El antídoto para el ego: servir como Cristo
Seguimos avanzando en nuestro recorrido por el Manifiesto de la Mujer Verdadera. Hoy daremos un paso más en ese camino para explorar cómo vivir nuestras relaciones considerando a los demás más importantes que nosotras mismas, como nos enseña Filipenses 2:3. ¡No te pierdas este episodio!
Aquí te compartimos algunas frases y versículos del episodio de hoy:
Llamado de obediencia:
Modelaremos el mandato de Tito 2, como mujeres mayores, modelando piedad y entrenando a las más jóvenes para que agraden a Dios en todos los aspectos; como mujeres jóvenes recibiendo la instrucción con mansedumbre y humildad, aspirando llegar a ser mujeres de Dios maduras quienes a su vez entrenarán a la siguiente generación.
¿Cómo aprendemos a vivir eso de «considerar a otros como más importantes que a nosotras mismas»?
«No hagan nada por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud …
Seguimos avanzando en nuestro recorrido por el Manifiesto de la Mujer Verdadera. Hoy daremos un paso más en ese camino para explorar cómo vivir nuestras relaciones considerando a los demás más importantes que nosotras mismas, como nos enseña Filipenses 2:3. ¡No te pierdas este episodio!
Aquí te compartimos algunas frases y versículos del episodio de hoy:
Llamado de obediencia:
Modelaremos el mandato de Tito 2, como mujeres mayores, modelando piedad y entrenando a las más jóvenes para que agraden a Dios en todos los aspectos; como mujeres jóvenes recibiendo la instrucción con mansedumbre y humildad, aspirando llegar a ser mujeres de Dios maduras quienes a su vez entrenarán a la siguiente generación.
¿Cómo aprendemos a vivir eso de «considerar a otros como más importantes que a nosotras mismas»?
«No hagan nada por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de ustedes considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás. Haya, pues, en ustedes esta actitud que hubo también en Cristo Jesús el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse,sino que se despojó a Sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres». —Filipenses 2:3-5
- Pablo no nos está diciendo que miremos a los demás y tratemos de encontrar alguna razón en lo que ellos hacen, o son, o cuánto dinero tienen, o cuán inteligentes son, para convencernos de que ellos son más importantes que nosotras.
- Pablo se está refiriendo a una decisión que nosotras hacemos de mirar a las personas en las relaciones que tenemos, y en las cuales batallamos, para realmente valorarlas, tal y como Cristo tomó la decisión de bajar del cielo y ponerse al mismo nivel de los hombres, amarlos y dar Su vida por ellos.
- La naturaleza pecaminosa que heredamos, no nos permite considerar a otros como más importantes. Pero estos versículos nos dejan un patrón para nuestras relaciones interpersonales.
¿Cómo la humildad transforma una relación difícil?
- Dios usa la cercanía de las relaciones para mostrarnos que somos capaces de ser muy orgullosas y egoístas, e incluso considerar que nuestras necesidades y opiniones son más importantes.
- Ver la necesidad de las personas hace que veamos a los demás de igual valor que nosotras y como hijos e hijas de Dios. Cuando eso sucede, Dios nos regala amistades hermosas.
- La humildad transforma las relaciones y promueve mucho la unidad entre aquellas personas que son de Cristo.
¿Qué luchas enfrentamos cuando intentamos poner las necesidades de otros por encima de las nuestras?
Egocentrismo:
- Nuestra cultura moderna no nos ayuda mucho, porque nos enseña actitudes que no son bíblicas. Es muy difícil de manera natural pensar que las necesidades de otros son realmente más importantes. Esto se trata de la actitud que tengamos a estar dispuestas a poner de lado nuestras necesidades y poniendo las de los demás por encima de las nuestras.
Comparación:
- En lugar de compararnos con los demás diciendo que nosotras nos sacrificamos más, o que hacemos cosas que otras personas no hacen por nosotras, estamos llamadas a someter nuestro orgullo y egoísmo al Señor, y a tener humildad y abnegación.
Hábitos o recordatorios prácticos que nos ayudan a vivir con una actitud humilde.
Contemplar a Cristo en Su Palabra: busca ver las evidencias de cómo Cristo se entregó y se humilló.
- Memoriza versículos.
- Lee tu Biblia de una manera atenta para que puedas estudiarla y entenderla más.
Sé intencional con tus amistades y relaciones:
- Evalúate a ti misma y date cuenta si hay personas que se te hace imposible de verlas como más importantes que tú. Luego, acércate a esas personas con amor y sírvelas intencionalmente.
Palabras de ánimo para ti, que quieres vivir con humildad, pero sientes que eso te hace menos, invisible o que se aprovechan de ti.
- Tienes que estar dispuesta a ser vulnerable y a que otras personas te hieran de ciertas formas en tus relaciones interpersonales, y que por la humildad que Cristo hace posible en ti, tú puedas perdonar y puedas ser paciente.
- Dios no te llama a permitir que una persona más fuerte o poderosa se aproveche de ti. Tampoco debes esconder o perdonar una conducta abusiva sin hacerle frente y llamarle por lo que es. No se trata de tapar el pecado, sino que la mejor manera de amar a alguien desinteresadamente es dejar que ese pecado se descubra para que sea tratado.
- Recuerda que tu motivación debe ser la obra de Cristo y Su amor.
- Recuerda que, como hija de Dios, nunca estás desprotegida. El Señor utiliza a padres, líderes, hermanos mayores, pastores, amigas o amigos para protegernos, pero Él es nuestro gran Protector.
- En la economía de Dios, amar desinteresadamente no te expone al peligro. Cuando obedeces al Señor y amas de manera humilde, servicial y sacrificial, puedes confiar en que Dios te dará la sabiduría para no meterte en una situación en la que te expongas a algún peligro.
Para reflexionar:
- «Aquellos que se exaltan a sí mismos serán humillados, y los que se humillan a sí mismos serán exaltados». —Mateo 23:12 (NTV)
- Cuando sacrificas tiempo valioso y tus recursos para servir a otros, eso no te hace menos ni te expone a peligro, porque Cristo es tu gran Protector.
- La humildad no es señal de debilidad, sino de fortaleza en Cristo.
- Jesús no nos llamó a buscar reconocimiento ni a ponernos en primer lugar. Él, siendo Dios, se humilló a Sí mismo y sirvió con amor. Vivir con humildad nos hace más parecidas a Él.
- ¿En qué relación Dios te está llamando a practicar una humildad que refleje Su carácter?
- No estás sola. El Espíritu Santo te capacita para vivir estas verdades, aun cuando cuesta, y Él se glorifica en ese caminar.
Recursos recomendados:
Episodio, Pensando en los demás como superiores a ti
Episodio, Un examen a tu orgullo
Blog, Cómo crecer en humildad
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