Día 297 | Lucas 11 – 12
«Ustedes, pues no busquen qué han de comer, ni qué han de beber, y no estén preocupados. Porque los pueblos del mundo buscan ansiosamente todas estas cosas; pero el Padre de ustedes sabe que necesitan estas cosas». –Lucas 12:29–30
Continuamos con nuestra lectura del evangelio de Lucas, ayer nos quedamos en la visita de Jesús a casa de María y Marta. Ahora el capítulo 11 inicia con Jesús enseñando a Sus discípulos a orar.
Jesús y la oración
Hace unos días, hasta Lucas capítulo 6, observamos cuán importante era para Jesús la oración. Y eso es algo que podemos notar en los evangelios, pero parece que nosotras no somos las únicas que nos damos cuenta de esto. Los discípulos también lo vieron, y ante eso, uno de ellos dice: «Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó también a sus discípulos» (Lucas 11:1).
Después …
«Ustedes, pues no busquen qué han de comer, ni qué han de beber, y no estén preocupados. Porque los pueblos del mundo buscan ansiosamente todas estas cosas; pero el Padre de ustedes sabe que necesitan estas cosas». –Lucas 12:29–30
Continuamos con nuestra lectura del evangelio de Lucas, ayer nos quedamos en la visita de Jesús a casa de María y Marta. Ahora el capítulo 11 inicia con Jesús enseñando a Sus discípulos a orar.
Jesús y la oración
Hace unos días, hasta Lucas capítulo 6, observamos cuán importante era para Jesús la oración. Y eso es algo que podemos notar en los evangelios, pero parece que nosotras no somos las únicas que nos damos cuenta de esto. Los discípulos también lo vieron, y ante eso, uno de ellos dice: «Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó también a sus discípulos» (Lucas 11:1).
Después de esto tenemos la oración del Padre Nuestro.
- ¿Cómo lucen tus oraciones? Te invito a leer Mateo 6:5–8 y meditar en esto.
- ¿Tus oraciones son más como las que Mateo nos relata en Mateo 6:7?
- Seamos intencionales en pedir al Señor que nos enseñe a orar. Te invito a escuchar la serie «Orando la Escritura» del podcast de ANC.
- Si quieres profundizar en la oración del Padre nuestro, Nancy hace un excelente estudio en una serie que está acompañada también por un Ebook.
- Hay un recurso que me ha ayudado también a desarrollar mi vida de oración, se llama Orando la Biblia (puedes conseguirlo en formato físico o digital).
¿Qué tan importante es para ti la Palabra de Dios?
«Dichosos los que oyen la palabra de Dios y la guardan». –Lucas 11:28
El diccionario dice que la persona «dichosa» es alguien que está plenamente satisfecha por gozar y disfrutar de algo bueno. Una mujer llamó dichosa a la mujer que concibió a Jesús; sin embargo, Él dice que es más dichoso aquel que no solo oye la Palabra de Dios, sino que también la guarda.
«La ley del Señor es perfecta, restaura el alma; el testimonio del Señor es seguro, que hace sabio al sencillo. Los preceptos del Señor son rectos, que alegran el corazón; el mandamiento del Señor es puro, que alumbra los ojos. El temor del Señor es limpio, que permanece para siempre; los juicios del Señor son verdaderos, todos ellos justos; deseables más que el oro; sí, más que mucho oro fino, más dulces que la miel y que el destilar del panal. Además, tu siervo es amonestado por ellos; en guardarlos hay gran recompensa». –Salmo 19:7–11
¿Qué hay dentro de ti?
«La lámpara de tu cuerpo es tu ojo; cuando tu ojo está sano, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando está malo, también tu cuerpo está lleno de oscuridad». –Lucas 11:34
Hay unos celulares inteligentes que te dicen cuánto tiempo pasas en la pantalla de tu celular y algunos hasta te dicen cuánto tiempo pasas en cada aplicación. Cuando descubrí esta función en mi teléfono, me di cuenta de que pasaba mucho tiempo en redes sociales, en ocasiones según yo para descansar, pero en realidad terminaba más agobiada, y alimentaba deseos de mi carne que para nada eran de provecho.
- ¿Qué has estado viendo o escuchando últimamente? ¿Te ha sido provechoso?
Idea práctica:
- En lugar de poner la tele a todo volumen mientras doblas ropa, cocinas, planchas o limpias el piso de tu casa, te invito a poner un pódcast, escuchar una predicación en YouTube o escuchar música que edifique tu alma. De hecho, ¿sabías que hay aplicaciones que te leen la Biblia? Sería excelente si pudiéramos cultivar hábitos saludables que nos edifiquen.
- Recuerda que, como cristianas, toda nuestra vida se trata de vivir para el Señor, no solo eres cristiana los domingos o cuando hay estudio bíblico, el Espíritu Santo habita en nosotras y no se va mientras planchamos o hacemos la comida. Edifiquemos nuestros corazones con cosas que perduren para la vida eterna.
Podemos descansar en que Dios es nuestro proveedor
Esta porción, aunque no es la primera vez que la leo, constantemente anima y confronta mi alma. El Señor conoce nuestro corazón y nuestra tendencia al pecado; en este caso habla acerca de la tendencia a poseer riquezas pensando que por lo mucho que tenemos estaremos mejor. Ante esto dice:
«Estén atentos y cuídense de toda forma de avaricia; porque aun cuando alguien tenga abundancia, su vida no consiste en sus bienes». –Lucas 12:15
¡Cuando necesito recordar esta verdad! Después de recordar que nuestra vida no consiste en nuestros bienes, Cristo habla a Sus discípulos acerca del afán y la ansiedad que pueden llegar a nuestras vidas por pensar en qué comeremos o qué vestiremos, mas nos recuerda:
«Ustedes, pues no busquen qué han de comer, ni qué han de beber, y no estén preocupados. Porque los pueblos del mundo buscan ansiosamente todas estas cosas; pero el Padre de ustedes sabe que necesitan estas cosas». –Lucas 12:29–30
Hermana, ¡el Señor conoce! Él sabe nuestras necesidades, tenemos una oportunidad hermosa de rendirnos a Él y ser agradecidas con lo que tenemos, y de hecho, unos versículos después, en el 12:33 tenemos una invitación para vender lo que tenemos y darlo a otros que lo necesitan, ¡somos animadas a hacer tesoros en el cielo!
Pensar en esto fue confrontante para mí, y decía: «Okay, aprovecharé la oportunidad de necesidad para depender de Ti, pero, ¡¿qué venda lo que tengo?! Me estás pidiendo mucho, eso me saca de mi zona de comodidad donde creo que puedo tener todo bajo control». Eso mismo es lo que necesitamos, debemos dejar de creer que estamos entregando todo a Dios, cuando en realidad estamos deseando poder controlarlo todo.
El Señor sabe aun de todos los cabellos que se cayeron de tu cabeza ayer cuando te cepillaste. Aprendamos a descansar en que Él tiene cuidado de nosotras.
¿Estás «oyendo» y «guardando» la Palabra que has aprendido del Señor en este tiempo o solo te has quedado con aquello que crees que te beneficia y no con lo que te confronta?
*Ofertas disponibles solo durante la emisión de la series de podcast.
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