Día 190 | Proverbios 25 – 28
Proverbios 25
Esta es una nueva sección en el libro de Proverbios que fue organizada por los varones de Ezequías, rey de Judá, quienes recopilaron 137 proverbios en la época de este rey. Y a pesar de que el rey Ezequías tuvo sus faltas, la Biblia nos dice que fue un rey bueno y temeroso de Dios.
Ezequías reinó desde el año 715 – 686 a.C., esto equivale a más de dos siglos después de Salomón, lo que nos dice que, aunque muchos de sus proverbios se conservaron, tomó un buen tiempo recolectarlos.
Evidentemente estos proverbios nos ayudan a distinguir algunas cosas puntuales:
- Diferenciar lo bueno de lo malo.
- Nos amonestan y nos advierten, de manera que podamos dar gloria a Dios en diversas áreas de nuestra vida.
- Nos enseñan que los gobernantes deberían buscar a Dios para gobernar bien.
- Nos advierten …
Proverbios 25
Esta es una nueva sección en el libro de Proverbios que fue organizada por los varones de Ezequías, rey de Judá, quienes recopilaron 137 proverbios en la época de este rey. Y a pesar de que el rey Ezequías tuvo sus faltas, la Biblia nos dice que fue un rey bueno y temeroso de Dios.
Ezequías reinó desde el año 715 – 686 a.C., esto equivale a más de dos siglos después de Salomón, lo que nos dice que, aunque muchos de sus proverbios se conservaron, tomó un buen tiempo recolectarlos.
Evidentemente estos proverbios nos ayudan a distinguir algunas cosas puntuales:
- Diferenciar lo bueno de lo malo.
- Nos amonestan y nos advierten, de manera que podamos dar gloria a Dios en diversas áreas de nuestra vida.
- Nos enseñan que los gobernantes deberían buscar a Dios para gobernar bien.
- Nos advierten de no hacer halagos engañosos a otros, ni dejarnos llevar por el halago engañoso de otros, más bien, que mantengamos los ojos en el Rey de reyes.
En cada uno de estos proverbios vemos la bondad de nuestro Dios. Él mismo nos dice que es sabio aquel que sigue el consejo, y ¡qué mejor que seguir el consejo de nuestro Dios para poder andar en Sus caminos y darle la gloria!
Las advertencias que encontramos son:
- A ser humildes en no buscar estar entre los poderosos o andar en lugares ostentosos.
- A ser prudentes para decir las palabras correctas en el momento oportuno.
- A no divulgar lo que escuches de alguien más para evitar el chisme.
- A guardar tu testimonio como hija de Dios, cuidando la manera en la que hablas.
- A usar palabras suaves y precisas para dar consejo a quien lo necesita.
- A dar tu consejo a quien lo quiera escuchar y a cuidarte de los problemas y la difamación; a discernir y no defraudar la confianza de otros.
- A no vanagloriarse, haciendo promesas y no cumpliéndolas. ¿Cómo te podrías calificar en este asunto, cumples las promesas que haces a otros?
- A ser prudentes en cuanto a nuestras relaciones, evitando los excesos.
Veamos algunas cosas importantes para recordar de este capítulo:
- Muestra bondad a tu enemigo (v. 22), de manera que apele a su conciencia y recapacite en que él ha recibido algo bueno e inesperado. El texto dice que Dios te recompensará, sin embargo, ¿qué más recompensa podríamos obtener que tener una conciencia limpia ante Dios, y la posibilidad de que ese enemigo vea a Cristo y quiera escuchar de Él?
- En el versículo 23 el mensaje es contundente para nosotras. ¿Lo notaste? Una mujer que crea pleitos, que es contenciosa o chismosa, solo ocasiona resentimiento, y nadie querrá estar con ella. ¿Te identificas? El llamado es a ser un canal de bendición en nuestra propia casa, mostrando a nuestros esposos e hijos o padres y hermanos, el carácter de Cristo, y convirtamos nuestro hogar en un pedazo de cielo.
Proverbios 26
Este es un capítulo de contraste entre el necio, el perezoso, el que genera pleitos, el que usa para mal su lengua, etc., versus aquel que vive una vida santa que agrada a Dios. Al leerlo, meditaba en que debemos poner atención a ambas caras para tener claro cómo debe lucir una vida que de verdad agrade a Dios.
Aunque varios proverbios nos muestran cómo actúa el necio, los versículos del 6 al 11 nos advierten de lo peligroso que es tratar al necio como si fuera sabio; su falta de sensatez y entendimiento solo resultará en hacer mal.
La necedad puede caracterizar a algunos que, habiendo escuchado la Palabra, la rechazan. Son como los que hace referencia la carta de 2 Pedro 2:21-22, que después de conocer de Dios, regresan a su incredulidad, a la necedad de rechazar a Dios; lo compara con este acto repugnante de un perro comiendo el vómito, pues así de repugnante y destructivo es el acto de aquel que, conociendo, rechaza la Palabra de Dios.
Otra manera de necedad es la flojera o la ociosidad, por eso la pereza es un tema recurrente en los proverbios. Y otro llamado es a ser prudentes con las bromas; hay momentos para bromear, pero considera no hacerlo cuando esta broma pueda causar malos entendidos o pleitos con alguien. Hay maneras de bromear, manteniendo la gentileza y el amor por los demás. ¿Te guardas en esto?
Proverbios 27
Este capítulo comienza con un principio que vemos también en la carta del apóstol Santiago en el capítulo 4 versículo 15 donde nos instruye a decir: «Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello». Nunca olvidemos que en el Señor están nuestros tiempos, no debemos vanagloriarnos o jactarnos de lo que tenemos ni de lo que somos o lo que hemos logrado, pues de todo ello, toda gloria es del Señor; y si hay algo que elogiar en ti, que mejor sean otros quienes lo hagan.
Acerca de la reprensión o exhortación leemos que siempre es dolorosa, aunque busque hacerse con amor. Pero cuando viene de alguien que nos ama, debemos pensar cuán amados y bendecidos somos de tener un amigo valiente que nos exhorte y, aunque puede ser incómodo, una amistad sincera siempre traerá gozo al corazón. Aprendamos a ser amigos, y gran ejemplo tenemos, pues en Jesús tenemos al más íntimo y cercano amigo.
La buena instrucción
Todos necesitamos una buena instrucción. Particularmente, nuestros jóvenes necesitan quién los guíe e invierta tiempo en instruirlos con amor y paciencia con la Palabra de Dios. Padres y maestros, no desmayen ni menosprecien en acompañarlos e instruirlos. La juventud necesita buena instrucción para discernir cuando hay peligro y cómo evitar las consecuencias del pecado, ¡no desmayen por duro que parezca! Esto traerá también a ustedes honra y alegría.
La queja es molesta, ¿no te parece? Mujeres, estemos alerta de nuestras palabras y actitudes que pueden destruir o edificar a su esposo. Cuídate de ser una mujer rencillosa y quejumbrosa, al contrario, que tus palabras sean sabias, gentiles y con agradecimiento.
Por último, el Señor nos continúa alertando acerca de la codicia, de la insaciabilidad de nuestros deseos. Leer estos proverbios me llevaron a preguntas como:
- ¿Dónde están mis ojos?
- ¿Qué revela mi corazón cuando hablo o me elogian?
- ¿Has pensado que el reflejo de una vida sencilla puede ser muestra de la abundante provisión de Dios? ¿Cómo ves la bendición abundante de Dios en tu vida?
Proverbios 28
En el capítulo 28 notaremos que hay una diferencia con los versículos anteriores, porque casi todos los proverbios cuentan con una frase que contrasta con la otra. En su mayoría, muestran temas que hemos estudiado antes en este libro, pero nos hará bien recordarlos.
En este capítulo se encuentra uno de los versículos que me ha hecho reflexionar más, el versículo 13. En ocasiones, aunque sabemos de la gracia infinita de Dios y Su omnisciencia, seguimos viviendo con culpa y creyendo que podemos esconder nuestro pecado, pero no estamos viviendo en la libertad que Cristo compró para nosotras.
Seguimos cargando ese pecado y seguimos cayendo en él, pero recuerda, «Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad» (1 Jn 1:8-9). Además, Romanos 8:1 dice: «Ahora no hay condenación para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne sino conforme al Espíritu».
Hermana, apártate del pecado y hallarás la misericordia de Dios. Él lo ha dicho, no rechaza ningún corazón contrito y humillado. Ven y acércate a Cristo, acepta la libertad que ya tienes en Él. No endurezcas tu corazón, teme a Dios, ¡ese es el principio de la sabiduría! Pero confía en Él, ven a Cristo y reconcíliate con Él.
Resume con tus palabras el mensaje de estos capítulos.
¿Qué sabiduría adquieres hoy para transformar tu corazón?
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«El que confía en su propio corazón es un necio, pero el que anda con sabiduría será librado». -Proverbios 28:26
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