Sabiduría y obediencia
Débora: Nancy imagina cómo habría sido vivir como Salomón, quien fue el hombre más sabio que jamás haya existido. Sin embargo, a pesar de ese título, él desobedeció a Dios.
Nancy DeMoss Wolgemuth: «La vida va muy bien. ¡Oh, cierto! Ese pequeño detalle que Dios dijo acerca de que las esposas desviarían el corazón del rey no se aplica al mío. Mi corazón está dedicado al Señor». ¿Cómo pudo justificar eso? ¿Cómo lo racionalizó? No lo sé, pero aparentemente lo hizo.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, coautora de «En busca de Dios», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 11 de julio de 2025.
¿Sabes? Puedes aprender mucho observando las vidas de las personas sabias. Estamos a punto de observar la vida de un hombre que fue llamado el más sabio que jamás haya existido, pero, a pesar …
Débora: Nancy imagina cómo habría sido vivir como Salomón, quien fue el hombre más sabio que jamás haya existido. Sin embargo, a pesar de ese título, él desobedeció a Dios.
Nancy DeMoss Wolgemuth: «La vida va muy bien. ¡Oh, cierto! Ese pequeño detalle que Dios dijo acerca de que las esposas desviarían el corazón del rey no se aplica al mío. Mi corazón está dedicado al Señor». ¿Cómo pudo justificar eso? ¿Cómo lo racionalizó? No lo sé, pero aparentemente lo hizo.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, coautora de «En busca de Dios», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 11 de julio de 2025.
¿Sabes? Puedes aprender mucho observando las vidas de las personas sabias. Estamos a punto de observar la vida de un hombre que fue llamado el más sabio que jamás haya existido, pero, a pesar de llevar ese título, no siempre actuó con sabiduría. Hoy aprenderemos de sus éxitos y fracasos en esta serie titulada «El Camino de la sabiduría».
Aquí está Nancy para dar inicio al episodio de hoy.
Nancy: Aquí en Aviva Nuestros Corazones recibimos muchos correos electrónicos y siempre disfruto leerlos. Es interesante que muchos de esos correos son de personas que comparten sus inquietudes, peticiones, o preguntas cuando se encuentran en una situación donde no saben qué hacer. Necesitan sabiduría. Tienen preguntas.
Algunas de esas preguntas son respecto a decisiones que la persona debe tomar: «¿Qué me sugiere? ¿Qué consejo me da?».
Son preguntas concernientes a la vida cristiana.
Y bueno, esta mañana leí un correo de alguien que decía:
«¿Cómo puedes estar segura si una persona es para ti? [Esto es de alguien que está saliendo románticamente con una persona]. Todavía no estamos seriamente enamorados, pero antes de dar ese paso, me gustaría saber si estamos destinados a estar juntos para que ninguno de nosotros salga lastimado. He orado sobre el asunto. Le pedí a Dios una señal, pero lo que recibí de Él es muy confuso, así que no sé qué hacer».
Sé que algunas de ustedes han estado en una situación similar.
Recibimos otro correo de una pareja de novios. Ellos dijeron:
«Ambos somos cristianos, pero queremos saber dónde trazar el límite. ¿Besar es demasiado? ¿Abrazos? ¿Acurrucarse? ¿Cómo sabemos qué está bien y qué está mal, o existe alguna línea?».
Luego recibimos otro correo escrito por alguien de unos veinte y tantos años que dijo:
«Muchas de mis amigas, todas de unos 20 años, comparten el mismo piso. Algunas piensan que no hay nada de malo en tener un compañero de cuarto del sexo opuesto».
Ella no está tan segura de esa posición y quiere saber qué podríamos aportar a esa discusión.
Hay otras que simplemente están lidiando con situaciones difíciles de la vida, grandes luchas, grandes desafíos y grandes dificultades. Muchas de ellas se encuentran en situaciones y circunstancias sobre las que no tienen el control, puede que sea por la familia en la que nacieron, y eso no lo pueden cambiar, o por limitaciones físicas.
Y muchas de las situaciones son cosas que les han sucedido a personas como resultado de no caminar sabiamente. Han tomado decisiones en sus vidas en el pasado y ahora están cosechando algunas de las consecuencias de esas decisiones y quieren saber qué hacer al respecto.
Y mientras recientemente he estado leyendo una gran cantidad de estos correos electrónicos, he estado pensando mucho sobre el tema de la sabiduría. ¿Qué es la sabiduría? ¿Cómo la obtienes? ¿Por qué es tan importante? ¿Por qué la necesitamos? Suena como un tema bastante básico, pero estoy descubriendo que la Palabra de Dios tiene mucho que decir al respecto.
Me parece que un buen punto de partida sobre este tema es observar un poco la vida del hombre que fue conocido como la persona más sabia que jamás haya existido. Su nombre era Salomón, el hijo de David y Betsabé.
Ahora, rápidamente sabes que este es un hombre que creció en un hogar donde sus padres habían tomado algunas decisiones necias, así que ellos le enseñaron algunas cosas como resultado de esas decisiones que tomaron. Salomón, a su vez, transmitió a su hijo algunas de las cosas que había aprendido de sus padres y por eso, hoy tenemos el libro de Proverbios.
Salomón escribió la mayor parte del libro de Proverbios y también el libro de Eclesiastés. Solo entre esos dos libros hay aproximadamente 160 referencias a la sabiduría como sabio, sabiamente o sabiduría. Hace un tiempo leí el libro de Proverbios varias veces y marqué con un círculo todas las referencias a la sabiduría.
Si lees en tu Biblia Primero de Reyes capítulo 10, nos dice que el rey Salomón superó a todos los reyes de la tierra en riquezas y en sabiduría, y toda la tierra buscó la presencia de Salomón para escuchar la sabiduría que Dios había puesto en su mente.
Así que aquí tenemos a un hombre tan sabio que la gente llama a su puerta para decirle: «Queremos aprender de ti. Queremos aprender de tu conocimiento, de tu sabiduría, de tu experiencia y de tu entendimiento de las cosas».
Entonces la pregunta es: ¿Cómo obtuvo Él esa sabiduría?
Ahora que ya estás familiarizada con la historia, tomemos unos momentos y repasémosla para comenzar esta serie porque creo que tiene algunas instrucciones para nosotras.
Y voy a pedirte que abras tu Biblia en 1 Reyes capítulo 3. Hay un pasaje paralelo en 2 Crónicas capítulo 1, pero veremos el de 1 Reyes 3 que nos dice cómo Salomón llegó a tener este tipo de sabiduría tan extraordinaria.
En 1 de Reyes 3, comenzando en el versículo 5, Salomón acababa de convertirse en rey de Israel. Él heredó el trono de su padre David. El versículo 5 dice:
«Y en Gabaón el Señor se apareció a Salomón de noche en sueños, y Dios le dijo: “Pide lo que quieras que Yo te dé”».
Deja volar tu mente y piensa en todas las cosas que Salomón podría haber pedido en ese momento: éxito para sí mismo, para el reino, riquezas, honor. Y veremos que Dios reconoció que había otras cosas que él pudo haber pedido. Pero luego observa que antes de pedir algo, Salomón se detiene a reconocer la fidelidad de Dios y la fidelidad de su padre a Dios, su herencia piadosa.
Él dice en el versículo 6:
«Entonces Salomón le respondió: “Tú has mostrado gran misericordia a Tu siervo David mi padre [él está diciendo que su padre le fue fiel al Señor], según él anduvo delante de Ti con fidelidad, justicia y rectitud de corazón hacia Ti; y has guardado para él esta gran misericordia, en que le has dado un hijo que se siente en su trono, como sucede hoy”».
Salomón comienza diciendo: «Señor, antes de pedir algo, quiero agradecerte. Has sido tan bueno conmigo. Has sido bueno con mi padre. Has sido fiel. Me doy cuenta de que estoy aquí, en esta posición, no porque lo merezca, sino por Tu bondad, por Tu benevolencia, Tu misericordia y Tu designio. Tú, Señor, me has puesto en esta posición».
Él está agradecido. Y su perspectiva está centrada en Dios. Su vida ya está centrada en Dios.
Entonces él sigue diciendo:
«Ahora, Señor Dios mío, has hecho a Tu siervo rey en lugar de mi padre David, aunque soy un muchacho y no sé como salir ni entrar» (v. 7).
«No merezco esto. No sé por qué me elegiste, pero me pusiste en esta posición. Sin embargo, tengo un problema: soy joven, no tengo experiencia, así que no sé cómo hacer esto. No sé cómo entrar ni salir».
Entonces, nuevamente, antes de pedir algo, él reconoce que tiene una necesidad. Se humilla a sí mismo. Él reconoce: «No puedo hacer este trabajo. Soy inadecuado. La tarea a la que me has llamado a hacer es demasiado grande para mí». Ese es un grito de humildad y vamos a ver que la humildad es el punto de partida de toda sabiduría.
En Proverbios capítulo 11, en el versículo 2, dice: «Pero la sabiduría está con los humildes».
Entonces Salomón dice en el versículo 8 y 9:
«Tu siervo está en medio de Tu pueblo al cual escogiste, un pueblo inmenso que no se puede numerar ni contar por su multitud. Da, pues, a Tu siervo un corazón con entendimiento para juzgar a Tu pueblo y para discernir entre el bien y el mal. Pues, ¿quién será capaz de juzgar a este pueblo tuyo tan grande?».
«Señor, tengo una petición, solo una cosa, si tengo que reducirla a una sola cosa, esto es lo que quiero, esto es lo que necesito: ¿Me darías una mente comprensiva, un corazón sabio, para gobernar a Tu pueblo? Ayúdame a saber la diferencia entre el bien y el mal. Dame la sabiduría que necesito para liderar a esta gente».
Eso es lo que pide por sobre todas las cosas, y vemos en el versículo 10 que el Señor se agradó con esta petición. «Fue del agrado a los ojos del Señor que Salomón pidiera esto».
Y creo que eso se debe a que Dios ama un corazón humilde. Dios ama a las personas que saben que lo necesitan. A Dios le encanta cuando decimos: «¡Ayúdame! No puedo hacer esto sin ti. Te necesito». Sin embargo, ¿no es nuestra tendencia ser autosuficientes, querer manejar la vida y poder resolverlo todo? Queremos hacerlo por nuestra cuenta. Después de todo, ese es el estilo de hoy en día. Sin embargo, Dios dice: «Quiero que me necesites. Quiero que te humilles».
Las personas que creen que ya lo tienen todo, que lo saben todo, no ven la necesidad de pedir sabiduría. Confían en su propio entendimiento. Dios se complace cuando confiamos en Él y decimos: «Señor, mi entendimiento no es suficiente para esto».
Así que agradó al Señor que Salomón le hubiera pedido eso.
Seguimos en los versículos 11 y 12:
«Y Dios le dijo: “Porque has pedido esto y no has pedido para ti larga vida, ni has pedido para ti riquezas, ni has pedido la vida de tus enemigos, sino que has pedido para ti inteligencia para administrar justicia, he hecho, pues, conforme a tus palabras. Te he dado un corazón sabio y entendido, de modo que no ha habido ninguno como tú ni antes de ti, ni se levantará ninguno como tú después de ti”».
Dios le dijo: «Te daré lo que has pedido. Me gusta esa petición». Y luego dice: «Te daré más de lo que has pedido». Versículo 13:
«También te he dado lo que no has pedido, tanto riquezas como gloria, de modo que no habrá entre los reyes ninguno como tú en todos tus días».
Y volveremos a ese versículo mañana, pero permíteme decir aquí que Dios da sabiduría a aquellos que se la piden, pero, como vemos en el versículo 14, hay una condición: «Si andas en Mis caminos». Tenemos que usar la sabiduría que Dios nos da para tomar decisiones sabias, para seguirlo, obedecerlo y andar en Sus caminos.
Ahora, justo después de esto, recuerdas que ocurrió la situación en la que llegaron las dos prostitutas que habían tenido un hijo cada una. Uno de los bebés había muerto, y ellas estaban discutiendo acerca de quién era el bebé que estaba vivo. Salomón se enfrentó a este enorme y terrible dilema. De inmediato tuvo la oportunidad de usar la sabiduría que Dios le había dado. Tomó una decisión y, como resultado, en 1 Reyes 3 leemos:
«Cuando todo Israel oyó del juicio que el rey había pronunciado, temieron al rey, porque vieron que la sabiduría de Dios estaba en él para administrar justicia» (v. 28).
Ahora, mirando solamente esta parte de la vida de Salomón, veremos su vida posterior en la próxima sesión, pero con lo que hemos visto hasta ahora, permíteme hacer cuatro observaciones que podemos aprender de este pasaje.
Número uno: Necesitamos sabiduría. Necesitamos sabiduría más que cualquier otra cosa. Quizás pensemos que lo que necesitamos más es dinero, una pareja, un descanso de todo el estrés por el que hemos estado pasando, un trabajo o una casa. Podemos pensar que lo que necesitamos es resolver cierto problema o cambiar cierta circunstancia, pero quiero decirte que necesitamos sabiduría más que cualquier otra cosa.
Si eres madre, estudiante de secundaria, estudiante universitaria, o una mujer que trabaja, sea cual sea la vida en la que estés, lo que más necesitas, más que cualquier otra cosa, es sabiduría.
Y aquellas de ustedes que son madres, necesitan sabiduría para decidir entre sus hijos cuando hay rivalidades entre ellos, ¿no es verdad?, así como Salomón necesitó sabiduría para decidir entre esas dos mujeres que peleaban. No alcanzaste a ver lo que hicieron tus hijos. No sabes cómo responder a tus hijos, pues cada uno es muy diferente. Necesitas sabiduría para criar a uno de manera diferente del otro. Necesitas sabiduría.
Entonces, primero: Necesitamos sabiduría.
Número 2: Dios se complace cuando le pedimos sabiduría. ¿Quieres agradar a Dios? Dile que necesitas sabiduría. Dile que no puedes hacerlo sola. Pídele sabiduría.
Número 3: Dios da sabiduría a quienes se la piden. Y vamos a ver esto a lo largo de la serie.
Número 4: Si obtienes sabiduría, también puedes tener todo lo demás que necesites. Cuando nos detenemos a pensar en todas las otras cosas que podríamos necesitar, todas las otras cosas que podríamos pedirle a Dios, nos damos cuenta de que: «Si obtengo sabiduría pidiéndola a Dios, entonces con esa sabiduría obtendré todo lo demás que necesito».
A medida que continuamos estudiando la vida de Salomón, aprenderemos que tenemos que usar esa sabiduría para andar en los caminos de Dios y obedecer Sus mandamientos.
En 1 Reyes capítulo 3, cuando Dios le estaba diciendo a Salomón: «Voy a contestar tu petición de sabiduría», Dios le dijo en el versículo 13:
«También te he dado lo que no has pedido, tanto riquezas como gloria, de modo que no habrá entre los reyes ninguno como tú en todos tus días. Y si andas en Mis caminos, guardando Mis estatutos y Mis mandamientos como tu padre David anduvo, entonces prolongaré tus días» (vv. 13-14).
No basta con tener sabiduría. Necesitamos usar la sabiduría que tenemos y debemos seguir caminando en sabiduría. Se necesita intencionalidad para obtener sabiduría, pero es muy, muy fácil, y solo se necesita un pequeño paso a la vez para desviarse del camino de la sabiduría.
Las personas sabias a veces pueden hacer tonterías. No basta con saber la diferencia entre el bien y el mal, tenemos que hacerlo. Por eso tenemos que ser constantes en vigilar nuestro corazón para seguir obedeciendo a Dios.
Salomón tuvo gran sabiduría. Eso era indiscutible. Pero desobedeció varios mandamientos específicos que Dios había dado a los reyes.
En Deuteronomio capítulo 17, Dios les dijo a los reyes de Israel que había varias cosas con las que debían tener cuidado. Ahora bien, Dios a veces nos dice el porqué de las cosas; aunque no siempre lo hace. Pero Él siempre sabe que hay una buena razón para Sus mandamientos.
Dios dijo en Deuteronomio 17, versículo 16: «El rey no tendrá muchos caballos».
Y piensas: «¿Por qué?». Dios sabe por qué, y vamos a ver que esto era muy cierto. El rey no debe adquirir muchos caballos para sí.
El versículo 17 continúa diciendo: «Tampoco tendrá muchas mujeres, no sea que su corazón se desvíe; ni tendrá grandes cantidades de plata y oro».
Aquí vemos tres cosas que los reyes debían cuidarse de no tener en exceso: caballos, esposas, plata y oro. Aparentemente, Dios sabía que si tenían demasiado de estas cosas buenas, se volverían orgullosos y autosuficientes. No necesitarían a Dios. Sin embargo, ¿qué pasó con Salomón?
En 1 Reyes capítulo 10, versículos 26 al 27, dice:
«Salomón reunió carros y hombres de a caballo; y tenía 1,400 carros y 12,000 hombres de a caballo, y los situó en las ciudades de carros… el rey hizo la plata tan común en Jerusalén como las piedras…».
En estas pequeñas áreas, que él aparentemente pensaba que eran pequeñas, violó el mandato directo de Dios. Y aparentemente Salomón no creía que había nada malo en esto. De alguna manera pensó que podría ser una excepción al mandamiento de Dios, pero no debió hacerlo.
Los versículos 1 y 2 del capítulo 11 de 1 Reyes nos dice:
«Pero el rey Salomón, además de la hija de Faraón, amó a muchas mujeres extranjeras, moabitas, amonitas, edomitas, sidonias e hititas, de las naciones acerca de la cuales el Señor había dicho a los israelitas: “No se unirán a ellas, ni ellas se unirán a ustedes, porque ciertamente desviarán su corazón tras sus dioses”».
Entonces, ¿por qué Salomón se habría casado con todas estas mujeres? Bueno, estaba haciendo tratados y alianzas. Fueron movimientos políticos en muchos de los casos. O tal vez, simplemente sentía algo por ellas. Obviamente le gustaban. Él tenía muchas mujeres, y puede que haya habido razones políticas. Cualesquiera que fueran las razones, no eran suficientemente buenas para que él violara la Palabra de Dios.
El pasaje continúa diciendo en el versículo 2: «Pero Salomón se apegó a ellas con amor».
Cuando él hacía algo, lo hacía hasta el final. El versículo 3, de 1 Reyes 11, nos dice:
«Y tuvo 700 mujeres que eran princesas y 300 concubinas».
Nuestras mentes no pueden comprender esto. Digamos que se excedió en esto del matrimonio. ¿Y qué pasó? Pensó que podría salirse con la suya. Era sabio y, sin embargo, tomó decisiones necias, decisiones tontas en materia de caballos, plata, oro, y en materia de esposas. La Palabra de Dios se cumplió. Dios dijo: «Si te casas con estas mujeres, desviarán tu corazón». ¿Y qué pasó? La Palabra de Dios siempre se cumple.
El versículo 3 continúa diciendo: «Y sus mujeres desviaron su corazón». Eso es exactamente lo que sucedió, lo que Dios había dicho. El versículo 4 dice: «Porque cuando Salomón ya era viejo, sus mujeres desviaron su corazón tras otros dioses».
Y no había notado esa frase: «Cuando Salomón ya era viejo», hasta esta mañana, cuando revisaba mis notas. Se me ocurrió que las consecuencias de las decisiones necias no siempre llegan de inmediato. De hecho, probablemente esa sea la razón por la que tomamos decisiones necias, porque pensamos que nos saldremos con la nuestra, y es posible que lo hagamos a corto plazo. Pero el pasaje dice que cuando Salomón era viejo, estas esposas desviaron su corazón.
Entonces, cuando era joven, libre de ataduras y lleno de fantasías, él dijo: «Haré lo que quiera. Estoy enamorado. Me estoy divirtiendo. La estoy pasando genial. Todo el mundo piensa que soy maravilloso. Todo el mundo viene a verme y me rinde todo este honor y respeto. La vida va bien. ¡Oh, cierto! Ese pequeño detalle que Dios dijo acerca de que las esposas desviarían el corazón del rey no se aplica al mío. Mi corazón está dedicado al Señor».
¿Cómo justificó esto? ¿Cómo lo racionalizó? No lo sé, pero aparentemente así fue, y las consecuencias no las experimentó hasta que se hizo viejo, al menos las consecuencias visibles.
Primera de Reyes 11, versículos 4 y 5:
«Porque cuando Salomón ya era viejo, sus mujeres desviaron su corazón tras otros dioses, y su corazón no estuvo dedicado por completo al Señor su Dios, como había estado el corazón de David su padre. Porque Salomón siguió a Astoret, diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas».
Estos eran los dioses y diosas de las esposas con las que Él se casó y su corazón también se volvió hacia ellos.
Versículo 6: «Salomón hizo lo malo a los ojos del Señor y no siguió plenamente al Señor, como lo había seguido su padre David».
Y entonces va de mal en peor. No creas que las decisiones necias solo te meterán en un pequeño problema. El pecado se multiplica. Se acumula como una bola de nieve. Crece. Empeora. Se hace más grande.
Versículo 7: «Entonces Salomón edificó un lugar alto a Quemos, ídolo abominable de Moab, en la montaña al este de Jerusalén». Ahora, puede que Quemos no sea una palabra cotidiana para ti, pero Quemos era uno de los dioses de los moabitas a quien habitualmente ofrecían sacrificios humanos, especialmente de niños. Y te preguntas: «¿Salomón? ¿El hombre que perdonó la vida a ese pequeño bebé al tomar una sabia decisión al principio de su reinado, y ahora está adorando a un dios que exige que le sacrifiquen niños?».
¿Cómo llegaste ahí? Te enamoras de una persona de la que Dios te ha dicho que no te enamores. Tomas pequeñas decisiones, una tras otra, que resultan y equivalen a grandes decisiones. Él hizo un lugar alto para Quemos.
El versículo 7 sigue diciendo:
«…y a Moloc, ídolo abominable de los amonitas [otra deidad pagana malvada]. Así hizo para todas sus mujeres extranjeras, las cuales quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses.
Entonces el Señor se enojó con Salomón porque su corazón se había apartado del Señor, Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces, y le había ordenado en cuanto a esto que no siguiera a otros dioses, pero él no guardó lo que el Señor le había ordenado» (vv. 7-10).
Salomón tuvo encuentros con Dios. Tenía la Palabra de Dios. Tenía los mandamientos de Dios, pero no practicaba lo que sabía que era la verdad.
Salomón tiene mucho que enseñarnos sobre la sabiduría. Hoy tenemos el libro de Proverbios debido a los primeros años en los que Salomón caminó en sabiduría, y eso no debe descartarse. Me alegro de que tengamos esos años, pero también tenemos el ejemplo de un hombre que en sus últimos años tuvo un corazón que se alejó del Señor porque no practicó lo que sabía.
Las cosas que le dijo a su hijo que hiciera, las cosas que nos dice que hagamos en el libro de Proverbios, bajo la inspiración del Espíritu, él no las obedeció. Así que aprendemos, no solo de sus éxitos, sino también de sus fracasos.
¿Qué aprendemos de sus fracasos?
- Cuando violamos el camino de la sabiduría, por muy justificado que pensemos que está, cosecharemos las consecuencias.
- Aprendimos que las decisiones individuales, aparentemente pequeñas y tontas, invariablemente conducen a otras más grandes y necias.
¿Qué instrucción te ha dado Dios en Su Palabra que conoces, pero no estás obedeciendo? Tal vez no creas que es gran cosa y tal vez no haya grandes consecuencias en tu vida… todavía. ¿Qué es? Quizás tengas padres cristianos, quizás hayas crecido en la iglesia, quizás conozcas la verdad, pero no la estás viviendo. Racionalizas, justificas y crees que puedes ser una excepción al gobierno de Dios.
Piensa en el futuro y pregúntate: «¿Cuál será el legado, la historia de mi vida cuando todo esté dicho y hecho?». ¿Quieres terminar bien? Por eso estás aquí. Por eso estás escuchando Aviva Nuestros Corazones. Queremos terminar bien nuestra carrera, pero te diré esto: no lo haremos si no transitamos por el camino de la sabiduría.
Y déjame decirte que es posible que ya hayas tomado muchas decisiones equivocadas, incluso quizás digas: «Mi vida está irremediablemente hecha un desastre, un caos. Tomé decisiones equivocadas y terminé en estas terribles circunstancias». Bueno, quiero decirte que no es demasiado tarde. Siempre puedes arrepentirte. Puedes reconocer las decisiones equivocadas.
Hoy pienso en algunas mujeres en particular. He escuchado sus historias a lo largo de estos meses y años. Han compartido conmigo cómo tomaron decisiones equivocadas y necias, pero Dios está redimiendo sus vidas. Dios te está dando un nuevo comienzo porque has estado dispuesta a humillarte, arrepentirte, reconocer dónde te has equivocado y pedirle a Dios sabiduría para levantarte y seguir adelante.
Débora: Aún no es demasiado tarde para buscar la sabiduría divina. Nancy DeMoss Wolgemuth inició esta serie titulada, El camino de la sabiduría, estudiando la vida de Salomón. Dios le dio a Salomón una sabiduría increíble, pero aun así tomó algunas decisiones desastrosas. Podemos aprender mucho de su ejemplo positivo y negativo.
Muchas mujeres cargan con el dolor de las malas decisiones. Esa es una de las razones por las que Nancy coescribió sobre cómo limpiar la conciencia y conceder el perdón en el libro de estudio En Busca de Dios: El gozo de un avivamiento en la relación personal con Dios.
Cuando estudies este libro, verás lo que dice la Biblia sobre la honestidad, la humildad, la santidad y otros temas importantes. Aprenderás a incorporar la sabiduría bíblica a tu vida y descubrirás de dónde viene el poder para tomar decisiones sabias.
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¿Sabes? Hay cosas que podemos aprender sobre la sabiduría al considerar las joyas de alto valor. Descubre por qué el día de mañana, aquí, en Aviva Nuestros Corazones.
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