La Providencia de Dios: Un lugar de Descanso

Dios orquesta y teje magistralmente cada detalle de nuestras vidas de manera impresionante. ¡Nada ni nadie puede frustrar su plan! Próximamente iniciaremos nuestro nuevo estudio bíblico de nuestra serie Mujeres de la Biblia. Te invitamos a unirte a nosotras y juntas estudiar Ester: Confiando en el plan de Dios. Es por eso que desde nuestro blog de Mujer Verdadera estaremos hablando sobre la providencia de Dios. Si quieres saber más información entra en el siguiente enlace. - Yamell de Jaramillo- Blog Mujer Verdadera.

Escristo por Deborah Smith

En algún momento de la vida, la mayoría de nosotras llegamos a un punto en el que simplemente no logramos entender las circunstancias de la vida. ¡Todo nuestro entorno puede sentirse como un caos! Ya sea una tragedia mayor repentina o una serie de puertas cerradas nos obliga a cambiar nuestra manera de responder a la situación. Para algunas, la reacción es desesperación. Otras lo tomarán como un lugar de descanso, confiando que servimos a un Dios que tiene todas las cosas bajo su control para cumplir su buen propósito. Mientras el mundo acude al karma, la suerte, la autosuficiencia, el creyente debe poner su confianza en la soberanía y Providencia de Dios.

La Providencia divina es el gobierno de Dios por medio del cual Él, con su sabiduría y amor, cuida y dirige todas las cosas del universo. La doctrina de la divina Providencia asegura que Dios está en control absoluto de todas las cosas. Él es soberano sobre el universo entero (Salmo 103:19), el mundo físico (Mateo 5:45), los asuntos de las naciones (Salmo 66:7), el destino humano (Gálatas 1:15), los éxitos y derrotas de la humanidad (Lucas 1:52), y la protección de su pueblo (Salmo 4:8). Esta doctrina se opone directamente a la idea del mundo de que el universo es gobernado por casualidad o destino. Resulta difícil ver esta verdad bíblica, y más aún aceptarla, pero es precisamente por eso que hemos sido llamadas a vivir por medio de la fe y no por vista. Amigas, no es necesario que «veamos» para confiar. Por eso se llama fe. La fe es una de las características que nos distingue del mundo. Esta distinción nos brinda la oportunidad de hacer nuestra fe visible, no solamente para ser vistas por el mundo sino ser una demostración viva ante el mundo.

La palabra de Dios habla mucho acerca de la Providencia, pero pocos pasajes son tan impactantes como la historia de José. ¡Cielos! ¡Sus hermanos celosos contemplaron asesinarle, pero mejor lo vendieron como esclavo! Más de una década después, el plan de Dios se reveló, y las vidas de sus hermanos quienes intentaron hacerle daño se encontraron en las manos de José. ¿Cómo respondió José? ¡Providencia! Él dijo en Génesis 45:5-8:

«Pero ahora, por favor no se aflijan más ni se reprochen el haberme vendido, pues en realidad fue Dios quien me mandó delante de ustedes para salvar vidas. Desde hace dos años la región está sufriendo de hambre, y todavía faltan cinco años más en que no habrá siembras ni cosechas. Por eso Dios me envió delante de ustedes: para salvarles la vida de manera extraordinaria y de ese modo asegurarles descendencia sobre la tierra. Fue Dios quien me envió aquí, y no ustedes. Él me ha puesto como asesor del faraón y administrador de su casa, y como gobernador de todo Egipto.»

Su respuesta es asombrosa, y resultaría increíble si no supiéramos que Dios se destaca al usar providencialmente el pecado y sus tragedias para su gloria. Sé que muchas de nosotras tenemos circunstancias desconcertantes y difíciles en nuestras vidas, y batallamos para ver como un Dios bueno está obrando, digamos que pensar así es justo…si tomamos en cuenta que somos seres finitos y pecadores. Pero, permítanme ofrecer algunas palabras de aliento que nos ayudarán.

Cómo podemos edificar nuestra fe en la providencia de Dios

Ve directamente a la Biblia.

¡Cuando la duda o desesperación amenaza golpear tu vida, ponte a la ofensiva y abre tu Biblia! Uno de muchos versículos de gran ayuda es Romanos 8:28, que nos recuerda que todas las cosas obran para bien, esto es, a los que aman a Dios y conforme a sus propósitos son llamados. ¡Todas las cosas, amadas! Esta es una tremenda promesa.

  • Mira hacia atrás

Otra forma de aferrarnos a las promesas de la Biblia es filtrar nuestras experiencias por lo que dice Su Palabra. Pocas cosas son tan poderosas como cuando la Palabra de Dios intercepta nuestra vida de manera personal. ¡Cuando eso sucede, nadie nos puede hacer dudar de Él! Debemos recordar la última vez (aún alguna circunstancia pequeña) en la que no podíamos ver al Señor trabajando, pero pudimos trazar las obras de sus manos cuando finalmente todo estaba dicho y hecho. ¡Respondamos de rodillas, en arrepentimiento por nuestra incredulidad o en alabanza por Su fidelidad!

  • Busquemos apoyo en el Cuerpo de Cristo

No importa cuán fuerte sea tu fe, simplemente somos incapaces de animarnos a nosotras mismas todo el tiempo, por eso la Biblia continuamente nos dice (a la familia de Dios) que nos animemos unas a otras (1 Tesalonicenses 5:11; Hebreos 10:24; 1 Corintios 14:26). Es vital permitir que los santos nos apunten a Cristo y nos ayuden a quitar la mirada de las circunstancias y ponerla en Aquel que controla esas circunstancias. No importa si eres una nueva creyente o simplemente estás abatida, puedes ser alentada por el testimonio de alguien más. Muchas veces otros cristianos ven lo que nosotras no. Algunos han experimentado la obra providencial y amorosa de Dios en sus vidas primero que nosotras, y pueden consolarnos con el consuelo que recibieron.

Cuando la providencia cambió mis planes

Una parte breve de mi propia vida: Me mudé a la casa de mi madre a finales del 2012. No quería que viviera sola en una casa tan grande, en ese tiempo yo estaba estudiando derecho, así que la idea me pareció sensata. Tenía un plan para mi vida, según yo. En menos de un año, perdí mi trabajo en el bufete de abogados de una gran corporación donde había trabajado durante seis años. Parecía ser el peor tiempo de mi vida, pero al fijarme en el momento y circunstancias que rodeaban la situación, logre ver que Dios estaba involucrado. Unos meses más tarde se supo que mi madre tenía demencia, empecé a cuidar de ella y vi el progreso lento y constante de su pérdida de salud. Conforme su salud aminoraba sus cuidados incrementaron rápidamente. Tener un trabajo no hubiese sido posible durante ese tiempo. Providencia.

Después de haber cuidado de ella durante cuatro años, me vi obligada a trasladarla a una residencia geriátrica donde su cuidado sería personalizado por profesionales equipados para lidiar con el nivel de cuidado que ella necesitaba. ¡Me disgustaba la idea de moverla! Lo que no sabía es que dos meses después mi padre sufriría un derrame cerebral masivo y necesitaría mi cuidado inmediato. Providencia. Amadas, ya sea ahora o seguramente en el futuro todas vamos a necesitar aferrarnos al hecho de que nuestro Dios nunca está desprevenido; nada le toma por sorpresa. No está batallando para encontrar soluciones ni para ver cómo saldrán las cosas. No, él es el Alfa y el Omega, conoce el principio y el fin, ¡y todo lo que se encuentra entre el principio y el fin lo tiene bajo su control! 

Amadas, si sabemos esto—si estamos realmente convencidas y lo creemos—a pesar de cómo se desarrollen las cosas, tendremos una confianza y paz profunda. La paz que sobrepasa todo entendimiento. ¿Tienes esa confianza hoy? ¿Qué te impide afianzarte sobre lo que Dios te ha prometido? Lo que sea, Dios ya lo conoce, y si volteas hacia Él y dices, «Creo, ayúdame en mi incredulidad,» Dios es fiel y justo y te ayudará para lograr lo que Él te ha llamado a hacer—¡Eso es confiar en Él! ¡Espero seas plenamente convencida de ello!

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