4 formas en que Dios usa el sufrimiento de una líder

Por Linda Green

Estaba destrozada. Mi corazón se sentía cargado y mis lágrimas no paraban. Me encontraba en una larga etapa de duelo, y en ese día en particular, solo quería acurrucarme con mi Biblia y una taza de té caliente. Sin embargo, mi calendario lleno con reuniones y citas, no me dejaba otra alternativa que empujar mi cuerpo para que saliera por la puerta con una oración desesperada de que el poder de Cristo se perfeccionara en mi debilidad (2ª Co. 12: 9-10).

Una de las realidades que he tenido que aceptar como directora del ministerio de mujeres, es el aspecto público de mi cargo. Por la gracia de Dios, me esfuerzo por navegar a través de los altibajos de mi vida con sabiduría, honestidad, así como honrando a Cristo y a mis otras relaciones.

Por ejemplo, conforme aprendía a ser una esposa piadosa, el Espíritu me instruyó para mantenerme enfocada en lo que Dios me estaba enseñando mientras seguía honrando a mi esposo.

Cuando mi hija pasó por un periodo de rebelión, necesité la sabiduría de Dios sobre qué (y qué no) compartir que podría ayudar a otras mujeres en circunstancias similares, al mismo tiempo que protegía a mi hija.

Lo valioso del ministerio de mujeres es que existen muchas pruebas que son comunes a las mujeres, y eso nos permite hablar de la gracia que Dios ha derramado en nuestra propia vida. Sin embargo, solamente la Palabra de Dios capacita a las mujeres para vencer el pecado y sus consecuencias; y vivir para la gloria de Dios. Como compañeras de sufrimientos y batallas, aquellas a quienes Dios llama al liderazgo tienen la oportunidad única de vivir de una manera que enseñe a otras a abrazar las realidades del Evangelio en el contexto de la vida diaria. Como nos lo recuerda el apóstol Pedro:

 …resistidle firmes en la fe, sabiendo que las mismas experiencias de sufrimiento se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo. Y después de que hayáis sufrido un poco de tiempo, el Dios de toda gracia, que os llamó a su gloria eterna en Cristo, Él mismo os perfeccionará, afirmará, fortalecerá y establecerá.  – 1ª P. 5:9-10.

A continuación, algunas formas en que Dios puede usar el sufrimiento para servir a las mujeres en Su iglesia:

Cómo el sufrimiento puede ayudar a las líderes

1. El sufrimiento nos ayuda a cultivar sabiduría y humildad

El hecho de que estés en el liderazgo no significa que en ocasiones no batalles con lo que Dios está haciendo en tu vida o en la de aquellos que amas. Preguntas de profunda reflexión interna, una montaña rusa de emociones y el dolor agonizante en carne viva, son parte de la vida de toda creyente. Pero el sufrimiento y el batallar con Dios nos ofrece una alternativa: Podemos mostrar una cara feliz tratando de esconder de las demás, las realidades de nuestra vida, o podemos buscar la sabiduría del Señor para discernir el balance saludable entre la autenticidad y la discreción. La primera es fruto del orgullo, que proyecta a las demás mujeres una imagen perfecta. La otra, cultiva una atmósfera de humildad, que brinda a las demás mujeres un lugar seguro para compartir su propio dolor y temores a la vez que nos permite ofrecer la esperanza del Evangelio.

2. Mientras a nosotras nos conduce a la cruz, el sufrimiento puede dirigir a otras a Cristo.

A menudo ni siquiera estamos conscientes de las expectativas que tenemos en la vida hasta que nuestras esperanzas se ven amenazadas. Dios usa las pruebas, presiones y aflicciones para revelar nuestros verdaderos deseos y convicciones de manera que podamos arrepentirnos y encontrar sanidad a los pies de la cruz. Conforme aprendemos a aplicar el evangelio de gracia y verdad a nuestro propio corazón, somos mejor capacitadas para ayudar a las mujeres a quienes servimos a que vean que su mayor problema es el pecado, y a encontrar libertad y sanidad en Cristo.

3. El sufrimiento puede ser la mismísima senda que Dios use para manifestar Su fidelidad a todas las que están mirando nuestra vida.

Una de las bendiciones de las pruebas es que da a las mujeres la oportunidad de ver que verdaderamente creemos las verdades que enseñamos a otras. Las mujeres son animadas a creer en Dios en medio de sus propias circunstancias difíciles, cuando ven que nuestra confianza en la bondad y soberanía de Dios no se derrumba al atravesar pruebas y dificultades. Dios permite el sufrimiento para que aquellas a quienes les servimos, prueben Su fidelidad.

4. El sufrimiento puede fortalecer en otras la esperanza del Evangelio.

Si lo único que tenemos para ofrecer a las mujeres cuando atraviesan pruebas es la compasión, se sentirán mejor por un momento, pero al final no habrán recibido algo que las ayude a vencer sus luchas con el temor y la incredulidad. Serán mucho más alentadas cuando las escuchamos y oramos con ellas la verdad de la Palabra de Dios.  Y aún más, las mujeres necesitan saber cómo la vida, muerte, resurrección y ascensión de Jesús les habla en su aflicción y les da el poder que necesitan para tener victoria sobre el pecado.

El Evangelio ofrece verdadera esperanza

De la misma manera que Dios usa ejemplos bíblicos de santos del pasado para enseñar, animar, y guiarnos en nuestra propia peregrinación, Él también usa nuestras pruebas y sufrimiento para alentar la fe de las mujeres a quienes servimos. Por medio de nuestras debilidades, tenemos el privilegio de comprobar la suficiencia de Cristo. Justamente ayer, Dios me permitió compartir cómo Él me redimió de una vida de miedo paralizante, dándole así esperanza a una mujer que lucha con un grave desorden de ansiedad.

A través de la oración, de la Palabra de Dios y de la vida de mujeres que despliegan el poder del Evangelio, permitiendo que otras lo vean; el Evangelio ofrece esperanza real a las mujeres que están en aflicción.

¿Has experimentado la fortaleza y la gracia de Dios en tu debilidad más profunda? ¿Cómo ha impactado a quienes sirves, el hecho de que hayas testificado de la fidelidad de Dios?

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