros nietos es Bold, Josías Bold (en español esto significa «audaz»). Me pareció interesante cuando mi hijo Ben le puso como segundo nombre Bold.
Mi nieto nació en el estacionamiento mientras mi hijo y su esposa iban de camino al hospital. Su nacimiento fue audaz. Recuerdo que mi hijo Ben dijo: «Eso es justamente lo que quiero: que mi hijo sea audaz para Cristo».
Todos necesitamos que esa audacia caracterice nuestras vidas. Pero la realidad es que no iremos más allá del miedo si no estamos dispuestos a vivir con valentía y poder. Y quiero hablar sobre el coraje y la audacia, pero antes, miremos rápidamente los otros tres puntos.
El siguiente es el poder. Cuando el Espíritu Santo obra en aquellos en quienes Él mora, entonces obra con poder y con fuerza para pelear la buena batalla de Dios. Tenemos poder para soportar pacientemente, pero también para dar buenos golpes por Cristo. Por ejemplo, tenemos poder para ser firmes en resistir la tentación. Una de las evidencias del poder del Espíritu en ti se refleja al decir: «Dios, empieza en mí».
El tercer punto es el amor. El amor se define básicamente como una rendición completa. Eso es el amor.
Cuando tenemos miedo, dejamos de vivir. Dejamos de servir. Al día de hoy se nos dice que nos aislemos, que nos encerremos y nos protejamos de nuestra cultura actual. Pero lo que realmente necesitamos hacer es ser coherentes, involucrarnos en la misión y avanzar. No deberíamos vivir en una cueva. Necesitamos estar ahí afuera, invirtiendo nuestras vidas e involucrándonos en la vida de otras personas.
Pero, el problema es que hemos dejado que nuestra cultura nos diga: «No, tienes que esconderte en algún sitio». Sin embargo, eso no es lo que Dios nos dice que hagamos.
En 1.ª Juan capítulo 4, dice: «En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor involucracastigo, y el que teme no es hecho perfecto en el amor» (v. 18).
Si estás viviendo en temor, no estás viviendo en el amor de Dios. La realidad es que el temor tiene que ver con lo que amamos. Escucha, es correcto temer a Dios en el buen sentido de la palabra, eso significa que le debemos a Dios un respeto reverencial. Entonces, si estás temiendo a Dios por quién es Él, entonces estarás haciendo lo correcto.
Pero si estás temiendo las cosas equivocadas, si te amas a ti mismo, si amas tu comodidad, tu conveniencia, tu salud, o lo que sea, entonces vas a ser un desastre. Le tememos a aquello que amamos y por eso nos da miedo perderlo. Tememos perder nuestro estatus o nuestra posición.
El amor por los demás nos lleva a renunciar a nosotros mismos. El amor obtiene su fuerza del sacrificio, ya sea en beneficio de un amigo, un vecino o un extraño.
Por último, el cuarto punto es el dominio propio. Necesitamos tener dominio propio. Ese es el poder de un hombre o una mujer que vive en un mundo dañado por el pecado y expuesto a tentaciones y placeres, pero capaz de dominarse así mismo para mantener esas pasiones, esos deseos e impulsos donde deben estar.
La victoria sobre el miedo es una decisión, y algunos de nosotros estamos tomando las decisiones equivocadas. Haz una lista de tus temores, pero no para mostrársela a alguien más; es solo para ti. En esa lista escribe cuáles son las cosas que te ponen tenso y cuáles son las cosas que te asustan. Y créeme, todos tenemos cosas que nos asustan. Yo también las tengo.
Puede ser algo tan simple como la oscuridad. Algunas personas le tienen miedo a la oscuridad. Yo solía temer a la oscuridad y debo decir que sigue sin gustarme, pero no me da miedo del todo; aunque cuando era niño me daba bastante miedo.
Permíteme contarte esta historia. Mientras estaba al final de mis años en el colegio, en nuestra casa había un interruptor de luz que estaba a unos tres pasos al final del pasillo. Estaba oscuro. Recuerdo que le pedía a una de mis hermanas pequeñas que encendiera la luz por mí, porque me daba miedo caminar tres pasos en la oscuridad. Eso es entendible cuando se trata de un niño.
Puedo recordar la historia de un niño de unos cinco años a quien su madre le dijo: «Cariño, ve a la despensa y tráeme sopa de tomate».
Y él dijo: «Mami, está oscuro ahí dentro».
Y ella dijo: «No te preocupes. Jesús estará allí contigo».
Así que, el niño se acercó a la puerta, pero no quería entrar. Finalmente, abrió la puerta y dijo: «Cristo, si estás ahí, ¿podrías pasarme una lata de sopa?».
Escucha, así somos nosotros: creemos, pero no vivimos lo que creemos ni lo practicamos. Y, por supuesto, no estoy diciendo que no tengas miedo de la oscuridad.
Algunos de nosotros estamos en oscuridad con respecto a nuestro trabajo y nos podemos preguntar: «¿Qué será lo que tendré qué hacer?».
Otros están a ciegas, en la oscuridad, al no saber qué pasará con sus familias.
Hay miedos que tenemos sobre cosas que desconocemos. Quizás tu miedo sea el miedo a la muerte. Ahora, yo creo lo siguiente: la actitud de una persona hacia la muerte te dice algo acerca de su teología.
Un médico del Hospital Johns Hopkins dijo: «No sabemos por qué las personas que viven preocupadas, tienen menor expectativa de vida que aquellas que no lo hacen, pero sabemos que es un hecho». La gente que se preocupa muere antes que aquellos que no se preocupan.
La razón por la que tenemos tanto miedo es porque tenemos una mala teología acerca de la muerte.
¿Por qué le tememos a la muerte? La muerte nos ha llevado a extremos poco saludables. Las personas viven con temores poco saludables acerca de su salud. Y no estoy diciendo que no debas cuidar tu salud, a lo que me refiero es que los miedos que tenemos no son saludables.
Nancy: Hemos estado escuchando un mensaje que Steve Canfield compartió con el personal del ministerio Life Action y de Aviva Nuestros Corazones acerca de los temores que podemos tener y sobre lo que debemos hacer con esos temores.
Al inicio de su mensaje, él mencionó los opuestos al miedo que se encuentran 2 Timoteo capítulo 1, donde dice: «Porque no nos ha dado Dios un espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio» (v. 7).
Así que en lugar de vivir en temor, este versículo nos dice que Dios nos equipa con poder, amor y dominio propio. Entonces, porque el cielo gobierna, no tenemos por qué tener miedo de lo que está sucediendo en nuestro mundo o de cualquier situación que podamos estar enfrentando ahora o en nuestro futuro.
Débora: No sé tú, pero yo necesito con frecuencia ese recordatorio. Si te encuentras abrumada por el miedo, lidiando con el desánimo o agotada por los desafíos diarios, queremos ayudarte a afrontar cada día con un corazón avivado. Espero que la primera parte del mensaje de Steve Canfield te haya animado en ese sentido. Y me entusiasma hablarte de un recurso que te dará mucha más perspectiva desde la Palabra de Dios y es el libro de Nancy titulado, Mentiras que las mujeres creen y la verdad que las hace libres.
Todas las mujeres sufren miedos, frustraciones, fracasos, ira, envidia y amargura. En este libro, Nancy DeMoss Wolgemuth arroja luz en cuanto a traer libertad a las mujeres de las mentiras de Satanás para que anden en una nueva vida llena de la gracia de Dios. Este libro expone las mentiras que las mujeres comúnmente creen, como:
- Mentiras acerca de sí mismas.
- Mentiras acerca del pecado.
- Mentiras acerca del matrimonio.
- Mentiras acerca de las emociones.
- Mentiras acerca de las circunstancias.
Te animamos a que puedas obtener una copia de este libro y oramos que sea de ánimo y aliento para ti. Visita AvivaNuestrosCorazones.com para adquirir tu copia.
Amada, todo lo que hacemos en Aviva Nuestros Corazones, desde programas como el que acabas de escuchar, hasta recursos como el que acabo mencionar, existen para ayudar a mujeres como tú a vivir con un corazón avivado mientras floreces en Cristo. Cuando apoyas este ministerio, haces posible que difundamos el mensaje de libertad, plenitud y abundancia en Cristo a mujeres en todo el mundo.
Para obtener más información sobre cómo donar o convertirte en una colaboradora mensual, visita AvivaNuestrosCorazones.com
Y bueno, mañana retomaremos el tema donde Steve Canfield se quedó en su mensaje sobre el temor. ¡No te lo pierdas!
Te esperamos el día de mañana aquí, en Aviva Nuestros Corazones.
Llamando a las mujeres a libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la series de podcast.
Únete a la conversación