Día 264 | Nahum
El nombre de Nahúm se cree que es una forma abreviada de la voz hebrea «Nahúmyad», que significa «Yahvé ha consolado». Este profeta nació en Elcós que fue una ciudad ubicada al sur de Judá.
En su mensaje, Nahúm pronuncia el juicio venidero para los ninivitas, quienes unos 100 años antes, gracias a la predicación de Jonás, experimentaron un arrepentimiento nacional. Podría decirse que este libro es la continuación del libro de Jonás.
Quizás pienses: «Sí, el nombre de Nahúm significa “consuelo o consolación”, entonces ¿cómo es que con palabras de juicio recibimos consuelo?». Precisamente de esto se trataba su mensaje para Israel, el instrumento que Dios usaría para castigar a Su pueblo con el cautiverio.
Asiria, en el tiempo del Señor, recibiría su propio castigo. La poderosa, soberbia y cruel Asiria, con la esplendorosa Nínive como capital, …
El nombre de Nahúm se cree que es una forma abreviada de la voz hebrea «Nahúmyad», que significa «Yahvé ha consolado». Este profeta nació en Elcós que fue una ciudad ubicada al sur de Judá.
En su mensaje, Nahúm pronuncia el juicio venidero para los ninivitas, quienes unos 100 años antes, gracias a la predicación de Jonás, experimentaron un arrepentimiento nacional. Podría decirse que este libro es la continuación del libro de Jonás.
Quizás pienses: «Sí, el nombre de Nahúm significa “consuelo o consolación”, entonces ¿cómo es que con palabras de juicio recibimos consuelo?». Precisamente de esto se trataba su mensaje para Israel, el instrumento que Dios usaría para castigar a Su pueblo con el cautiverio.
Asiria, en el tiempo del Señor, recibiría su propio castigo. La poderosa, soberbia y cruel Asiria, con la esplendorosa Nínive como capital, desaparecería de la faz de la tierra:
«El Señor ha dado una orden en cuanto a ti: “No se perpetuará más tu nombre. De la casa de tus dioses arrancaré los ídolos y las imágenes de fundición. Yo prepararé tu sepultura, porque eres vil”». –Nahúm 1:14
Nuestro amoroso Dios siempre está llamando al hombre hacia Él. Aquellos que le buscan y confían en Él le tendrán por «fortaleza en el día de la angustia, porque bueno es el Señor». Sin embargo, ese Dios de amor, de bondad y de compasión es también un Dios de justicia, porque Él siempre es consecuente consigo mismo. Todos Sus atributos coexisten en perfecta armonía. Ningún atributo está por encima de otro.
La justicia o rectitud de Dios es una expresión de Su santidad.
Como Él es perfectamente puro y santo, se opone y aborrece al pecado. Esa oposición se manifiesta en Su trato para con Sus criaturas cuando estas ofenden Su santidad o violan Su voluntad. El que Dios sea justo o recto nos garantiza que Él es imparcial; por lo tanto, habrá juicio para los que no creen ni se arrepienten, y salvación para los que le creen y confían.
¿Dónde vemos el mayor despliegue de Su juicio e ira? En la cruz donde murió nuestro Señor Jesucristo. Dios Padre no mostró favoritismo con Su Hijo Amado. Permitió que el Inocente muriera por los culpables; que el Autor de la vida diera Su vida para que los injustos fueran declarados justos y librados de Su ira: «Habiendo sido ahora justificados por Su sangre, seremos salvos de la ira de Dios por medio de Él» (Ro. 5:9).
Al igual que Nínive, todos los reinos y naciones que hoy ven nuestros ojos, según 2 Pedro 3:7: «están reservados por Su Palabra para el fuego, guardados para el día del juicio y de la destrucción de los impíos».
Para los creyentes que se duelen por el pecado y por las afrentas del mundo hacia el Dios de rectitud y santidad, es un fortísimo consuelo saber que:«Según Su promesa, nosotros esperamos nuevos cielos y nueva tierra, en los cuales mora la justicia», como dice 2 Pedro 3:13. Allí todo funcionará en perfecta santidad y rectitud.
El «Yo Soy» que vemos en Nahúm como un Dios celoso, vengador y lleno de indignación, nos conoce a cada una, y porque hemos confiado en Él, es y será nuestra fortaleza en la angustia presente y en la venidera. Además, cada día nos hace gustar de Su bondad. Cristo nos libró de la ira venidera; ya no vivimos en temor u opresión. ¡Esto sí que es una verdadera consolación!
¿Cómo hablan a tu vida hoy estas verdades?
- ¿Puedes dar gracias porque tu Dios es justo y recto?
- ¿Le adoras porque fuiste librada de Su ira?
- ¿Te consuela saber que algún día el mal será castigado y el bien recompensado?
¡Comparte con nosotras!
«El Señor es lento para la ira y grande en poder, y ciertamente el Señor no dejará sin castigo al culpable». -Nahúm 1:3
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