
Día 33 | Levítico 21 – 23
El pueblo judío estaba llamado a ser santo, a estar separado de las demás culturas simplemente por ser el pueblo elegido de Dios. Pero los sacerdotes, los encargados de presentar ofrendas por el pueblo, tenían mayor responsabilidad de vivir una vida de separación; una vida piadosa y ejemplar delante del pueblo. Ellos debían abstenerse de ciertas actividades cotidianas debido a su alto llamado como mediadores entre el pueblo y Dios. No solo debían ser santos en su manera de vivir, sino que debían ser perfectos físicamente, así como también la ofrenda debía ser perfecta.
Como hemos estado viendo hasta aquí, todas estas regulaciones y requisitos no eran más que recordatorios tangibles de cuán santo es Dios. El pueblo debía entender el grado de separación que debía existir entre el pueblo de Dios y los demás pueblos, así como el peso de la santidad de Dios.
1. Lee Hebreos 7:26-28.
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¿Cómo …
El pueblo judío estaba llamado a ser santo, a estar separado de las demás culturas simplemente por ser el pueblo elegido de Dios. Pero los sacerdotes, los encargados de presentar ofrendas por el pueblo, tenían mayor responsabilidad de vivir una vida de separación; una vida piadosa y ejemplar delante del pueblo. Ellos debían abstenerse de ciertas actividades cotidianas debido a su alto llamado como mediadores entre el pueblo y Dios. No solo debían ser santos en su manera de vivir, sino que debían ser perfectos físicamente, así como también la ofrenda debía ser perfecta.
Como hemos estado viendo hasta aquí, todas estas regulaciones y requisitos no eran más que recordatorios tangibles de cuán santo es Dios. El pueblo debía entender el grado de separación que debía existir entre el pueblo de Dios y los demás pueblos, así como el peso de la santidad de Dios.
1. Lee Hebreos 7:26-28.
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¿Cómo cumplió Cristo la asignación de estos sacerdotes?
Cristo es el sacerdote perfecto que puede mediar entre nosotros y el Padre. Él es también la ofrenda perfecta que se sacrificó de una vez y para siempre (ver 1 Pedro 1:17).
2. En el capítulo 23 vemos que Dios instituyó fiestas y convocaciones para el pueblo. Estas tenían la intención de adorar a Dios como comunidad, de renovar la devoción del pueblo y regocijarse en Su bondad y fidelidad.
- ¿Por qué crees que este tipo de celebraciones y recordatorios son importantes para los hijos de Dios?
¿Qué causan las fiestas de celebración en tu corazón? Quizá alegría, risas, descanso. ¿No te parece que así deberemos vivir sabiendo que Cristo ya cumplió cada una de estas fiestas con Su vida, muerte y resurrección?
Lee 2 Pedro 1:3-4, enumera cada una de las provisiones del Señor por medio de Cristo y evalúate a la luz de ellas. Luego, pídele al Señor que te ayude a perseverar en ellas.
«…porque Yo soy el SEÑOR que los santifico». - Levítico 22:16b
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