Día 175 | Salmos 99 – 104
¡Qué maravilloso es leer los Salmos! ¿No te parece? ¡Sigamos!
Salmo 99
Mis canciones favoritas son las de exaltación, y este salmo proclama la santidad de Dios, recordándome quién es Él y enfocando mi alma, mente y corazón en exaltar al Único digno de gloria y honor.
Ejemplo de una oración de exaltación:
¡El Señor reina! ¡Que tiemblen las naciones! ¡El Señor es Rey! ¡Que la tierra se estremezca! ¡Grande eres tú Señor! Más que todos los que gobiernan la tierra, ¡nuestro Dios es santo, recto y justo, Su nombre es grande y temible! Postrados delante de ti te exaltamos, porque solo tú Señor eres santo! Amén.
Salmo 100
Este salmo nos llama a cantar con alegría a Dios, un mandato para todos los habitantes de la tierra. Nos invita a entrar libremente en Su presencia, sin requisitos previos, solo con acciones de gracias, …
¡Qué maravilloso es leer los Salmos! ¿No te parece? ¡Sigamos!
Salmo 99
Mis canciones favoritas son las de exaltación, y este salmo proclama la santidad de Dios, recordándome quién es Él y enfocando mi alma, mente y corazón en exaltar al Único digno de gloria y honor.
Ejemplo de una oración de exaltación:
¡El Señor reina! ¡Que tiemblen las naciones! ¡El Señor es Rey! ¡Que la tierra se estremezca! ¡Grande eres tú Señor! Más que todos los que gobiernan la tierra, ¡nuestro Dios es santo, recto y justo, Su nombre es grande y temible! Postrados delante de ti te exaltamos, porque solo tú Señor eres santo! Amén.
Salmo 100
Este salmo nos llama a cantar con alegría a Dios, un mandato para todos los habitantes de la tierra. Nos invita a entrar libremente en Su presencia, sin requisitos previos, solo con acciones de gracias, lo cual es asombroso. Un corazón que sabe que puede acercarse a Dios, lo hace con regocijo y alabanza. Además, debemos recordar que no nos pertenecemos a nosotros mismos, sino que fuimos creados por Él. Cuando no sabemos cómo orar, el salmo nos enseña a comenzar con agradecimiento, seguido de alabanzas, y siempre recordando la bondad y misericordia de Dios, que es para siempre.
Salmo 101
La misericordia y la justicia solo pueden unirse en Dios, quien, como juez justo, extendió Su misericordia al enviar a Su Hijo a pagar nuestra deuda para que fuéramos justos y libres del pecado. El salmista nos recuerda que, si amamos a Dios, debemos desear vivir con integridad, cuidando lo que vemos, eligiendo bien a quienes nos rodean, y viviendo para Su gloria, sabiendo que nuestra vida es para Dios, no para los hombres.
Salmo 102
El autor de este salmo no está claro, algunos sugieren a Daniel, Jeremías o Nehemías. Nos recuerda a Job en su aflicción, ya que es una oración de dolor; pero también de esperanza, confiando en que su clamor llegará a los oídos de Dios, pidiéndole que se incline para escucharlo.
El autor está muy deprimido, él dice que su corazón está herido y seco como la hierba, tanto que se le olvida comer, y por esta causa está tan flaco que se le ven los huesos.
- ¿Alguna vez has estado tan deprimida que hasta dejas de comer? Dios sabe que pasaremos por momentos así, y por eso nos dejó en Su Palabra textos como éste, para que podamos encontrar consuelo en Él, porque después que identificamos nuestra condición en los primeros once versículos, nos da la salida a partir del doce cuando dice: «Pero Tú, Señor, permaneces para siempre».
Vemos un tremendo contraste entre la tristeza y la esperanza, la incertidumbre y la certeza, la inseguridad y la confianza, y entre el hombre y Dios.
Recuerda que si confías en Dios, la oscuridad se irá y la tristeza se convertirá en gozo. Pon tu confianza en Él, levántate y dirige tus ojos hacia Él. Como vimos en el salmo 100, comienza con agradecimiento, recordando que en Él hay una esperanza y refugio que nunca te fallará.
Ahora toma tu Biblia y lee el siguiente Salmo, el 103.
Salmo 103
Este salmo nos llena de la misma esperanza del salmo anterior, recordándonos la importancia de bendecir a Dios y reconocer Sus beneficios.
Al igual que cuando una madre enseña a sus hijos a ser agradecidos preguntándoles: «¿Cómo se dice?», el rey David le habla a su alma, recordándose la necesidad de ser agradecido y bendecir al Señor. Nosotros también necesitamos hablarle a nuestra alma, recordarnos a nosotras mismas la importancia de adorar a Dios, incluso cuando no lo sintamos naturalmente.
David nos insta a no olvidar ninguno de los beneficios de Dios. A veces, olvidamos el bien que Él ha hecho en nuestras vidas, pero podemos pedirle que nos ayude a recordarlo. Al hacerlo, no solo le damos gloria, sino que también nuestra alma se anima y se fortalece. En los versos 3 y siguientes, David enumera las razones para agradecer a Dios, lo que nos ayuda a enfocarnos en Su bondad.
Te reto a que, durante el día, te hagas la pregunta: «¿Cómo se dice?» y que la respuesta sea siempre: «Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de Sus beneficios». Un consejo práctico es que cuando ores, comienza orando con la Palabra. Escoge un salmo o una porción que te ayude a enfocar tu corazón en Dios y sea conforme a Su voluntad y alimente tu alma.
Salmo 104
Este salmo comienza igual que el anterior: «Bendice, alma mía, al Señor...» y nos invita a reflexionar sobre cómo debemos alabar a Dios. En el versículo 1, el salmista describe a Dios como quien se «ha vestido de gloria y magnificencia», lo que nos habla de Su grandeza, no en términos de una profesión, sino de Su soberanía y esplendor. Al igual que enseñamos a los niños a identificar profesiones a través de vestimentas, el vestido de Dios revela quién Él es, Su poder y autoridad sobre la creación.
Este versículo nos muestra un Dios incomparable, cuya majestuosidad se refleja en cada aspecto de la naturaleza: el sol, la luna y todo lo que existe, exalta al Creador, lo que nos lleva a reflexionar sobre cómo también debemos adorarlo.
Al igual que en otros salmos, el salmista nos llama a bendecir al Señor, pero esta vez, por primera vez en los salmos, termina con la palabra «¡Aleluya!», un recordatorio de la alegría y el gozo que debemos tener al alabar a Dios que es digno de toda gloria.
Resume con tus palabras el mensaje de estos capítulos.
¿Qué atributos del Señor vienen a tu mente mientras leías estos Salmos?
Transforma lo que aprendiste en una oración.
*Spurgeon, Charles H. El tesoro de David: Selecciones de los Salmos (Spanish Edition). Chapel Library. Kindle Edition.
«¡Cuán numerosas son Tus obras, oh Señor! Con sabiduría las has hecho todas; llena está la tierra de Tus posesiones». -Salmo 104:24
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