Día 115 | 2 Reyes 20 – 22
«Entonces el sumo sacerdote Hilcías dijo al escriba Safán: “He hallado el libro de la ley en la casa del Señor”. E Hilcías dio el libro a Safán, y este lo leyó». -2 Reyes 22:8
Estudiemos juntas hoy 2 Reyes 20 al 22.
Nuestro Dios es el único que puede cambiar el curso de todas las cosas. Solo Él tiene el poder para hacerlo, pues solo Él es Dios. Él puede sanar enfermedades terminales, puede dar vida a una persona muerta, puede detener y poner límites a los desastres naturales, puede parar una pandemia, y solo Dios puede transformar los corazones.
El Señor escucha nuestro clamor, ve nuestro dolor, ve nuestras lágrimas, sabe exactamente lo que sentimos y padecemos. Por eso, vayamos delante de Su trono con toda confianza dando gracias, y clamemos a Él confiando en Su voluntad; ciertamente recibiremos Su oportuno socorro. Recuerda …
«Entonces el sumo sacerdote Hilcías dijo al escriba Safán: “He hallado el libro de la ley en la casa del Señor”. E Hilcías dio el libro a Safán, y este lo leyó». -2 Reyes 22:8
Estudiemos juntas hoy 2 Reyes 20 al 22.
Nuestro Dios es el único que puede cambiar el curso de todas las cosas. Solo Él tiene el poder para hacerlo, pues solo Él es Dios. Él puede sanar enfermedades terminales, puede dar vida a una persona muerta, puede detener y poner límites a los desastres naturales, puede parar una pandemia, y solo Dios puede transformar los corazones.
El Señor escucha nuestro clamor, ve nuestro dolor, ve nuestras lágrimas, sabe exactamente lo que sentimos y padecemos. Por eso, vayamos delante de Su trono con toda confianza dando gracias, y clamemos a Él confiando en Su voluntad; ciertamente recibiremos Su oportuno socorro. Recuerda estas palabras de Jesús en Mateo 19:26: «Para los hombres eso es imposible, pero para Dios todo es posible».
- El rey Ezequías oró y derramó su corazón delante del Señor y Dios escuchó su oración, lo sanó, y añadió quince años a su vida.
- El rey Josías se humilló delante del Señor Dios y sus ojos no vieron todo el mal que Dios iba a traer a Su pueblo por el pecado.
Muchas de nosotras tememos a las enfermedades, ya que pueden traer la muerte física; sin embargo, debemos recordar que nuestros tiempos están en las manos de nuestro Dios y que la muerte es un enemigo conquistado y derrotado por nuestro Señor Jesucristo.
Dios ha prometido usar todo, todo en nuestras vidas, para la gloria de Su nombre y para bien de los que le aman. Es por esto que esta enfermedad o dolencia física que Él ha permitido en tu vida es para que le conozcas aún más y para que puedas experimentar en «carne propia» Su poder, Su amor y Su soberanía. Dice Romanos 8:28: «Y sabemos que para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a Su propósito».
Si delante de ti estuviera la vida y la muerte, ¿qué camino elegirías?
A pesar de que su padre, el rey Amón, había abandonado al Señor y servido a los ídolos, el rey Josías decidió hacer lo recto ante los ojos del Señor y no se apartó de Sus caminos.
«Al cielo y a la tierra pongo hoy como testigos contra ustedes de que he puesto ante ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas, tú y tu descendencia». –Deuteronomio 30:19
Ciertamente los hijos tienden a copiar las prácticas pecaminosas de los padres, pero Dios ha roto el poder que el pecado tenía sobre Sus hijos, y nos ha dado el poder de Su Espíritu Santo para caminar en libertad y en humilde obediencia a Su Palabra.
Después de observar y leer el pasaje, ¿de qué trata? Resúmelo en una oración.
¿Qué está pasando? ¿Quién es el personaje de esta historia?
¿Qué te enseña acerca de tu propio corazón?
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