
Cuando contemplo: una reflexión acerca de la Cruz
Nancy DeMoss Wolgemuth: «Y hallándose en forma de hombre, se humilló Él mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz» (Fil. 2:8).
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Incomparable», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy 18 de abril de 2025.
El día de hoy estaremos de lleno reflexionando en los acontecimientos descritos en la Palabra de Dios que nos hablan sobre lo que sucedió el Viernes Santo. Por lo tanto, te invitamos a tomar un tiempo si te es posible y detenerte de lo que estás haciendo o simplemente ser intencional en reflexionar sobre lo que escucharás. Estamos a punto de explorar muchas Escrituras que se unen para contar esta importante historia, así que escuchemos y dejemos que la Palabra inunde nuestros corazones.
Voz masculina: «Lo llevaron al lugar llamado Gólgota, que traducido significa …
Nancy DeMoss Wolgemuth: «Y hallándose en forma de hombre, se humilló Él mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz» (Fil. 2:8).
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Incomparable», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy 18 de abril de 2025.
El día de hoy estaremos de lleno reflexionando en los acontecimientos descritos en la Palabra de Dios que nos hablan sobre lo que sucedió el Viernes Santo. Por lo tanto, te invitamos a tomar un tiempo si te es posible y detenerte de lo que estás haciendo o simplemente ser intencional en reflexionar sobre lo que escucharás. Estamos a punto de explorar muchas Escrituras que se unen para contar esta importante historia, así que escuchemos y dejemos que la Palabra inunde nuestros corazones.
Voz masculina: «Lo llevaron al lugar llamado Gólgota, que traducido significa Lugar de la Calavera. Trataron de dar a Jesús vino mezclado con mirra, pero Él no lo tomó. Cuando lo crucificaron, se repartieron Sus vestidos, echando suertes sobre ellos para decidir lo que cada uno tomaría. Era la hora tercera cuando lo crucificaron» (Mc. 15:22-25).
Nancy: «Porque yo les entregué en primer lugar lo mismo que recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras» (1 Co. 15:3).
«Cristo nos redimió de la maldición de la ley, habiéndose hecho maldición por nosotros, porque escrito está: “Maldito todo el que cuelga en un madero”» (Gal.3:13).
«Al que no conoció pecado, lo hizo pecado por nosotros, para que fuéramos hechos justicia de Dios en Él» (2.ª Cor. 5:21).
Voz masculina: «Pilato también escribió un letrero y lo puso sobre la cruz. Y estaba escrito: “JESÚS EL NAZARENO, EL REY DE LOS JUDÍOS”. Entonces muchos judíos leyeron esta inscripción, porque el lugar donde Jesús fue crucificado quedaba cerca de la ciudad; y estaba escrita en hebreo, en latín y en griego. Por eso los principales sacerdotes de los judíos decían a Pilato: “No escribas, ‘el Rey de los judíos’”. Pilato respondió: “Lo que he escrito, he escrito”»(Juan 19:19-22).
Nancy: «Porque mientras aún éramos débiles, a su tiempo Cristo murió por los impíos. Porque difícilmente habrá alguien que muera por un justo, aunque tal vez alguno se atreva a morir por el bueno. Pero Dios demuestra Su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros» (Rom. 5:6-8).
Voz masculina: «Cuando llegaron al lugar llamado “La Calavera”, crucificaron allí a Jesús y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Y Jesús decía: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Y los soldados echaron suertes, repartiéndose entre sí Sus vestidos» (Lucas 23:33-34).
Nancy: «En él tenemos redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados según las riquezas de Su gracia» (Efesios 1:7).
«Entonces mucho más, habiendo sido ahora justificados por Su sangre, seremos salvos de la ira de Dios por medio de Él. Porque si cuando éramos enemigos fuimos reconciliados con Dios por la muerte de Su Hijo, mucho más, habiendo sido reconciliados, seremos salvos por Su vida» (Romanos 5:9-10).
«Hijitos míos, les escribo estas cosas para que no pequen. Y si alguien peca, tenemos Abogado para con el Padre, a Jesucristo el justo. Él mismo es la propiciación por nuestros pecados, y no por los nuestros sino también por los pecados del mundo entero» (1 Juan 2:1-2).
Voz masculina: «Entonces los soldados, cuando crucificaron a Jesús, tomaron Sus vestidos e hicieron cuatro partes, una parte para cada soldado. Y tomaron también la túnica; y la túnica era sin costura, tejida en una sola pieza. Por tanto, se dijeron unos a otros: “No la rompamos; sino echemos suertes sobre ella, para ver de quién será” para que se cumpliera la Escritura: “Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes» (Juan 19:23-24).
Nancy: «Por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios. Todos son justificados gratuitamente por Su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios exhibió públicamente como propiciación por Su sangre a través de la fe, como demostración de Su justicia, porque en Su tolerancia, Dios pasó por alto los pecados cometidos anteriormente, para demostrar en este tiempo Su justicia, a fin de que Él sea justo y sea el que justifica al que tiene fe en Jesús» (Romanos 3:23-26).
Voz masculina: «Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo: “Tú que destruyes el templo y en tres días lo reedificas, sálvate a Ti mismo. Si Tú eres el Hijo de Dios, desciende la cruz”. De igual manera también los principales sacerdotes, junto con los escribas y los ancianos, burlándose de Él, decían: “A otros salvó; a Él mismo no puede salvarse. Rey de Israel es; que baje ahora de la cruz y creeremos en Él. En Dios confía; que lo libre ahora si Él lo quiere; porque ha dicho: ‘Yo soy el Hijo de Dios’. En la misma forma lo injuriaban también los ladrones que habían sido crucificados con Él’”»(Mateo 27:39-44).
Nancy: «Pero yo soy un gusano, y no hombre; oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo. Todos los que me ven, de mí se burlan, hacen muecas con los labios, menean la cabeza, diciendo: “Que se encomiende al SEÑOR; que Él lo libre; que Él lo rescate, puesto que en Él se deleita”» (Salmo 22:6-8).
«La afrenta ha quebrantado mi corazón, y estoy enfermo; esperé compasión, pero no la hubo; busqué consoladores, pero no los hallé y por comida me dieron hiel, para mi sed me dieron a beber vinagre» (Salmo 69:20-21).
Voz masculina: «Uno de los malhechores que estaban colgados allí le lanzaba insultos, diciendo: “¿No eres Tú el Cristo? ¡Sálvate a Ti mismo y a nosotros!”. Pero el otro le contestó, y reprendiéndolo, dijo: “¿Ni siquiera temes tú a Dios a pesar de que estás bajo la misma condena? Nosotros a la verdad, justamente, porque recibimos lo que merecemos por nuestros hechos; pero este nada malo ha hecho”. Y añadió: “Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en Tu reino”. Entonces Jesús le dijo: “En verdad te digo; hoy estarás conmigo en el paraíso”» (Lucas 23:39-43).
Nancy: «Porque también Cristo murió por los pecados una sola vez, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, muerto en la carne pero vivificado en el espíritu» (1 Pedro 3:18).
«Por eso los soldados hicieron esto; y junto a la cruz de Jesús estaban Su madre, y la hermana de Su madre, María, la mujer de Cleofas, y María Magdalena. Y cuando Jesús vio a Su madre, y al discípulo a quien Él amaba que estaba allí cerca, dijo a Su madre: “¡Mujer, ahí está tu hijo!” Después dijo al discípulo: “¡Ahí está tú madre!”. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su propia casa» (Juan 19:25-27).
«Él mismo llevó nuestros pecados en Su cuerpo sobre la cruz, a fin de que muramos al pecado y vivamos a la justicia, porque por Sus heridas fueron ustedes sanados» (1 Pedro 2:24).
Voz masculina: «Cuando llegó la hora sexta, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora novena. Y a la hora novena Jesús exclamó con fuerte voz: “ELOI, ELOI, ¿LEMA SABACTANI?”, que traducido significa, “DIOS MÍO, DIOS MÍO, ¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?”. Algunos de los que estaban allí, al oírlo, decían: “Miren, está llamando a Elías”. Entonces uno corrió y empapó una esponja en vinagre, y poniéndola en una caña, dio a Jesús a beber, diciendo: “Dejen, veamos si Elías lo viene a bajar”» (Marcos 15:33-36).
Nancy: «Porque agradó al Padre que en Él habitara toda la plenitud, y por medio de Él reconciliar todas las cosas consigo, habiendo hecho la paz por medio de la sangre de Su cruz, por medio de Él, repito, ya sean las que están en la tierra o las que están en los cielos. Y aunque ustedes antes estaban alejados y eran de ánimo hostil, ocupados en malas obras, sin embargo, ahora Dios los ha reconciliado en Cristo en Su cuerpo de carne, mediante Su muerte a fin de presentarlos santos, sin mancha e irreprensibles delante de Él» (Colosenses 1:19-22).
Voz masculina: «Después de esto, sabiendo Jesús que todo ya se había consumado, para que se cumpliera la Escritura, dijo: “Tengo sed”. Había allí una vasija llena de vinagre. Colocaron, pues, una esponja empapada del vinagre en una rama de hisopo, y se la acercaron a la boca. Entonces Jesús, cuando hubo tomado el vinagre, dijo: “¡Consumado es!”. E inclinando la cabeza, entregó el espíritu» (Juan 19:28-30).
Nancy: «Ciertamente todo sacerdote está de pie, día tras día, ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados. Pero Cristo, habiendo ofrecido un solo sacrificio por los pecados para siempre, se sentó a la diestra de Dios, esperando de ahí en adelante hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de Sus pies. Porque por una ofrenda Él ha hecho perfectos para siempre a los que son santificados» (Hebreos 10:11-14).
«Ustedes saben que no fueron redimidos de su vana manera de vivir heredada de sus padres con cosas perecederas como oro o plata, sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha: la sangre de Cristo»(1 Pedro 1:18-19).
Voz masculina: «Y Jesús, clamando a gran voz, dijo: “Padre, en Tus manos encomiendo mi espíritu”. Habiendo dicho esto, expiró» (Lucas 23:46).
Nancy: «Así que, por cuanto los hijos participan de carne y sangre, también Jesús participó de lo mismo, para anular mediante la muerte el poder de aquel que tenía el poder de la muerte, es decir, el diablo, y librar a los que por el temor a la muerte, estaban sujetos a esclavitud durante toda la vida» (Hebreos 2:14-15).
«En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a Su Hijo como propiciación por nuestros pecados» (1 Juan 4:10).
Voz masculina: «En ese momento el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo, y la tierra tembló y las rocas se partieron; y los sepulcros se abrieron, y los cuerpos de muchos santos que habían dormido resucitaron; y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de Jesús, entraron en la santa ciudad y se aparecieron a muchos. El centurión y los que estaban con él custodiando a Jesús, cuando vieron el terremoto y las cosas que sucedían, se asustaron mucho, y dijeron: “En verdad este era Hijo de Dios”» (Mateo 27:51-54).
Nancy: «Porque convenía que tuviéramos tal Sumo Sacerdote; santo, inocente, inmaculado, apartado de los pecadores y exaltado más allá de los cielos, que no necesita, como aquellos sumos sacerdotes, ofrecer sacrificios diariamente, primero por sus propios pecados y después por los pecados del pueblo. Porque esto Jesús lo hizo una vez para siempre, cuando Él mismo se ofreció» (Hebreos 7:26-27).
«Y no para ofrecerse a Sí mismo muchas veces, como el sumo sacerdote entra al Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. De otra manera, a Cristo le hubiera sido necesario sufrir muchas veces desde la fundación del mundo; pero ahora, una sola vez en la consumación de los siglos, se ha manifestado para destruir el pecado por el sacrificio de Sí mismo. Y así como está decretado que los hombres mueran una sola vez, y después de esto, el juicio, así también Cristo, habiendo sido ofrecido una vez para llevar los pecados de muchos, aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación de los que ansiosamente le esperan» (Hebreos 9:25-28).
Voz masculina: «Los judíos entonces, como era el día de preparación para la Pascua, a fin de que los cuerpos no se quedaran en la cruz el día de reposo, porque ese día de reposo era muy solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y se los llevaran. Fueron, pues, los soldados y quebraron las piernas del primero, y también las del otro que había sido crucificado con Jesús. Cuando llegaron a Jesús, como vieron que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas; pero uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza, y al momento salió sangre y agua. Y el que lo ha visto ha dado testimonio, y su testimonio es verdadero; y él sabe que dice la verdad, para que ustedes también crean. Porque esto sucedió para que se cumpliera la Escritura: “No será quebrado hueso Suyo”. Y también otra Escritura dice: “mirarán a Aquel que traspasaron”» (Juan 19:31-37).
Nancy: «Fue despreciado y desechado de los hombres, Varón de dolores y experimentado en aflicción; y como uno de quien los hombres esconden el rostro, fue despreciado, y no lo estimamos. Ciertamente Él llevó nuestras enfermedades, y cargó con nuestros dolores. Con todo, nosotros lo tuvimos por azotado, por herido de Dios y afligido. Pero Él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre Él, y por Sus heridas hemos sido sanados» (Isaías 53:3-5).
«Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, nos apartamos cada cual por su camino; pero el Señor hizo que cayera sobre Él la iniquidad de todos nosotros. Fue oprimido y afligido, pero no abrió Su boca, como cordero que es llevado al matadero, y como oveja que ante sus trasquiladores permanece muda, Él no abrió su boca. Por opresión y juicio fue quitado; y en cuanto a Su generación, ¿quién tuvo en cuenta que Él fuera cortado de la tierra de los vivientes por la transgresión de mi pueblo, a quien correspondía la herida?» (Isaías 53:6-8).
«Se dispuso con los impíos su sepultura, pero con el rico fue en Su muerte, aunque no había hecho violencia, ni había engaño en Su boca. Pero quiso el SEÑOR quebrantarlo, sometiéndolo a padecimiento. Cuando Él se entregue a Sí mismo como ofrenda de expiación, verá a Su descendencia, prolongará Sus días, y la voluntad del SEÑOR en su mano prosperará. Debido a la angustia de su alma, Él lo verá y quedará satisfecho. Por su conocimiento, el Justo, Mi Siervo, justificará a muchos y cargará las iniquidades de ellos. Por tanto, Yo le daré parte con los grandes y con los fuertes repartirá despojos, porque derramó su alma hasta la muerte y con los transgresores fue contado; llevó el pecado de muchos, e intercedió por los transgresores»(Isaías 53:9-12).
«Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a Su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él. El que cree en Él no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios» (Juan 3:16-18).
«El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él» (Juan 3:36).
«El cual no cometió pecado, ni engaño alguno se halló en su boca; y quien cuando lo ultrajaban, no respondía ultrajando. Cuando padecía, no amenazaba, sino que se encomendaba a Aquel que juzga con justicia»(1 Pedro 2:22-23).
«Pero vemos a Aquel que fue hecho un poco inferior a los ángeles, es decir, a Jesús, coronado de gloria y honor a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios probara la muerte por todos. Porque convenía que Aquel para quien son todas las cosas y por quien son todas las cosas, llevando muchos hijos a la gloria, hiciera perfecto por medio de los padecimientos al Autor de la salvación de ellos» (Hebreos 2:9-10).
«Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono y de los seres vivientes y de los ancianos. El número de ellos era miríadas de miríadas, y millares de millares, que decían a gran voz: “El Cordero que fue inmolado es digno de recibir el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, el honor, la gloria y la alabanza”. Y oí decir a toda cosa creada que está en el cielo, sobre la tierra, debajo de la tierra y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay: “Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el dominio por los siglos de los siglos”. Los cuatro seres vivientes decían: “Amén” y los ancianos se postraron y adoraron» (Apocalipsis 5:11-14).
Canción:
Digno es el que fue inmolado
Santo, santo es Él.
Un Nuevo canto, al que sentado
En el trono está
Santo, santo, santo
Es el Dios poderoso
Quien era, es y quien vendrá.
Con la creación yo canto al Rey de reyes
Tú eres mi todo, y yo te adoro.
Revestido de un arcoíris,
De relámpagos y truenos.
Honor, poder y fuerza,
La gloria sean a ti
A ti al único y sabio Rey.
Santo, santo, santo
Es el Dios poderoso
Quien era, es y quien vendrá.
Con la creación yo canto al Rey de reyes
Tú eres mi todo, y yo te adoro.
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El episodio de hoy se llama «Cuando contemplo: Una reflexión acerca de la Cruz». Espero que tengas un tiempo significativo recordando la muerte, sepultura y resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Por favor, regresa con nosotros nuevamente aquí, a Aviva Nuestros Corazones.
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Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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