Mujeres que pueden influenciar una nación

Por: Heidi Jo Fulk

Sin lugar a dudas, los Estados Unidos de Norteamérica, se encuentran en el medio de cambios radicales. La Salud Social. Matrimonio del mismo sexo. La economía. En temporada de elecciones presidenciales. Sin mencionar las realidades y eventos del mundo que lo rodea.

En una nación- y sin lugar a dudas el mundo- que desesperadamente necesita buscar a y Dios poner su confianza y apoyo en Él, ¿tú qué harás?

Así es que ¿cuál es tu respuesta? Observar y opinar nos llega fácil. Hay una cantidad asombrosa de noticias e información disponibles a nosotros y todo tipo de maneras en que podemos compartir nuestra opinión sobre lo que vemos, leemos y escuchamos. Es mi conjetura, de que ya hoy tú has intercambiado o compartido tu opinión sobre algo que esté sucediendo en tu país o en el mundo. ¿Pero debemos de pararnos en la observación y la opinión? ¿Solo esto será suficiente para tener algún tipo de impacto?

 

El Trasfondo

En Isaías 30-32 nosotros encontramos que las mujeres de Judá tuvieron esas mismas preguntas. Ellas fueron parte de una nación en el medio de una gran turbulencia. El pueblo de Judá, guiado por el rey Ezequías estaba siendo amenazados por los asirios, y ellos estaban buscando su apoyo en Egipto en lugar de en Dios. Ellos estaban poniendo su confianza y apoyo en el hombre, así es que el profeta les encomienda el buscar su apoyo en Dios. Y a través de estos capítulos lo hace de diferentes maneras ya sea con advertencias específicas, posibles consecuencias, y recordatorios.

 

Isaías 30:15 lo resume muy acertadamente.

“Porque así ha dicho el Señor Dios, el Santo de Israel: En arrepentimiento y en reposo series salvos; y en quietud y confianza está vuestro poder. Pero no quieren”

 

Entonces, en su encomienda a confiar en el Señor, Isaías lo hace manera muy específica a las mujeres de Judá:

 

Mujeres despreocupadas ¡estremezcanse! Ustedes, que se sienten tan confiadas, ¡pónganse a temblar!

 

Desvístanse, desnúdense; pónganse ropa de luto. Golpéense el pecho por los campos agradables, por los viñedos fértiles. ¡Isaías 32: 9-12

Mientras todo Judá, incluyendo su rey, estaban buscando ayuda humana en lugar que de Dios, es a las mujeres de Judá que específicamente estos versos son dirigidos.

 

¿Por qué las mujeres?

¿Qué está pasando aquí? ¿Por qué hace un señalamiento a las mujeres? ¿Son ellas las “hijas confiadas” la razón para todos estos problemas? Yo creo que la respuesta para ambas preguntas es “no”. Por el contrario yo creo que el llamado tan particular de Isaías a estas mujeres revela un tesoro de la verdad.

 

¿Y por qué las mujeres? Porque Isaías sabía que las mujeres podían influenciar.

En medio de una nación atemorizada, Isaías vio a unas mujeres despreocupadas quienes tenían su seguridad puesta en el lugar equivocado. Ellas no estaban haciendo nada para afectar las personas a su alrededor, ni tampoco estaban confiando en Dios. Quizás tenían alguna opinión al respecto pero no había acción. Ni impacto. Sin embargo Isaías sabía que si estas mujeres se arrepentían y de corazón, y de manera demostrativa buscaban al Señor, podían influenciar la nación.

 

Isaías le hace este llamado singular a estas mujeres no solo porque estaban despreocupadas sino por su potencial.

 

Mientras las personas a su alrededor estaban recurriendo a otro país y a los hombres en busca de ayuda, estas mujeres tienen la capacidad de demostrar una absoluta confianza en Dios. Ellas pueden arrepentirse. Ellas pueden orar. Ellas puede buscar a Dios y guiar a otros hacer lo mismo.

 

¿Conoces tu alguna mujer que haya hecho este tipo de impacto? Una mujer que, cuando ve la tragedia y el dolor del aborto, prefiere pasar sus días defendiendo la vida mediante un arduo trabajo con madres que han dado a luz y con familias adoptivas. Una mujer, que cuando ella sabe sobre la realidad de la pobreza en una ciudad vecina, pasa tiempo dándoles clases a los niños y enseñándole a sus padres cómo entrenarse para oportunidades de trabajo. Una mujer que, al ver temor y violencia dentro de un grupo de personas extranjeras en su vecindad, se propone hacer amistad con las mujeres de ese grupo.

 

Yo conozco mujeres que han hecho estas cosas, y viendo el impacto que han causado me mueve a mí. Esto me reta a una acción con propósito e intención de traer la verdad y la sanación del Evangelio a personas heridas, solas, temerosas y perdidas.

 

La Encomienda

Así como las mujeres de Judá, las mujeres hoy tienen la capacidad de tener un impacto profundo.

Así es que, aquí está la encomienda para nosotras, mujeres compañeras. En una nación- e indiscutiblemente en un mundo- que desesperadamente necesita buscar de Dios y tenerlo a Él por su apoyo y confianza, ¿qué vas hacer? ¿Serás un ejemplo tú de las que se vuelven de la confianza en el hombre a la confianza en Dios? ¿Te pondrás en pie? ¿Encontrarás fortaleza en la apacible confianza de un Dios fiel? ¿Enseñarás y les pondrás un reto a otras para que hagan lo mismo? ¿Orarás? ¿Responderás en humildad y obediencia a cualquier acción Dios te muestre? Así como las mujeres de Judá, las mujeres de hoy tienen el potencial para tener un impacto profundo. Que este impacto sea para Dios y Su Reino.

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