Annamarie Sauter: Si Dios nos ha hecho parte de un cuerpo de creyentes no es para simplemente ocupar un asiento el domingo.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Conéctate, sirve, ama, ora fervientemente y cree que Dios traerá nueva vida a algo que parece tener muy poca vida. Dios puede hacer eso. De eso se trata el avivamiento. Dios está dando nueva vida a los antiguos sistemas que están cansados y necesitan un nuevo aliento del Espíritu. Dios realmente puede hacer eso.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. La lectura bíblica para hoy es Marcos capítulos 8 y 9.
Cuando piensas en tu participación en la iglesia, ¿te has desanimado pensando que tu contribución es insignificante? Hoy Nancy te trae aliento al recordarte de qué se trata lo que haces como parte del cuerpo de Cristo por pequeño que parezca. Nancy inicia …
Annamarie Sauter: Si Dios nos ha hecho parte de un cuerpo de creyentes no es para simplemente ocupar un asiento el domingo.
Nancy DeMoss Wolgemuth: Conéctate, sirve, ama, ora fervientemente y cree que Dios traerá nueva vida a algo que parece tener muy poca vida. Dios puede hacer eso. De eso se trata el avivamiento. Dios está dando nueva vida a los antiguos sistemas que están cansados y necesitan un nuevo aliento del Espíritu. Dios realmente puede hacer eso.
Annamarie: Estás escuchando Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth, en la voz de Patricia de Saladín. La lectura bíblica para hoy es Marcos capítulos 8 y 9.
Cuando piensas en tu participación en la iglesia, ¿te has desanimado pensando que tu contribución es insignificante? Hoy Nancy te trae aliento al recordarte de qué se trata lo que haces como parte del cuerpo de Cristo por pequeño que parezca. Nancy inicia con algunas pautas que podemos tomar en cuenta a la hora de buscar una iglesia en la cual congregarnos.
Nancy: ¿Cuántas de ustedes han tenido la experiencia de mudarse a una nueva ubicación y tener que elegir una nueva iglesia donde asistir? Probablemente muchas. He vivido esa experiencia y a veces puede ser un gran desafío. ¿Cómo sabes a qué iglesia conectarte?
En la mayor parte de nuestros países tenemos algunas opciones. En la época del Nuevo Testamento no tenían opciones. Estaba la iglesia en Éfeso o la iglesia en Corinto, pero ahora tenemos muchas opciones. ¿Cómo eliges una iglesia local? ¿Qué es una iglesia local bíblica? Desafortunadamente, a menudo, abordamos esa pregunta con una mentalidad de consumidoras. ¿Qué hay para mí ahí dentro? Me gusta esto ¿Me entretiene? ¿Es divertida? ¿Tiene programas que disfruto?
Desafortunadamente, hoy nuestras iglesias locales han adquirido esta mentalidad de que tenemos que entretener a las personas. Tenemos que hacer que se sientan bien. Tratamos de hacerlas felices. Olvidamos que el objetivo de la iglesia es formar creyentes fuertes que puedan ir al mundo y llevar el evangelio de Cristo. Pero es tan importante cuando buscas una iglesia. . . Tal vez estés buscando una iglesia en este momento, o tal vez tendrás que hacerlo en los próximos días si estás de mudanza. Es importante encontrar una iglesia donde Cristo y Su Palabra sean honrados por encima de todo. Luego, comprométete con ella, tendrás problemas sabiendo que no todo es perfecto. Comprométete con una iglesia donde se honre a Cristo y Su Palabra.
Ahora, si estás buscando una iglesia en este momento o tal vez no estás satisfecha con tu iglesia actual y estás tratando de evaluar, ¿es aquí donde pertenezco? ¿Es aquí donde pertenecemos? Es importante recordar las cosas que son más importantes. No pierdas la perspectiva. Para saber qué cosas son más importantes creo que es útil echar un vistazo a la iglesia primitiva en el libro de los Hechos.
Si tienes tu Biblia allí, quiero que vayas al capítulo 2 del libro de Hechos, y comenzaremos a leer el versículo 41. Quiero que notemos algunas características de la iglesia primitiva. Solo vamos a ver algunos versículos aquí. Si recorres todo el Nuevo Testamento encontrarás otras características. ¿Cuáles son las cosas que son importantes en la iglesia local?
Aquí había una iglesia que aún no había tenido tiempo de desviarse. Esta fue la iglesia muy primitiva. Seguían caminando en el Espíritu, confiando en Cristo, amando a Dios y satisfaciendo las necesidades de los demás. Aquí obtienes una especie de visual de cómo podría ser una iglesia local ideal.
Hechos 2, versículo 41, dice: «Entonces los que habían recibido su palabra fueron bautizados» (NBLA). ¿No es justo después del día de Pentecostés cuando Dios envió al Espíritu Santo a morar en la iglesia? «Ese día se agregaron unas 3.000 almas a esa iglesia». Entonces se proclama el evangelio, las personas se arrepienten, creen en el evangelio y son bautizadas, no para ser salvas sino como una señal externa de una transformación interna que ha tenido lugar en sus corazones.
Permítanme decirles, que si son hijas de Dios, es muy importante por obediencia a Cristo, que después de la salvación pasen por el bautismo del creyente. Es una señal externa de que has sido bautizada en el cuerpo de Cristo. Entonces estos nuevos creyentes se identifican públicamente con Cristo y con Su pueblo.
Ahora, date cuenta, si estas personas creyeron y fueron bautizadas, esa fue su entrada a la iglesia. Tu entrada en Cristo te coloca en la iglesia, te coloca en el cuerpo de Cristo. Y no solo en la gran Iglesia universal, con «I» mayúscula, sino en el cuerpo local de creyentes, como dijimos anteriormente en la serie. No hay opción. El Nuevo Testamento no da lugar a un creyente convertido a Cristo a que no sea parte de una iglesia local.
En este caso, 3,000 nuevos creyentes nacieron en un día. ¿Te imaginas lo que sucedería en la mayoría de nuestras iglesias locales si tuviéramos 3.000 nuevos conversos en un día? Diríamos: «Alabado sea Dios, pero ¿podemos manejarlo?» Todos estos bebés creyentes, ¿qué haces? Bueno, podríamos ver lo que hicieron ellos, porque lo que sea que hicieron, funcionó.
El versículo 42 dice que «Esos creyentes que habían creído en Cristo, habían sido bautizados y continuaron perseverando firmemente» (parafraseado). No se limitaron a caminar por un pasillo, a firmar una tarjeta, a entregar su nombre, a unirse al club y no dejarlo. No se retiraron. La señal, la evidencia de que tenían una fe genuina era que continuaban, perseveraban, como parte del cuerpo de Cristo.
Hoy en día tenemos esfuerzos evangelísticos donde cientos o miles de personas hacen una profesión de fe, y luego miras un año después y te preguntas: «¿Dónde están estas personas?» No están en nuestras iglesias. Bueno, uno tiene que preguntarse si realmente se convirtieron. Ahora, ir a la iglesia no te hace cristiana. Pero una vez que te conviertes en cristiana, una de las evidencias es que continúas en la fe como parte del cuerpo de Cristo.
Estos creyentes continuaron firmemente en cuatro cosas: la doctrina de los apóstoles, (el ministerio de la Palabra y esa es la cosa número uno que se enumera aquí, la enseñanza o doctrina de los apóstoles). En segundo lugar, la comunión (la relación de comunidad, de compañerismo). En tercer lugar, en el partimiento del pan (la Cena del Señor o la Comunión); y en cuarto lugar, las oraciones.
Quieres asegurarte de que esas cuatro cosas estén en tu iglesia. Ahora, de nuevo, no sucederán perfectamente. Nunca habrá una comunión perfecta de este lado del cielo. Pero asegúrate de que en tu iglesia haya enseñanza de la Palabra, comunión entre los hermanos, partimiento del pan y oración.
Luego, en el versículo 43 vemos el resultado: «Sobrevino temor (asombro reverencia) a toda persona, y muchos prodigios y señales eran hechos por los apóstoles». A medida que estos creyentes comenzaron a crecer en su fe, se percibió un sentido de la presencia de Dios en esa comunidad, en ese cuerpo de creyentes. Hubo un temor del Señor que se encontró no solo en la iglesia, sino también en el mundo perdido alrededor de la iglesia. Todos sabían que Dios estaba allí. Esa es una señal de una iglesia local saludable, el poder de Dios estaba obrando en esa iglesia.
No tenemos apóstoles hoy, y no tenemos la misma necesidad de milagros que ellos tenían, de las señales y maravillas que tenían en la iglesia primitiva cuando el evangelio estaba siendo autenticado o validado. Pero aún deberíamos ver el poder de Dios obrando en nuestras iglesias, cambiando vidas por el poder del evangelio.
Ahora, el versículo 44 dice que «todos los que habían creído estaban juntos y tenían todas las cosas en común». Eran una familia. Eran un cuerpo. Eran una comunidad de fe y, como tales, manejaban sus posesiones con liberalidad. Eran desinteresados. Estaban más preocupados por el reino y la familia de Dios que por sus propias cosas. Entonces estaban dispuestos a compartir con otros que tenían necesidad.
Versículo 45: «Vendían todas sus propiedades y sus bienes y los compartían con todos, según la necesidad de cada uno». Esto no es socialismo. Esta es una donación voluntaria de su abundancia para satisfacer las necesidades de los demás. Eran sensibles a las necesidades de otros. Fueron generosos para satisfacer esas necesidades.
Y así, el versículo 46, dice: «día tras día». Perseveraban, continuaban —vimos esa palabra en el versículo 42, continuaban firmemente. En el versículo 46 vemos que «día tras día continuaban unánimes en el templo». Y quizás estas pensando, «todo lo que puedo hacer es soportar un día a la semana en la iglesia. ¿Ahora me estás diciendo que tengo que ir a la iglesia todos los días de la semana si vamos a ser como la iglesia primitiva?
No, pero estoy diciendo que necesitamos funcionar diariamente como el cuerpo de Cristo. No puedes simplemente estar con el pueblo de Dios una vez a la semana y esperar ser todo lo que Dios quiere que seas. Debes continuar diariamente, «unánimes, de un corazón los unos con los otros, partiendo el pan en los hogares, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios y hallando favor con todo el pueblo» (vv 46-47).
Puedes ver que algunas de las características eran comunidad, unidad, alegría, adoración y una buena reputación con el mundo perdido. ¿No sería increíble si así fuera hoy? El hecho de que hoy no sea así no significa que debamos tirarlo o renunciar a ello. Significa que debemos trabajar, servir, orar y suplicarle a Dios que avive Su iglesia, que avive Su pueblo y que nos devuelva a ese estado de una iglesia saludable.
Luego vemos al final del versículo 47: «Y el Señor añadía cada día al número de ellos los que iban siendo salvos». Siempre había nuevos conversos entrando a la iglesia. La obra soberana de Dios. Era el Señor quien los agregaba a medida que la iglesia vivía la realidad de su relación con Dios y unos con otros.
Entonces, si estás en una iglesia, detente y agradece a Dios por la iglesia donde te ha colocado a pesar de sus imperfecciones, sus fallas y sus defectos. Pídele a Dios que la convierta en la iglesia que Él quiere que sea. Ora por tu iglesia. Si no estás conectada a una iglesia local, ve a Hechos 2, ve a las Escrituras y mira cuáles son las características que deberían ser ciertas en una iglesia local donde puedas conectar tu vida, conectarte con los hermanos.
Luego pídele a Dios que te dirija a una iglesia. Encuéntrala, entra, conéctate, involúcrate y ponte manos a la obra. Sé parte de ese cuerpo y observa cómo Dios te ayuda a ti y a esa iglesia a crecer en tu relación con Cristo.
En el programa anterior te di algunas sugerencias simples sobre cómo conectarte a la vida de la iglesia. Si no lo escuchaste, encuéntralo en AvivaNuestrosCorazones.com, o a través de nuestra aplicación también llamada Aviva Nuestros Corazones. Una de las cosas que mencioné es que necesitamos ponernos bajo la autoridad espiritual de nuestras iglesias. Y quizás te preguntas, ¿por qué enfatizas esto? Bueno, te lo diré.
En Aviva Nuestros Corazones recibimos muchas, muchas, muchas peticiones, ruegos desesperados por ayuda. Hay mujeres que se encuentran en matrimonios difíciles y muy problemáticos, situaciones de la vida. No saben qué hacer. Muchas veces sus vidas son un desastre. Nos envían correos electrónicos o nos escriben y preguntan: «¿Pueden ayudarme, por favor?»
Ahora, oramos por esas personas, les enviamos algunas palabras de aliento, quizás un recurso que creemos que será una bendición para ellas. Pero lo que tratamos de decirles a esas personas es que vayan a sus iglesias locales. Que vayan donde su pastor; que vayan donde una persona madura en su iglesia. Algunas de estas mujeres se encuentran en situaciones matrimoniales muy difíciles. Y lo que me preocupa en algunos casos al leer sus cartas es que no parece haber ninguna conexión con un organismo local. Y yo me pregunto: «¿Dónde está su iglesia? ¿Dónde está su pastor? ¿Dónde están los ancianos de su iglesia?»
No culpo al pastor, ni a la iglesia, ni a los ancianos. Estoy diciendo que muchas personas no han conectado sus vidas con la vida de una iglesia local. Y cuando llega una crisis, no tienen ninguna red. Entonces, están escribiendole a una completa desconocida en Aviva Nuestros Corazones y allí derraman su corazón. Me alegra que nos escriban, pero no podemos hacer por ti lo que debería estar sucediendo en el contexto de tu iglesia local.
Muchas responden: «El liderazgo en mi iglesia no hará nada».
A lo que les digo: «Ve a ellos de todos modos». Si las personas comienzan a acudir a los líderes que Dios ha puesto sobre ellas y les piden que cumplan con las áreas de las que son responsables, pueden motivarlos a ir a la Palabra de Dios para aprender a cumplir esa responsabilidad.
Entonces, permíteme también recordarte que tenemos la responsabilidad de apoyar financieramente el ministerio de la iglesia. Necesitas dar financieramente a tu iglesia local. Porque nuestros líderes espirituales, nuestros pastores, los ancianos, tienen responsabilidad con los miembros de su iglesia local. Y nosotros como miembros también tenemos responsabilidades hacia la iglesia.
Y una de las cosas en la que tenemos responsabilidad –para que exista la iglesia local– es también apoyarla financieramente. Tenemos que apoyar financieramente las iglesias locales y hay al menos dos razones para esto. Una es que de acuerdo con las Escrituras tenemos la responsabilidad bíblica de asegurarnos de que quienes ministran la Palabra de Dios tengan cómo satisfacer sus necesidades materiales y financieras.
Tu pastor y su familia no deberían tener que escatimar y buscar aquí y allá para llegar a fin de mes. Tampoco tienen que ser las personas más ricas de la iglesia. Conozco muchos pastores que son siervos humildes que trabajan duro –largas horas– sin una remuneración enorme. Pero debemos asegurarnos de que sus necesidades sean satisfechas.
Y no solo necesitamos asegurarnos de que tengan sus necesidades cubiertas. En el Nuevo Testamento tenemos este maravilloso modelo de que los creyentes trajeron sus recursos a los apóstoles. Leemos en Hechos 4, que los apóstoles distribuían esos recursos, esos fondos, a los que tenían necesidad (v.35). Verás, puede que no siempre sepas quién realmente tiene una necesidad en la iglesia. Es posible que no sepas cómo sufren algunas personas o si alguien ha perdido su trabajo o si una viuda tiene un ingreso limitado y necesita pagar una factura importante.
Pero es responsabilidad del liderazgo de la iglesia saber eso, estar en conexión con las ovejas de ese rebaño. Entonces, cuando doy al ministerio de la iglesia local, los responsables, los líderes de la iglesia, distribuirán esos fondos a las personas que los necesitan, según el trabajo de Dios en esa comunidad y en otras partes del mundo, a través de esfuerzos misioneros.
Agradezco al Señor por las personas que apoyan el ministerio de Aviva Nuestros Corazones, que apoyan otros ministerios paraeclesiásticos que existen para servir al pueblo de Dios y aún de la iglesia. Pero quiero decirte que no deberías estar ofrendando a Aviva Nuestros Corazones si no estás dando primero a tu iglesia local. ¿Sabes? Lo mejor de todo esto y que he encontrado, es que cuando doy a mi iglesia local y luego doy a otros ministerios—cuanto más doy, más Dios me permite dar.
Si al menos estuviéramos dando de acuerdo a la instrucción de Dios, solo dando el mínimo del 10%—que creo que es como el punto de partida para la donación cristiana— entonces encontraríamos que las necesidades de la iglesia serían satisfechas, las necesidades de estos ministerios serían satisfechas, las necesidades individuales de los creyentes serían suplidas a medida que nos entreguemos nosotros mismos. Parte de darnos a nosotras mismas es dar de nuestros recursos financieros y materiales para ministrar las vidas de los demás.
Así que conéctate a la vida de tu iglesia local. No seas una simple calientabancos, una espectadora, alguien al margen. Sal al campo, involúcrate en el juego. Participa de lo que está sucediendo, del privilegio de ser parte de lo que Dios está haciendo. No vayas a la iglesia y te sientes allí con los brazos cruzados y digas: «Ahora minístrenme, diviértanme, háganme sentir bien». Eso es egoísta. Involúcrate.
Entrégate a ti misma, entrega tu corazón, da tus esfuerzos, tu tiempo, tus oraciones, de tus recursos. Conéctate; involucra tu vida. No te sientes allí criticando a todos los que no están haciendo lo que deberían estar haciendo. Haz lo que Dios quiere que hagas y serás bendecida, y tu iglesia también será bendecida.
Ya hemos hablado en esta serie acerca de la Iglesia (con «I» mayúscula), de la iglesia con «i» minúscula) y de cómo debemos vivir «los unos a los otros» y conectarnos a un cuerpo de creyentes. Y en este punto puede surgir una pregunta… He hablado con personas a lo largo de los años—muchas personas. Algunas de nuestras oyentes nos escribieron en una ocasión en que hicimos una encuesta. Les preguntamos a las personas algunas cosas sobre la iglesia local. ¿Cuáles son algunas de las necesidades de la iglesia local? Recibimos algunas respuestas que fueron bastante desalentadoras. Las personas se sienten bastante frustradas por su experiencia con la iglesia local. Entonces, una de las preguntas que surge es: ¿en algún momento es correcto dejar una iglesia? Y si es así, ¿cuándo y cómo debo irme?
Ahora, no voy a explorar este tema con la profundidad que merece, pero, en el tiempo que nos resta, déjame darte algunas sugerencias e ideas para ayudarte a pensar en eso. ¿Es hora de abandonar la iglesia? Obviamente, un tiempo para dejar una iglesia sería si te estás mudando, si Dios te está guiando a otra parte del país. Pero permíteme sugerirte que cuando te preparas para hacer una mudanza (puede ser por un cambio de trabajo o porque te mudas para cuidar a un miembro de la familia o lo que sea) es muy importante investigar la situación de la iglesia local antes de tomar una decisión final.
Me sorprende la cantidad de personas que toman la decisión de mudarse. Vuelven de un fin de semana donde se entrevistaron con su posible empleador y uno les pregunta: «¿Cómo les fue?»
«¡Fue genial! Me encanta el lugar donde voy a trabajar. Tenemos que ver la situación de la escuela. Hay algunas escuelas excelentes para nuestros hijos, así que eso va a funcionar muy bien».
«Bueno, me alegra escuchar eso. ¿Y la iglesia?, ¿hay alguna iglesia bíblica en ese lugar?»
«Oh, mmm, sabes que fue un fin de semana realmente rápido y no tuvimos la oportunidad de comprobarlo. Pero vamos a ganar mucho más dinero, así podremos mantener mejor a nuestra familia. Estoy segura de que hay buenas iglesias allí. Hay buenas iglesias en todas partes. Encontraremos una cuando lleguemos allí».
Ahora, espero que la encuentres. Pero creo que es insensato y hasta podríamos calificar de necedad, que tú y tu familia no le hayan dado preeminencia y hayan determinado primero a cuál iglesia asistir.
Ahora, me doy cuenta de que hay momentos en los que tienes que mudarte. No puedes explorar todo eso por adelantado. Pero ¿qué tan importante es para ti analizar la situación de la iglesia y saber si hay una iglesia donde puedes plantar tu familia, donde tu matrimonio –si estás casada– va a crecer y a prosperar, donde tus hijos pueden crecer y prosperar? Creo que eso habla de nuestro corazón porque esa debería ser una de las principales consideraciones cuando estamos pensando en mudarnos, averiguar dónde hay una iglesia local bíblica, un organismo local al que puedas conectarte.
Cuando llegues a esa área, no te pases un año o dos buscando una iglesia local, o visitando todas las iglesias en el área y tomando meses y meses para establecerte en una iglesia. Eso es peligroso. No estoy diciendo que no explores algunas iglesias, no me malentiendan, pero asegúrate de no tardar una eternidad en hacerlo.
Encuentra una. Involúcrate. No esperes que sea perfecta. Habrá algunas sorpresas.
Así que esa es una ocasión cuando obviamente dejas tu iglesia local. Cuando te estás mudando geográficamente. Pero suponiendo que no sea por motivos de mudanza, ¿hay otras razones para dejar una iglesia?
Bueno, una que creo que sería clara es cuando hay una herejía doctrinal que se enseña desde el púlpito en la iglesia de manera constante y no se enmienda. No es que simplemente se diga algo un domingo con lo que no estás de acuerdo y si es erróneo luego se corrige. Pero si hay enseñanzas en la iglesia que son contrarias a la Palabra de Dios sobre lo esencial de nuestra fe, entonces estás en la iglesia equivocada.
¿Cuáles son los elementos esenciales?—y hablamos un poco acerca de esto en una de nuestras series pasadas, «Discierne la verdad en un mundo de engaños». Algunos de los elementos esenciales son: la autoridad de la Escritura, Cristo cien por ciento Dios y cien por ciento hombre, la salvación en Cristo y la justificación por fe por medio de la gracia—el evangelio. Ese es el evangelio: quién es Cristo, el Hijo de Dios. Si estás en una iglesia donde no se enseñan los fundamentos, lo esencial, los principios fundamentales, las verdades y las doctrinas de nuestra fe, entonces donde estás no es realmente una iglesia bíblica. Es un edificio, una organización, una institución, pero no es una verdadera iglesia local. Necesitas estar y ser parte de una verdadera iglesia local.
Si hay herejía doctrinal, si tu iglesia no está comprometida con las doctrinas de las Escrituras—las doctrinas fundamentales de las Escrituras. (Hay algunas doctrinas secundarias que caracterizan diferentes denominaciones. Está bien estar en desacuerdo sobre algunas de esas cosas, pero lo esencial debe estar allí). Si no lo está, debes preguntarle al Señor si es hora de formar parte de otra iglesia.
Si estás en una iglesia que se niega a lidiar con el pecado evidente y la inmoralidad, entonces debes preguntar: «Señor, ¿estamos en el lugar correcto si esta no es una iglesia comprometida con la pureza, la santidad?» No estoy diciendo que cada pecado que tiene lugar en la iglesia debe ser abordado de manera corporativa o colectiva. La Escritura nos da ilustraciones en todo el Nuevo Testamento de asuntos particulares.
Por ejemplo, Pablo habla en 1 Corintios 5, acerca de un hombre en la iglesia que estaba cometiendo incesto con su madre. Quiero decir, era una situación inmoral grave y la iglesia no estaba haciendo nada al respecto. Y Pablo dijo: «Tienes que lidiar con esto». Si estás en una iglesia donde el liderazgo de la iglesia se niega constantemente a lidiar con el pecado o la inmoralidad evidente o conocida, entonces probablemente no pertenezcas a esa iglesia. No está funcionando como una iglesia bíblica.
Si estás en una iglesia que se caracteriza por la muerte espiritual, no hay corazón para Dios, no hay hambre de Dios, no hay sed de Su Palabra, debes considerar si estás en el lugar donde Dios te quiere.
No me refiero a cuando vas a la iglesia y sientes o piensas, «ese servicio no hizo mucho por mí. Quizás no pertenezco aquí». Eso es muy subjetivo. Y recuerda, no vas a la iglesia para que la iglesia haga algo por ti. Vas porque eres parte de ese cuerpo, eres parte de esa comunidad, de esa familia, porque estás bajo la predicación de la Palabra de Dios.
Pero, si de manera crónica no hay vida en tu iglesia, especialmente si tienes hijos que crecen en esa iglesia, entonces puede ser el momento de decir: «Señor, ¿deberíamos estar en otro lugar donde nuestros hijos y nosotros podamos tener un sentido de Tu presencia, del poder de Tu presencia y de Tu Palabra predicada fielmente?»
Ahora, no esperes estar en el cielo aquí en la tierra. Vas a estar en el cielo cuando llegues al cielo. No digas: «Bueno, no hay mucha vida aquí, así que iremos a buscar otra cosa». Porque si esencialmente eres una persona descontenta, es posible que el problema siga a donde quiera que vayas.
Lo que digo es que, si hay una falta crónica de vida espiritual, falta de voluntad crónica para lidiar con los problemas, ¿qué hacer si ese es el caso? Si no hay vida en tu iglesia, si hay problemas crónicos serios… Creo que hay algunas iglesias (y Dios sabe dónde y cuándo) en las que Dios ha escrito «Icabod», lo que significa que Dios ha quitado Su gloria de allí. La gloria de Dios se ha alejado de esa iglesia.
Ya cesó de ser realmente una iglesia. Es solo un paquete de palos; ¿recuerdas el paquete de palos del que hablamos al principio de esta serie? Es un grupo de personas que se juntan, pero no hay vida, no hay vitalidad.
¿Qué haces si sientes que ese es el caso en tu iglesia local? Bueno, primero déjame decirte, sé paciente. No llegues a esa conclusión a la tercera semana de estar visitando la iglesia. Ahora, tal vez sea muy, muy obvio, y sé que estoy hablando con personas que se encuentran en muchas situaciones diferentes, así que no puedo hablar de cada situación en particular. Necesitas sumergirte en la Palabra y ponerte de rodillas y pedirle al Señor que te muestre cuál es la situación en ese caso. Pero ten paciencia con las imperfecciones, las debilidades y las necesidades en tu iglesia, porque Dios está con nosotros. Recuerda que todos estamos en un proceso, así que da espacio para crecer, da tiempo para crecer.
Y otra cosa muy importante, ora. Antes de abrir la boca para hablar con otra alma sobre los problemas en esa iglesia, si alguna vez lo haces, habla con Dios primero al respecto. No te vuelvas crítica. Una actitud crítica es terrible. No andes hablando con los demás. «Estoy realmente preocupada por nuestro pastor». Eso es pecado, eso está mal.
Ahora, si tu pastor está siendo infiel. . . y le agradezco al Señor por todos los pastores que han estado en mi vida que han sido hombres piadosos. Pero sé que hay algunos que rompen el pacto con el Señor y no son aptos para ser líderes espirituales. Si hay un pecado conocido como ese, entonces debe ser tratado. Pero si solo estás consciente o percibes cosas que están perturbando tu espíritu, ve al Señor. Pídele que se encargue de eso. Pídele que te muestre Su perspectiva.
Ya sabes, la iglesia se parece mucho al matrimonio y a la vida real. La vida es dura. A veces es desordenada, pero quédate allí. Trabaja en los problemas y crece a través de ellos. Hay algunos problemas en nuestras iglesias sobre los que solo debemos orar y esperar calladas en el Señor.
Si quieres una iglesia mejor, ora por la que tienes. Si quieres un mejor pastor, ora por el que tienes. Pídele a Dios que te dé una visión de cómo Él puede traer nueva vida a esa iglesia defectuosa.
Dios dice en Apocalipsis 21:5: «He aquí, estoy haciendo nuevas todas las cosas». Puede ser que estés en una iglesia donde Dios está obrando. Está en un proceso. Él se está moviendo. Él está haciendo todas las cosas nuevas, y debes esperar.
Pero habiendo esperado, habiendo orado, habiendo buscado al Señor, habiendo sido paciente, habiendo hecho todo lo posible para ser parte de la solución, ser parte de la vida allí y verlo durante un período prolongado de tiempo y no sucede nada, entonces puede ser que Dios haya apagado la luz en esa iglesia como dijo que le haría a la iglesia en Éfeso si no volvían a su primer amor.
Él dijo: «Quitaré tu candelabro de su lugar» (Apoc. 2: 5). Eso puede suceder en una iglesia local. En ese punto, considera en oración si es el momento de hacer un cambio y cuándo sea el momento pídele a Dios que te indique cómo salir de esa iglesia. Yo diría, en general, que debe hacerse en silencio y sin crear contención o división. Ahora, es una situación diferente si nuevamente hay un pecado evidente en el liderazgo o algo que es claramente contrario a la Escritura que no se está abordando.
Pero como mujeres, ¿sabes qué? En general, no es nuestra responsabilidad lidiar con esas cosas. Si los hombres a quienes se les ha dado la responsabilidad de dirigir la iglesia no están tratando con eso, entonces no te conviertas en un punto de contención o de crítica en la iglesia. No seas divisiva, no seas contenciosa, no seas desleal, no trates de arrastrar a otras personas contigo y no crees una división en la iglesia. Eso tiene todas las ramificaciones y las implicaciones—y más de las que el divorcio crea en el matrimonio. Hay mucho, mucho, mucho caos. A veces sucederá, pero no seas tú quien lo provoque.
Si vas a irte y es hora de hacer un cambio, hazlo en silencio, en la mayoría de los casos con seguridad. Pídele a Dios que te dirija a una iglesia saludable que no es lo mismo que una iglesia perfecta. No hay una en ninguna comunidad en ningún lugar de este lado del cielo. Pero pídele a Dios que te dirija a una iglesia donde puedas congregarte.
Dios puede guiarte a quedarte en una iglesia que tiene algunos de los tipos de problemas de los que hemos estado hablando, donde es un asunto gris o no es un asunto claro; o tal vez no tienes otra opción. Tal vez tu esposo dice: «Aquí es donde nos quedaremos». Tú eres su esposa y quieres quedarte bajo su protección y autoridad. O tal vez no hay otras iglesias, literalmente no hay otras opciones en tu área.
Y si te vas a quedar allí, no estés resentida. No te vuelvas amargada, no te vuelvas cascarrabias, no te vuelvas irritante, no te vuelvas divisiva, no te levantes y digas lo que piensas y destroces la iglesia en las reuniones o a espaldas del pastor. Conéctate, sirve, ama, ora fervientemente y cree que Dios traerá nueva vida a algo que parece que tiene muy poca vida. Dios puede hacer eso. De eso se trata el avivamiento, Dios está dando nueva vida a los antiguos sistemas que están cansados y necesitan un nuevo aliento del Espíritu. Dios realmente puede hacer eso.
Gracias, Señor, por la maravilla de Tu Iglesia. Y vuelvo a decir: «Oh, Señor, amo tu reino. Amo Tu iglesia, Tu casa de oración y el pueblo que en Jesús halló completa redención». A veces me sorprende que tu pueblo pueda amarme. Y estoy aún más asombrada de que pudieras amar a Tu Iglesia de la manera que lo has hecho y dar Tu vida por ella, pero lo hiciste.
Entonces, Señor, danos el corazón que Tú tienes por Tu Iglesia y ayúdanos en el día a día y en nuestro servicio en la iglesia, a tener una visión a largo plazo de lo que estamos haciendo, de qué se trata y recordar que todo se trata de Jesús.
Annamarie: Amén. Esta enseñanza de Nancy DeMoss Wolgemuth es parte de la serie, «¿Quién necesita la iglesia?». Ella te ha dado consejos útiles y sugerencias para evaluar cómo saber a qué iglesia te puedes conectar, y cuándo podría ser lícito salir de una y unirte a otra.
Estamos transmitiendo esta serie como parte de un anhelo que tenemos en Aviva Nuestros Corazones de ver a Dios levantar un ejército de mujeres que oren. Un ejército de mujeres que escuchen lo que Él ha revelado en Su Palabra y le clamen para que Él avive Su obra en medio de Su Iglesia.
¿Orarás para que Dios comience contigo? ¿Orarás por tu familia? ¿Orarás por tu iglesia local? Juntas digamos: «Sí, Señor». Y mañana acompáñanos para ver cómo tu parte encaja en el gran mural de Dios.
Unidas en un clamor por la iglesia, Aviva Nuestros Corazones con Nancy DeMoss Wolgemuth es un ministerio de alcance de Life Action Ministries.
Para escuchar la versión completa de este programa, visítanos en AvivaNuestrosCorazones.com.
Todas las Escrituras son tomadas de la Biblia de Las Américas, a menos que se indique lo contrario.
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la temporada de podcast.
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