En nuestro recorrido por el libro de Proverbios nos detendremos para observar el contraste que existe entre una joven orgullosa y una con espíritu humilde.
El orgullo del hombre lo humillará,
pero el de espíritu humilde obtendrá honores.
Proverbios 29:23
Es paradójico ver que el orgullo se alimenta de los reconocimientos pero su fin es la humillación sin embargo la humildad no anda detrás de los honores y eso es lo que recibe como resultado.
Podemos ver este principio en el día a día y en nuestra relación con Dios, porque no existirá una mayor humillación que recibir el rechazo de Dios. Míralo en Salmos 138:6
Porque el Señor es excelso,
y atiende al humilde, mas al altivo conoce de lejos.
En otra versión dice que Dios se mantiene distante de aquel que es orgulloso en cambio el de corazón humilde recibe la atención del Dios todopoderoso, rey de los cielos y la tierra. ¡Qué gran honor!
El mejor modelo de humildad y de honor lo vemos en Cristo que despojándose de todo y tomando el lugar de nosotros los pecadores se humilló a la máxima expresión y ha sido exaltado en la eternidad. Vivamos con humildad reconociendo que no hay virtud alguna en nosotras que nos haga merecedoras de Él y renunciemos al orgullo que nos aleja de Él.
¿Cómo esto impacta tu relación con Dios y con los demás?
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