Por qué aún estoy pensando en María

La Navidad es rápidamente un recuerdo que se desvanece. Las escenas del pesebre están de regreso en sus cajas. Nadie está tarareando villancicos estos días. Y sin embargo no puedo dejar de pensar en María.

María no fue la ganadora de algún show cósmico. (“Ángeles, muéstrenle lo que ha ganado…”) Dios no solo lanzó un dardo cuando Él la escogió para ser mamá del Salvador. Ella fue escogida para este propósito monumental, a propósito.

¿Pero por qué?

La Escritura no llena cada hueco, así que tampoco lo voy a intentar, pero si tenemos unas colosales pistas en la declaración de María a las noticias del ángel.

En Lucas 1:46–55, María le cuenta a su prima que está embarazada con Jesús, el Salvador. Estos versículos son llamados “El Magníficat” (traducción: mi alma magnifica al Señor). Esta fue la declaración de María. Ella iba a ponerse de pie sobre la tierra santa de la verdad y vivir como Dios la había llamado a cualquier costo. Estos versículos son el grito de batalla de un guerrero del reino y al mismo tiempo el dulce canto de un santo rendida. Pero estas no son solo palabras de María. Ella estaba plagiando al Autor y Perfeccionador de su fe.

Una chica de la Palabra

En estos nueve versículos, María hace referencia a más de treinta Escrituras del Antiguo Testamento. ¡Si, treinta! Permíteme mostrarte. Aquí está el Magníficat entrelazado con las referencia al Antiguo Testamento que María parafraseo.

Palabras de María: “Mi alma engrandece al Señor.”

Palabras de María: “Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.”

Palabras de María: “Porque ha mirado la humilde condición de esta su sierva.”

Palabras de María: “Pues he aquí, desde ahora en adelante todas las generaciones me tendrán por bienaventurada.”

Palabras de María: “Porque grandes cosas me ha hecho el Poderoso.”

Palabras de María: “Y santo es su nombre.”

Palabras de María: “Y de generación en generación es su misericordia para los que le temen.”

Palabras de María: “Ha hecho proezas con su brazo.”

Palabras de María: “ha esparcido a los soberbios en el pensamiento de sus corazones.”

Palabras de María: “Ha quitado a los poderosos de sus tronos”

Palabras de María: “Y ha exaltado a los humildes.”

Palabras de María: “A los hambrientos ha colmado de bienes.”

Palabras de María: “Y ha despedido a los ricos con las manos vacías.”

Palabras de María: “Ha ayudado a Israel, su siervo, para recuerdo de su misericordia.”

Palabras de María: “Tal como dijo a nuestros padres,”

Palabras de María: “A Abraham y a su descendencia para siempre.”

No sabemos todo sobre María, pero sabemos que ella era una chica quien amaba y conocía la Palabra de Dios. El citar la Escritura le venía tan natural como expresar sus propios pensamientos. En un sermón sobre el Magnificat, John Piper hizo esta observación:

Me parece que María está tan inmersa en la Escritura que cuando ella irrumpe en alabanza, las palabras que vienen naturalmente a sus labios son las palabras de la Escritura.

María conocía la Palabra de Dios.

María creía la Palabra de Dios.

Cuando la vida le lanzo una bola curva, María se aferró a la Palabra de Dios.

Y eso, amigas, es porque estoy aún pensando sobre María.

Este es tu año

Tengo sueños para ustedes, ¿saben? Con cada célula que Dios ha creado dentro de mí, quiero que las lectoras de este blog rechacen mentiras y escojan la verdad. Quiero que ustedes se levanten como una generación que declara la bondad de Dios. Quiero que hagan retroceder la oscuridad con la luz.

Pero nada de eso es posible sin mi más importante sueño para ustedes. Es un sueño que estoy confiada que mi Padre celestial también desea para ustedes en el año por delante.

Quiero que sean mujeres jóvenes de la Palabra.

Quiero que amen la Palabra de Dios, lean la Palabra de Dios, memoricen la Palabra de Dios, y, como María, se aferren a la Palabra de Dios como la balsa salvavidas que es.

La mayor parte de la vida de María fue bastante ordinaria. No sabemos nada sobre su belleza, sus talentos o su círculo de amistades. Pero sabemos que ella amaba la Palabra de Dios. Ella la citaba tan fácilmente como el inhalar y exhalar.

Cuando los aborrecedores comenzaron a aborrecer, ella estuvo de pie lista para declararla.

Cuando la tierra debajo de ella se movió, ella estuvo de pie firme en las promesas de Dios.

Cuando la Palabra fue hecha carne, ella lo reconoció a Él porque ella había estado estudiándola con pasión y propósito.

¿Tu enfoque a la Palabra de Dios te prepara para tomar misiones del tamaño del reino? ¿La Palabra de Dios triunfa como tuya cuando hablas con otros?

Si no, este es tu año. Abre tu Biblia, y declara tu propio magníficat.

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Sobre el autor

Erin Davis

Erin Davis

Erin Davis es una autora, bloguera y oradora a la que le encanta ver a mujeres de todas las edades correr hacia el pozo profundo de la Palabra de Dios. Es autora de muchos libros y estudios bíblicos, incluidos Beautiful … leer más …

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