
Cómo cuidar a los cuidadores
Débora: Deborah Howard comparte con nosotras lo que muchos de los familiares de sus pacientes en etapa terminal piensan…
Deborah Howard: Ellos creen que su ser querido se convertirá en un ángel.
Débora: ¿Es esta una idea bíblica? Hoy examinaremos esta idea con Deborah Howard.
Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Rendición: El corazón en paz con Dios», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 3 de julio de 2025.
En la serie en la que estamos actualmente, Nancy ha estado conversando con Deborah Howard, autora del libro Sunsets: Reflections for Life’s Final Journey (en español sería Ocasos: Reflexiones para el tramo final de la vida, pero actualmente solo está disponible en inglés).
Deborah es una enfermera de cuidados paliativos que ha acompañado a cientos de personas a través del proceso de la muerte, incluyendo …
Débora: Deborah Howard comparte con nosotras lo que muchos de los familiares de sus pacientes en etapa terminal piensan…
Deborah Howard: Ellos creen que su ser querido se convertirá en un ángel.
Débora: ¿Es esta una idea bíblica? Hoy examinaremos esta idea con Deborah Howard.
Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Rendición: El corazón en paz con Dios», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 3 de julio de 2025.
En la serie en la que estamos actualmente, Nancy ha estado conversando con Deborah Howard, autora del libro Sunsets: Reflections for Life’s Final Journey (en español sería Ocasos: Reflexiones para el tramo final de la vida, pero actualmente solo está disponible en inglés).
Deborah es una enfermera de cuidados paliativos que ha acompañado a cientos de personas a través del proceso de la muerte, incluyendo a su propio hermano. Aquí está Nancy para retomar la conversación.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Deborah anteriormente mencionaste que conversas con los miembros de la familia. Y creo que lo difícil de esta etapa final, de la muerte o del proceso de morir, es no saber qué decirle a la persona que está en el lecho de muerte, o a los familiares, o a las personas que lo cuidan.
Tal vez eres una amiga que quiere pasar a visitar o en la iglesia hay una hermana que es cuidadora, y muchas veces nos quedamos sin palabra, no sabemos qué decir.
Deborah: Así es.
Nancy: Y para alguien que no sabe qué decir, quizás es mucho más fácil no decir nada. Entonces, mientras tú estabas en el proceso de ver a tu hermano ir a la presencia del Señor, ¿hubo algo que alguna amiga o miembro de la familia te haya dicho que fuera particularmente de ayuda o de ánimo? ¿O quizás te dijeron cosas que no fueron para nada alentadoras? ¿Cómo podemos hablar palabras de gracia y de ánimo a alguien que está en el proceso de perder a un ser querido?
Deborah: Quizás esto que voy a decir te sorprenda, pero creo que algunas de las cosas que me dijeron, que no sirvieron de ayuda ni tuvieron ningún beneficio, fueron estas frases: «Bueno, esta es la voluntad del Señor y Su voluntad será hecha», o «Bueno, sabemos que estará en un lugar mejor». Eso lo sé, muchas veces en medio de este tipo de situaciones tan dolorosas, estas frases no suenan para nada sinceras.
Lo que yo siempre recomiendo es evitar decir frases como esas que pueden lastimar a la persona que está dolida. Y, por supuesto, esas frases son verdad. Siempre quieren recitarte Romanos 8:28, y yo siempre les digo: «Sí, eso es verdad». Pero cuando estás experimentando este duelo…
Nancy: Necesitas escuchar palabras para la necesidad del momento y oportunas.
Deborah: Totalmente. Y claro, debes ayudar a la persona lo más que puedas, pero intenta no acercarte de una forma indiferente o superior.
Nancy: Entonces, en este punto, ¿cómo podemos acercarnos de una manera significativa, útil y a la vez alentadora?
Deborah: Todas somos llamadas a consolar a otros. El hecho de que no sea sencillo para nosotras o que no se nos dé naturalmente no quiere decir que estamos exentas de hacerlo. Uno de los propósitos del sufrimiento es enseñarnos a consolar a otras personas de la misma manera en que nosotras hemos sido consoladas.
Y ese es uno de los propósitos que Dios nos da en las Escrituras, y es por eso que cualquier cosa oportuna que podamos hacer para aliviar a la persona que está en duelo será de utilidad y de consuelo.
En ocasiones puedes preguntarte: «¿Qué puedo decir que haga una diferencia?». Bueno, quizás nada, pero tu presencia en esos momentos dirá muchísimo. A veces un abrazo cálido puede transmitir que te dueles también. La mayoría de las veces, si eres sincera, puedes decirle a la persona que está sufriendo: «No sé cómo consolarte, pero quiero que sepas que me duelo contigo. No sé qué decirte, pero quiero que sepas que me importas y estoy aquí para ti cuando me necesites».
Esta forma de sinceridad trae consuelo, ¿no es así? ¿No te consuela eso?
Nancy: Así es. Y una de las cosas que otras personas han hecho y que más me ha consolado en tiempos de pérdida, y que yo puedo hacer y he podido hacer por otros, es llevarlos al trono de la gracia.
Deborah: Absolutamente.
Nancy: Es maravilloso orar con ellos, abrazarlos, elevar una oración al Dios de toda consolación, al Dios de toda paz, al Dios de toda gracia, y decirle al Señor: «Señor, no sé qué decir o cómo ministrar a mi amiga en estos momentos. No sé exactamente por lo que está pasando, pero Tú sí lo sabes. Te doy gracias por Tu cuidado y te pido que le ministres con Tu gracia en esta situación y en estos momentos. Que ella pueda percibir Tu presencia. Dale de Tu gracia». Al encomendar a la persona al trono de la gracia, me convierto en un instrumento, en un canal en el cual Dios puede derramar Su gracia, Su consuelo y Su paz en la vida de esa persona.
Deborah: Y en un sentido más práctico, hay muchas cosas que podemos hacer para ayudar a esa persona. Ser cuidador 24/7 es uno de los trabajos más difíciles porque causa mucha angustia y agotamiento físico y emocional. Así que cualquier cosa que puedas hacer para aligerar la carga es importante.
Me encantaría dar algunas sugerencias, pero primero quiero aclarar que realmente es un lujo poder relajarse, así que si puedes decirle a esa persona, por ejemplo: «Permíteme venir y atender a Juan», o «Yo me quedo con él. Ve y relájate un poco. Toma un baño caliente o una siesta». Una siesta es algo que un cuidador casi no tiene el lujo de tomar. Generalmente necesitan dormir.
Entonces, el solo hecho de poder estar con esa persona es suficiente. No tienes que darle ningún cuidado de enfermería, sino simplemente estar ahí pendiente para que esa persona que amas pueda cuidarse y tomar un buen descanso.
Otra cosa es ir al supermercado. Cuando estás encargada de una persona 24/7, nunca hay tiempo para salir al supermercado. Así que puedes llamar y decirle: «Voy al supermercado a comprar algunas cosas, ¿qué te llevo?». Y asegúrate de que entienda de que tienes la iniciativa de llevarle algo, porque si le preguntas…
Nancy: «¿Necesitas que te compre algo?».
Deborah: Exacto, si le dices: «Cualquier cosa que necesites, llámame o déjame saber», no te llamará. Pero si llamas para ayudar en algo en específico, entonces ahí realmente los puedes ayudar. Ellos te dirán, por ejemplo: «Sí. Necesito, leche, pan y huevos», o quizás te den una pequeña lista. Eso sería una manera de ministrarles.
Otra cosa es estar ahí para ellos de maneras en las que otros no pueden. Si el cuidador llega a casa del hospital y viene del peor turno y hay visitantes en casa, puedes llamar y preguntarle: «No te preocupes, yo me encargo de la visita mientras tú tomas un tiempo para ti».
Esas pequeñas cosas significan muchísimo para un cuidador que siempre está activo. No toman pausas, siempre están con personas y tienen demasiado sobre sus hombros. Así que, cualquier cosa que puedas hacer por ellos realmente ayuda.
Tengo un amigo que corta el césped de las personas que cuidan a sus seres queridos que salen del hospital o que aún están en el hospital. Él nunca pasa a saludar. Él simplemente poda el jardín y barre la entrada.
Nancy: ¡Wow, qué ministerio!
Deborah: Y luego se retira. Eso les quita mucho peso. ¡Sean creativas! Vean cuáles son las necesidades y luego satisfagan esas necesidades. No tienes que pasar a saludarlos y hablar del tema.
Nancy: Y pienso que mucho de esto tiene que ver con ser sensibles al Espíritu Santo. Y Deborah, mientras hablamos, viene a mi mente una pareja que conocí hace años, una pareja joven. Su bebé tenía una enfermedad (ahora mismo no recuerdo cuál) pero era una enfermedad terminal.
Ellos vivían en otro estado, y en un punto sentí que debía llamarlos para saber cómo estaban. Y en ese preciso momento, su bebé había fallecido en sus brazos.
Y recuerdo que en ese momento, ellos estaban en completa agonía porque acababan de despedirse de su pequeño bebé. Realmente no era el momento ni el lugar más oportuno para estar, y menos por una llamada telefónica, pero fue una oportunidad ordenada por Dios.
Deborah: Y nunca olvidarán que tú estuviste acompañándolos en ese momento.
Nancy: Les dije: «Algo que puedo hacer ahora mismo es orar por ustedes». Ellos no podían estar en la llamada por mucho tiempo, así que lo hice rápido, pero quería que supieran que el cuerpo de Cristo estaba ahí representando a Cristo en ese momento.
En la medida en que somos sensibles al Señor y estemos dispuestas, podemos morir a nosotras mismas y a nuestros miedos. ¿Disfruto tomar el teléfono y llamar a alguien que tiene a su bebé con una enfermedad terminal? No.
Deborah: Así es, pero ¿qué dices cuando una persona lo hace?
Nancy: Que no es nada fácil.
Deborah: Pero estabas ahí.
Nancy: Sí, se trata de estar dispuesta para ser usada por Dios, ya sea de esa manera o cortando el césped o llevando comida del supermercado, enviando una nota, o lo que sea.
Deborah: Y qué consuelo tan celestial es que aun cuando el paciente tiene poca energía para abrir los ojos o conversar con la gente, es capaz de escuchar. Porque el oído es el último sentido que se pierde. Ellos pueden escuchar cosas que los consuelen.
En ese sentido, debemos recordar que se necesita hablar con mucha precaución, si tu ser querido se encuentra en coma, nosotros creemos que aún pueden escuchar. Así que no digas nada que pueda ser alarmante.
He escuchado a familiares hablar sobre los pacientes, como si no hubiera nadie en la habitación, diciendo cosas como: «¡Mira qué moradas se le están poniendo sus manos!». Yo tengo que intervenir rápidamente y decir: «Disculpa, ¿me permites un momento?», e inmediatamente les comento que su ser querido puede que no responda, pero sí puede escucharlos.
Entonces, hay que tener cuidado de no hacer ese tipo de comentarios, sino hablar cosas más amorosas y alentadoras.
Lo que también hago es informarle a los familiares que le digan a su ser querido todas las cosas importantes mientras se acerca el tiempo de su muerte, antes de que sea muy tarde para que no se queden con remordimientos. Aunque te resulte difícil, ve y habla con tu ser querido y dile lo que le tienes que decir. Dile lo mucho que lo amas, lo que significa para ti y cómo ha impactado tu vida. No esperes a que sea demasiado tarde.
Nancy: Y en tu libro hay un capítulo titulado: «La verdad sobre los ángeles y cosas que hacen ruido de noche». Quizás sea un capítulo extraño para un libro que nos habla sobre el trayecto final de la vida. Así que, háblanos un poco sobre por qué incluiste ese capítulo.
Deborah: Bueno, existen dos razones. La primera es sobre los ángeles. Actualmente parece que hay un movimiento en la sociedad que John MacArthur llama: «angelomanía», personas que están obsesionadas con los ángeles. Vas a una librería cristiana y encuentras una increíble cantidad de libros sobre los ángeles. «Sesenta y tres maneras de llamar a tu Ángel», y cosas como esas. Si pudiera usar la palabra obsesión, no creo que sea una palabra demasiado fuerte en algunos casos.
Nancy: Y otras cosas raras.
Deborah: Muchas cosas extrañas y muchas perspectivas diferentes acerca de los ángeles. Algunas de ellas hasta dan miedo. He escuchado de personas que tienen familiares o amigos muy enfermos que creen que cuando sus seres queridos mueren se convierten en ángeles.
Nancy: Yo he escuchado algo de eso. Realmente es muy extraño.
Deborah: Y piensan que ese familiar que fallece se convierte en su ángel guardián. Y nada de esto es verdad. Eso no es lo que las Escrituras enseñan sobre los ángeles y es por eso que aclaro ese mito.
Otro mito es que ven ángeles o que se comunican con los ángeles.
Nancy: ¿Te refieres a la persona que está muriendo?
Deborah: Sí, o a los miembros de la familia. Muchas veces me sorprenden algunas de las cosas que escucho sobre estos supuestos encuentros, que es muy diferente a lo que las Escrituras dicen sobre los ángeles. Hay todo tipo de ideas extrañas que escucho sobre los ángeles y por el lugar que les dan las personas.
La mayoría le da mucha más importancia a los ángeles que a Cristo mismo. Coleccionan ángeles y todo lo que tiene que ver con los ángeles.
Nancy: Y los ángeles que coleccionan tienen alas y todas son mujeres.
Deborah: Sí, todas son mujeres y tienen el cabello rizado y pelirrojo. Pero la realidad es que en las Escrituras los ángeles que se mencionan son masculinos, también los querubines que tienen alas, pero no se nos dice que los ángeles tienen alas.
Nancy: Existen muchas creencias falsas sobre los ángeles. Pero de acuerdo a las Escrituras, los ángeles tienen un rol específico. Sí existen y son seres creados, y las Escrituras dicen que son ministros a favor de los que heredan la salvación. Creemos que ellos tienen una labor específica que Dios les ordena.
Deborah: Así es y en ese capítulo yo menciono lo que las Escrituras enseñan acerca de los ángeles en lugar de toda esa falsedad, porque ellos cumplen una parte muy importante en nuestras vidas. En las Escrituras hay ejemplos de la reacción de los ángeles cuando alguien quiere adorarlos. ¿Cómo ellos responden?
Nancy: «No me adores, adora a Dios»
Deborah: Así es. Cada vez que hay una tendencia a adorarlos, ellos siempre dirigen la adoración hacia Dios. Lo que están diciendo es: «Escucha, yo no soy Dios; soy un ángel. Yo adoro al Señor al igual que tú». Realmente pensé que era importante escribir sobre la perspectiva correcta de los ángeles.
Nancy: Y gracias al Señor por el ministerio que les ha dado, pero debemos mantenerlos en el lugar que les corresponde.
Deborah: Así es. Otro tema del que escribí fue sobre «cosas perturbadoras» que suceden en la noche. Porque existe una curiosidad en la sociedad por aquellas personas que aseguran hablar con los muertos. Seguramente muchas hemos escuchado algo de eso.
Nancy: Sí. De hecho, hace un tiempo, mientras estaba en un programa de radio en vivo, respondí a una llamada en una entrevista, y esta persona mencionaba que se había comunicado con su abuela, que había fallecido hacía 10 años. En ese momento fue un poco difícil responderle en vivo, y buscar la manera de contestar de una manera compasiva, pero bíblica al mismo tiempo.
Deborah: Hay personas en los medios que incluso tienen programas sobre estos temas. Pero hoy en día en los medios de comunicación hay programas o segmentos de programas, donde se comunican con el más allá. Incluso hace tiempo existió un programa que se llamaba Crossing Over (Cruzando al más allá). Realmente hay personas que están afligidas, que han perdido a un ser querido y recurren a cualquier cosa que les traiga consuelo.
Esta es un área que yo quería aclarar sobre no recurrir a este tipo de consuelo, porque se considera ocultismo. Las Escrituras son claras sobre recurrir a psíquicos o hablar con los muertos. Es un capítulo muy corto del libro, pero quise dejar claro que no debemos buscar consuelo de esa manera.
Nancy: Y lo maravilloso es que la Palabra de Dios nos dice dónde debemos buscar consuelo, y es solo por medio de Cristo, quien es la Cabeza, y está sentado a la diestra del trono de Dios Padre en los cielos.
Podemos encontrar consuelo únicamente a través del Dios de toda consolación, el Dios de toda gracia, y el Dios de paz que ha prometido estar con nosotras cuando atravesemos por el valle de sombra de muerte.
No debemos temer ningún mal, porque Dios mismo está con nosotras, así que no necesitamos ir en busca de consuelo en seres creados cuando tenemos al Dios, al Rey y al Gobernante de todo el universo, quien nos dice: «Yo Soy tu Pastor. Yo siempre estaré contigo» (ver Salmo 23).
Deborah: Él es la única fuente verdadera de consuelo. Billy Graham escribió que su madre decía mucho esta frase: «Dios no nos consuela únicamente para que seamos consolados. Él nos consuela para que nosotros, a su vez, aprendamos de Él cómo consolar». Dios nos enseña a consolar a otros, y es a través de Su consuelo que somos usadas para poder consolar a otros.
En mi libro yo lo llamo la continuidad del consuelo, porque es un regalo que se continúa obsequiando. Así es que el consuelo funciona. Somos consolados, y esto a su vez nos enseña cómo consolar a los demás, lo que también enseña a cómo consolar a otros. Es un círculo continuo de consuelo que podemos obtener porque está provisto por Dios en las Escrituras.
Nancy: ¿Y qué piensas de hablar con los niños? Si su padre o madre o alguien muy cercano a ellos está muriendo, ¿cuál sería la manera apropiada de ministrar a los niños que están siendo impactados por la pérdida de un ser querido?
Deborah: Bueno, déjame decirte que la manera más inapropiada y el mayor error al manejar este tipo de situación, es mentirles. Ser honestos incluso con los niños pequeños es muy importante. La mejor manera de abordar la situación es siendo honestos. Cuéntales lo que está sucediendo, y si es posible háblalo en un contexto espiritual. Pero no les digan «están durmiendo».
Han sucedido incidentes donde los niños se traumatizan y no quieren dormir de noche porque creen que nunca se van a despertar. No les digan que su ser amado «se va por un tiempo», ni tampoco «la abuela solo va de viaje», porque ¿qué sucederá la próxima vez que el padre se vaya a un viaje de negocios?
Nancy: Pensarán que nunca más lo volverán a ver.
Deborah: Ellos pensarán lo peor. Los niños entienden la verdad si se les presenta correctamente. Ellos lo manejan mucho mejor de lo que piensas. Así que mi consejo es: sé honesta con ellos. Diles lo que está sucediendo porque así les muestras respeto, y también previenes que en el futuro tengan interpretaciones equivocadas que los puedan impactar de manera negativa.
Nancy: Y otra cosa que pienso es que, por lo fragmentadas que están las familias hoy en día, es muy probable que hayas visto tensión y estrés en las relaciones familiares alrededor de la persona que está en un proceso terminal, o muriendo.
Deborah: A veces es muy interesante.
Nancy: ¿Has tenido la oportunidad de ver cómo Dios trae sanidad o reconciliación mientras se acerca el final?
Deborah: Como enfermera de cuidados paliativos he tenido que mediar y decirles que cualquier diferencia que exista entre ellos, deben recordar que hay un propósito en este momento. En cierto modo, me siento como la madre que habla a sus dos hijos o algo así, pero es importante que se den cuenta de que hay un momento para discutir eso, pero que no es este. Tienen que unirse con el objetivo común de presentar un frente unificado a este paciente que se está muriendo.
En ocasiones he visto que las personas son inoportunas. A veces he tenido que pedirle a ese familiar que se retire para que haya un poco de paz. Parte de mi trabajo como enfermera es hacer todo lo posible para que el paciente esté tranquilo, así que si hay una persona que está incomodando a los demás en lugar de traer calma, en ocasiones he tenido que pedirles que se retiren.
Pero no lo hago por mi cuenta, sino que siempre le pregunto a un miembro de la familia: «¿Me permites decir esto?». Es más fácil que lo haga yo a que lo hagan ellos.
Puedo recordar algunas ocasiones cuando hacen las paces y el paciente fallece, y luego salen y dicen «Todo está perdonado», «Sabes que te amo», «Sé que no hemos hablado, pero…»; he visto mucho esto.
Nancy: Y aquí el punto es que no esperes hasta que la persona esté muriendo para hablar.
Deborah: Exactamente.
Nancy: Ve y hazlo hoy, si puedes.
Deborah: Muchas veces te quedas con remordimientos innecesarios. Lo pudiste remediar y no lo hiciste. Así es que no esperes a que sea muy tarde. Ve y habla con tu ser querido ahora.
Mi abuela a menudo me decía: «No me mandes flores cuando yo ya no esté», o «No me mandes flores a mi funeral, mándamelas ahora», así que yo lo hacía.
Nancy: Mientras ella pueda disfrutar de su aroma.
Deborah: Exactamente. De vez en cuando, aunque no fuera una ocasión especial, le enviaba flores a mi abuela. Era un pequeño detalle para darle alegría a su vida. Hacer eso es algo realmente bueno, muy bueno.
Nancy: ¿Tienes alguien a quien debas escribirle una nota hoy? ¿Alguien a quien debas pedirle perdón? ¿Alguien a quien debas perdonar? ¿Alguien a quien le debas enviar flores? ¿Unos padres a quienes debas visitar mientras tengas la oportunidad? Dios nos ha dado este día y una oportunidad para que esas relaciones sean como deben de ser. No esperes a que llegue el momento en que ya no puedas hacer nada al respecto.
Débora: Ella es Nancy DeMoss Wolgemuth hablando con Deborah Howard sobre lo que todos enfrentaremos algún día. Deborah y Nancy nos han ayudado a prepararnos para la muerte, para nuestra muerte y para la de alguno de nuestros seres queridos.
Y tú, ¿estás preparada para morir? Mañana, Nancy y Deborah nos ayudarán a vivir el día a día con propósito, de modo que estés preparada para el final de la vida. Te esperamos aquí, en Aviva Nuestros Corazones.
Llamándote a descansar en los Brazos eternos, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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