Día 290 | Marcos 14
«Entonces Pedro recordó lo que Jesús le había dicho: “Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces”. Y se echó a llorar». -Marcos 14:72
Ayer leímos sobre la exhortación a velar porque el tiempo del juicio se acerca, hoy aprendemos acerca del complot de los religiosos para matar a Jesús.
Capítulo 14
El olor fragante de la adoración que agrada a Dios es el que proviene de un corazón profundamente agradecido, de un corazón que aprecia y atesora Su gracia, Su salvación y Su perdón. Por lo tanto, no escatima tiempo, recursos, ni aun su propia vida; pues reconoce que todo lo que tiene y todo lo que es, es por obra y gracia de Dios mismo.
- ¿Qué es lo que realmente motiva a tu corazón a buscar y servir a Dios?
Para Judas, lo más preciado era …
«Entonces Pedro recordó lo que Jesús le había dicho: “Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres veces”. Y se echó a llorar». -Marcos 14:72
Ayer leímos sobre la exhortación a velar porque el tiempo del juicio se acerca, hoy aprendemos acerca del complot de los religiosos para matar a Jesús.
Capítulo 14
El olor fragante de la adoración que agrada a Dios es el que proviene de un corazón profundamente agradecido, de un corazón que aprecia y atesora Su gracia, Su salvación y Su perdón. Por lo tanto, no escatima tiempo, recursos, ni aun su propia vida; pues reconoce que todo lo que tiene y todo lo que es, es por obra y gracia de Dios mismo.
- ¿Qué es lo que realmente motiva a tu corazón a buscar y servir a Dios?
Para Judas, lo más preciado era el dinero, ese era su dios, por lo que a pesar de caminar con Jesús, escuchar Sus enseñanzas y presenciar Sus milagros, nunca verdaderamente le entregó su corazón. Ir a la iglesia o participar en estudios bíblicos no necesariamente implica que somos verdaderos discípulos de Jesús; por esto debemos orar constantemente estas palabras del Salmo 139:23-24: «Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis inquietudes. Y ve si hay camino malo, y guíame en el camino eterno».
No temamos a las acciones maliciosas de los hombres, pues aun éstas obran para nuestro bien conforme a los propósitos de nuestro Dios.
Nosotros, como criaturas limitadas, nos preocupamos tanto por nuestras vidas; pero así como en la última cena podemos ver cómo Dios prepara todo de antemano, proveyendo para cada detalle; de la misma manera lo ha hecho con nuestra redención y lo hace con nuestras vidas, solo tenemos que escucharle, creerle a Él y seguir Sus pasos con corazones mansos y humildes.
No es coincidencia que la última cena fuera el primer día de la fiesta de los panes sin levadura, cuando se sacrifica el cordero de la Pascua, pues Jesús es el Cordero de Dios que estaba pronto a darse en sacrificio por todos nosotros. Y creo que, en cada etapa o tiempo, Dios habla a nuestros corazones con enseñanzas o mensajes específicos, para revelarse a Sí mismo, para darnos a conocer Su voluntad. Estemos siempre atentas a Su voz, a Su Palabra, a Sus detalles.
A pesar de su aflicción, la sumisión de Jesús a Su Padre prevalece porque verdaderamente confía en Él, en Su voluntad, en Su bondad, en Su poder, y ciertamente se nos invita a venir confiadamente ante el trono de la gracia para que seamos fortalecidas porque «No tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino uno que ha sido tentado en todo como nosotros, pero sin pecado». Jesús fue fortalecido en su oración de rendición al Padre.
Así como Jesús no se resistió al arresto, pues en Su oración en Getsemaní, la voluntad del Padre le fue confirmada, así nosotras no debemos resistirnos a estas pruebas que han sido divinamente orquestadas para cumplir Sus propósitos. Recordemos lo que dice 1 Pedro 4:12: «Amados, no se sorprendan del fuego de prueba que en medio de ustedes ha venido para probarlos, como si alguna cosa extraña les estuviera aconteciendo».
Es sorprendente ver cómo el conocer la voluntad de Dios, cómo saber quiénes somos en Dios, determina nuestros pensamientos, actitudes y acciones. Dice Marcos 14:61–62:
«Pero Él se quedó callado y nada respondía. Le volvió a preguntar el sumo sacerdote: “¿Eres Tú el Cristo, el Hijo del Bendito?”. Jesús le contestó: “Yo soy; y verán al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poder y viniendo con las nubes del cielo”».
El amor de Dios es incondicional, Dios nos ama por lo que Él es, no por lo que somos o hacemos; Él es Emanuel, Dios con nosotros, en nuestras debilidades, en nuestras luchas, justamente al lado de nosotros, tomando nuestra mano, levantándonos y fortaleciéndonos en Su poder. No nos desecha, pues Su amor es verdadero, fuerte, persistente, fiel hasta el final, hasta completar Su obra en nosotras. ¡¡Aleluya!! ¡Pedro no quedó derribado!
Hermana, recuerda:
«Cuando caiga, no quedará derribado,porque el Señor sostiene su mano». –Salmos 37:24
¿En tus fuertes pruebas te alejas de Dios o vienes a Él en oración?
¿Está tu identidad en Cristo determinando la forma en que hablas y actúas?
¿Cómo describes las reacciones y acciones de los personajes? ¿Te identificas con ellos? ¿Por qué?
¿Qué cambios harás en tu vida a partir de esta lectura?
¿Qué pasaje de la lectura de hoy usó el Señor, que fue de ánimo para ti? ¡Déjalo en los comentarios, para que sea de ánimo a otra mujer!
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