
Salta a los brazos de tu Padre celestial
Débora: Como enfermera de cuidados paliativos, Deborah Howard ha conversado con muchos creyentes sobre el tema de la muerte.
Deborah Howard: La gran mayoría de las personas dicen: «No tengo miedo a la muerte. A lo que le tengo miedo es al proceso de morir». El proceso de morir los aterroriza.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Rendición: El corazón en paz con Dios», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 1 de julio de 2025.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Wayne y Gwen Stanford fueron una pareja de amigos muy queridos por mucho tiempo; nos conocimos por más de 30 años. Fuimos compañeros de oración y también fueron como unos abuelos para mí; hace muchos años que ya partieron para estar con el Señor. Ellos apoyaron fielmente a Aviva Nuestros Corazones.
En una ocasión nos reencontramos en …
Débora: Como enfermera de cuidados paliativos, Deborah Howard ha conversado con muchos creyentes sobre el tema de la muerte.
Deborah Howard: La gran mayoría de las personas dicen: «No tengo miedo a la muerte. A lo que le tengo miedo es al proceso de morir». El proceso de morir los aterroriza.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, autora de «Rendición: El corazón en paz con Dios», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 1 de julio de 2025.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Wayne y Gwen Stanford fueron una pareja de amigos muy queridos por mucho tiempo; nos conocimos por más de 30 años. Fuimos compañeros de oración y también fueron como unos abuelos para mí; hace muchos años que ya partieron para estar con el Señor. Ellos apoyaron fielmente a Aviva Nuestros Corazones.
En una ocasión nos reencontramos en el funeral de un amigo en común y pudimos conversar. En ese entonces nos habíamos enterado de que Wayne había sido diagnosticado con cáncer, pero se había sometido a un tratamiento y estaba bastante bien por el momento. Realmente tuvimos una conversación maravillosa.
Después de ese encuentro, le comenté a otro amigo: «Nunca había hablado con una persona que estuviera tan preparada para encontrarse cara a cara con su Señor como Wayne Stanford». Él hablaba de su situación sabiendo que la muerte estaba a la vuelta de la esquina, y hablaba con tanta libertad como si supiera que había concluido aquello para lo que Dios lo había enviado a esta tierra, y que el Señor no se lo llevaría antes de completar el plan de Dios.
Una mañana, antes de entrar al estudio para grabar, recibí un correo electrónico informando que los médicos habían dicho que Wayne tenía muy poco tiempo de vida. Y probablemente, a menos que el Señor interviniera o tuviera otros planes, para cuando las personas escucharan este programa, Wayne Stanford estaría en el cielo con el Señor.
Y ese correo electrónico hizo que el tema del que hablaremos hoy fuera mucho más personal y sensible para mi corazón. Tal vez se convierta en algo personal para ti también. Puede que estés enfrentando la muerte de un ser querido, un familiar o un amigo, o quizás seas tú quien ha recibido ese diagnóstico.
Y aun si no es así, llegará el momento en que tengas que escuchar estas palabras, ya sea sobre un familiar o sobre ti misma. Y por eso, el día de hoy estoy muy agradecida de tener en el estudio a una nueva amiga. Su nombre es Deborah Howard. Deborah es enfermera de cuidados paliativos o terminales y ha atendido a muchos pacientes en la etapa final de sus vidas. Ella escribió un libro muy útil y que nos lleva a reflexionar titulado, Sunsets (en español sería Ocasos), y el subtítulo es, Reflexiones para el tramo final de la vida (pero está disponible solo en inglés).
Así que Deborah, muchas gracias por acompañarnos aquí en Aviva Nuestros Corazones para hablar sobre este tema tan importante que es la muerte; morir desde una perspectiva cristiana.
Deborah: Muchas gracias por invitarme.
Nancy: Deborah, has sido enfermera de cuidados paliativos desde hace muchos años. ¿Cuántos pacientes crees que has atendido o cuidado en este proceso? ¿Tienes alguna idea de cuántos han sido hasta ahora?
Deborah: Estoy casi segura que cerca de 1,000 pacientes.
Nancy: Así que te has sentado al borde de muchas camas.
Deborah: Sí, de muchas.
Nancy: Y has tenido contacto con muchos familiares y personas que los han cuidado y atendido en esa etapa.
Deborah: Y he sostenido muchas manos.
Nancy: Has sostenido muchas manos y probablemente también hayas visto muchas lágrimas.
Deborah: Así es.
Nancy: Y sin duda alguna has derramado algunas lágrimas también.
Deborah: Correcto.
Nancy: Deborah, cuéntanos un poco de qué trata este concepto de cuidados paliativos, sobre lo que significa y cuándo alguien necesita recibir estos cuidados.
Deborah: Bueno, Nancy, primero déjame decirte que mucha gente ni siquiera sabe o considera estos cuidados como una opción viable para ellos mismos. Piensan que un paciente tiene que estar en su lecho de muerte antes de considerar los cuidados paliativos, así que quiero desmentir este mito.
Nancy: Entonces, ¿cuándo es el momento apropiado?
Deborah: Usualmente, si un paciente tiene un diagnóstico que se considera terminal, su doctor es quien le indica sobre estos cuidados. Y en caso de que su doctor no se lo indique, es bueno preguntarse: «¿Soy candidata para este tipo de cuidados?».
Aunque no lo creas, muchos médicos se sienten incómodos con la palabra que empieza con «M», muerte. No les gusta hablar de eso. Así que muchas veces no se lo mencionan al paciente. Pero si el paciente pregunta: «¿Cree que soy candidata para un centro de cuidados paliativos?», y el médico responde: «Sí», eso significa que, en su opinión, su pronóstico, o el tiempo que cree que el paciente tiene de vida, es menor a seis meses.
Sin embargo, si pasan esos seis meses, y el paciente aún está con vida, nosotros no lo privamos de los cuidados. Hemos tenido pacientes en cuidados paliativos que han vivido durante dos o tres años. Así que, mientras sean candidatos, estarán en cuidados paliativos.
Nancy: ¿Y qué es lo que pasa durante ese tiempo? ¿Qué tipo de servicio proveen ustedes durante ese período?
Deborah: Creo que lo más importante que podemos proveer a un paciente que se encuentra en fase terminal es el cuidado médico. Muchas veces la familia vive una sensación de caos cuando se les presenta el diagnóstico y es difícil enfrentar ese final porque no saben qué hacer por el paciente, ni cómo ayudarle, así que se atormentan por todo esto.
Y muchas veces, eso se debe a que no se tiene la orientación necesaria. Entonces, lo que hace este tipo de cuidados es intervenir, evaluar la situación del paciente y hacer recomendaciones.
Desde la primera visita, enseñamos continuamente a la familia y al paciente, no solo la condición en la que se encuentra el paciente, sino lo que puede pasar en el proceso. También se les enseña qué hacer en el momento en que eso pase y que se trata de algo normal en el camino hacia la muerte. Intentamos que la familia tenga la tranquilidad que antes ni siquiera podían imaginar.
El cuidado médico ciertamente ayuda, pero creo que la parte más importante de los cuidados paliativos es la sensación de estar en control de la situación lo más que se puede en lugar de sentirse completamente abrumados por el caos.
Nancy: Wow. ¿Y consideras que algunas personas son reacias incluso a recibir cuidados paliativos porque, de alguna manera, eso significa reconocer que se enfrentan a la realidad de que están al borde de la muerte? ¿Es ese un paso difícil de aceptar y superar para las personas?
Deborah: Sí, en la mayoría de los casos sí. Una de las cosas con las que nos enfrentamos frecuentemente, sobre todo al principio, después de que se les indica el diagnóstico, es que hay negación. Por ejemplo, pueden decir, pueden decir: «No, las cosas no están tan mal. No, el médico debe estar equivocado. No, yo voy a superar esto». Lo dicen de muchas maneras diferentes, pero lo que en realidad están diciendo es: «No, eso no puede ser verdad».
Esa es una respuesta natural para cualquiera de nosotros, pero realmente ayuda el ver esa respuesta a través del lente de las Escrituras, a través de la verdad bíblica, porque es solo a través de la luz de Dios que podremos comprender la muerte en esta tierra.
Nancy: Y supongo que no es solo la persona que está muriendo la única que puede estar luchando con la negación, sino también los miembros de la familia o sus amigos más cercanos. Incluso pudiera ser que los familiares y amigos estén siendo un obstáculo para que la persona reciba la atención que necesita.
Deborah: Sí, en muchos de los casos eso es verdad. Me he dado cuenta de que los pacientes abrazan la idea de la muerte mucho más rápido que los miembros de su familia. Y en algunos casos esto es una desventaja.
Recuerdo un caso en particular en el que un paciente dijo: «No voy a estar aquí por mucho tiempo», y su hija le dijo: «Papá, no pienses eso. No quiero oír más al respecto. Vamos a ser positivos en esta casa. Vamos a superar esta situación. Vamos a superarla».
Lo que su hija hizo fue silenciarlo en un momento en el que él necesitaba hablar. Así que, él me miró, y yo lo miré, y ambos lo sabíamos. Los dos entendimos que lo que él dijo era verdad. Y creo que se sintió más reconfortado por mi empatía que por el comentario de su hija.
Muchas veces pienso que la familia pierde momentos, es decir, pierden la oportunidad de recorrer este viaje con su ser querido porque no pueden afrontar el hecho de que la persona está muriendo.
Nancy: ¿Por qué crees que nos resulta tan difícil, el enfrentarnos a esa palabra «muerte», cuando llega el momento, ya sea que se trate de nosotras o de un ser querido? ¿Cuáles son los miedos? ¿Cuáles son las barreras que nos impiden enfrentarla abierta y honestamente?
Deborah: Bueno, puede que esto te sorprenda, pero he hablado con mucha gente sobre la muerte. La gran mayoría de las personas dicen: «no tengo miedo a la muerte. A lo que le tengo miedo es al proceso de morir». El proceso de morir los aterroriza. Pero, especialmente los creyentes, normalmente no tienen miedo de la muerte en sí, sino del proceso de morir.
Nancy: Entonces, ¿a lo que le temen es al sufrimiento?
Deborah: A lo desconocido. Cualquier cosa desconocida produce temor. Cuando un niño salta del borde de algún trampolín o de un muelle hacia los brazos extendidos de su padre, antes de hacerlo, el padre le dice: «¡Salta! Yo te atrapo».
La primera vez que lo hace, el niño siente terror, pero luego el padre lo atrapa y lo vuelve a hacer. Y con esto me refiero a que entre más hagas algo que te da miedo, menos temerosa te volverás e incluso se puede convertir en algo que te agrade.
Nancy: Entonces, ¿qué puede ayudarnos a enfrentar nuestra propia muerte o la de aquellos que amamos? ¿Qué es lo que puede ayudarnos a pasar de un estado de negación a uno de aceptación adecuada?
Deborah: Hay que considerar un par de cosas.
Creo que el conocimiento y la educación son de vital importancia. Creo que entre más comprendas lo que está pasando, más sentido tiene y podrás responder a ello de mejor manera.
En primer lugar, el conocimiento sobre los cuidados paliativos, te permitirá comprender la condición en la que se encuentra tu ser querido y enseñarte qué buscar, qué esperar y cómo responder. Esto te ayudará a superar la negación hasta que te sientas lo suficientemente segura para entender la realidad de que esa persona está muriendo.
Tuve una amiga cuyo padre estaba muriendo, pero ella no se daba cuenta. Supe que su padre estaba muriendo por lo que ella me contaba. Le sugerí que buscara un lugar de cuidados paliativos, y me dijo: «Todavía no necesita eso», pero yo sabía que sí. Y basándome en lo que me había contado, su padre estaba en condiciones de recibir cuidados paliativos, pero ella no lo creía.
Ella condujo hasta Florida para poder cuidar a su padre. Su hermana estaba ahí y ella quería comprarle una copia del libro Ocasos. Así que fueron a una librería una noche y compraron una copia del libro. Su hermana comenzó a leerle un párrafo que yo le había pedido que le leyera, y al hacerlo, ella reconoció la condición de su padre y entonces dijo: «Oh, Dios mío. Papá necesita cuidados paliativos».
Más adelante ella me agradeció por no presionarla al respecto, sino por haberla llevado en la dirección correcta en donde pudo leer sobre eso y entender en qué momento se encontraba su padre. Desde ese entonces, ella dejó de luchar y comenzó a aceptarlo.
Nancy: Y aceptar que alguien está muriendo no significa que no habrá dolor, duelo, angustia o sufrimiento en ese proceso.
Deborah: Así es. Estás de luto desde el momento en que sospechas que el diagnóstico podría ser cierto.
Nancy: ¿Y puede ese duelo o ese dolor reflejar falta de fe o falta de madurez espiritual?
Deborah: Podría ser, pero no creo que sea así en todos los casos. Cuando me preguntabas qué es lo que podrían hacer para superar la negación, creo que, por un lado, es reconocer que la información es ciertamente vital. Pero la otra cara de la moneda es que, si están arraigados en la verdad de las Escrituras, recordándose a sí mismos las promesas de Dios y lo que les espera al otro lado de la muerte, eso puede reforzar su valentía, su fe y la comprensión del camino que están recorriendo, e incluso puede traerles una gran alegría.
Nancy: ¿Y qué tipo de promesas has visto que son realmente útiles para las personas que están muriendo o que están viendo morir a un ser querido?
Deborah: Todas las promesas que Cristo hizo acerca del hecho de que Él está con nosotras siempre y que Él no nos dejará ni nos abandonará. Y uno de los pasajes que creo que es muy alentador se encuentra en Juan capítulo 14, donde Cristo nos promete que regresará por nosotros.
Él les dijo eso a los Suyos, a Sus discípulos, que en ese momento estaban angustiados porque estaban enfrentando la pérdida de su amigo y maestro, Jesucristo.
Jesús les dijo: «No se turbe su corazón. Ustedes creen en Dios, así que crean también en Mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas. Si no fuera así, se los habría dicho. Voy allá a prepararles un lugar, y si voy y les preparo un lugar, volveré y los llevaré conmigo para que estén donde Yo estoy» (vv. 1-3 parafraseados).
Nancy: Y Cristo les dijo esto a personas con corazones turbados. Les dijo: «Tengo una promesa que puede darte paz en medio de esta situación preocupante».
Deborah: Así es. Él le habla a Sus discípulos afligidos, y, en esencia, Él está hablando a todas y cada una de nosotras que creemos en Él. Cristo no nos dejará solas. Él no nos dejará huérfanas.
En 1.ª Pedro se nos dice que nuestra herencia está guardada para nosotras en el cielo. Entonces, la otra cara de eso es que estamos siendo guardadas para nuestra herencia. Dios tiene todo bajo control, y Su bondad, Su fidelidad, y Su confiabilidad para con nosotras es mucho mayor que el mejor acto de fe que podamos hacer. Esta es la única fuente verdadera de nuestra esperanza para la vida después de la muerte.
Escucho muchas historias que las personas me cuentan sobre sus experiencias cercanas a la muerte, ese tipo de experiencias que escuchas cuando una persona dice que durante un tiempo estuvo muerta, que atravesó un túnel oscuro y que vio la luz al final del túnel. De vez en cuando escucho estas historias. Pero esas historias no tienen base ni fundamento en las Escrituras, y tampoco sabemos cuál es la fuente de ellas.
No sabemos si se trata de hipoxia, que es un estado de privación de oxígeno. Tal vez su cerebro está enviando señales que no son ciertas. Y sé que muchas veces esos relatos son muy creíbles y proceden de una fuente de la que no sospechas, quizás de un amigo o un ser querido, pero pueden ser engañosas e inducir al error, sobre todo si la gente piensa realmente que el cielo es así, una luz brillante. No. El cielo es mucho más que eso.
Nancy: Y Deborah, en tu libro titulado Ocasos, hablas acerca de cómo es el cielo, de cómo es según la Palabra de Dios. Y eso da mucho ánimo a aquellos que han puesto su confianza y esperanza en Jesucristo y que tienen el cielo por delante.
Deborah: No hay pasajes muy largos que digan: «Así es el cielo», pero sí hay muchos pasajes cortos que son como pequeños fragmentos de una imagen de cómo será el cielo.
Uno de los mejores libros que he leído sobre este tema está escrito por John MacArthur, titulado «La Gloria del Cielo». Lo que hace John MacArthur en este libro es que toma los fragmentos de diferentes porciones de la Escritura y los une para ver la imagen más amplia para que podamos discernirla, entendiendo, por supuesto, que muchas de nuestras preguntas no se responderán hasta que estemos allí. Pero Dios nos ha dado destellos de la eternidad.
Para aquellos que han descansado en Cristo Jesús como su Salvador, el cielo es un lugar de bendición y un acontecimiento bendito.
Nancy: Y tú has visto a cientos de personas pasar de esta vida a la siguiente.
Deborah: Así es.
Nancy: Y estoy segura de que algunas de ellas conocieron a Cristo de forma muy personal, tuvieron fe en Él, una esperanza viva, como dijo Pedro, pero otros quizás no.
Deborah: Correcto.
Nancy: Y sé que cada caso probablemente es diferente, pero, cuando piensas en todos los que has visto pasar por este proceso, ¿qué diferencia hay, cuando llega el momento de morir, cuando existe una relación con Cristo?
Deborah: Bueno, no puedo generalizar, pero pienso que la tendencia es que luchan menos. Están más en paz. Son más comprensivos. Avanzan hacia el final de su viaje con más alegría y esperanza que las personas que no lo hacen.
Recuerdo a un joven que estaba muriendo de SIDA, y tuvo una muerte horrible, como si estuviera aferrándose a la vida para intentar seguir aquí. Él no quería morir. Realmente fue una muerte desgarradora. Fue desgarradora para mí y desgarradora para su familia. Lamenté esa experiencia, especialmente por la confusión que había en sus ojos.
Por otro lado, he visto muertes muy, muy pacíficas, que son como si estuvieran yendo a casa, con ese tipo de alegría y aceptación por parte de las familias. Es maravilloso contemplar algo así. Mucha gente no cree que eso sea posible en este tema tan emotivo como lo es el final de la vida de alguien, pero sucede y es posible.
He visto una y otra vez cómo su fe en el Señor, y su fe en lo que creen sobre la eternidad, les sirve de apoyo y les da una actitud dulce y sumisa sobre su camino a casa.
Nancy: Y, esto me recuerda a ese increíble párrafo al final del Progreso del Peregrino, donde Cristiano y Esperanza, dos peregrinos, van camino a la ciudad celestial. Ellos tienen que cruzar un río que parece ser difícil de cruzar y Cristiano comienza a abatirse, a desesperarse. Piensa que no podrá cruzar ese río; no cree que pueda atravesarlo.
El párrafo dice: «Cristiano empezó a hundirse, y gritando a su buen amigo Esperanza, le dijo: “¡Me hundo en aguas profundas! ¡Las olas pasan por encima de mi cabeza! ¡Todas sus olas pasan por encima de mí!”. Entonces Esperanza le contesta [mientras atravesando esta imagen de lo que es la muerte]: “Ten ánimo, hermano mío; siento el fondo, y es bueno”».
Y por supuesto, luego llegan a la Ciudad Celestial. Y claramente esto no es una historia real, sino solo una imagen, una alegoría de lo que sabemos por la fe: que el agua puede ser profunda, puede ser turbulenta, puede no ser un paso fácil, pero el fondo es seguro porque debajo están los Brazos eternos.
Y para aquellos que han puesto su fe en Cristo, existe esa confianza, esa seguridad, esa esperanza de que al otro lado Cristo está esperando para encontrarse con nosotros. Eso realmente marca la diferencia cuando llega el momento de morir.
Deborah: Y también es una representación muy exacta de la muerte. Puede que esto te sorprenda, pero muchos pacientes sienten que en realidad no tienen tanto miedo de estar muertos o de lo que la muerte pueda traer, sino que tienen miedo del proceso de morir.
Eso es verdad para la mayoría de las personas cuando se acercan al final. Tienen temor del proceso de morir, pero no temor a la muerte en sí.
Así que, como enfermera de cuidados paliativos, una de las cosas que hago es tranquilizarlos respecto al proceso de morir, que en la medida de lo posible no sufrirán, no van a tener problemas y que su partida a casa será tranquila. En muchos casos podemos controlar sus síntomas al grado de que esto es cierto.
Nancy: Una hermana de nuestro equipo aquí en Aviva Nuestros Corazones leyó este libro, Ocasos, antes de que yo tuviera la oportunidad de leerlo, y me envió un resumen. Ella dijo al principio: «Este es el libro más increíble que he leído sobre el sufrimiento, el duelo y la muerte».
Deborah: ¡Gloria a Dios!
Nancy: Y quiero decirles a nuestras oyentes que si están en medio de una situación como esta, enfrentándose a una experiencia así con un miembro de su familia, o quizás estés contemplando tu propio camino a casa o el de alguien que es querido para ti, o estás ministrando a alguien más que está pasando por esto, este es un recurso realmente útil mientras enfrentas y ayudas a otros a enfrentar el viaje final de la vida hacia esa otra vida, a la eternidad.
El libro que Deborah escribió se titula Sunsets (en español sería Ocasos, pero actualmente solo está disponible en inglés).
Y te esperamos en el próximo episodio aquí, en Aviva Nuestros Corazones, mientras continuamos esta conversación.
Débora: Nancy DeMoss Wolgemuth continuará esta conversación con Deborah Howard el día de mañana.
Antes de terminar este episodio, quiero recomendarte un libro de Nancy DeMoss Wolgemuth en español titulado «Rendición: el corazón en paz con Dios». Con una profunda reflexión bíblica y testimonios personales, Nancy nos revela porque es solo cuando rindes tu corazón, tu alma, tu cuerpo, tus ambiciones, todo a Dios, que Él puede ayudarte a triunfar.
Debes saber que cuando Deborah Howard terminó de escribir su libro Ocasos, no se percataba de que el tema del libro estaba a punto de golpearle tan de cerca.
Deborah: Nancy, no puedo decirte lo agradecida que estaba por terminar de escribir este libro. Mi mente ya se había empapado de las promesas de Dios y de las verdades que las Escrituras tienen para que las entendamos. Entender las Escrituras hace que una situación, sin importar cuán emocional pueda ser, sea factible y manejable.
Una de las cosas que más me costó fue algo que he hablado con mis familiares todo el tiempo: los familiares de mis pacientes. Al final les digo que es muy importante que lleguen a un punto emocional en el que puedan dejar ir a su ser querido.
En los cuidados paliativos le llamamos «dar permiso». En el proceso de muerte, eso es mucho más fácil y mucho más pacífico cuando has encontrado aceptación en lo que está pasando y le dices a tu ser querido: «Está bien que te vayas».
Esa es sin duda la parte más difícil y una de las cosas más emocionales que he hecho. Yo, como enfermera de cuidados paliativos, no estaba exenta de ese tipo de dolor.
Débora: Escucha sobre la situación que Deborah misma tuvo que atravesar en el próximo episodio de Aviva Nuestros Corazones.
Llamándote a descansar en los Brazos eternos, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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