Día 300 | Lucas 17 – 18
«Dejen que los niños vengan a Mí, y no se lo impidan, porque de los que son como estos es el reino de Dios». -Lucas 18:16
Sigamos caminando con Jesús a través de este evangelio. Sigamos conociéndolo en todo lo que está enseñando a Sus discípulos, a los fariseos y multitudes.
Lucas 17 – 18
Al leer este evangelio, no puedo evitar imaginar cómo acontecían todos estos relatos. Imagino a los discípulos caminando largas distancias por lugares áridos junto a Jesús, escuchando Sus enseñanzas acerca de Su Padre y preparándolos para la tarea que tendrían más adelante.
Durante Su camino a Jerusalén, al pasar por algunas aldeas, Jesús les enseña a estos hombres a cuidarse de no ofender o de hacer tropezar a otros. Les hablaba del perdón y la disposición de perdonar a quienes pecan contra ellos.
Uno de los apóstoles le …
«Dejen que los niños vengan a Mí, y no se lo impidan, porque de los que son como estos es el reino de Dios». -Lucas 18:16
Sigamos caminando con Jesús a través de este evangelio. Sigamos conociéndolo en todo lo que está enseñando a Sus discípulos, a los fariseos y multitudes.
Lucas 17 – 18
Al leer este evangelio, no puedo evitar imaginar cómo acontecían todos estos relatos. Imagino a los discípulos caminando largas distancias por lugares áridos junto a Jesús, escuchando Sus enseñanzas acerca de Su Padre y preparándolos para la tarea que tendrían más adelante.
Durante Su camino a Jerusalén, al pasar por algunas aldeas, Jesús les enseña a estos hombres a cuidarse de no ofender o de hacer tropezar a otros. Les hablaba del perdón y la disposición de perdonar a quienes pecan contra ellos.
Uno de los apóstoles le dice: «Aumenta nuestra fe», y el Señor les habla del poder de la fe. Aunque ellos tenían la oportunidad de aprender todos estos temas de la boca del mismo Jesús, me alegro de que nosotras podamos hacerlo también a través de Su Palabra, así que veamos qué aprendemos de Jesús hoy y cuáles son los temas sobresalientes en estos capítulos.
Humildad al servir: El deber de un siervo es cumplir la tarea asignada, sin jactancia, sino con humildad, así como Cristo nos modela, como lo dice en Filipenses 2:7: «Sino que se despojó a Sí mismo, tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres».Jesús es nuestro máximo ejemplo de un siervo humilde. Enfocado en cumplir la tarea asignada. Él, en humillación, cumplió la tarea que le encomendó Su Padre. Nosotras somos llamadas siervas inútiles para servirle a Él.
Sé agradecida: eran 10 leprosos los que pedían ser sanados, y lo fueron, pero solo uno, al verse limpio de la lepra, se volvió a Jesús, le glorificó y le alabó con corazón agradecido, y por su fe fue salvo. La gratitud debe ser una parte íntegra del corazón del cristiano.
El reino y la segunda venida del Señor: Es en el evangelio de Lucas donde más referencias encontramos acerca del Reino, en esta ocasión, Jesús revela ante la pregunta de los fariseos de cuándo vendría Su reino, que Su reino estaba ahí frente a ellos, pero no comprendieron ni le reconocieron. Así mismo, les comienza a hablar de lo que vendría, lo que acontecerá para que ese Reino se estableciera, pero no entendieron. Estando también ahí Sus discípulos, les habla de la segunda venida, cuando venga el Señor a instituir Su reino, tema que analizaremos más adelante, por ahora solo reflexionemos al respecto.
Oración: El capítulo 18 también abarca diversas parábolas como la viuda y el juez, el fariseo y publicano, en las cuales les enseñaba acerca de la oración, orar sin cesar, sin desmayar, con perseverancia, llevando a Él nuestras peticiones sabiendo que Él no es como este juez, sino que Él es justo y está atento a las oraciones de Sus santos. Que la oración debía ser en humildad, sin jactancia ni menosprecio, pidiendo por nosotras mismas, no sea que nuestro propio yo nos estorbe al orar.
Jesús bendice a los niños: Jesús trató a todos con dignidad, y respecto a los niños, no hizo distinción entre ellos y los adultos, como a veces nosotras lo hacemos. ¿Reflexionamos, pensamos y actuamos igual que como Él lo hizo con los niños, tratándolos con la misma atención e interés que a un adulto? ¿Los bendecimos y los consideramos tratándolos con dignidad y respeto, como Él lo hizo?
El joven rico: Un joven rico llamó bueno a Jesús, cosa sorprendente, pues a los rabinos podrían llamarlos maestros, pero bueno era una palabra reservada para Dios; sin embargo, este joven llama a Jesús bueno. Pero al explicarle Jesús lo que debía hacer para seguirlo, el joven se puso triste y rehusó hacerlo, pensó que la salvación podía ganarla con sus obras, pero era una relación con el Salvador la que hacía falta, reconocerlo como Dios (bueno) no le bastó, pues amó otras cosas antes que a Él.
El ciego de Jericó: Este hombre, al cual Marcos llama Bartimeo (Marcos 10:46), clamó con persistencia a Jesús por misericordia, creyendo que Él era capaz de sanarlo, y así fue. Mateo menciona que eran dos los ciegos; sin embargo, este, no solo fue sanado, sino que su fe le salvó y él glorifica a Dios.
¡Esta última historia resume los temas a meditar hoy: orar con fe, perseverancia y glorificar siempre al Señor!
¿Es tu corazón, al servir, humilde como el de Cristo? Recuerda en todo momento la humildad de Cristo para imitarlo.
¿Esperas anhelante hoy el día en que venga el Señor? ¿Estás lista si hoy fuera ese día?
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