
El evangelio en tus pensamientos diarios
Débora: ¿El evangelio afecta tus pensamientos día a día? Con nosotras Carrie Gaul.
Carrie Gaul: Antes de compartir las buenas nuevas del evangelio a otros, debemos comenzar por hablarnos el evangelio a nosotras mismas (diariamente, continuamente) porque, como sabemos, nuestras vidas son enormemente impactadas por la conversación que tenemos en nuestra mente todos los días.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 6 de mayo de 2025.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Hoy quiero darle la bienvenida nuevamente a Aviva Nuestros Corazones a nuestra invitada de esta semana, ella es mi amiga y compañera en el ministerio desde hace mucho tiempo, Carrie Gaul.
Carrie, es hermoso servir contigo en este ministerio. Dios te ha usado de muchas maneras: has enseñado estudios bíblicos en nuestro ministerio y en nuestra comunidad, y eres parte de nuestro departamento de correspondencia bíblica.
Carrie también es …
Débora: ¿El evangelio afecta tus pensamientos día a día? Con nosotras Carrie Gaul.
Carrie Gaul: Antes de compartir las buenas nuevas del evangelio a otros, debemos comenzar por hablarnos el evangelio a nosotras mismas (diariamente, continuamente) porque, como sabemos, nuestras vidas son enormemente impactadas por la conversación que tenemos en nuestra mente todos los días.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 6 de mayo de 2025.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Hoy quiero darle la bienvenida nuevamente a Aviva Nuestros Corazones a nuestra invitada de esta semana, ella es mi amiga y compañera en el ministerio desde hace mucho tiempo, Carrie Gaul.
Carrie, es hermoso servir contigo en este ministerio. Dios te ha usado de muchas maneras: has enseñado estudios bíblicos en nuestro ministerio y en nuestra comunidad, y eres parte de nuestro departamento de correspondencia bíblica.
Carrie también es esposa, madre, abuela, y sé que les encantará escuchar esta semana lo que ella tiene que decir desde lo profundo de su corazón, sobre todo este tema de la aprobación. Es algo que siempre estamos buscando y algo que, como Carrie compartió en el episodio anterior, tenemos y podemos encontrar en Cristo. Ella nos está enseñando lo que significa ser aprobada.
Así que abran sus oídos, sus corazones y sus Biblias, y profundicemos y pidámosle al Señor que hable a nuestros corazones hoy sobre lo que significa ser aprobada en Cristo. Carrie, muchas gracias por acompañarnos.
Carrie: Gracias, Nancy. Si tienen sus Biblias, vayan conmigo a 1.ª Tesalonicenses 2:4. Hoy profundizaremos un poco más en este pasaje. El día de ayer iniciamos con una ilustración sobre una taza vacía para simbolizar la forma en que nosotras, como mujeres, a menudo buscamos satisfacer nuestra necesidad de aprobación a través de las relaciones que tenemos,
Ya sea con nuestras amigas, nuestros cónyuges, nuestros hijos, nuestros compañeros de trabajo, a veces incluso con nuestros amigos en redes sociales, siempre nos estamos preguntando: «¿Soy suficiente? ¿Soy digna? ¿Soy aprobada?
Vimos en 1.ª Tesalonicenses 2:4 que aquellas de nosotras que hemos puesto nuestra fe en Jesucristo ya hemos recibido el sello divino de aprobación en nuestras vidas, no por nuestras propias obras (lo que hemos hecho o no) sino por las obras de Cristo, por Su vida, Su muerte y Su resurrección.
Como mujeres, nuestra desesperada necesidad y anhelo, de aprobación ya ha sido satisfecha en Cristo Jesús. Somos receptoras, somos destinatarias de lo que Cristo ha logrado a través de los hechos históricamente documentados de Su vida, Su muerte y Su resurrección. Y como resultado, como hemos puesto nuestra fe en Él, ya no estamos bajo condenación. Hemos sido declaradas irreprensibles, irreprochables y sin mancha por un Dios santo y justo. Hemos sido aprobadas.
Los efectos prácticos, transformadores y casi inimaginables surgen de esta verdad: las obras Cristo, completadas en el pasado, continúan en las circunstancias presentes de nuestras vidas hoy. Entonces, amigas y compañeras seguidoras de Cristo:
- ¿Cómo afectó tu vida en las últimas veinticuatro horas el hecho de que eres aprobada por Dios?
- ¿Cómo afectó tu interacción con tu esposo anoche?
- ¿Cómo afectó tu interacción con tus hijos pequeños mientras intentabas salir de tu hogar esta mañana?
- ¿Cómo te impacta en esas relaciones difíciles el hecho de que Dios ya te haya aprobado?
Quizás algunas de ustedes tengan un ser querido que lleva muchos meses sin hablar con ustedes y se niega a reconciliarse. Hay muchas madres jóvenes aquí en la audiencia hoy. ¿Cómo te impacta la verdad de que eres aprobada, cuando simplemente estás luchando por sobrevivir a medianoche mientras alimentas a tu bebé, y las noches de insomnio, a la realidad de una casa caótica? ¿Cómo afecta eso el hecho de que eres digna de aprobación, y de que eso ya ha sido establecido?
No se basa en si hoy tomaste un baño o no. No se basa en si tu casa está tan reluciente que podría aparecer en una revista. Se basa en el hecho de que Dios, debido a Su amor por ti, envió a Su Hijo a morir en tu lugar y te ha dado Su justicia.
Estas gloriosas verdades de las que estamos hablando, son realmente las verdades del evangelio y han sido verdad en mi propia vida. Son verdades que acepto por completo, verdades por las que estoy profundamente agradecida.
Sin embargo, con demasiada frecuencia en mi propia vida, esas verdades parecen, de alguna manera, separadas de mi realidad diaria.
Es como si existiera un enorme abismo entre las verdades transformadoras del evangelio y la realidad cotidiana de nuestras vidas, y eso es un problema.
Es un problema porque 1.ª Tesalonicenses 2, versículo 4 dice que no solo hemos sido aprobadas por Dios, sino que se nos ha confiado el evangelio para hablarlo, para compartirlo. Verás, no es que se trate de recibir este regalo increíble y luego aferrarnos a él, sino que tenemos la oportunidad, la encomienda de compartirlo con otros. La Biblia nos llama mayordomos, embajadores de este maravilloso regalo que es el evangelio.
Si hoy te pidiera que escribieras lo que crees que es el evangelio, ¿qué dirías? Ojalá tuviéramos tiempo para interactuar y definir lo que pensamos que es el evangelio; me encanta hacer dinámicas en mis estudios. Es un término que muchas de nosotras conocemos desde que éramos niñas, algunas de nosotras desde el vientre de nuestras madres, y otras desde hace años. Usamos el término con frecuencia, pero ¿qué es realmente? ¿Qué significa?
¿Cuáles son las buenas noticias del evangelio? La siguiente definición es quizás una de las más concisas. Puedes marcar esto en tu Biblia (yo lo marqué en mi Biblia como la definición más concisa que conozco, en las Escrituras, de lo que es el evangelio). Se encuentra en 1.ª Corintios 15, en el versículo 1:
«Ahora les hago saber, hermanos, el evangelio que les prediqué, el cual también ustedes recibieron, en el cual también están firmes…
Porque yo les entregué, en primer lugar, lo que también recibí, [y es esto] que Cristo murió por nuestros pecados [ese es el punto número uno] conforme a las Escrituras, que fue sepultado, [ese es el punto número dos] y que resucitó al tercer día conforme a las Escrituras» (vv. 1, 3-4).
Ese es el evangelio en palabras sencillas.
No lo leas apresuradamente. Muy a menudo lo que nos resulta familiar se convierte en «ruido blanco». Lo escuchamos, lo leemos rápidamente y seguimos adelante. ¡No dejes que eso suceda! Haz una pausa, piensa, medita, y deja que las realidades prácticas que fluyen de la vida, la muerte y la resurrección de Jesús penetren en tu corazón… ¡Es asombroso!
Él murió por tus pecados para que tú no tuvieras que hacerlo. Él pagó la pena por tus pecados, fue separado de Su Padre para que ustedes y yo nunca tengamos que estarlo, ¡pero Él ya no está muerto, amigas mías! ¡Ya no está muerto! Servimos a un Salvador resucitado. Estas verdades y todo lo que se deriva de ellas transformarán radicalmente tu vida y, cuando lo hagan, nunca volverás a ser la misma.
No podrás dejar de hablar de ello. Lo dirás a otros. Querrás que experimenten el amor de Cristo que tú has recibido. No puedes guardarlo para ti misma. Vi esto tan desarrollado recientemente de una manera tan hermosa en una conversación con un familiar que ha seguido a Cristo, probablemente durante más de cincuenta años.
Ella estudia la Palabra. Sirvió más de veinte años en un ministerio en la cárcel, pero para ser honesta, y si estuviera aquí hoy, creo que les diría que en ocasiones a ella misma le cuesta creer lo que tanto le ha afirmado a otras personas durante estos años. Hablé con ella por teléfono a principios de esta semana y le dije: «¿Sabes?, puedo pedir perdón por compartir esto o puedo pedir permiso». Ella me dio permiso.
En ocasiones ha luchado contra sentimientos de aislamiento, de descontento, sentimientos de no ser amada, de desánimo y derrota. Ella se encuentra en medio de una lucha contra el cáncer y esta preciosa mujer está experimentando la frescura de las verdades del evangelio de una manera que está transformando todo en ella.
Está transformando su forma de pensar. Está transformando las palabras que salen de su boca. Está transformando su forma de ver las cosas. Sus circunstancias no han cambiado; de hecho, están empeorando, pero en medio de esa realidad se encontró con Cristo y se lo está contando a todos.
Hace poco me dijo: «Carrie, ya sabes que viva o muerta, soy una hija perdonada por Dios. Él camina conmigo y habla conmigo. Carrie, Dios no nos ama porque le hayamos obedecido; Él nos ama porque Él es amor». Mi amiga ha seguido a Cristo durante años, pero yo nunca la había escuchado que disfrutara de ese tipo de libertad en su vida. Ahora lo está experimentando; es una nueva sensibilidad del evangelio la que la está transformando dramáticamente.
Las Escrituras dicen en 1.ª Juan 4:16: «Y nosotros hemos llegado a conocer y hemos creído el amor que Dios tiene para nosotros». Ella conoce el amor de Dios desde hace años, pero está empezando a creerlo verdaderamente. Lo que alguna vez fue un deber (compartir las verdades del evangelio), ahora se ha convertido en un gran deleite.
Ella ya no está cumpliendo simplemente con una obligación, sino que comparte desde un corazón desbordante que ha sido profundamente tocado por el amor desbordante, extravagante, perseverante e inmerecido de su Salvador.
Amigas mías, antes de que podamos hablar las buenas nuevas del evangelio a otros, tenemos que comenzar hablándolas a nosotras mismas, diariamente, continuamente, porque como sabemos, nuestras vidas se ven increíblemente impactadas por la conversación que se produce dentro de nuestra mente todos los días.
De hecho, ¿sabías que la conversación que estás teniendo ahora contigo misma superará con creces cualquier conversación que tengas con otras personas? Ustedes me están mirando atentamente como si realmente estuvieran escuchando, pero muchas de ustedes están escuchando a sus mentes en este momento. Nuestros pensamientos influyen; nos impactan.
De manera que si escucháramos la conversación que estás teniendo en tu cabeza en este momento, ¿qué te escucharíamos decir sobre tus realidades presentes?
¿Qué te escucharíamos decir sobre tu pasado? ¿Qué te escucharíamos decir sobre lo que está por venir en tu futuro? ¿Cómo estás aconsejando a tu propio corazón? Y como Nancy ha dicho muchas veces: ¿Lo estás haciendo con la verdad del evangelio?
Me encantaría que me acompañaras a 1 de Pedro. En su carta, Pedro nos brinda una idea de cuán crucial es que resaltemos las verdades del evangelio a las realidades de nuestra vida diaria.
1.ª Pedro es una carta escrita por el apóstol Pedro a un grupo de creyentes que vivieron durante una época tumultuosa de la historia. Estaban dispersos geográficamente, habían huido de una oposición gubernamental cada vez más hostil a su fe en Cristo.
Estaban separados de sus seres queridos, de su familia, de sus amigos y rodeados de lo desconocido. Estaban sufriendo por la causa de Cristo, viviendo constantemente bajo la amenaza de: «¿Y ahora qué? ¿Qué pasa si…? ¿Qué pasará hoy?». Estaban vulnerables, luchaban y eran constantemente vigilados.
Al considerar a los creyentes a quienes Pedro les escribe en 1 Pedro, en el capítulo 4, no es difícil imaginar que posiblemente tuvieron oleadas de desánimo y confusión, incluso de derrota y desesperación. El propósito de la carta de Pedro a los creyentes es animarlos, equiparlos y ayudarlos a fijar su mente en lo que es verdad.
Hoy en día sabemos que a aquellos creyentes les esperaban peores días de persecución. Vayamos a 1.ª Pedro 4, comenzaremos en el versículo 7 y seguiremos leyendo hasta el versículo 10:
«Pero el fin de todas las cosas se acerca. Sean pues ustedes prudentes y de espíritu sobrio para la oración. Sobre todo, sean fervientes en su amor los unos por los otros, pues el amor cubre multitud de pecados. Sean hospitalarios los unos para con los otros sin murmuraciones. Según cada uno ha recibido un don especial, úselo sirviéndose los unos a los otros como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.
Amados, no se sorprendan del fuego de prueba que en medio de ustedes ha venido para probarlos, como si alguna cosa extraña les estuviera aconteciendo. Antes bien, en la medida en que comparten los padecimientos de Cristo, regocíjense, para que también en la revelación de Su gloria se regocijen con gran alegría» (vv. 7-10, 12-13).
Pedro les dijo a esos creyentes: «¡Escúchenme! El tiempo es corto. El final de todas las cosas está cerca. Eso no es malo. Es lo que estábamos esperando y anticipando con ansias. Es lo que estábamos aguardando». Y por eso, capta su atención y les da una lista muy interesante.
Él dice:
- Sé prudente y de espíritu sobrio
- Ama profundamente
- Sé hospitalario
- Conoce y usa tus dones espirituales.
- No te sorprendas del fuego de prueba
Podríamos pasar días hablando de esa lista y de cómo esas realidades impactan los días que vivimos hoy.
Pero en el día de hoy, quiero que simplemente nos centremos en la prioridad que nos da Pedro cuando dice: «Sean prudentes». La palabra en griego es sophroneo. Significa «estar en su sano juicio o pensar correctamente». La palabra proviene de dos palabras: la palabra so, de sozo, que significa «salvar», y luego de sophron, que significa «sobrio», y luego la adjuntamos a la palabra phren en griego, que significa «mente».
Y por eso significa «pensar con una mente salvada» o «una mente sana». A aquellos que se encuentran en medio de circunstancias difíciles, Pedro les dice: «Amigos, el tiempo es corto y tenemos que mantenernos enfocados. Estamos rodeados de distracciones…», y algunas de ustedes conocen esa realidad hoy.
Hay cosas que suceden a tu alrededor que son inquietantes, alarmantes y, a veces, incluso aterradoras. ¡Pero escúchenme, escucha! ¡Enfócate! Me imagino a mi dulce nuera, que está aquí hoy, tomando en sus manos el rostro de su pequeño hijo Josué, de dos años y medio, y diciéndole: «Josué, mírame. ¡Mírame!».
Pedro dice: «¡Mírame! Es posible que mantengas la calma y la serenidad en medio de todo lo que sucede a tu alrededor. Es posible que tengas una mente centrada, independientemente de las circunstancias que se desarrollen a tu alrededor».
Si estás aquí hoy y estás escuchando mi voz y tienes circunstancias que se están saliendo de control (relacional, física, financiera o emocional), ¿puedo preguntarte cuáles son los pensamientos que llenan tu mente?
¿En qué estás pensando? ¿Cuáles son los pensamientos que llenan tu mente cuando te vas a dormir por la noche? Cuando te despiertas por la mañana, ¿cuál es el primer pensamiento que te viene a la mente? ¿De qué estás hablando contigo misma?
Puede que digas: «Carrie, mi vida está en un torbellino en este momento, ni siquiera sé en qué estoy pensando». Entiendo. He estado allí…He estado allí.
Pero también puedo decirte por experiencia propia que cuando he estado en ese lugar, el centro de mis conversaciones con otros generalmente representa lo que sucede en mi mente, refleja lo que estoy pensando. Las Escrituras dicen: «De la abundancia del corazón habla la boca». Lo que hay en tu corazón es lo que saldrá de tu boca.
- ¿Cuál es el centro de tus conversaciones?
- ¿De qué estás hablando con los demás?
- ¿En qué estás pensando hoy? ¿Qué te estás diciendo a ti misma?
- ¿Estás pensando con una mente centrada?
¿Tienes puesto el casco de salvación, la esperanza de nuestra salvación, firme sobre tu cabeza? ¿Estás resaltando las verdades de la vida de Cristo, Su obra a tu favor, sobre la realidad de lo que sea que estés viviendo cada día? ¿Existe un enorme abismo entre la verdad, las buenas noticias del evangelio que transforman vidas, y las realidades cotidianas de tu vida?
1.ª Tesalonicenses 2:4 dice que hemos sido aprobadas por Dios para que se nos confiara el evangelio, por eso hablamos, primero a nosotras mismas y luego a los demás.
Nancy: Carrie, eso es algo tan grande en mi vida, en cada una de nuestras vidas, que hablemos a nuestros corazones de acuerdo con la verdad de la Palabra de Dios, y luego dejemos que esa verdad transforme la forma en que pensamos y reaccionamos ante todo en vida: una mente centrada, una mente sana.
Si no tenemos eso, ¿cuál es la siguiente opción? ¡La locura! Te vuelves loca, porque las circunstancias de la vida, las interrupciones inesperadas, los dolores de cabeza inesperados, las noticias inesperadas del médico, lo que sea que esté pasando con tus hijos y su etapa de la vida, o tu soltería y esa etapa de la vida… Todas esas cosas nos abruman. Te volverías loca si no tuvieras la verdad de la Palabra de Dios hablando en tu vida, y cambiando tu vida y cambiando la forma en que vives.
Es por eso que estoy tan agradecida de que tengamos un ministerio como Aviva Nuestros Corazones, en el que, maestras como Carrie, maestras que entrevistamos, podemos un día a la vez, seguir llevando esa verdad en nuestros propios corazones y mentes y trasmitiéndolas a las vidas de las demás.
Esa dosis de verdad de unos minutos al día no es suficiente. La necesitamos todo el día. Necesitamos regresar a ella durante todo el día. Por eso tratamos de ofrecer recursos que puedan animarte a profundizar en la Palabra y a dejar que la verdad de la Palabra de Dios renueve tu mente, cambie tu forma de pensar, cambie tu vida.
Es por eso que nos encantaría que tuvieras una copia del libro Mentiras que las mujeres creen. Como mujeres, todas sufrimos frustraciones, fracasos, ira, envidia, amargura, y la lista puede continuar. Y en este libro escribí acerca de cómo la luz de Cristo arroja verdades al tema tan oscuro de las mentiras que el enemigo quiere creamos. Hoy puedes andar en una vida llena de la gracia de Dios en la medida que alimentes tu mente con las verdades del evangelio.
Puedes obtener una copia cuando visites AvivaNuestrosCorazones.com
Y bueno, te esperamos mañana en el próximo episodio de Aviva Nuestros Corazones, porque Carrie compartirá una ilustración sobre estas verdades que al compartirlas ha impactado profundamente a las mujeres de todo el mundo. ¡Te esperamos!
Débora: Ella es Nancy DeMoss Wolgemuth con nuestra invitada, Carrie Gaul.
Te esperamos mañana aquí, en Aviva Nuestros Corazones para continuar junto a Carrie nuestra serie «Aprobada».
Ayudándote a contemplar la belleza del evangelio, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la series de podcast.
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