«¡Sí, Su Majestad!»
Débora: Mientras se enfrenta a las incertidumbres de un cáncer terminal, Colleen Chao tiene esperanza.
Colleen Chao: Vivo con muchas preguntas sin respuesta, pero es en ese momento exactamente cuando profundizo con Jesús. Me impulsa hacia Él y me ayuda a experimentar Su amor. Me ayuda a comprender que Él es infinitamente mejor que una vida larga. Él es infinitamente mejor que un cuerpo hermoso y saludable.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth autora de «El Cielo Gobierna», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 22 de octubre de 2025.
Durante los últimos dos episodios hemos estado escuchando a Nancy enseñar del libro de Daniel sobre una frase que encontramos en este libro: «El Cielo gobierna». ¡Ha sido tan enriquecedor! Si te perdiste los episodios anteriores, asegúrate de escucharlos en AvivaNuestrosCorazones.com o en la aplicación de Aviva Nuestros …
Débora: Mientras se enfrenta a las incertidumbres de un cáncer terminal, Colleen Chao tiene esperanza.
Colleen Chao: Vivo con muchas preguntas sin respuesta, pero es en ese momento exactamente cuando profundizo con Jesús. Me impulsa hacia Él y me ayuda a experimentar Su amor. Me ayuda a comprender que Él es infinitamente mejor que una vida larga. Él es infinitamente mejor que un cuerpo hermoso y saludable.
Débora: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth autora de «El Cielo Gobierna», en la voz de Patricia de Saladín. Hoy, 22 de octubre de 2025.
Durante los últimos dos episodios hemos estado escuchando a Nancy enseñar del libro de Daniel sobre una frase que encontramos en este libro: «El Cielo gobierna». ¡Ha sido tan enriquecedor! Si te perdiste los episodios anteriores, asegúrate de escucharlos en AvivaNuestrosCorazones.com o en la aplicación de Aviva Nuestros Corazones.
Quizás no estés muy segura de cómo se aplican estas verdades a tu vida. ¿Cómo puedes ponerlas en práctica? Bueno, ¡me alegro de que te lo preguntes!, porque Nancy vuelve el día de hoy con ocho consejos del libro de Daniel. Escuchemos.
Nancy: Esta es la pregunta: ¿realmente creemos que el Cielo gobierna? ¿Vivimos como si la tierra gobierna o el Cielo gobierna? ¿Vivimos como si la humanidad gobierna o Dios gobierna? ¿Cuán diferentes serían nuestras vidas si realmente creyéramos que el Cielo gobierna?
Hoy quiero darte varios puntos para reflexionar. Y esta lista podría ser mucho más larga, pero aquí hay algunas maneras en que nuestras vidas serán diferentes si realmente creemos que el Cielo gobierna:
Número 1: Si creemos que el Cielo gobierna, buscaremos tener corazones puros.
Resolveremos, como hicieron Daniel y sus amigos (en el primer capítulo de Daniel), vivir como el pueblo santo de un Dios santo en lugar de imitar, de amoldarnos, a la cultura que nos rodea. Obedeceremos con alegría la Palabra de Dios. Confesaremos nuestros pecados; perdonaremos a los que pecan contra nosotros. Tendremos corazones limpios.
Número 2: Si creemos que el Cielo gobierna, tendremos la conciencia tranquila, mentes sanas y pensamientos sanos, acerca de nosotras mismas, sobre nuestro mundo, sobre nuestro Dios, y sobre cómo vivir como Sus hijas en este mundo y en la cultura que nos rodea.
Nabucodonosor era orgulloso, él quería ser su propio dios altísimo, y acabó perdiendo la razón. Pero aquellos que reconocen el gobierno del Cielo sobre sus vidas serán humildes, tendrán una visión correcta de Dios, de los demás y de sí mismos. Serán capaces de pensar con claridad y sabiduría en tiempos confusos.
Número 3: Si creemos que el Cielo gobierna, mantendremos la calma cuando nuestro mundo sea caótico y esté trastornado y fuera de control, como lo está hoy y como lo estaba en los días de Daniel, o eso parecía.
Ya sea en nuestro mundo personal que se está volviendo loco o en el mundo más amplio y la cultura que nos rodea, no entraremos en pánico. No nos desesperaremos cuando parezca que los enemigos de Dios están ganando, cuando sucedan cosas difíciles y cuando nuestras libertades se vean amenazadas o nos quiten nuestras comodidades.
Daniel trabajó para algunos reyes iracundos y violentos, y a veces su vida se vio amenazada. Pero él no entró en pánico; él no organizó una protesta; no tramó un golpe de Estado para derrocar al gobierno, sino que él comprendió que el Cielo gobierna.
Y entonces, ante el peligro (y creo que en nuestros tiempos vendrá un peligro mucho mayor del que ya hemos visto), ante el peligro, Daniel se mostró firme. Él estaba tranquilo. No tuvo miedo. Él oró. Y en Daniel capítulo 2, se nos dice que: «habló con discreción y sensatez».
La realidad es que se puede saber quién cree que el Cielo gobierna, cuando vemos que alguien se vuelve o loco o alguien está tranquilo en tiempos difíciles. En lugar de vivir perpetuamente indignadas contra la cultura o las personas que nos rodean, que nos hieren y nos decepcionan, seremos personas de esperanza.
Veremos cada crisis como una oportunidad para exponer la impotencia de los dioses de este mundo y para mostrar el poder y la grandeza de nuestro Dios. Estaremos tranquilas.
Número 4: Si creemos que el Cielo gobierna, confiaremos en el control de Dios, en Su tiempo y en el resultado final.
No sentiremos que necesitamos controlar o manipular a las personas o las circunstancias que nos rodean. Y me encanta ese antiguo himno: «Este es el mundo de mi Padre». Dice:
El mundo es de mi Dios,
Su eterna posesión,
jamás lo olvidaré.
Aunque infernal parezca el mal [dilo conmigo ahí donde estés],
Mi Padre Dios es Rey.
Confía en que Dios tiene el control.
Número 5: Si creemos que el Cielo gobierna, seremos personas valientes.
Sí, habrá disturbios, conflictos y angustia en este mundo, como los hubo en el mundo de Daniel. Pero en Daniel capítulo 11, versículo 32, nos dice que «el pueblo que conoce a su Dios» no cederá al miedo, sino que «se mostrará fuerte, y actuará». Habrá momentos en que aquellos que conocen a su Dios serán vencidos por sus enemigos, pero Dios utilizará incluso eso para purificarlos, refinarlos y bendecirlos.
Si creemos que el Cielo gobierna, tendremos valor para defender a Cristo. Tendremos valor, adolescentes, mujeres en el mercado secular, mujeres que viven en familias con miembros no creyentes. Tendremos valor para nadar contra la corriente, en contra de las tendencias culturales y de las demandas que son contrarias a Dios.
No cederemos a la presión, ni claudicaremos, ni nos amoldaremos, no nos conformaremos. No cederemos a la presión de inclinarnos ante los dioses de este mundo. Seremos personas valientes.
Número 6: Si creemos que el Cielo gobierna, nos comunicaremos con Dios.
Es una palabra con «c», porque necesitaba otra «c» para poder decir: «¡Seremos personas que oran!», como lo fue Daniel, en lugar de despotricar sobre las malas influencias y aquellos que influencian en nuestros días (y he visto a algunas de ustedes hacerlo en las redes sociales. No sé realmente quién eres, pero he visto a muchos cristianos haciéndolo).
Escucha, si creemos que el Cielo gobierna, en lugar de quejarnos sobre todo ese mal que nos rodea, intercederemos por esas personas, esos gobernantes, esos que influencian negativamente y persiguen el mal.
Si creemos que el Cielo gobierna, creeremos que Dios puede cambiar los corazones de los líderes más orgullosos e impíos, así como cambió el corazón de Nabucodonosor en los días de Daniel. Seremos personas que oran.
Número 7: Si creemos que el Cielo gobierna, nos contentaremos con esperar pacientemente a que Dios actúe y se mueva, y estaremos felices de servir fielmente dondequiera que nos haya colocado en este tiempo.
No tenemos por qué inquietarnos, lamentarnos y resentirnos, porque conocemos el final de la historia y sabemos que todo es bueno.
Número 8: Si creemos que el Cielo gobierna, coronaremos a Cristo como Rey y Señor en cada área de nuestras vidas.
¿Viste el momento en que el ataúd de la reina Isabel pasaba por el palacio de Buckingham y todas las personas del personal que habían servido con ella durante todos esos años estaban en fila fuera del palacio? Cuando el carro fúnebre con el ataúd pasó junto a sus queridos súbditos, ¿qué hicieron? Ellos se inclinaron; las mujeres hicieron una reverencia.
Pero nosotras nos inclinaremos ante Dios, ante el Señor, y diremos: «¡Sí, Su Majestad! Te adoro y te corono, oh Cristo, el Rey de cada área de mi vida».
Dios nos va a hablar a todas de diferentes maneras a través de Su Palabra, a través de Sus siervos. Cuando Él pone Su dedo en algo en tu corazón, y no importa si eres una mujer en sus ochenta, o una la adolescente, o alguien en el medio de esas edades, ¿puedes decir: «¡Sí, Señor!»? ¿Dejarás que Él te cambie? ¿Te rendirás a Él? ¿Te inclinarás ante Él? ¿Dirás: «¡Sí, Señor; sí, Su Majestad!»?
Débora: Espero que dediques algún tiempo a pensar en las preguntas que acaba de formular Nancy DeMoss Wolgemuth. ¡No hay otras más importantes que considerar!
Colleen Chao es un bello ejemplo de lo que significa creer que el Cielo gobierna. En el año 2021 le diagnosticaron un cáncer terminal, pero a través del dolor, la angustia y la incertidumbre de cada día, ella sigue viviendo, confiando en Dios, todo ello con una gran sonrisa en su rostro.
Colleen estuvo soltera hasta los treinta años, y fue entonces cuando conoció a su esposo, Eddie. Su hijo, Jeremy, era aún muy pequeño cuando a Colleen le diagnosticaron cáncer por primera vez.
Así que Colleen, por favor, describe el día en que recibiste el segundo diagnóstico de cáncer, cuando te dijeron que los médicos no podían hacer nada.
Colleen: El momento de recibir el diagnóstico fue bastante impactante. El sentarme allí y escuchar a un doctor decir: «Este es el momento en que te dicen, según las estadísticas, que te quedan tantos días». Pero Dios ya tiene mis días contados, así que no fue como si el doctor me dijera algo que no supiera.
Entonces, con el segundo diagnóstico, llegué a casa y mis padres habían estado cuidando a Jeremy. Luego ellos lo trajeron a casa. Primero, me reuní con mi esposo Eddie. Realmente quería verlo. Llegamos a casa y tuvimos un pequeño y tierno intercambio. Él me contó lo que había hecho ese día.
Entonces le dije: «¿Quieres escuchar lo que acabo de descubrir?».
Y él me dijo: «Sí».
Así que le conté lo que habían dicho los médicos, que estaba en fasecuatro, y le di la perspectiva médica. Le dije: «Qué regalo me ha hecho Dios al regalarme pasar más tiempo contigo».
Conversamos un poco y luego salió de la habitación y lo escuché llorar.
Jeremy: Fue muy duro. El cáncer en etapa cuatro es muy duro. Yo estaba muy triste.
Colleen: Esperar tanto tiempo para casarme y tener un hijo después, ha sido parte de este proceso de duelo, parte de lo que he tenido que superar. Ha sido muy duro ver a la mayoría de mis amigas que tienen hijos que se han ido de casa, o han criado a sus hijos por completo, y enfrentarme a esta cruda realidad de que probablemente, en este momento, parece que no voy a ser capaz de llevar a cabo la tarea de la maternidad como comúnmente pensamos que será: llevar a nuestros hijos a la universidad, o verlos casados e independientes.
He tenido que lamentar profundamente esa realidad. Al principio luché con el Señor durante un par de semanas al enfrentarme a este diagnóstico terminal y decir: «¡Pero no voy a terminar mi tarea de ser madre!». Seré interrumpida a mitad de camino. Y pensar que voy a parar en algún momento, y que mi hijo tendrá que continuar sin la influencia de su madre, me ha destrozado como casi ninguna otra cosa. Nunca he sentido un dolor como ese.
La historia de Jeremy requiere que me vaya antes de que termine la tarea, y habrá gloria en ello.
Parte del dolor más intenso ha sido por mi esposo y mi hijo y por lo que les espera, porque sé que mi sufrimiento terminará, pero el suyo continuará. Me duele el corazón y tengo que confiar en Dios de una manera nueva con las personas más queridas de mi vida.
Saber que no podré hablar con ternura en sus vidas ni podré amarlos como lo hago ahora cuando están de duelo, será muy difícil. Pero ahí es donde ellos encontrarán más de Dios. Ahí es donde Dios va a intervenir.
Y la realidad es que soy prescindible. Tengo que aceptar el hecho de que Dios no me necesita para hacer Su trabajo, sino que Él, con gracia y bondad, escoge usarme hasta que me llame a casa.
Pero me duele el corazón por lo que les espera a Jeremy y Eddie. Hay cosas en las que no puedo pensar. Simplemente no me lo permito. Empiezo a pensar en eso y me digo: «No tengo las fuerzas para pensar en un aspecto en particular sobre el futuro de mi hijo y esposo que seguramente podrían desalentarme si le doy rienda suelta a esos pensamientos». Hay algunas cosas que casi he tratado como pecado, casi como una tentación. Tengo que alejarme de esa tentación de ir allí y pensar en ciertas cosas que están por venir.
Sin embargo, al mismo tiempo, estoy convencida de que Dios va a intervenir de manera extraordinaria. Y si piensas en esto, miles de personas están orando por nuestra familia en este momento.
Y debo decir que orar es parte de mi privilegio como esposa y madre, pues ese es mi llamado como esposa y madre: oras por tu esposo y por tus hijos. Y cuando mis oraciones terminan, ¿qué está pasando…? ¡Tenemos un enorme ejército de personas orando por nuestra familia! Así que Dios ya está mostrando que Él va a proveer y que Él va a estar allí para mi esposo e hijo.
Pero eso ha sido insoportablemente doloroso para mí, y puedo ser una fanática del control, así que solo el decir: «Yo no tengo ningún control. No puedo hacer nada al respecto». Tengo que confiar en Dios por mi esposo e hijo.
El Apóstol Pablo habla mucho de llevar la muerte de Cristo en nuestros cuerpos para que Su vida pueda manifestarse. Y esa verdad lo es todo: una madre que deja ir. En muchas de las Escrituras vemos que la muerte trae vida. El que se aferra a su vida la perderá y el que pierde su vida la ganará.
Y saber que la realidad para mi hijo es que, de alguna manera en mi muerte, que parece estar más cerca de lo que hubiéramos pensado, se manifestará la vida de Jesús. Las Escrituras han sido tan buenas y poderosas.
Y luego están los Salmos. ¡Me encantan los Salmos! He vivido en los Salmos por tantos años. He estado una y otra vez leyendo y escuchando el Salmo 34 y otros más, como diez capítulos. Todo ha sido el deleite en Dios y la vida que Él da, y los deseos de nuestros corazones que Él cumple.
Dios no va a desperdiciar aquello a lo que me ha llamado a renunciar.
Débora: ¿La historia de Colleen te trae tanta convicción como a mí? A veces me quejo cuando mi día no va como yo quiero. Sin embargo, Colleen vive tan confiada incluso cuando se anticipa a dejar atrás a su esposo y a su hijo. Y déjame decirte que ella sería la primera en decirte que tampoco lo hace a la perfección. Pero, aun así, me siento inspirada a seguir su ejemplo.
Si quieres escuchar más de Colleen, puedes escuchar la serie de pódcast que Revive Our Hearts grabó titulada: «The Crushing of Colleen».
Y si el programa de hoy ha sido de ayuda para ti, ¿podrías considerar hacer una donación para ayudarnos a seguir difundiendo este mensaje? Sin personas como tú, que apoyan lo que hacemos, no podríamos producir estos programas, crear otros recursos u organizar conferencias para mujeres de todo el mundo.
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Después de que Nancy diera el mensaje que hemos estado escuchando durante los últimos días, ella invitó a Colleen a unirse a ella en el escenario. Esto fue luego de que todos en la sala vieran parte de un video que se grabó sobre Colleen. Nancy tenía una pregunta para ella. Escuchemos.
Nancy: Colleen, mientras pensamos en la verdad de que el Cielo gobierna, ¿qué significa eso en tu vida ahora mismo mientras estás pasando por un cáncer terminal, con mucha debilidad y mucho dolor humano? ¿Qué significa para ti en este momento?
Colleen: Te he dicho esto antes, Nancy, y es que me encanta que esto haya estado en tu corazón, porque me ha ministrado tanto; todo lo que has escrito y hablado sobre este tema de el Cielo gobierna. Y eso significa que este sufrimiento importa; importa infinitamente, porque aquí es donde encuentro más de Cristo.
Ahí es cuando llego a las profundidades de Su amor, y eso me da algo para compartir con los demás. También significa que este sufrimiento no tiene la última palabra, pero Dios sí. ¡Él tiene la última palabra en esto!
Él está transformando cada dolor, cada angustia, cada pérdida, cada noche larga de insomnio; Él lo está transformando en belleza. Y esto me hace pensar en lo que el apóstol Pablo escribió en 2.ª Corintios capítulo 4, versículo 17, donde dice que esto es «una aflicción leve y pasajera».
Enfrentarse a la muerte, en el gran esquema de la eternidad, es leve y momentáneo. La mayoría de las veces no lo parece. Pero es la realidad. Dios está transformando todas estas cosas en algo tan bueno y tan hermoso.
¡Hay tanta alegría y recompensa por delante que Pablo lo llama «absolutamente incomparable»!
¡Creo firmemente que necesitamos cuerpos resucitados porque no podemos manejar la bondad que viene a nosotros! ¡Vamos a tener cuerpos nuevos para soportar toda la bondad y todo el gozo que Dios ha reservado para nosotras!
Así que con mi mente finita, estoy lidiando con estas realidades infinitas. Vivo en medio de mucho misterio. Vivo con muchas preguntas sin respuesta, pero es exactamente ahí cuando profundizo con Jesús. Me impulsa hacia Él y me permite experimentar Su amor. Me ayuda a entender que Él es infinitamente mejor que una vida larga. Él es infinitamente mejor que un cuerpo hermoso y saludable.
Él es infinitamente mejor que estar viva para ver crecer a mi hijo, que es mi alegría. Cristo es infinitamente mejor que vivir una vida larga y envejecer junto a mi esposo. Estas son cosas que son tan preciosas para nosotras aquí, pero Cristo es mucho mejor, y estoy viviendo en la realidad de eso.
También me hace pensar en lo que dice Pablo: «Llevamos siempre en el cuerpo por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo» (2 Cor. 4:10). Por eso celebro tanto lo que Nancy enseña. El hermoso libro que ha escrito sobre esto, El Cielo Gobierna, es un recordatorio de que nuestra esperanza es ¡que Dios siempre cambia la muerte en vida!
Nancy: ¡Amén! Muchas gracias, Colleen. Ahora inclinemos nuestros rostros en oración, y toma la mano o toca el hombro de alguien a tu lado, y oremos por nuestra hermana.
Oh Señor, cómo te agradecemos la belleza de lo que estás haciendo en y a través de la vida de esta mujer: el cáncer no es el rey y el cáncer no tiene la última palabra. Pero Cristo es Rey, y Tú estás gobernando, reinando y haciendo algo profundamente hermoso y eterno de este dolor, de este sufrimiento.
Gracias por esta preciosa mujer, quien se tomó estos días lejos de su esposo y su hijo, a quienes ama tanto. No la veo dándose por vencida o sentándose o diciendo: «Hasta aquí llegué. Me detengo. ¡Me rindo!», sino que ella está siendo fiel hasta llegar a la meta.
Así que, Señor, en este viaje, en el misterio de este viaje, dale alegría, fortalécela y sostenla. Sáciala profundamente con tu amor inquebrantable. Gracias por cómo ella utiliza este viaje para llevarnos a Cristo, que es nuestro fin último, nuestro consuelo y nuestra esperanza en la vida y en la muerte. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, ¡amén!
Débora: Amén. Y para cerrar nuestro tiempo en oración por nuestras naciones, oremos ahora con Kimberly Wagner.
Kimberly Wagner: Padre, Dios grande y todopoderoso, confieso que somos un pueblo malvado y corrupto. Merecemos Tu juicio, lo reconozco, no merecemos Tu misericordia. Necesitamos que rasgues los cielos y desciendas, para que las montañas tiemblen ante Tu presencia y traigas una poderosa obra de redención y avivamiento.
Oh Padre, déjanos temblar ante Tu presencia, oh Dios Santo, para volver a Ti. Danos gracia para amarte más profundamente, para honrarte con nuestras vidas, para vivir en devoción a Tu Palabra. Sobre todo, ¡deseamos que Tú seas visto y conocido y glorificado en nosotras y a través de nosotras individualmente y como nación!
Todo esto te lo pido, Señor Jesús, en Tu nombre, que está por encima de todo nombre. Y en Tu nombre se doblará un día toda rodilla y toda lengua confesará, Señor Jesús, que Tú y solo Tú eres Dios. Te lo ruego en Tu nombre, amén.
Débora: Recordándote que el Cielo gobierna, Aviva Nuestros Corazones es un ministerio de alcance de Revive Our Hearts.
Todas las Escrituras son tomadas de la Nueva Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
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