
Día 124 | 1 Crónicas 20 – 22
«Dispongan ahora su corazón y su alma para buscar al Señor su Dios. Levántense, upes, y edifiquen el santuario del Señor Dios, para que traigan el arca del pacto del Señor y los utensilios sagrados de Dios a la casa que se ha de edificar para el nombre del Señor». - 1 Crónicas 22:19
- Los hijos de Dios son los únicos que pueden enfrentar a sus enemigos y no temer, pues todo el poder, fuerza, dominio y victoria le pertenecen únicamente a nuestro Dios, el único y verdadero Dios.
- Ciertamente no importa la dificultad o el tamaño de lo que estemos enfrentando, porque mayor es el que está con nosotros; todo está bajo su señorío y control, por eso nosotras debemos primeramente conocer íntima y profundamente a nuestro Dios pues solo así podremos actuar confiada y valientemente como dice Daniel 11:32: «Pero el pueblo …
«Dispongan ahora su corazón y su alma para buscar al Señor su Dios. Levántense, upes, y edifiquen el santuario del Señor Dios, para que traigan el arca del pacto del Señor y los utensilios sagrados de Dios a la casa que se ha de edificar para el nombre del Señor». - 1 Crónicas 22:19
- Los hijos de Dios son los únicos que pueden enfrentar a sus enemigos y no temer, pues todo el poder, fuerza, dominio y victoria le pertenecen únicamente a nuestro Dios, el único y verdadero Dios.
- Ciertamente no importa la dificultad o el tamaño de lo que estemos enfrentando, porque mayor es el que está con nosotros; todo está bajo su señorío y control, por eso nosotras debemos primeramente conocer íntima y profundamente a nuestro Dios pues solo así podremos actuar confiada y valientemente como dice Daniel 11:32: «Pero el pueblo que conoce a su Dios se mostrará fuerte y actuará». La valentía de David y su ejército provenían de conocer a Dios, de caminar con Él.
- Recordemos que debemos estar alerta, pues como hijas de Dios estamos envueltas en una guerra espiritual donde Satanás siempre estará al acecho para tentarnos con el objetivo de que pongamos nuestra confianza en todo menos en el Dios de todo cuanto existe.
- Aunque Satanás está al acecho, no estamos desprovistas, pues Dios nos ha dado una armadura, Su Palabra, la espada del Espíritu, la cual debemos guardar en nuestra mente y corazón, y el escudo de la fe en Sus promesas con el cual podemos apagar sus dardos llenos de mentira.
- Dios cuida de Sus hijas y ciertamente te advertirá a través de Su misma Palabra, de hermanas, de prédicas; de muchas maneras para que no caigas en la trampa de la tentación de Satanás. Detente y escucha la voz de Dios.
- Dios quiere que te apartes de todo aquello que no proviene de Él. Todo aquello en lo que equivocadamente has puesto tu confianza, en lo que has depositado tu seguridad, felicidad y paz. Dios demostrará la inutilidad de esos «dioses». Recordemos Éxodo 20:5: «No los adorarás ni los servirás. Porque Yo, el Señor tu Dios, soy Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen».
- Aunque otros participen en alguna actividad que ofende a Dios, tú debes arrepentirte de tu pecado y ofensa, no busques excusas. Tú también le has ofendido y traicionado.
- A pesar de las consecuencias y la disciplina que David sufrió, su corazón se volvió a Dios en confesión y arrepentimiento, reconociendo su amor y misericordia en todo esto.
Cuando te enfrentas a una tentación: ¿escuchas la voz de Dios o la tuya? ¿Cómo estás reaccionando cuando Dios revela algún pecado de tu corazón?
¿Qué eventos, palabras o ideas te recuerdan a Cristo o a Su obra?
¿Cómo lo pondrás en práctica?
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