
¿Cuánto anhelas ser libre?
Débora: Como nuevo creyente en Cristo, Craig Owen tuvo que enfrentarse ante la decisión de si se entregaría por los crímenes que había cometido o no. Para tomar esta decisión se hizo esta pregunta:
Craig Owen: «¿Qué tanto anhelas ser libre?». Hay una libertad que obtienes al saber que tu conciencia está tranquila y que no puedes obtener de otra manera.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones, con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Rendición: El corazón en paz con Dios», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 5 de junio de 2025.
Toda esta semana hemos estado escuchando una conversación que tuvo Nancy con Craig Owen, quien ahora está con el Señor, y con su esposa Terri. Si te perdiste los episodios anteriores puedes visitar AvivaNuestrosCorazones.com y escuchar el audio o leer la transcripción.
Los programas de esta semana nos han …
Débora: Como nuevo creyente en Cristo, Craig Owen tuvo que enfrentarse ante la decisión de si se entregaría por los crímenes que había cometido o no. Para tomar esta decisión se hizo esta pregunta:
Craig Owen: «¿Qué tanto anhelas ser libre?». Hay una libertad que obtienes al saber que tu conciencia está tranquila y que no puedes obtener de otra manera.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones, con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Rendición: El corazón en paz con Dios», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 5 de junio de 2025.
Toda esta semana hemos estado escuchando una conversación que tuvo Nancy con Craig Owen, quien ahora está con el Señor, y con su esposa Terri. Si te perdiste los episodios anteriores puedes visitar AvivaNuestrosCorazones.com y escuchar el audio o leer la transcripción.
Los programas de esta semana nos han llevado a examinar el concepto de la rendición. ¿Estamos dispuestas a tomar medidas radicales de obediencia y confiarle a Dios el resultado?
En la última parte de la historia, Craig se había entregado a las autoridades canadienses y confesó los crímenes de su pasado. Su esposa, Terri, estaba en Indiana orando para poder volverlo a ver. Ahora regresemos a la conversación entre Nancy, Terri y Craig. Él había sido perdonado por Cristo, pero se declaró culpable ante el tribunal.
Craig: Me presenté en la audiencia programada para aceptar mi declaración de culpabilidad. Y aquí es donde todo esto se vuelve un poco interesante porque allí estaba el abogado que me representaba y el fiscal del Distrito. Las pruebas se presentaron ante el tribunal en función de las particularidades del caso de cada uno de ellos.
Luego, el tribunal me preguntó: «¿Entiende usted de qué está siendo declarado culpable?».
Y yo respondí: «Sí».
Luego, mi abogado dijo: «Nuestra intención aquí es apelar al tribunal con relación a la sentencia y proceder con la aceptación de la declaración de culpabilidad para luego pasar a la etapa de sentencia». Y así sucedió.
Efectivamente, en la etapa de sentencia, como no podía ser de otra manera, el fiscal pidió la pena completa. Pidió diez años y se mostró muy convencido de que eso sería lo que ocurriría. Él dijo: «Tenemos la responsabilidad de dar el ejemplo. El hecho de que hayas huido y hayas regresado por tu propia cuenta no significa que te vayan a dar una sentencia menor».
De cualquier manera, él tenía animosidad hacia mi caso porque yo tenía un historial muy desfavorable, y creo que, para ser justos, lo que este hombre veía en los papeles era una larga carrera, o un historial, o un delincuente que pedía un trato especial, cuando en realidad parecía que lo único que yo hice fue ser un fugitivo durante seis años.
Así que este fiscal hizo todo lo posible para que yo pagara mi condena, mientras que mi abogado le decía al tribunal que yo merecía misericordia, una oportunidad, y que el hecho de que yo había regresado demostraba que me lo merecía. Incluso pude ver que el juez se estaba irritando con mi abogado porque lo que él decía no tenía sentido.
Lo cierto es que yo en realidad no merecía nada. En el tribunal de justicia insinuar que «mereces algo» solo hace que las cosas se hagan más complicadas. Puedes querer que sea así, pero el enfoque de mi abogado fue poco profesional por la forma en que lo estaba haciendo.
De hecho, fue amonestado un par de veces por su comportamiento, al igual que el fiscal. Incluso parecía que mi abogado y el fiscal estaban discutiendo y que el juez era el que estaba en medio.
Sin embargo, en medio de todo esto, una voz salió del fondo de la sala preguntándole al juez si podía escuchar al tribunal. Así que el juez hizo que el abogado detuviera su discusión, y le pidió a la persona de la voz del fondo que se acercara. Era un agente de policía, uno de los dos detectives a quien me había entregado.
El juez dijo que el agente de policía sabría explicar mejor al tribunal cuál era su punto de vista en este proceso porque él fue quien me entrevistó cuando me entregué. Así que el juez le permitió subir al estrado.
Este oficial básicamente explicó, probablemente mejor de lo que yo podría haberlo hecho, mi testimonio y sobre por qué regresé. Ahora, él no estaba de acuerdo conmigo. Él era cristiano y no apoyaba el hecho de que me dieran una sentencia menor. Pero donde sí me apoyó fue cuando habló sobre el carácter que me impulsó a entregarme.
Él dijo: «Esta fue una rendición genuina de alguien que quiere limpiar su pasado». No recuerdo cuántos años llevaba ese hombre en la policía, pero sé que tenía una carrera ejemplar. Él habló de algunas de sus credenciales y luego dijo: «En mi carrera nunca me he encontrado con una situación como esta».
Él dijo que sentía que era importante que el tribunal entendiera que, independientemente de cómo decidieran dictar la sentencia, aunque fuera potestad del juez, él creía que era importante que el juez entendiera que este no era un caso normal, y que había circunstancias atenuantes entretejidas a lo largo de todo esto.
Entonces el fiscal del Distrito se molestó y trató de que su declaración fuera eliminada del expediente porque dijo que actuaba como un abogado defensor.
Nancy: Y era justo lo que necesitabas.
Craig: Sí. De hecho, el fiscal fue censurado por el juez de manera enfática debido a ese arrebato. Al final del día, el juez tomó todo en consideración. Él sintió que, basándose en el hecho de que yo regresaría a Indiana, a los Estados Unidos, que tenía una familia y que había hecho todos los esfuerzos para tratar de lidiar con la rendición y tratar de resolver mi pasado, realmente consideró que la perspectiva del oficial era la mejor, y me condenó a seis meses de prisión.
Luego tuve un plazo de libertad condicional. Y cuando violas la libertad condicional, tienes que terminar el tiempo de libertad condicional que te queda, la cual resultó ser de seis meses. Normalmente, eso tiene que cumplirse por separado. Cualquiera que fuera el tiempo que me dieran, se le sumaban los seis meses. Pero el juez emitió una orden judicial que permitía que el tiempo de libertad condicional transcurriera simultáneamente, por lo que todavía yo estaba cumpliendo seis meses.
Casi me desmayo en la sala del tribunal. Quiero decir, fue algo que no puedo describir con palabras.
Nancy: Y probablemente el fiscal del Distrito también podría haberse desmayado.
Craig: Creo que sí. Dijo que apelaría, pero nunca recibí una notificación de la apelación, así que no lo hizo. Pero definitivamente estaba furioso.
Nancy: Fue algo muy diferente de lo peor que habías imaginado.
Craig: Ni siquiera consideré la posibilidad de seis meses. Habría sido absurdo pensar en algo como eso.
Regresé a la celda en la cárcel y, en lo que respecta al tribunal, todo quedó resuelto. Eso fue todo. Luego comencé mis seis meses.
Nancy: ¿Y pudiste llamar a Terri?
Craig: Sí, y se corrió la voz.
Terri Owen: Estábamos gritando: «¡Aleluya!».
Craig: Era como si todo el mundo dijera: «¡¿Cómo?! ¿Qué va a pasar ahora?». Pero no hubo nada más. No se agregaron más cargos.
Simplemente tomaron todos los casos que se abrieron (incluso había infracciones de tránsito como haber conducido en estado de ebriedad y ese tipo de cosas que en realidad no son nada comparadas con la gravedad de los otros casos), pero todo quedó allí. Fue borrón y cuenta nueva.
Nancy: ¿Tuviste un nuevo sentido de lo que es la misericordia?
Craig: ¡Oh sí, y de qué manera! Quiero decir, aún había pequeños obstáculos que afrontar. Regresé al centro de detención, que fue el mismo en el que estuve cuando era joven y donde tuve muchos problemas. De hecho, en ese tiempo me sacaron de varias prisiones y me enviaron a prisiones peores debido a mis problemas de conducta. Así que mi historial allí tampoco era bueno.
Pero resulta que en ese lugar todavía quedaba un guardia de aquellos que me conocía bien y que seguía intentando hacerme perder mi testimonio. Él entraba bruscamente a mi celda por las mañanas y quitaba unas fotos que tenía de la pared. Simplemente presionó todos los botones, pero sin abusar de mí ni nada de eso. Él trató de hacer todo para ver mi reacción.
Nancy: Te ponía a prueba.
Craig: Así es, pero Dios me dio la gracia de entender desde dónde me había traído, así que ya no había nada más que pudiera hacerme. La manera en que funciona el tiempo en una sentencia de seis meses es que cumples cuatro meses y luego lo terminas si tienes buen comportamiento. Así que pasé cuatro meses en la prisión y luego me liberaron. Al otro lado de la gran puerta estaban mi esposa y mi mamá esperándome. ¡Regresé a la civilización!
Nancy: Y el apoyo que la iglesia les había dado.
Craig: Me liberaron y mis padres nos alojaron en su casa durante una semana.
Terri: Dos semanas para nuestra luna de miel.
Craig: Así es, porque nunca tuvimos una cuando nos casamos. Nos alquilaron un apartamento por dos semanas, nos dieron algo de dinero y nos dijeron: «Diviértanse y vuelvan a reconectarse el uno con el otro». Y así lo hicimos inmediatamente después de mi liberación, y luego regresamos a Indiana. Los niños se quedaron con unos amigos durante esas semanas.
Luego recogimos a los niños y tuve dos semanas para reconectar con ellos y tener ese tiempo de reencuentro; después empecé a buscar trabajo. En aquel momento me ofrecieron muchas cosas y la ofrenda que se había hecho inicialmente para ayudar a mantener a mi familia se agotó al final de esa última semana que pasé con los niños. La iglesia no tuvo que recolectar una segunda ofrenda para la familia.
Terri: Y sobraron dos centavos.
Nancy: ¿Fueron unos cinco meses?
Craig: Sí, un total de cinco meses.
Terri: Correcto. Dios supo exactamente cada centavo que íbamos a necesitar.
Craig: Esa ofrenda se tomó solo una vez, en fe, como ofrenda de amor, y no hubo que tomar otra porque no fue necesario.
Nancy: Fue suficiente.
Craig: Sí. Suplió lo necesario hasta el momento en que regresamos. Y Nancy eso fue, como tú dices: «la cereza del pastel» o «el broche de oro».
Terri: Un regalo especial.
Craig: Yo confío en Dios en las cosas grandes, pero también en las pequeñas.
Nancy: Hasta el último centavo.
Terri: ¡Exactamente!
Nancy: Y Craig, ¿cómo te permitieron la entrada de regreso a los Estados Unidos?
Craig: Regresé como visitante. Al entrar al país solo tienes que decir: «Vengo de visita».
Nancy: ¿Y no tenías la residencia aún?
Craig: No. Entré como visitante. No hice ninguna declaración de «estoy haciendo esto o esto otro». Es muy fácil. Luego el siguiente paso era ir inmediatamente a inmigración en los Estados Unidos y decir: «Aquí estoy. He hecho mi restitución. He aclarado todo y quiero convertirme en residente de los Estados Unidos. Quiero llenar mi solicitud».
Presenté la solicitud y entregué mi identidad de Donald Ray Love. Todavía tenía algunas de mis viejas armas de antes, así que las entregué en la comisaría local. Me deshice de ellas; hice que vinieran a recogerlas y les dije: «Dispongan de ellas como mejor les parezca. Ya no las necesito».
Luego el departamento de policía local las recogió. Una de las armas apareció como una pistola que fue robada de la casa de un detective de la policía, un robo en su casa personal en Illinois, del cual yo no tenía conocimiento.
Era un arma callejera, es decir, cuando la consigues no sabes de dónde viene. Sin embargo, las autoridades de Illinois estaban convencidas de que yo tuve algo que ver con ese robo.
La única forma en que podía demostrar que no era así era indagar en mi situación en el momento. Cuando ocurrió ese robo, yo estaba en prisión en Texas bajo el nombre de Donald Ray Love. Primero le preguntaron a la policía de Indiana si me entregarían, y nuestra policía local dijo: «No». Ellos creían que había suficiente integridad en mi historia, así que no me entregaron.
Entonces la policía estatal de Illinois pidió la intervención del F.B.I. porque cruzaba jurisdicciones y para averiguar los hechos del caso. El F.B.I. investigó y en poco tiempo regresaron y dijeron que yo tenía la razón. No había manera de que pudiera haber robado el arma, porque en ese momento estaba en prisión en Texas.
Pero también dijeron que estaba utilizando un nombre ficticio, Craig Owen, y que mi verdadero nombre era Donald Ray Love, como ciudadano estadounidense, y que mientras estaba en prisión, encarcelado, no podría haber robado el arma.
Entonces me absolvieron del asunto de las armas en Illinois
Nancy: Y ahora no creían quién eras realmente.
Craig: No sabían quién era yo en realidad. Si me hubiera quedado con esos datos y me hubiera vuelto a cambiar el nombre a Donald Ray Love, todavía pudiera estar aquí como ciudadano de los Estados Unidos.
Terri: Pero estarías viviendo una mentira.
Craig: Sí, estaría viviendo una mentira.
Nancy: Y sabías que no podías hacer eso.
Craig: No podía. Ya pasamos por todo eso. Quiero decir, ni siquiera pienso que fue una tentación. Primero fue frustración y luego fue más humor. Simplemente muestra cuán complicadas pueden llegar a ser las cosas: mentiras, sobre mentiras, sobre mentiras. A veces es muy difícil llegar a la verdad de las cosas.
Nancy: No se podía culpar al gobierno por estar confundido en ese momento.
Craig: Exacto.
Nancy: Y como no eras ciudadano estadounidense, tuviste que pasar por el proceso de solicitud de residencia, lo que terminó siendo un proceso complicado.
Craig: Así fue. Presentamos la solicitud, y pasaron unos nueve o diez meses …
Terri: Y la negaron.
Craig: Me negaron la solicitud de residencia permanente. No nos sorprendió dadas las circunstancias, realmente esperábamos que fuera así. Tuvimos mucho apoyo de la comunidad y un congresista escribió una carta, pero Inmigración dijo: «No, gracias. Los méritos de este caso muestran que hubo problemas de vileza moral extrema»; así lo describieron. No había lugar para mí en este país con ese tipo de historial.
Tenía derecho a apelar, y si decidía hacerlo, entonces me asignarían una audiencia para argumentar el caso ante un juez federal. Entonces optamos por eso. Dijeron que la audiencia tomaría un poco en realizarse, por lo que esperábamos que ese tiempo fuera entre un año o un año y medio.
Para contarlo en fases, fueron más de quince años y aun así nunca me consiguieron una audiencia. Lo revisamos periódicamente y mi caso seguía archivado, esperando ser visto, esperando ser escuchado; pero nunca fue asignado.
Nancy: Entonces te quedaste en Indiana.
Craig: Tenía un permiso de trabajo válido para quedarme hasta que se completara la audiencia. Así que pude funcionar como residente, tener trabajo y mantener a mi familia a lo largo de los años. Las leyes de inmigración siguieron cambiando. La renovación de estas leyes, siempre afectan un caso, y eso frena las cosas. Incluso hubo una gran revisión en 1986 y eso atrasó todo mi proceso.
Luego hubo otra revisión en 1996, pero esa fue la más grande porque, a diferencia de las revisiones anteriores, se aplicó de forma retroactiva. Eso significaba que algunos de los detalles de la ley se aplicarían a cualquiera cuyos casos estuvieran ante las audiencias, y uno de esos era el mío.
Según la nueva ley, ya no le correspondía al juez federal tomar una decisión para mi caso; ahora necesitaría un indulto, un perdón presidencial para que, en mi caso, pudiera quedarme y obtener la residencia permanente.
Entonces supimos en ese momento que ya no tendríamos un ámbito legal que perseguir. No vinieron a decirme: «Bueno, ahora tienes que irte», pero lo sabíamos por la estructura de la ley, y varias firmas de abogados hicieron un par de interpretaciones y todas eran consistentes con la misma respuesta. A menos que fuera un indulto presidencial, esa era la única manera en que podía quedarme. No consideramos que tuviéramos argumentos suficientes para solicitar un indulto.
Fue entonces cuando comenzamos a hacer planes para regresar a Canadá, porque sentíamos que Dios nos había dado esa ventana de quince años para criar a nuestros hijos. Ya todos eran independientes. Más que nunca en nuestras vidas estábamos en una mejor posición para poder hacer esto. Todavía teníamos el deseo de quedarnos, por lo que era triste pensar en que teníamos que irnos. Pero, por otro lado, sentíamos que al menos tuvimos la oportunidad increíble de poner todo en orden.
Nancy: Y aquí fue donde el Señor te trajo a la fe, te discipuló y te arraigó espiritualmente.
Terri: Así fue.
Craig: Al pasar los años, nos mudamos de Covington y fuimos discipulados en otras iglesias. Nos habíamos involucrado en otras iglesias y en el ministerio. Nuestras vidas estaban fuertemente involucradas en la iglesia y estábamos donde Dios quería que trabajáramos y sirviéramos.
Nancy: Y Craig, pensando en el costo de estar bien con Dios, de tener tu conciencia tranquila (aunque hace ya muchos años que lo superaste), pero en ese momento, tenías veintitantos años y una familia con cuatro hijos. Mucha gente te podría haber entendido si hubieras decidido no entregarte.
Pero si no recuerdo mal, dijiste que sentías que serías más libre incluso cumpliendo la condena en prisión que si no lo hubieras enfrentado.
Si miraras atrás ahora, ¿qué pudieras decirle a alguien que está pensando que este tema de la conciencia tranquila es algo demasiado difícil de abordar?
Craig: No niego el hecho de que pueda ser muy difícil. Si fuera fácil, no creo que hablaríamos tanto de ello. El costo es real. Hay dificultades que pueden seguir; pero llega ese punto en el que Dios toma el control, te da bendiciones y te da paz.
En retrospectiva, aunque no fue una decisión fácil, la alternativa era vivir siempre mirando por encima del hombro, preocupado por que alguien se enterara y preguntándote cuándo descubrirán que existe una orden de arresto por ahí.
Eso es más bien del lado criminal de las cosas, pero puedes aplicarlo a cualquier nivel. Puede ser con alguna relación, puede ser con cuestiones relacionadas con el trabajo, o con personas conocidas. La pregunta es: ¿Qué tanto anhelas ser libre? Hay una libertad que obtienes al saber que tu conciencia está tranquila y que no puedes obtener de otra manera.
Débora: Hemos estado escuchando el testimonio de Craig Owen, quien tuvo que dar algunos pasos importantes para rendirse al Señor y limpiar su conciencia.
Nancy habló con Craig y su esposa Terri antes de que Craig se fuera a casa para estar con el Señor, después de una lucha contra el cáncer. Escucharemos más de Craig en un momento.
Y amada, puede que no estés enfrentando las mismas circunstancias que Craig Owen, pero todas debemos rendirnos al Señor. Para cada una de nosotras, eso significa tomar algunas decisiones prácticas y difíciles. Nancy te muestra por qué es tan importante darle el control al Señor en su libro Rendición. Ella te da una comprensión bíblica de lo que es rendirse al Señor y te guía a través de algunos pasos prácticos que te ayudan a enfrentar los temores que pueden tentarte a no rendirte. Nos encantaría que recibas una copia del libro Rendición: El corazón en paz con Dios.
Es nuestra manera de decirte «gracias» cuando apoyas a Aviva Nuestros Corazones con una donación este mes de junio. Y la verdad es que no podemos ofrecer el programa sin el apoyo de oyentes que creen en el mensaje del ministerio, quieren que continúe y tienen la carga de compartir este mensaje con otros. Estamos muy agradecidas por la oportunidad de compartir este pódcast contigo semanalmente y si Dios así lo dispone en tu corazón, puedes hacer tu donación visitando AvivaNuestrosCorazones.com.
Y bueno, el día de mañana Craig y Terri Owen hablarán de un tipo diferente de rendición, no a la policía ni a los tribunales, sino al pronóstico de salud.
A principios de esta semana escuchamos como Dios cambió el corazón de un fugitivo criminal cuando asistió a uno de los retiros de avivamiento del ministerio de Life Action. Craig y Terri regresan para contarnos más sobre este retiro.
Craig: No puedes escribir el guion de lo que sucederá. Y claro, puedes hacer planes y metas, aprendes a estructurarte allí en medio de la situación, pero en última instancia, lo que haces es simplemente tratar de establecer principios bíblicos y permitir que el Espíritu Santo se mueva y no esté atado por los asuntos cotidianos o problemas que tengamos en la congregación.
Una vez que eso suceda, realmente podrás ver lo que Dios quiere hacer entre Su pueblo. Tu iglesia no será la misma, pero ¿quieres que así sea?
Nancy: Y ustedes experimentaron el avivamiento.
Terri: Totalmente.
Craig: Así es.
Nancy: Y no solo de manera personal, sino que vieron la obra del Espíritu de Dios en la congregación.
Terri: Correcto.
Craig: Absolutamente.
Nancy: Y han estado en muchas iglesias desde entonces. ¿Se encuentran anhelando volver a experimentar algo como eso?
Terri: Anhelamos ese avivamiento porque lo hemos probado y queremos verlo nuevamente. Hay tantas iglesias que están tan secas. No tienen hambre de Dios, y por eso me encuentro orando constantemente: «Señor, avívanos. Ven aquí. Lo necesitamos». Cuando Dios te dice que hagas algo, es mejor que lo hagas.
Craig: Lo triste es haber experimentado ese avivamiento congregacional y la intensidad con la que obró espiritualmente, y luego estar en una iglesia regular constantemente a la expectativa, es decir, sabes que tienes una gran iglesia, tienes buenos creyentes, buenos programas, tienes cosas sustanciales que ayudan a las personas a entender su caminar con Dios, pero aun así no los lleva al umbral de un verdadero avivamiento.
Y el avivamiento es algo que cuando lo experimentas…
Terri: …no lo olvidas.
Craig: Exacto, simplemente no lo olvidas. He orado por ello en cada iglesia en la que hemos estado.
Terri: Continuamente.
Débora: Llamándote a libertad, plenitud y abundancia en Cristo, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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