Día 262 | Miqueas 1 – 4
Miqueas, cuyo nombre significa: «¿Quién como el Señor?», profetizó juicio al pueblo de Dios: a Israel (reino del norte) y a Judá (reino del sur). Miqueas fue contemporáneo de Isaías y Oseas. Durante el período de su ministerio gobernaron cuatro reyes en Israel y tres en Judá. Uno de los de Judá, Ezequías, debido a las advertencias de este profeta, tomó serias medidas que llevaron al pueblo a un avivamiento, dando lugar a un retraso del juicio emitido (ver 2 Crónicas 30-32).
Pero no todo el tiempo las cosas fueron así. Israel, haciendo caso omiso a las advertencias divinas y olvidándose del Dios que hizo todas las hazañas redentorasa favor de ellos, sacándoles de la esclavitud de Egipto y librándoles de las tramas enemigas, se entregó a la idolatría, desenfreno y libertinaje, trayendo consecuencias devastadoras a nivel religioso, político, social …
Miqueas, cuyo nombre significa: «¿Quién como el Señor?», profetizó juicio al pueblo de Dios: a Israel (reino del norte) y a Judá (reino del sur). Miqueas fue contemporáneo de Isaías y Oseas. Durante el período de su ministerio gobernaron cuatro reyes en Israel y tres en Judá. Uno de los de Judá, Ezequías, debido a las advertencias de este profeta, tomó serias medidas que llevaron al pueblo a un avivamiento, dando lugar a un retraso del juicio emitido (ver 2 Crónicas 30-32).
Pero no todo el tiempo las cosas fueron así. Israel, haciendo caso omiso a las advertencias divinas y olvidándose del Dios que hizo todas las hazañas redentorasa favor de ellos, sacándoles de la esclavitud de Egipto y librándoles de las tramas enemigas, se entregó a la idolatría, desenfreno y libertinaje, trayendo consecuencias devastadoras a nivel religioso, político, social y económico.
Sabemos que la primera necesidad del hombre es su relación con Dios, pero de igual modo, Él se preocupa de las necesidades físicas, emocionales y económicas del mismo. Todo creyente ha de buscar tanto el bien espiritual y físico del prójimo, pero en los días de Miqueas esto no se tomaba en cuenta.
¿Qué cosas estaban a la orden del día en el ambiente de esa época?
- Todos los que tenían algún tipo de influencia; los líderes religiosos, los gobernantes y los comerciantes abusaban de su poder.
- Los líderes religiosos, llamados a dar ejemplo al pueblo, dieron paso a falsos profetas que anunciaban paz al que les daba de comer y guerra contra quien no se la diera (además de adivinar por dinero).
- Los sacerdotes enseñaban por precio.
- Los sacrificios ofrecidos al Señor eran hechos meramente como un ritual más.
- Se codiciaba lo que pertenecía a otros y lo arrebataban a la fuerza.
- Se tramaba en cómo llevar a cabo todo tipo de mal y se aborrecía el bien.
- Se torcía la justicia y la verdad.
- Se oprimía al desvalido.
- Los comerciantes eran deshonestos, con pesas, medidas y balanzas alteradas.
En fin, todo esto ocurre cuando damos la espalda al Señor.
Miqueas, lleno del poder del Espíritu Santo, anuncia el fin de los reyes del pueblo de Dios y cómo irían a la cautividad babilónica. Para Judá fue una triste noticia, ya que a esa tribu se le había prometido que de ella saldría el Salvador. En 2 Crónicas 36 vemos el cumplimiento en detalle de dicha profecía. Nabucodonosor arrasa con la ciudad, cae Jerusalén y Sedequías, último rey de Judá, fue tomado cautivo.
Vez tras vez, Dios les envió Su mensaje por medio de los profetas, «porque Él tenía compasión de Su pueblo y de Su morada. Pero ellos continuamente se burlaban de los mensajeros de Dios, despreciaban Sus palabras, hasta que subió el furor del Señor contra Su pueblo, y ya no hubo remedio» (2 Cr. 36:15-16).
¡Qué tristes son las consecuencias de menospreciar la misericordia del Señor y qué terrible es hacer subir Su furor!
Por naturaleza, tú y yo «éramos hijas de ira», dice Efesios 2:3. Pero, ¡bendito sea Dios! Que «por esa misericordia nos hizo nacer de nuevo a una esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos» (1 Pd. 1:3).
¿Y tú?
- ¿Aprecias la misericordia de Dios para contigo?
- ¿Eres misericordiosa?
- ¿Prestas atención a Su Palabra, no solo para conocerla sino para aplicarla?
- Al igual que Miqueas…¿lamentas ver las llagas que produce el pecado?
- ¿Eres agradecida con lo que Dios te ha dado o codicias las cosas de los demás?
«¡Ay de los que planean la iniquidad, los que traman el mal en sus camas! Al clarear la mañana lo ejecutan, porque está en el poder de sus manos». -Miqueas 2:2
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