
¿Anhelas la piedad?
Débora: El mundo incansablemente te incita a buscar defender tus intereses, pero esto no es lo que caracteriza a una creyente. Con nosotras el pastor Mateo Bixby.
Mateo Bixby: En vez de luchar para defender nuestros intereses personales, nosotros debemos de luchar por la piedad. Esto es lo que debería de caracterizar la vida de cada creyente, no personas que están luchando por sus propios intereses, sino personas que están luchando por vivir una vida de piedad y lo hacen con una vida de sincera humildad.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones, con Nancy DeMoss Wolgemuth, coautora de «Contra Cultural» en la voz de Patricia de Saladín. Hoy 3 de marzo de 2025.
Dentro de unos días, en muchos lugares del mundo se celebrará el Día Internacional de la Mujer. Para aquellas de nosotras que hemos puesto nuestra fe en Cristo, nuestra feminidad no la define el mundo, antes …
Débora: El mundo incansablemente te incita a buscar defender tus intereses, pero esto no es lo que caracteriza a una creyente. Con nosotras el pastor Mateo Bixby.
Mateo Bixby: En vez de luchar para defender nuestros intereses personales, nosotros debemos de luchar por la piedad. Esto es lo que debería de caracterizar la vida de cada creyente, no personas que están luchando por sus propios intereses, sino personas que están luchando por vivir una vida de piedad y lo hacen con una vida de sincera humildad.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones, con Nancy DeMoss Wolgemuth, coautora de «Contra Cultural» en la voz de Patricia de Saladín. Hoy 3 de marzo de 2025.
Dentro de unos días, en muchos lugares del mundo se celebrará el Día Internacional de la Mujer. Para aquellas de nosotras que hemos puesto nuestra fe en Cristo, nuestra feminidad no la define el mundo, antes bien, está descrita en las páginas de la Biblia. Con esto en mente, queremos compartir contigo una serie de dos episodios llamada «La verdadera belleza de la mujer», en la cual estaremos escuchando al pastor Mateo Bixby.
Él nos dará una perspectiva fresca en cuanto a la piedad que un hombre y una mujer que profesan la fe en Cristo deben tener. Te invitamos a abrir tu Biblia en 1 Timoteo 2:8-15 y disponer tu corazón para escuchar la Palabra del Señor.
Mateo Bixby: Quiero que te imagines conmigo una mujer llamada Sara. Llegó a Jesús a los 20 años de edad y a pesar de ser una mujer bastante hermosa, pues todavía no se ha casado. En parte porque sus padres la criaron para ser una mujer fuerte, independiente, con ideales, por lo menos hasta cierto grado. Feministas. Ella no necesitaba un hombre para sentirse realizada.
Desde que llegó a la iglesia ha demostrado tener un interés muy especial por la Palabra de Dios. Ha tenido la oportunidad de estudiar e incluso, ha podido compartir a veces en el grupo de hermanas, y siempre que ha compartido le han felicitado por lo bien que lo ha hecho y la bendición que ha sido.
Es una mujer que se siente contenta y alegre en su vida cristiana, pero hay como dos temas que le han generado cierta molestia mientras ha sido cristiana. Algo que le venía molestando incluso en el momento que llegó a Jesucristo, pues tiene que ver con la vestimenta.
Tiene que ver con la vestimenta porque fue creciendo en un ambiente, no cristiano. Había tenido cierto estilo de vestirse, la ropa que se ponía, le gustaba andar a la moda, con los estilos más modernos. Quizás no era una cosa muy, muy exagerada, pero sí le gustaba sentirse atractiva, que las personas la vieran y que pensaran en su atractivo. Incluso le habían enseñado que la hermosura es una de las armas que la mujer tiene para conseguir lo que quiere en la vida.
Cuando llegó a Cristo, pues sí, ajustó por lo menos un poco, pero siempre ha sido algo con lo que lucha. Está pensando por qué no puede vestir como ella quiere: «Es que mira, la salvación es por gracia y Dios nos acepta sin importar nada de lo que nosotros hacemos. Entonces es que las personas a mi alrededor juzgan mucho. Las personas a mi alrededor son muy legalistas y yo debería de poder vestir como yo quisiera, porque al fin y al cabo Dios no mira lo exterior, Dios mira el corazón».
El otro tema que le ha empezado a costar últimamente es el tema de las pastoras. Le cuesta porque de todo el grupo de jóvenes de la Iglesia, ella es la que más entiende de la Palabra de Dios.
En la iglesia permiten que alguno de los jóvenes predique, pero nunca permiten que ella predique. Cuando llegó a Cristo simplemente aceptó el hecho, ¿no? «Pues así es la Iglesia. Los hombres son los que predican». Pero recientemente ha empezado a escuchar las enseñanzas de algunas mujeres, algunas pastoras, leer libros que defienden que sí, la mujer puede ser pastora y por su mente están cruzando ahora muchos argumentos.
«Mira, es que en Cristo ya no hay hombre ni hay mujer. Eso lo dice Pablo en Gálatas 3:28. Además, Dios me ha dado un don. ¿Por qué no puedo ejercer ese don dentro de la iglesia?». También está mirando algunas de esas pastoras, y ella nota que esas pastoras visten de lujo, las ropas de las marcas más caras, relojes, anillos, collares, pulseras que valen mucho dinero, un maquillaje hermosísimo.
Y ella está pensando que es tan diferente a las mujeres de su iglesia. Y poco a poco ha estado llegando a convencerse de que en la iglesia se oprime a la mujer y que no se le permite llegar a cumplir su potencial y ha estado entrando en conflicto con hermanas de la Iglesia, incluso llegando a discutir con los pastores de la iglesia, porque ella siente que como mujer tiene que luchar por sus derechos.
Bueno. Esa es una realidad. Es posible que incluso entre nosotros tengamos mujeres que reflejan algunas de estas ideas, por lo menos con las que Sara está luchando. Esa experiencia de querer luchar por tus derechos no es una experiencia exclusiva de la mujer. De hecho, todos nosotros luchamos por defender nuestros intereses y eso sucede incluso dentro de la iglesia en ocasiones.
Lo vemos aquí en el libro de 1 Timoteo. Si recordamos, Timoteo está en la ciudad de Éfeso y dentro de la iglesia de Éfeso han surgido ciertos conflictos en la iglesia causados por falsos maestros que están invadiendo la iglesia con enseñanzas que no corresponden al evangelio, a la sana doctrina. Entonces el apóstol Pablo le escribe a Timoteo para decirle cómo él debe conducirse en la casa de Dios.
¿Y cómo debe conducirse? Nosotros recordamos que hemos resumido la enseñanza de primera de Timoteo: que la manera en que nos conducimos en la casa de Dios es defendiendo la verdad y viviendo en piedad. Y en el primer capítulo el apóstol Pablo trataba precisamente el tema más que nada de la necesidad de defender la verdad, la necesidad de defender la verdad, porque estaban maestros falsos en la Iglesia, enseñando cosas acerca de la ley que no eran verdad, estaban enseñando fábulas, estaban causando disputas y contiendas dentro de la iglesia porque querían alcanzar posiciones de influencia y de liderazgo en la iglesia.
No estaban promoviendo un amor nacido de un corazón limpio, la buena conciencia y la fe no fingida. Y entonces, para contrarrestar ese error, Dios había llamado a hombres al ministerio. Había puesto hombres como Pablo y como el mismo Timoteo, con un llamado de Dios para enseñar la buena doctrina. Y el primer capítulo termina con el apóstol Pablo diciéndole a Timoteo que debía mantener la fe y la buena conciencia, o sea, la fe, defender la verdad y la buena conciencia, vivir en piedad para que él no naufragara como Himeneo y Alejandro.
A raíz de las controversias que había en la ciudad de Éfeso, parece que la iglesia había olvidado uno de sus llamados principales, que era la conversión de los inconversos. Entonces Pablo les insta a orar por la conversión de los incrédulos, y especialmente debían de orar por sus reyes y gobernantes, porque los reyes y gobernantes tenían la posibilidad de perseguir a la iglesia o dejar que la iglesia viviera de una manera reposada y tranquila.
Y el progreso del evangelio normalmente se da mejor cuando hay, no persecución, sino donde se puede predicar libremente la Palabra de Dios. Y entonces esto permitiría también que los cristianos practicaran su vida religiosa en piedad y honestidad. Entonces ellos debían de orar por estos hombres. ¿Por qué? Porque Dios quiere que todos los hombres sean salvos.
Y entonces llegamos al versículo ocho, y en el versículo ocho el apóstol Pablo sigue explicando cómo nosotros debemos de conducirnos dentro de la casa de Dios para vivir en piedad.
Pero en vez de luchar para defender nuestros intereses personales, nosotros debemos de luchar por la piedad, debemos de luchar por la piedad con una vida de sincera humildad. Esto es lo que debería de caracterizar la vida de cada creyente, de cada persona que forma parte de la iglesia, no personas que están luchando por sus propios intereses, sino personas que están luchando por vivir una vida de piedad y lo hacen con una vida de sincera humildad.
Y lo que vamos a encontrar en este pasaje son instrucciones que Dios da para los hombres y luego instrucciones que Dios da para la mujer, para vivir demostrando su piedad, demostrando esta cualidad de sincera humildad. Y en el versículo ocho tenemos las instrucciones que Dios dapara el hombre. La mujer viene todavía más adelante.
La instrucción para el hombre aquí es lucha por la piedad con una santidad armoniosa. Lucha por la piedad con una santidad armoniosa. Les viene diciendo que deben de orar, ¿pero cómo debe ser su oración? Y nos dice en el versículo ocho. «Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar levantando manos santas, sin ira ni contienda».
Esta es una continuación del tema anterior que ha estado sucediendo en la iglesia. Nos hemos olvidado de orar por la salvación de los incrédulos y en vez de orar por eso, estamos teniendo contiendas. Hay ira dentro de la iglesia. Esto no debería de caracterizar al hombre cuando ora dentro de la iglesia.
Ahora, es curioso que menciona que los hombres oren. ¿Por qué habla de que los hombres deben de orar en este pasaje y no las mujeres?
Bueno, algunos entienden que Pablo simplemente está reflejando la realidad de que en las sinagogas las mujeres no podían orar, solamente podían orar los hombres, y que seguramente eso había continuado por cultura dentro de la Iglesia. Pero eso no es cierto, porque nosotros sabemos que en 1.ª Corintios capítulo 11, versículo 5, el apóstol Pablo habla de mujeres que oran y profetizan.
Entonces, en las iglesias donde el apóstol Pablo gobernaba, había el patrón de que mujeres participaran en, por lo menos, ciertos contextos en la oración. Entonces, ¿qué pasa aquí? Lo que entiendo de este pasaje es que Pablo está describiendo las oraciones formales de la iglesia, las oraciones que hablan o que se hacen en el contexto de la adoración formal de la iglesia, o sea, de los cultos principales de la iglesia, como el culto de predicación, las oraciones de adoración y confesión, las oraciones pastorales.
Los hombres debían de orar levantando manos santas. Ahora el punto no es tanto que levanten las manos, porque eso simplemente era la manera en que ellos normalmente oraban en ese tiempo. El enfoque no está en la postura, sino en la santidad. La santidad. Debían de orar como hombres de pureza, como hombres que vivían en santidad delante de Dios.
Entonces, lo que el apóstol Pablo está diciendo es que dentro de la adoración de la Iglesia, esas oraciones que forman parte de los cultos formales oficiales, de los cultos de predicación de la iglesia, deben ser los hombres los que están haciendo esas oraciones. Eso no implica que no hay otros contextos donde la mujer pudiera orar.
Es un contexto más informal. Bueno, en esos contextos puede haber oración, puede haber testimonio de las mujeres también, pero en el momento de la oración formal de la Iglesia, son los hombres que deben de orar en ese contexto. Pero el punto aquí es la santidad: la santidad en la oración. Un carácter humilde, santo, buscando la armonía de la Iglesia.
Es curioso que hasta a veces convertimos la oración en un arma para nuestra guerra, para nuestra lucha. En la oración mandamos indirectas. A veces eso sucede en la predicación también. Empezamos: «bueno, no voy a decir nada, pero aquí, pues…». Tiro la piedra, escondo la mano; que nadie se da cuenta.
Usamos la oración no para la honra de Dios, no para buscar los intereses de Dios, no para el avance del evangelio. Pero incluso podemos usar nuestra oración de maneras egoístas para nosotros. ¿No lo hacemos en nuestra oración personal? ¿De qué estás orando? ¿Por qué estás orando? ¿Qué estás pidiendo en tus oraciones personales? ¿Estás orando por el avance del evangelio en la salvación de los incrédulos? ¿O estás orando que te vaya bien en tu examen, que sí puedas hacer la venta esta mañana? ¿Que tus hijos no se porten tan mal?
O sea, no hay nada de malo con orar por esas cosas, pero lo que debería de caracterizar nuestras oraciones es que estamos hablando en santidad, no usando nuestras oraciones para luchar por nuestros intereses, sino orando por el progreso del evangelio.
Lo que debería de caracterizarnos entonces en nuestras oraciones es una santidad armoniosa que habla de la unidad de la Iglesia y demuestra el amor que existe en la iglesia. Y como hombres, esta instrucción nos viene a nosotros los hombres. Hombres, ¿cómo vamos en este aspecto? ¿Estamos orando? Esa sería la primera pregunta. A veces sentimos que: Bueno, yo no tengo tiempo para orar. Mi esposa es la espiritual de la familia que ella ore. Pero yo no tengo tiempo para eso. Yo voy a correr, yo voy al trabajo. Yo tengo muchas actividades, no tengo tiempo para orar.
Pero Dios pide que nosotros oremos. ¿Y qué tal tu vida? ¿Es una vida de piedad, es una vida de santidad, de pureza moral? Dios espera que los hombres vivan en santidad. Esto demuestra una genuina piedad. ¿Qué tal tu vida y tu contienda?
¿Estas palabras te describen?: Es contencioso. Eres una persona de ira. ¿Estás usando tu oración como un arma para conseguir lo que a ti te gusta o estás orando por el avance del evangelio? Esto debería de caracterizar la manera en que nosotros oramos. ¿Cómo vamos hombres? Esta instrucción es especialmente para nosotros.
Pero cuando llegamos entonces al versículo nueve, ahora sí Pablo pone la atención sobre las mujeres. Nosotros sabemos que en las iglesias de Éfeso había problemas con mujeres. Se nos dice en 1.ª Timoteo 5:13 que algunas mujeres estaban viviendo vidas de ocio, que andaban de casa en casa, que estaban siendo chismosas y entrometidas.
Traducción moderna: metiches, ¿verdad? Andaban en todo, ¡andaban en todo! Y luego estaban usando las armas que ellas tenían para defender sus intereses. Pero Pablo también tiene una instrucción para las mujeres, las mujeres piadosas, cómo deben de vivir, y no viven luchando por defender sus propios intereses, sino que viven luchando por la piedad con un carácter dócil. Lucha por la piedad con un carácter dócil.
Y de inmediato, cuando empezamos a hablar de esta forma, empiezan a «salir las garras», ¿verdad? «Mateo, ¿no sabes que estamos viviendo en el siglo 21? Esto ya es ofensivo».Bueno, sí es ofensivo en nuestra cultura moderna. Pero nuestra respuesta o nuestra responsabilidad no es vivir de acuerdo a la cultura, sino vivir de acuerdo a la Palabra.
Entonces tenemos que ir a la Palabra y ver lo que la Palabra nos dice. Y en los versículos nueve y diez el apóstol Pablo nos instruye, o instruye a las mujeres, a luchar por la piedad, enfocándose en su carácter y no en su apariencia. Debían de vivir luchando por la piedad, no enfocadas en la apariencia, sino en el carácter.
Sabemos que en la iglesia de Éfeso esto es lo que estaba sucediendo: había mujeres que estaban enfocándose en su apariencia antes que en su carácter. Y entonces el apóstol Pablo nos va a dar algunas implicaciones de lo que la piedad nos dice acerca de incluso la apariencia de la mujer. Y hay algunas personas el día de hoy que afirman: «Mira, a Dios no le importa lo externo, solo le importa lo interno».
Dios mira el corazón, como decíamos. Y hermanos, es verdad que en ocasiones la Iglesia de Jesucristo se ha enfocado desmedidamente en lo externo. Es verdad que a veces hemos caído en el legalismo, pero no podemos ir al otro extremo y entonces decir: Bueno, es que solamente importa lo interno. Es que si fuera así, entonces Pablo no daría estas instrucciones.
Lo externo debe reflejar lo interno y en lo interno deberíamos de tener un carácter dócil, un carácter piadoso, y eso se debería de reflejar entonces en lo externo. Es verdad, lo interno es más importante, pero lo externo también es importante; tiene su lugar. Y Pablo aquí nos da las implicaciones: ¿cómo es que tu piedad debe influir en la forma en que tú vistes?
Nos dice en el versículo 9:
«Así mismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos».
Aquí encontramos que el apóstol Pablo nos va a dar primero un principio y luego nos va a dar una aplicación. ¿Cuál es el principio? El principio es que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia. Ese es el principio.
Estas palabras son interesantes. Cuando habla de atavío no solamente habla de la ropa, sino de toda la manera en que ella vive. Pero describe específicamente la ropa, aunque es más amplia esta palabra que la ropa, y la ropa que debe de llevar es decorosa.
Esta palabra significa aquello que es respetable, que es honorable y apropiado. Quizás esa es la mejor palabra para describir «decorosa»; debe llevar la ropa que es apropiada para una mujer de piedad. Ahora, ¿cómo es la ropa de una mujer de piedad? ¿Qué es apropiado para ella?
Nos da dos indicaciones adicionales: debe ser con pudor y modestia. La palabra pudor describe ropa que es modesta. Va asociada con la idea de reverencia. Incluso está asociada con el concepto de vergüenza. O sea, hay una vergüenza sana que la mujer debe tener. No debe estar avergonzada de su cuerpo en el sentido como a veces lo hablamos: Es que tiene una autoestima muy baja y está avergonzada de su cuerpo.
Pero hay un recato, hay una vergüenza sana que una mujer piadosa debe tener, que impide que ella se vista de una manera inmodesta.
Ahora, la palabra modesta, como vemos, no tiene que ver exclusivamente con la sensualidad. Sí, es parte de. Pero tiene más que ver con reverencia, con recato. De hecho, la siguiente palabra se traduce modestia aquí, pudor y modestia. Esta palabra describe el dominio propio que brota de una mente sana. Describe la moderación. Y de hecho, en algunos contextos se traduce castidad. ¿Qué vemos con eso?, que no solamente conlleva la idea de moderación, de dominio propio en un sentido general, pero tiene connotaciones también de la sensualidad.
Habla también de sensualidad. Entonces, ¿cómo resumimos lo que el apóstol Pablo está diciendo aquí? ¿Cuál es el principio? Que la apariencia de una mujer piadosa es de discreción y no de sensualidad. Es discreción y no sensualidad. Ese es el principio que tenemos aquí.
Ahora, ¿cuál es la aplicación? En la segunda parte del versículo, el apóstol Pablo nos da la aplicación para la ciudad de Éfeso. ¿Qué estaba sucediendo en la iglesia en Éfeso? Bueno, había mujeres que venían con peinados ostentosos, con oro, perlas, vestidos costosos.
La palabra «peinados ostentosos» literalmente habla de trenzas. ¿Por qué? Porque en la moda de ese día, las mujeres tenían el cabello largo y hacían trenzas muy largas. Y luego apilaban nivel, sobre nivel, sobre nivel, sobre su cabeza, y entonces tenían a veces el cabello 30 centímetros encima de la cabeza con todas las trenzas que tenían, y en esas trenzas entrelazaban oro y perlas.
Entonces entraba la mujer y, ¿qué es lo primero que notabas?, este cabello ostentoso. Espectacular. Era parte de la moda de ese tiempo; así vestían. ¿Por qué? Porque querían llamar la atención.
Habla de evitar vestidos costosos. Se dice que la emperadora, la esposa del emperador Romano del tiempo, tenía un vestido que valía millones y millones de dólares en términos actuales. Un solo vestido que valía millones y millones de dólares. Las mujeres pudientes de ese contexto compraban ropa, algunos vestidos que costaban tres, cuatro o cinco veces el salario anual del obrero.
Esa era su ropa. Y probablemente ninguno de nosotros está comprando esa clase de ropa el día de hoy. ¿Pero qué es lo que está diciendo el apóstol Pablo? Ahora, noten, no está prohibiendo que la mujer tenga un cuidado apropiado de su apariencia.
No está diciendo que tiene que estar siempre demacrada, sin peinarse, vestida de harapos, ¿verdad? «Cuanto más fea sea la mujer, cuánto más fea sea su vestimenta, más espiritual es».Algunas personas así piensan, pero no es lo que el apóstol Pablo está diciendo.
De hecho, en Proverbios 31, la mujer virtuosa se viste bien, sabes lo que dice acerca de la mujer virtuosa. Incluso hay situaciones donde esos adornos de oro y de perlas, incluso vestidos costosos, pudiera ser apropiado. En Cantares describe la escena donde la novia que viene a casarse está vestida con oro.
Entonces hay situaciones apropiadas para esos adornos, pero nunca hay un contexto apropiado para la sensualidad fuera del contexto matrimonial. Y eso es lo que sucedía en aquel entonces. ¿Qué estaba pasando? Las mujeres de la iglesia estaban imitando a las mujeres más influyentes de su cultura. ¿Qué estaba guiando la forma en que ellas se vestían? ¿Su piedad? No, su cultura.
Y eso es algo que nosotros tenemos que tomar en cuenta también, porque el apóstol Pablo prohíbe la ostentosidad y la sensualidad en la vestimenta de la mujer, aquello que busca llamar la atención a su riqueza o incluso a su belleza en un sentido sensual. Todo eso, el apóstol Pablo manda que no se vista.
Entonces viene la pregunta: «Bueno hermano, ¿entonces puedo venir con un anillo de oro? ¿Puedo venir con un arete que sea de oro? Bueno, si es de plástico sí, pero que no sea de oro, ¿verdad? ¿Y si está bañado en oro? ¿Entonces sí o no?».
El punto no es llegar a ese tipo de análisis, porque, ¿qué es lo que el apóstol Pablo nos ha dicho? El principio es no vestir de manera ostentosa y sensual, sino de una manera discreta, de una manera que refleja la reverencia. Ese es el principio. Ese es el enfoque.
Entonces, hermanas, una pregunta: cuando te vistes, cuando escoges tu ropa, cuando compras tu ropa y tus adornos, ¿en qué estás pensando? ¿Quieres llamar la atención con tu vestimenta, con tu apariencia? ¿Quieres que las personas noten tu hermosura? Ella es bien bonita. ¡Mira, ella sí está a la moda! ¿Qué estás intentando comunicar con la manera en que te vistes? ¿Estás intentando comunicar las cualidades de decoro, pudor y modestia?
Dijimos que esto tiene aplicación también para el aspecto de la sensualidad. Vivimos en una cultura que promueve la sensualidad. He escuchado a veces a mujeres hablar de cómo alguien está vestida, incluso decirle a otra mujer: ¡Ay, es que te ves bien sexy en ese vestido! Tristemente, he escuchado a mujeres cristianas decir eso. Eso no debe caracterizar a una mujer de piedad.
He escuchado a madres cristianas enseñarle a sus hijas a vestir de esa forma. Eso no caracteriza a una mujer de piedad. ¡No! Sexy es sensual. Habla de sensualidad. ¿Qué es sensual? Bueno, pudiéramos meternos a muchos detalles, pero nuestro mundo nos dice qué es sensual: aquello que es corto. Aquello que es ajustado. Aquello que muestra mucha piel, escotes, piernas, aquello que es sugerente. Eso es sensual. Nuestra cultura nos lo dice.
A veces las mujeres se defienden:«¡Ay, hermano!, pero yo no estoy intentando ser provocativa, yo solo quiero estar cómoda». Hay un problema con ese argumento. Hay muchos. Déjame darte dos. ¿Alguna vez has notado que la vestimenta cómoda de la mujer siempre es más corta, más apretada y más reveladora que la de los hombres? O sea, ¿cómo es el short de un hombre y cómo es el short de la mujer? Curioso, ¿verdad? Si la comodidad fuera el punto, pues todos estaríamos igual. Pero es que la comodidad no es el único punto.
Es comodidad, pero le quiero dar un grado de sensualidad también. Y entonces tenemos que hacernos esta pregunta: ¿qué es lo que realmente estamos poniéndonos? Y el segundo problema con ese argumento es que nuestro mismo mundo nos dice que eso es sexy, que eso es sensual, que eso atrae la mirada al cuerpo de la mujer. ¿Para qué específicamente atrae esa mirada?
¿Qué es lo que las mujeres buscan, la ropa que buscan el día de hoy para atraer la mirada? Bueno, sabemos esto. Ya hemos mencionado lo corto, lo ajustado, lo que muestra mucha piel, las transparencias, los escotes, cuando se puede ver la ropa interior. A veces camisas de tirantes, a veces cuando es evidente que no llevamos ropa interior.
Todo esto comunica, ¿qué comunica?, comunica sensualidad. ¿Y cuál es el punto de Pablo? El punto de Pablo es simplemente que una mujer de piedad no busca imitar a su cultura, sino busca vivir en reverencia. Y la reverencia es ponerse ropa decorosa, pudorosa y modesta. Así es como viste la mujer; transmite esta clase de impresión. Entonces quizás tú dices: «hermano, dime entonces lo que debo de vestir». ¿Cuán corto puede ser el vestido? A ver, ¿cuánto escote, cuán ajustado?
Pero el punto no es ese. El punto es, ¿dónde está tu corazón? ¿Dónde está tu corazón? ¿Estás imitando a mujeres piadosas? ¿O estás imitando a las mujeres más influyentes de nuestra cultura? Para nosotros ya no es la esposa del emperador. Para nosotros ahora son las actrices, son las cantantes, son las influencers.
Y tristemente, hay muchas hermanas dentro de la iglesia que buscan vestir como esas mujeres para atraer la atención sobre ellas mismas en vez de buscar comunicar recato y reverencia.
Entonces el apóstol Pablo nos da esta indicación de que las mujeres deben enfocarse no en su apariencia, sino en su carácter. Y eso es lo que nos dice entonces el versículo diez. Pablo prohíbe vestir de una manera que llama la atención a tu persona, sea tu cuerpo, o sea tu estatus socioeconómico. Prohíbe la ostentosidad y la sensualidad.
¿Qué es lo que él dice que debería de caracterizarte? ¿De qué te debes de vestir? ¡De buenas obras! O sea que cuando tú entras a un lugar, las personas no deberían de estar pensando: ¡Wow, mira ese peinado! ¡Wow, mira ese vestido! ¡Mira cuán hermosa es!, sino que deberían de estar recordando tus buenas obras: Mira su reverencia. Mira su servicio. Mira la manera en que ella se sacrifica por otras personas.
Dice el versículo diez: «… sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad». Una mujer que profesa piedad es una mujer que se interesa por las buenas obras en su vida. Esa es una preocupación central para ella. Ahora, nosotros sabemos que las buenas obras no nos salvan.
Somos salvos por gracia, pero no somos salvos por las obras, pero somos salvos para buenas obras. Dios espera que una persona que vive en piedad demuestre su piedad, su salvación genuina en una vida de santidad. Lo espera de los hombres en el versículo ocho, ahora lo espera también de las mujeres.
Si vamos a profesar que somos mujeres de piedad, tenemos que priorizar las buenas obras. Esto lo encontramos en el Antiguo Testamento también. En Proverbios 31, la mujer virtuosa, dice: «Engañosa es la gracia, y van a la hermosura; la mujer que teme a Jehová, esa será alabada». ¿Cuál es la prioridad? Temer a Jehová. Proverbios 11:22: «Como zarcillo de oro en el hocico de un cerdo es la mujer hermosa y apartada de razón».
Es mucho más importante ser una mujer de sabiduría bíblica. Esto es lo que Dios espera, que esas cosas nos caractericen, que cuando las personas nos vean piensen en eso. Que vean nuestras buenas obras; que alaben a Dios por nuestras buenas obras.
Hermana, una pregunta: ¿pasas más tiempo frente al espejo o frente al espejo de la Palabra de Dios? ¿Cuál te caracteriza más? ¿Te preocupa más la calidad de tu ropa o la calidad de tus buenas obras delante de Dios? Deberíamos de preocuparnos por nuestras buenas obras.
¿Lo que vas a comprar, cómo vas a vestir, el peinado, el maquillaje, ocupan más tu mente que las cosas de Dios? ¿Piensas más en eso que en las cosas de Dios? ¿Te preocupa más que las personas vean la hermosura de tu cuerpo o que Dios vea la hermosura de tu carácter? Debemos de vivir en hermosura de carácter.
Y sabes, hermana, si tú quieres ser una mujer piadosa, entonces tú debes de hacer tu carácter prioridad sobre tu apariencia. Esto es lo que caracteriza a una mujer de piedad.
Débora: Una mujer de piedad no busca imitar a su cultura, sino busca vivir en reverencia. ¿Estás viviendo en reverencia para la gloria de Dios?
El pastor Mateo Bixby nos ha hablado verdad en el episodio de hoy, y él concluirá este tema el día de mañana.
Si el tema de hoy ha sido de bendición para tu vida y el Señor ha traído convicción sobre la importancia de crecer en piedad, queremos invitarte a visitar nuestro sitio web AvivaNuestrosCorazones.com. Ahí podrás encontrar el blog Mujer Verdadera, el cual tiene enseñanzas bíblicas sólidas que te ayudarán a crecer en piedad y te motivará a ejercerla. Recibe ánimo y enseñanza de la Palabra de Dios sobre temas de feminidad bíblica a través del contenido de audio blogs escritos y leídos por mujeres que, como tú, buscan agradar al Señor con sus vidas.
El día de mañana, continuando con nuestro pasaje de 1.ª Timoteo 2:8-15, el pastor Mateo nos hablará acerca del rol de la mujer en la iglesia. Te esperamos para un episodio más de Aviva Nuestros Corazones.
Ayudándote a perseguir una vida de piedad, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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