Leslie Basham: Nancy Leigh DeMoss inicia con una historia seria, aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Nancy Leigh DeMoss: En 1959, un periodista llamado John Howard Griffin se transformó a sí mismo de un hombre blanco a un hombre negro. Usó drogas, tratamientos con lámparas de sol, y colorante para oscurecer la piel.
Después, pasó seis semanas viajando hacia los estados del sur que por racismo estaban segregados, haciéndose pasar por un hombre negro.
Mientras viajaba, el documentó el trato y las reacciones que recibió de la gente. Algunas de ellas fueron horribles. Le fue negado vivienda, transporte, trabajo y algunas veces hasta el uso de los baños. Experimentó rudeza, comentarios racistas, amenazas violentas, simplemente porque su piel era oscura.
Griffin escribió un libro acerca de cómo fue tratado, “Negro como yo”. Al leer esto, pensé en la historia de Jesús al venir a la tierra …
Leslie Basham: Nancy Leigh DeMoss inicia con una historia seria, aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Nancy Leigh DeMoss: En 1959, un periodista llamado John Howard Griffin se transformó a sí mismo de un hombre blanco a un hombre negro. Usó drogas, tratamientos con lámparas de sol, y colorante para oscurecer la piel.
Después, pasó seis semanas viajando hacia los estados del sur que por racismo estaban segregados, haciéndose pasar por un hombre negro.
Mientras viajaba, el documentó el trato y las reacciones que recibió de la gente. Algunas de ellas fueron horribles. Le fue negado vivienda, transporte, trabajo y algunas veces hasta el uso de los baños. Experimentó rudeza, comentarios racistas, amenazas violentas, simplemente porque su piel era oscura.
Griffin escribió un libro acerca de cómo fue tratado, “Negro como yo”. Al leer esto, pensé en la historia de Jesús al venir a la tierra podría llamarse. “Humano como Yo”.
Leslie: Esto es Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss en la voz de Patricia de Saladín. Hoy nos enfocaremos en la humanidad de Cristo.
Nancy: Leamos en Filipenses capítulo 2,
…el cual, [Jesucristo] aunque existía en forma de Dios, [hablamos ayer de su deidad] no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres. Y hallándose en forma de hombre, se humilló a sí mismo (vv. 6-8)
La descripción que fue dada por John Howard Griffin podríamos modificarla al decir de Cristo—que Él dejó su privilegiada vida del Hijo de Dios en los cielos para incorporarse en nuestros cuerpos.
Hay dos errores en relación a Cristo y en los dos casos son peligrosos.
- Uno es que elevemos Su humanidad y disminuyamos Su deidad.
- Pero el otro es que nos enfocamos en Su deidad, el hecho que Él es Dios, excluyendo Su humanidad. Vemos este error cometido en muchas representaciones culturales de Cristo.
Por ejemplo, en Navidad se canta un villancico "Jesús en Pesebre" que dice así.
Los bueyes bramaron y Él despertó, mas Cristo fue bueno y nunca lloró. Jesús en pesebre, sin cuna, nació;
Tengo un recién nacido en mi casa, como les dije en una sesión reciente. Y anoche, mientras me preparaba para esta sesión, el recién nacido estaba llorando. Y pensé, ¡claro que sé! El bebé Jesús lloró. Porque Él era un ser humano.
Y contemplas esas pinturas del niño Jesús y en un deseo de querer honrarlo como Dios, usualmente verás una luz rodeándole o con una aureola en su cabeza. La verdad es que Él era un bebé de aspecto normal. Él era un ser humano.
La Escritura nos dice en 1era a Timoteo capítulo 2,
Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre, quien se dio a sí mismo en rescate por todos (vv. 5-6)
J. I. Packer dice que se podrían describir estos versículos como "la clave, no solo del Nuevo Testamento, sino de toda la Biblia. Ya que se cristaliza en una frase el resumen y la sustancia de su mensaje" el mediador, el hombre Jesucristo, Quien se dio a Sí mismo en rescate por todos.
Ese mediador entre Dios y los hombres tenía que ser un hombre, tenía que ser un ser humano. Quiero ver hoy las evidencias de que Él era humano. Por ejemplo, como hombre, tenía un cuerpo físico, un cuerpo humano. Él era de carne y hueso. Nació como nacen todos los bebés. Tuvo que crecer físicamente—vimos eso en Lucas capítulo 2 en una sesión anterior. Tenía una apariencia física. Tenía el aspecto de un hombre común y corriente. La gente no veía nada extraño en Él. No caminaba con un halo alrededor de Su cabeza o con un aura que le rodeaba. No siempre usaba una túnica blanca mientras los demás usaban otros colores. Él se veía humano.
De hecho, sus propios hermanos y aquellos que crecieron con Él no creyeron que Él era Dios. Decían, “¿Es éste el hijo del carpintero?” Él parecía un hombre normal. Tenía la apariencia de un hombre normal. Tenía funciones físicas normales. Comía, bebía, respiraba. Tenía la capacidad de experimentar dolor. Vemos eso en Getsemaní como sudó gotas de sangre. Su constitución física era sensible al estrés. En la cruz, Él sangró. Y Él murió físicamente. Tenía un cuerpo humano físico.
Después de la resurrección, se apareció a los discípulos en un cuerpo físico glorificado. Él dijo en Lucas capítulo 24: "Mirad mis manos y mis pies, que soy yo mismo; palpadme y ved, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo" (Lucas 24:39)
Aún después de la resurrección, en Su cuerpo glorificado, Él todavía tenía un cuerpo físico. Él es humano. Él es Dios, pero también es hombre. Cuando ascendió a los cielos—cuarenta días después de la resurrección—Él ascendió en ese cuerpo físico glorificado, el cual todavía tiene hoy en día en el cielo, y el cual veremos cuando regrese a la tierra en Su segunda venida.
No solo tuvo un cuerpo físico, sino tuvo limitaciones físicas y debilidades. Mientras estuvo aquí en la tierra, Jesús caminaba de un lugar a otro; Él no volaba como Superman. La Escritura nos dice que se cansó físicamente. Lo vemos durmiendo en un barco. Lo vemos cansado de caminar, sentado junto a ese pozo en Samaria.
La Escritura nos dice que le daba hambre. Después que ayunó en el desierto tuvo hambre. Dijo que tenía hambre. En la cruz dijo, "Tengo sed" (Juan 19:38) Le daba sed. Limitaciones físicas normales y debilidades.
Me preguntaba hace poco, cuando siete de ocho personas que se alojaban en mi casa—incluyéndome a mi —nos enfermamos de un virus estomacal en un período de 24 horas, me pregunté, " ¿Jesús alguna vez le habrá dado gripe? ¿Alguna vez tuvo dolor de cabeza? ¿Se habrá resfriado?"
Es interesante, durante estas últimas 24 horas que he estado consultando mis líneas de ayuda teológica, la gente que conozco que estudian estas cosas. El hecho es que la Biblia no dice explícitamente. Nos dice que tuvo hambre, sed y cansancio. Pero no dice que se haya enfermado físicamente. Pero Hebreos capítulo 2 dice: "Por tanto, tenía que ser hecho semejante a sus hermanos en todo, a fin de que llegara a ser un misericordioso y fiel sumo sacerdote. (Heb. 2:17)
Esto significa que Él experimentó la gama completa de lo que significa ser humano, excepto sin pecado. Así que no es descabellado pensar que si Él era susceptible al hambre, a la sed, al cansancio y a la muerte, debió haber sido también susceptible a la enfermedad.
No el tipo de enfermedad que se obtiene después de comer demasiado o porque somos perezosos o porque tenemos estilos de vida y tomamos decisiones que nos enferman. Pero su cuerpo humano en este mundo caído, corrupto, donde hay gérmenes, enfermedades, es razonable creer que Él también participó en ese aspecto de nuestra humanidad.
No solo era físicamente humano, sino que tenía una composición humana y alma— todos los elementos de la naturaleza humana. Todo lo que conforma un hombre, a excepción del pecado, Él lo tenía.
Toma toda la gama de las emociones. Él tenía todo el rango, todo el panorama. Él no era un robot, sin emociones ni sentimientos. Jesús fue movido constantemente por las cosas que mueven también el corazón de Dios.
Déjame darte algunos ejemplos. En Mateo capítulo 8 nos dice que se maravilló de la fe del centurión (Mateo 8:10). Sintió también compasión lo vemos muchas veces—por un leproso, por las multitudes necesitadas, de la viuda que acababa de perder a su único hijo. Él tuvo compasión hasta el punto de llorar. Él se preocupaba.
En Juan capítulo 11 versículo 15 habla de que Él estaba alegre y gozoso. Toma por ejemplo toda el área del humor. Ahora, la Escritura no nos dice explícitamente que Él se rió.
No hay ninguna referencia a su risa. Pero una vez más, yo diría que es razonable creer que Jesús se gozaba de lo bueno, con un humor sano. Tenía un grupo de 12 hombres viajando con Él. No iba a ser un humor obsceno, era solo un tiempo para disfrutar de la creación de Dios. Jesús tenía toda una gama de emociones.
También sabemos, y hay mucha información de esto en las Escrituras, que Él era un varón de dolores, experimentado en quebranto. Toda la gama de emociones humanas. Jesús lloró ante la tumba de Lázaro; se echó a llorar sobre Jerusalén. En la última cena, la Escritura dice, "se angustió en espíritu" (Juan 13:21)
Ese versículo en Hebreos 5 versículo 7 dice,
Cristo, en los días de Su carne, habiendo ofrecido oraciones y súplicas con gran clamor y lágrimas al que podía librarle de la muerte.
Aquí vemos que Jesús estaba experimentando todo tipo de emociones. Eso nos dice algo. A veces pensamos que las emociones son algo malo, o que deben ser suprimidas. Que si eres una buena cristiana, no debes ser tan emocional.
Pero el ejemplo de Cristo en Su humanidad nos dice que las emociones son una parte importante del ser humano. Nos da un modelo de un sano, completo y balanceado despliegue de las emociones. Exhibir las emociones, como Cristo lo hizo en el momento oportuno, en el lugar correcto y de la forma apropiada.
Mi problema con las emociones es que las manifiesto en las cosas equivocadas. Tengo las emociones equivocadas en el momento equivocado. Estoy enojada cuando debería estar alegre. O me alegro cuando debería estar enojada. A menudo estoy siendo dirigida por mis emociones, en lugar de dejarme dirigir por el Espíritu y la Palabra de Dios. Pero no hay nada malo en tener emociones.
De hecho, parte de ser completamente humana como hija de Dios es poder expresar emociones de una manera sana y equilibrada, según Dios. Eso es parte de nuestro discipulado, llegando a ser a la imagen y semejanza de Cristo. Donde no silenciamos o enterramos nuestros sentimientos o emociones, sino que seamos capaces de expresarlos de manera piadosa y equilibrada.
Jesús experimentó todo lo que era parte de la composición humana. Experimentó la tentación, como hemos visto en esta serie. Experimentó la necesidad de depender de Su Padre Quien le dirigió a orar. Eso es parte de lo que significa ser humano. Si Él fuese solo Dios y no humano a la vez, ¿por qué habría tenido la necesidad de orar? ¿Por qué vemos ese patrón en Su vida de estar orando a Su Padre una y otra vez? Es porque Él era 100% hombre. Y Él vivía la vida en un cuerpo humano en este planeta como un hombre.
Poseía plenamente la naturaleza humana, sin poseer una naturaleza pecaminosa. Tenemos que tener en cuenta esta distinción y esta tensión. La naturaleza pecaminosa no es inherente a los humanos. Adán y Eva eran seres humanos sin una naturaleza pecaminosa, hasta que pecaron. Así que Jesús era completamente humano sin una naturaleza pecaminosa.
No fue hasta que Jesús vino a la tierra, plenamente Dios y plenamente hombre, que nosotras pudimos entender lo que Dios quiso decir y que intención tenía al decir, "Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza" (Gen 1:26) ¿Cómo era eso? Adán y Eva fueron hechos a imagen de Dios, pero muy pronto dañaron eso. Se rebelaron contra Dios. Esa imagen fue destrozada, estropeada, rota.
Nunca hemos visto como es ser creado a semejanza de la imagen de Dios, solo Cristo. Cristo nos mostró como debemos vernos—como nos deberíamos haber visto si no hubiésemos pecado. Envuelve tu mente en esto si te es posible. La vida que Jesús vivió en la tierra tenía la intención de mostrarnos lo que habría sido, y lo que seríamos, separadas del pecado. Totalmente humano. Cuanto necesitamos esa imagen. ¡El contemplar esa imagen nos ayuda!
Su humanidad no solo era necesaria para que nosotras viéramos como es un ser creado a la imagen de Dios, sino que era necesaria para que fuéramos salvas. Su humanidad, Cristo, que es el Dios invisible convirtiéndose en un ser humano hizo posible que nosotras seamos ahora hijas de Dios.
Leemos en Gálatas capítulo 4, los versículos 4 y 5 "Pero cuando vino la plenitud del tiempo, Dios envió a su Hijo, (su deidad) nacido de mujer, (su humanidad) nacido bajo la ley, a fin de que redimiera a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción de hijos. (Gal 4:4-5). Para hacernos hijos de Dios, Jesús vino como el Hijo de Dios y se hizo hombre.
Cada día en este programa trato de explicarles el ¿qué? Pero ahora, vamos a ver y ahora ¿entonces qué? ¿Cuáles son lo implicaciones de esto? Déjenme mencionar algunas.
Primero que nada, el hecho de que Jesús era un hombre lo hace un Dios accesible, un Dios a nuestro alcance. Tengo una amiga que recibió un correo electrónico esta semana, y me dio permiso de compartirlo con ustedes. Esta señora que lo escribió dijo esto en su correo,
Me siento muy alejada de Dios. A veces es difícil llegar a Él, porque parece tan inimaginablemente poderoso, grande y distante, y porque es invisible y espiritual.
¿Te has sentido así alguna vez? Que no puedes acercarte a Dios. Él se ve tan lejano, no lo puedes ver. Bueno, en Cristo, Dios se acerca. Mira a Cristo y en Él tú verás cómo puedes acercarte a Dios. Él hace a Dios accesible a nosotras.
Después experimentamos una increíble gratitud y adoración al contemplar Su increíble condescendencia, que Él al ser igual a Dios, tomara la forma de humano. Déjenme leerles algunas citas de un teólogo llamado A.W. Pink quien ha escrito algunas cosas maravillosas acerca de la naturaleza de Dios. Él captura algo de esta maravilla, cito.
Dios se hizo hombre, pero ¿qué significa esto para ti y para mí? Nunca más podrás tomar a la ligera el pecado, así como Jesucristo lo veía como algo tan destructivo que tuvo que venir del cielo a la tierra y sufrir lo peor lo que se le pudo presentar para darle un golpe mortal al pecado. Y nunca podrás tomar el amor de Dios a la ligera. No puedes tomar el pecado a la ligera porque Jesús se hizo hombre para tratar con él, pero tampoco el amor de Dios. Él no tenía porque convertirse en un hombre y sufrir como lo hizo, ¡pero lo hizo y lo hizo por ti! (2)
¿Cómo podemos dudar del amor de Dios cuando vemos que Cristo se hizo hombre?
Déjenme leerles un poco mas de A.W. Pink. Él dijo:
Es realmente increíble cuando el hombre fue hecho a imagen de Dios… ¡Pero me inclino de asombro y adoración a la asombrosa condescendencia de Dios al hacerse a la imagen del hombre! ¡Cómo esto manifiesta la grandeza de su amor y las riquezas de su gracia! Fue por su pueblo y su salvación que el Hijo eterno asumió la naturaleza humana y se humilló a sí mismo hasta la muerte. Dibujó un velo sobre su gloria para que Él pudiera quitar nuestro oprobio. Sin duda, los seguidores de aquel Salvador deben para siempre renunciar al orgullo.
Se humilló así mismo. Veló su gloria. Tomó la carne y nuestra humanidad. Ahí está el poder de la encarnación. ¿Cómo no humillarnos ante Dios y ante los demás?
Aquí está otra aplicación, otro "¿entonces qué?" de la humanidad de Cristo. Nos da gran ánimo y consuelo. Cuando nosotras experimentamos el cansancio físico, el dolor, las limitaciones humanas, toda una gama de emociones en este mundo caído, nos recuerda que Jesús ha vivido todo esto y más. Él se sujetó a sí mismo a las mismas leyes de la naturaleza a las cuales nosotras estamos atadas. Así que cuando batallemos bajo el peso de los problemas físicos, de los problemas emocionales, podemos clamar a Él y saber que Él nos entiende—Él puede compadecerse de nosotras.
El Salmo 103 dice, "Él conoce nuestra condición; sabe que somos de barro" (v.14 NVI) ¿Cómo lo sabe? No solo lo sabe porque Él nos creó, sino que lo sabe porque Él anduvo en nuestra piel. Humano como yo.
Eso es lo que lo hace misericordioso y fiel, sumo sacerdote, como dice Hebreos capítulo 2 quien se compadece de nosotras con nuestras debilidades y es capaz de ayudarnos.
Hay una antigua canción gospel que me encanta y dice:
¿Tiene cuidado Jesús cuando hay dolor en mi corazón?
¿Demasiado profundo para la alegría o la canción?
Al presionarme los problemas, y agravarse la angustia,
¿Y hacerse largo y pesado el camino?
¡Oh, Si! Él tiene cuidado, yo sé que Él tiene cuidado, Su corazón se angustia por mi dolor;
Cuando los días pesan, y las noches son largas y tristes, sé que mi Salvador tiene cuidado.
Lo sabemos porque Él ha estado ahí. El otro "¿Entonces qué?" como resultado de la humanidad de Cristo, Él nos dejó "un ejemplo", nos dice 1era de Pedro, que debemos seguir Sus pasos. Él no cometió pecado" (1Pedro 2:21-22). Quiero que medites en esto por un momento. Porque esto es impresionante si no has pensado en esto antes.
"Él nos dejó un ejemplo para que sigamos sus huellas. ¡No pecó nunca! Estamos llamadas a ser santas. El pecado es una ofensa contra un Dios santo. Nos han dicho que debemos ser santas, seguir los pasos de Jesús, seguir Su ejemplo. ¿Cuántas de nosotras sabemos que no podemos ser santas? No lo somos. Somos pecadoras. Tenemos una naturaleza pecaminosa. Pero sin embargo se nos manda a ser como Él. Pero he aquí las buenas noticias, por Su gracia, podemos ser santas.
Procesa esto conmigo por un momento. Jesús era totalmente Dios—es como Él era santo. Era completamente Dios. Pero nunca confió en Su naturaleza divina, ni usó ningún tipo de poder sobrenatural como Dios para vencer la tentación mientras estuvo aquí en la tierra.
Cuando Él superó Sus limitaciones, para que se cumpliera Su misión aquí en la tierra, Él no se basó en Sus poderes como Dios. Todavía tenía esos poderes, pero no descansó en esos poderes. Sin embargo, Él vivió una vida perfecta y sin pecado como un hombre, en un cuerpo humano.
¿Cómo lo hizo? Dependiendo del poder del Espíritu Santo. Usando los mismos recursos que tenemos disponibles nosotras como seres humanos. Fíjate en esto porque cambiara tu paradigma sobre cómo responder ante la tentación, cómo tratarás de vivir la vida Cristiana. Jesús enfrentó las mismas tentaciones, las mismas luchas diarias, el mismo cansancio, el mismo agotamiento, las mismas debilidades que nosotras experimentamos, pero sin pecado. Él respondió perfectamente bajo presión. ¡Oh, que pudiera yo decir esto!
Él obedeció a Dios en las circunstancias más adversas. Él amaba a la gente difícil de ser amada. Confiaba en el corazón de Su Padre cuando Él no podía ver Su mano. Venció como hombre en el poder del Espíritu Santo. Como hombre, vivió y operó en el poder del Espíritu mientras estuvo aquí en la tierra. La buena noticia es que ese mismo poder está disponible para nosotras por Su Espíritu que mora en nosotras. Podemos triunfar. Podemos vivir la vida al tener a Cristo viviendo en nosotras.
Pon estos dos versículos juntos del libro de los Hechos: "Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y poder”. (10:38) ¡Wao! Seguro Él hizo milagros. Dios le dio a Él, el poder en el Espíritu. Pero ahora veamos Hechos capítulo 1: "pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo venga sobre vosotros"(1:8)
La humanidad de Cristo significa que como Cristo confió en el poder del Espíritu Santo para vivir esa vida perfecta, sin pecado, así nosotras podamos seguir Sus pisadas y depender y confiar en el mismo poder del Espíritu Santo, confiando en esos mismos recursos disponibles en que Cristo confió cuando hombre. ¿Anima eso tu corazón?
Leslie: Jesús era un ser humano. Probablemente ya habías escuchado eso antes. Pero cuando te enfocas en la verdad y en realidad la razonas, te ayuda a apreciar a Jesús en una forma totalmente nueva. Nancy Leigh DeMoss nos ha estado guiando en este proceso. Esa enseñanza de la humanidad de Jesús es parte de la serie, El Cristo incomparable.
Cada día de la serie es una nueva oportunidad para pensar en quién era Jesús y lo que hizo. Muchas de nuestras oyentes están sacando provecho de la serie al leer el libro “El Cristo incomparable” por J. Oswald Sanders, disponible en inglés. Es un clásico escrito en los años 50s. Tuvo un profundo impacto en Nancy, en las semanas previas a la Pascua del año pasado.
Cuando ves las representaciones de Jesús en pinturas y películas, ¿has notado que siempre lo ponen como un hombre débil? Nancy Leigh DeMoss te reta a pensar en un aspecto importante de Cristo—Su masculinidad. Eso es lo que veremos en el siguiente programa, en la serie El Cristo incomparable aquí en Aviva Nuestros Corazones.
Aviva Nuestros Corazones con Nancy Leigh DeMoss es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Todas las Escrituras son tomadas de La Biblia de las Américas a menos que se indique lo contrario.
1C. J. Mahaney. Christ Our Mediator. Multnomah, 2004, p. 42.
2 http://www.pacificchurch.com/wordpress/wp-content/uploads/2009/12/20091213_deity-of-Jesús.pdf (A. W. Pink, Gleanings in the Godhead).
3 http://www.pbministries.org/books/pink/Gleanings_Godhead/godhead_29.htm: (A.W. Pink, Gleanings in the Godhead).
4 "Does Jesus Care?" Frank E. Graeff, 1901.
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